En el nuevo número de la revista Crítica, de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (#137 abril-mayo de 2010), ha aparecido un ensayo mío: «Lo fantástico y Gabriel García Márquez». Es una versión mejorada de un texto que leí el año pasado en una mesa redonda sobre Gabo; también es mi opinión sobre varios lugares comunes alrededor del realismo mágico, las posibilidades futuras de ese subgénero (debo decir que no le veo muchas) y la idea de «realidad» que parece defender. La revista se puede conseguir en los proverbiales locales cerrados…
… y el texto comienza así:
Tengo que empezar con una anécdota de mi propia vida. Descubrí la obra de Gabriel García Márquez en la infancia –primero una edición de sus cuentos; más tarde Cien años de soledad– y entendí que él escribía literatura fantástica.
Así es el azar de las lecturas sin guía, que por lo demás son casi todas: sin que nadie se lo propusiera, los más de mis primeros libros e historias podían etiquetarse como de ese “subgénero” –que sigue siendo un bicho raro y ligeramente apestoso entre nosotros– y nadie me dijo que García Márquez fuera radicalmente distinto. Tampoco lo parecía: para mí estaba entre Jorge Luis Borges y Philip K. Dick, y el conjunto de sus historias se me figuraba uno más de los tratados mitológicos, como mi primera versión de la tragedia de los nibelungos (que venía con unas ilustraciones preciosas) o la obra de H. P. Lovecraft. Nabo, el negro que hizo esperar a los ángeles, se me hacía pariente lejano de Urashima, el pescador que se fue a vivir al fondo del mar, donde el tiempo pasa más rápido; el ascenso al cielo en cuerpo y alma de Remedios la Bella, que pone a la belleza física por encima de la virtud en el orden del universo, me pareció la expresión de una injusticia no menos grande que la de la serpiente que se come la planta mágica de la juventud en la historia de Gilgamesh. Y así sucesivamente.
Más tarde he seguido pensando lo mismo incluso contra el desdén y las malas lecturas habituales, que hacen más o menos ruido pero no desaparecen: las grandes obras de imaginación me siguen pareciendo más interesantes que las que se limitan a repetir el mundo y, desde luego, que las historias ñoñas y confortables que habitualmente se etiquetan como “fantasía”. Pero comencé a entender las dificultades que tiene lo fantástico justamente a partir de mi primer encuentro con García Márquez. Por años me intrigó que, profundizando en aquellos autores y aquellos libros, era posible encontrar trazas, influencias, de muchos autores cruciales de siglos pasados y aun del XX en otros posteriores…, pero no de Gabo. Emiliano González le debía a Lovecraft, a los modernistas, a Borges; el gran Mario Levrero soñaba como Kafka; John Crowley hacía malabares con Carroll y Nabokov; Angélica Gorodischer retomaba a Calvino; José Luis Zárate jugaba con Stoker y las películas del Santo; Neil Gaiman reescribía la obra de James Branch Cabell, etcétera. ¿Dónde estaban los sucesores de García Márquez? ¿Dónde estaba la obra fantástica que buscara las alturas de su modo de contar, de su capacidad de invención?
La respuesta fue desalentadora (…)
En estos días se cumplen veinte años de que terminé La luna y 37’000,000 de libras, un librito que usted no conoce y no leerá nunca. Lo publicó en Toluca, en 1990, el Centro Toluqueño de Escritores; sin ese apoyo temprano, y tal vez injustificado, no habría continuado escribiendo.
