Categoría: Escritura creativa

Mi personaje inolvidable (III)

Para mí, el creador del surrealismo fue un compañero de la secundaria.

Era el siglo XX y estaba de moda La bamba, la película de Luis Valdez, así como la versión de Los Lobos de la versión de Ritchie Valens de la canción tradicional. Un día, en un receso, me quejé de que la letra de la versión de Valens/Los Lobos («ay arriba y arriba / por ti seré») era ridícula pues se comía versos de la original. Mi amigo comenzó a burlarse, cantando uno después de otro pedazos todavía más remotos de La bamba, y entre las tonterías a las que llegó estaba la siguiente: «para ser marinero se necesita / una poca de bamba y una escalera / yo no soy escalera / por ti seré, por ti seré, por ti seré».

La Bamba

¿Se creerá cuánto me fascinó aquello? La frase era una fantasía absolutamente absurda, irresponsable, loca. ¿Para qué la escalera? ¿Y quién quería tanto a ese otro que quería ser marinero como para convertirse en una? ¿Y cómo? Evidentemente, no la olvidé. Y supe del «encuentro fortuito en una mesa de disección de una máquina de coser y un paraguas» (aquella frase del Conde de Lautréamont retomada por los surrealistas) sólo hasta algunos años después…

Mi amigo sí llegó a olvidar lo que había dicho. Y luego salimos de la secundaria y nunca más volví a verlo. Me pregunto qué habrá sido de él. Tal vez no sea un insulto imaginar su vida posterior en una pequeña historia (o más de una vida posterior en más de una pequeña historia): crearle una biografía imaginaria a partir del único detalle que he mencionado, es decir, de su imaginación, que juntaba términos y conceptos con la misma valentía que el Conde de Lautréamont pero más de un siglo después…

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Mi personaje inolvidable (II)

Basado en hechos reales: a la mitad de una función de la película Réquiem por un sueño, justo cuando una pupila se dilata tras la inyección de heroína, una persona que había estado dormitando en un asiento de la sala de cine se levanta y se pone a gritar que esa es su vida, que esa película es su historia.

El ejercicio consiste en escribir la biografía inventada de este personaje. Cuestiones a considerar: ¿en qué estado se encuentra?, ¿dice la verdad?, ¿qué razón lo llevaría a decir algo así?

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Mi personaje inolvidable (I)

Empieza una serie nueva con base en personajes tomados de la vida real.

Al dueño de una enorme cadena de salas de cine, con sucursales en varios países, se le pregunta qué le parecía tal actriz en tal película.

–No la vi –responde.

–¿De verdad?

–Yo no veo cine. Odio el cine.

La propuesta es escribir la biografía (o autobiografía) del personaje y explicar en ella la aparente contradicción entre su ocupación y sus gustos. No se vale investigar de quién se trata (de hecho, algún detalle está cambiado en los párrafos que anteceden); la idea es ver si se puede llegar a más de una explicación plausible.

* * *

Feliz comienzo de año…

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Una historia ¿posible?

Este ejercicio puede servir para practicar el control de un texto en condiciones difíciles: escribir una historia o un fragmento narrativo en donde sólo se usen tiempos verbales en modo subjuntivo. Cuando mucho, que se permita un verbo en modo indicativo por cada cinco de los otros. El texto tal vez funcione mejor si se refiere a dudas e incertidumbres… O tal vez no. 🙂

Suerte y felices fiestas.

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Una historia al revés

He aquí un ejercicio de planteamiento simple: reescribir un fragmento narrativo cualquiera haciendo que el tiempo marche al revés, al modo de «Viaje a la semilla» de Alejo Carpentier. Que las balas entren por el cañón de la pistola y se guarden en el cargador; que las gotas de agua abandonen el cabello del que se baña dejándolo seco y saltando por los aires para alcanzar los agujeros de la regadera, entrar en ellos y perderse de vista; etcétera.

El efecto se da mejor si se parte de textos que refieren acciones muy claras y de manera directa. Un ejemplo: el fragmento de «El hombre de arena» de E. T. A. Hoffmann que comienza «Por el semblante taciturno de mi padre y por la tristeza de mi madre supe una noche que vendría el Hombre de Arena»…

Este ejercicio fue ideado por Mónica Lavín y quedó archivado entre muchos otros que pensamos proponer (y finalmente no propusimos) para Caza de Letras.

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Una historia sentida

Otro ejercicio para poner en problemas a las convenciones:

Escribir un fragmento de diálogo entre dos personajes que usen palabras inventadas, sin sentido. Lo que esté sucediendo entre ellos debe entenderse por lo que nos puedan sugerir tanto la entonación y el sonido de las palabras como el contexto en el que se dicen. Nada más. (Es decir, se vale emplear las acotaciones que hagan falta, pero no decir, por ejemplo: «X, enojado porque Y le había robado el dinero y deseoso de echarle en cara su falta, dijo…»)

Edward Gorey, aunque con la ayuda de sus espléndidos dibujos, hizo algo muy semejante en su historia El libro sin título (1972).

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Una historia veloz

La propuesta de esta ocasión es simple: desarrollar un diálogo entre dos o más personajes en el que ninguno diga más de dos palabras a la vez. A ver qué sucede. Como siempre, serán bienvenidas todas las personas que deseen publicar aquí mismo, en la sección de comentarios, sus propuestas.

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El regreso de los antiguos reinos

He aquí una de esas maravillas involuntarias. Hace muchos años leí, en la traducción española de Cosmos de Carl Sagan, que entre las obras menos conocidas de Sir Isaac Newton se encontraba La cronología de los antiguos reinos Amended, un libro que reúne buena parte de sus esfuerzos por corregir errores históricos en las escrituras sagradas. Tardé algún tiempo en convencerme de que los reinos Amended no existían y el título original estaba mal traducido: The Chronology of Ancient Kingdoms Amended sería, más bien, La cronología enmendada de los antiguos reinos

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Isaac Newton por Godfrey Kneller (1702)
Isaac Newton por Godfrey Kneller (1702)

Eso sí: qué maravilla, de todas formas, poder imaginar al menos un tiempo a los misteriosos Amended. Creo que algún día escribiré sobre ellos.

Entretanto, la propuesta es jugar un poco más el mismo juego: localizar una frase mal traducida (o que pudiera traducirse mal) y en la que se escondiera un personaje extraño, un lugar inexistente o, como en el caso que he contado, un pueblo ficticio entero. Los hermanos Brothers son ahora un chiste pero comenzaron siendo una auténtica familia imposible, por ejemplo, traída al mundo por un error de traducción.[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

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Manías (III)

Un ejercicio excéntrico: no será frecuente la necesidad de hacer algo como lo que se propone pero ¿qué más da?

La propuesta: escribir la historia de un personaje cualquiera que se encuentre en mitad de un grave e intenso conflicto emotivo, pero omitiendo toda instropección: observándolo estrictamente desde afuera.

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