La estructura alocada del libro (no exactamente cuento, ni novela; no de una sola trama, no sin fragmentos contradictorios) le debe todo a Mario Levrero; el título es una caricatura de La luna y seis peniques de Somerset Maugham y la imaginación era la mía, para bien o mal: me sigue dando risa que algunos de sus lectores de entonces (no todos) hayan comprendido solamente sus defectos y se hayan indignado, por ejemplo, con la idea de que una compañía de focos destruyera la luna sólo para cambiarla por una bombilla gigante
–No puede pasar, es físicamente imposible –dijeron–. Y es injusto burlarse así de una empresa que genera fuentes de trabajo…
Una caricatura de lo que pasó entonces (no: un cuento basado muy vagamente en aquel tiempo, y a la vez una especie de pesadilla/fantasía masoquista) se puede leer aquí. Pero no pienso en nada de eso al recordar ese libro. Al contrario, pienso que sigo escribiendo. Y pienso en lo por venir: en que si tengo suerte será tan libre como fue aquello, y tan raro, y habrá alguien a quien interese.
* * *
Quería completar esta nota con un documental en tres partes sobre Jan Svankmajer, quien será familiar para algunos lectores de esta bitácora. Está en inglés pero las imágenes, al menos, son impagables… Entonces descubrí que el audio de la tercera parte fue borrado por YouTube, el servicio donde los videos se alojan. En la página dice, escuetamente, «Este vídeo contiene una pista de audio que no ha sido autorizada por WMG. El audio se ha desactivado». WMG es Warner Music Group, una de las empresas discográficas más poderosas del mundo.
Esto me hace pensar que las formas actuales (y las por venir) de protección de los derechos autorales no sólo favorecen más a las grandes empresas (como ya sabíamos), sino que tienen enormes fallas en su concepción, en sus alcances. Es simplemente esto: si todos respetamos (o somos obligados a respetar) sus reclamaciones, ¿WMG –o cualquier otra corporación– estaría dispuesta a hacer que circularan de manera legal todos los «contenidos» bajo su control? Estos videos, a juzgar por el número de visitas que han tenido, no son de lo más popular en YouTube: nadie se ha hecho rico con ellos, y sin embargo son valiosos. ¿Irá a contar ese valor más allá del monetario?
Supongamos que de verdad se llega a la distribución de video pagado por internet que varios proponen: yo pagaría por ver un documental como éste, pero ¿estaría disponible? ¿O sólo se me ofrecerían, como en la tele por cable, los estrenos del mes (por tiempo limitado) y unas pocas películas basura? ¿Todo lo que no venda rápido y grandes cantidades estará condenado al olvido cuando seamos expulsados de la publicación en la red?
Parte 1
Parte 2
Parte 3
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Nuevo en Las Historias: "Un ensayo, dos décadas, tres partes". Realismo mágico, libros viejos, supresión y codicia. http://bit.ly/awJ7PX
Hola Alberto:
Felicidades por los veinte años de «La luna y 37?000,000 de libras», que por cierto ya leí y además soy el orgulloso poseedor de uno, ja ja. Una de las primeras rarezas de esa larga fila y ¡bienvenidas las que faltan!
M.: ¡entonces fuiste tú quien lo consiguió! 😉 Gracias por el augurio, saludos y suerte.
RT @albertochimal: Nuevo en Las Historias: "Un ensayo, dos décadas, tres partes". Realismo mágico, libros viejos, supresión y codicia. http://bit.ly/awJ7PX
Precisamente, hace como tres días alguien me dijo que «Gente del mundo» era un primer libro y yo me reí y lo negué rotundamente y me acordé de la «La luna y 37?000,000 de libras». Pero no sabía que eran dos décadas. Veinte años!, wooow.
Feliz aniversario, feliz imaginación, felices lunas. Y gracias por el Svankmajer.
El problema con Gabo no está en lo que escribe, sino en esa necedad del señor por vendernos sus fantasías como metáforas de una Latinoamérica convulsionada por el imperialismo, ultrajada por bla, bla, bla… con esas interpretaciones se ganó muchos amigos poderosos pero le dio en todita la torre a su oficio como creador fantástico, porqu ahora todos quieren ver en sus libros sesudas e izquierdosas interpretaciones y dejan fuera lo que realmente importa, la poesía de lo imposible que siempre resutará más interesante que el vil fotocopiado de la «realidad» empanizado en palabrería ideológica. Y que conste que no estoy exaltndo a la derecha, que también extermina la imaginación por igual. Ejemplo de ello son esos comentarios tan sopes que cuentas te hicieron: «Y es injusto burlarse así de una empresa que genera fuentes de trabajo…» Chale, si es una parodia.
En cuanto a los sucesores de Gabo, pues de un modo u otro todos los que hemos leído sus cosas y aún escribimos lo somos a nuestro modo. Por supuesto, leyéndolo como a un buen escritor y no como un iluminado del marxismo rancio.
Gracias Alberto, por el recordatorio de que se escribe por gusto o no se escribe.
Creo que como siempre pasa, García Márquez fue hijo de su momento y de la apreciación literaria establecida en su tiempo (o de lo que se considera «serio»). Hasta ese instante (estoy pensando en 1982 y quizá mucho antes) a la fantasía no se le otorgaba el valor que merece y no se le veía como ella misma, si no iba acompañada de un reflejo «más director» con la «realidad» del autor. Especulo que si García Márquez hubiera escrito Cien años de soledad desde un enfoque netamente fantástico, creo que no le habrían dado el Nobel (quizá por eso Borges murió sin este galardón, aunque Selma Lagerlof puede ser la excepción que confirma la regla). Ahora que la fantasía goza y está disfrutando de un auge nunca antes visto (por eso el cine, muchas editoriales y los concursos de cuento le están apostando a contenidos fantásticos porque es lo que se está vendiendo), y convirtiéndose en una «moda» (ojalá que no sea pasajera), a este tipo de escritores se les juzga de otra manera. Y muchos autores actuales, a los cuales se les ha visto como los poseedores de la batuta en la vanguardia de la literatura fantástica, están redefiniendo la apreciación de la misma, quizá porque así es el transcurso del tiempo o porque es uno más de los «complejos» que padecen las generaciones cuando miran hacia atrás (y más las posmodernas, que al parecer tiene la tendencia de decir borrón y cuenta nueva, lo viejo huele a rancio, empecemos de cero y lo valioso es lo que se haga de aquí en adelante). A García Márquez hay que apreciarlo por los bellos y significativos momentos literarios que nos ha legado, sus referencias políticas o «reales» son para «aterrizar» un poco el mundo de la fantasía, «obligado», reitero, por la apreciación y el valor de la literatura del momento. Los que deseen fantasía pueden encontrarla en la obra del escritor colombiano; los que quieran un enfoque más realista también lo pueden hallar allí. Hay para todos los gustos. Cada cuál puede elegir el platillo que más le apetezca en ese bufé literario. Ahí estriba la riqueza de la literatura de Gabriel García Márquez.
Libia, ¡Y la Luna tampoco es primer libro! Este muchachito… 😀
Gracias a ti, Libia.
Y a ti, José, en especial por el recordatorio del recordatorio.
Y usted, doña Rax, ¡qué chismosa…! 😛
Alberto felicidades por la nueva imagen, por un momento pensé que me había equivocado de web site… Una pregunta, sobre el concurso de minificciones desde hace tiempo te quiero preguntar cual es la extensión que debe tener una ficción para que sea mini. Muchas gracias. Espero que los asuntos de salud ya estén mejor. Saludos.
Magay, muchas gracias por los buenos deseos… Sobre lo que preguntas, no hay una medida «estándar» para la minificción pero algunas veces se marca su límite práctico en las doscientas palabras. ¡Saludos!
Y un mensaje para «Alguien que le gusta leer»: como colocaste tu dirección de correo como «anónimo», el sistema creyó que era un comentario de spam y por eso aparece hasta ahora. Realmente no hacía falta que usaras un seudónimo. Tu comentario es razonable y creo que merece discutirse (y de hecho, me refiero a varias de tus ideas en el texto completo; ojalá lo leyeras). Saludos.
Ya que andamos… “RT @albertochimal: Realismo mágico, libros viejos, supresión y codicia. http://bit.ly/awJ7PX ”
"Un ensayo, dos décadas, tres partes": http://bit.ly/cI8Bhv
Hola, soy yo «Alguien que le gusta leer». ¿Entos estoy equivocado: «Tu comentario es razonable y creo que merece discutirse (y de hecho, me refiero a varias de tus ideas en el texto completo…)»? Es una mera pregunta, para saber un poco más. Gracias.
Alguien: en el texto aquel digo que no todo lo que tú llamas «contenidos fantásticos» me parece realmente parte de lo fantástico. Eso es todo. El que estemos en desacuerdo en ese punto no quiere decir que tú estés equivocado, por supuesto. Saludos.
Me parece muy bien. ¿Podrías, Alberto, definirme qué es fantasía? ¿ O cómo reconozco que algo es fantástico en literatura o que un texto es fantástico? Gracias por el tiempo dedicado a este molesto visitante.
Huy.
A ver si no me tropiezo:
(…)
Una hora después, creo que lo mejor que puedo hacer es escribir una nota nueva sobre ese asunto, para precisarlo hasta donde pueda. ¿Me esperas a que pueda redactarlo? No será hoy pero sí pronto.
Muy bien. Yo espero con paciencia. Gracias.
Creo que mi anterior comentario iba más bien acá (al menos la segunda parte).
¿Por qué preguntar en un blog tan serio, sobre Freddy Krueger? Para empezar recién vi el remake por dos razones simples: 1) Por que salió un actor que me pareció lo mejor de una película sobre los Watchmen, aquí comentada. 2) Porque Freddy es un personaje interesante.
La nueva versión apesta, pero… me puso a pensar en lo fantástico. Cuando era niña (o sea ayer), pensaba que fantasía era todo lo que deseaba y no tenía, la frontera con la realidad, aun no definía bien a bien mi noción de lo fantástico.
Empecé a entender el concepto la noche que vi con mi mamá alguna de las secuelas de Pesadilla en la calle del infierno. Tendría diez u once años y salí zurrándome del miedo. Sencillamente temía cerrar los ojos y que me saliera aquel esperpento a cortarme la yugular con sus navajas. Con mucha paciencia, mi mamá se sentó conmigo y me explicó la diferencia entre lo posible y lo imposible, de aquí pa’ca es la realidad, de aquí pa’lla se llama fantasía, me dijo. Así me formé mi primer prejuicio sobre lo fantástico.
El concepto lo entendí un poco mejor cuando mi papá y yo leímos la historia interminable (en realidad casi todo el tiempo yo escuchaba y el leía, pero me gusta pensar que fue tarea de ambos). Terminé de formarme mi idea de lo fantástico ya más grandecita (de edad, de tamaño ya ni la burla perdono), cuando leí en un libro inolvidable, la parte en que Remedios la Bella se va al cielo sin pase de abordar, mientras mi tocayita le rezonga a grito pelón por llevarse sus sábanas.
Estoy muy lejos de poder considerarme una iniciada en estos rollos de lo fantástico, me declaro incapaz de distinguir entre lo bueno y lo malo en este y en cualquier otro género de la literatura. No soy capaz de explicar porqué Yoda y Gandalf son la pura neta, pero Dumbledore es comida chatarra. En los estantes de las librerías me cuesta un ovario y la mitad del otro distinguir entre un libro gourmet y unas papas sabritas, aun así, algo me dice que García Márquez, es un manjar exquisito. Por eso maestro y después de tanto choro mareador, también esperaré emocionada su respuesta ¿Qué es la fantasía?
Gracias por la información. Sabes que te acabo de ver en una retransmisión del programa…. chin ya se me olvidó el nombre, el de literatura y cocina… sobre Italo Calvino… necesito Ginko Biloba
¿Qué pasó con la definición de fantasía?
Esa definición, y más, estará aquí pronto. Saludos.
Maestro Chimal, creo que muchos nos quedamos esperando la definición suya de fantasía jejeje.
Pronto publicaré un ensayo más preciso, Pedro. Aquí avisaré.