Una anécdota de la vida real: para una revista, un fotógrafo de origen pobre, tez morena y apariencia sencilla va a retratar a un alto ejecutivo, hijo de otro ejecutivo todavía más alto, blanco y sofisticado. De pronto, el ejecutivo nota que la cámara del otro es un excelente aparato, no sólo carísimo sino provisto de los mejores mecanismos (por supuesto es una cámara reflex, y no una digital) y se entusiasma grandemente: su sueño de adolescencia, antes de resignarse al camino que su padre le señaló, era ser fotógrafo. Luego comienza a hacer muchas preguntas. Aunque el fotógrafo reacciona primero con timidez, los dos terminan conversando afablemente sobre el funcionamiento de la cámara, las condiciones necesarias de luz y encuadres y velocidades para lograr tales o cuales tomas… El ejecutivo dice que él mismo se acaba de comprar una cámara así, pero no tiene idea de cómo manejarla, así que todo lo que está aprendiendo le será utilísimo para tomar buenas fotos. Fin.
Sobre todo en un país como México, tan racista y clasista (en ambas direcciones de la discriminación), hay dos sesgos obvios que pueden darse a esta anécdota, si se desea transformarla en un cuento. En una versión el ejecutivo será el «malo», y pretenderá aprovecharse frívolamente de los conocimientos duramente adquiridos (como su cámara, seguro) del fotógrafo, aunque terminará por reconocer la superioridad de los conocimientos de éste. En la otra versión el fotógrafo será el «malo», un resentido social que no quiere compartir lo que sabe pero a quien el ejecutivo conquistará con su candor.
La encomienda es escribir la historia de otro modo: sin que ninguno de los dos personajes se convierta en un estereotipo ni en el antagonista del otro.
Contra lo que dicen la televisión y los políticos, la gente no se divide tajantemente en «buenos» y «malos», «institucionales» y «revoltosos», «represores» y «libertarios»; los personajes de un texto literario pueden, por lo menos, apuntar hacia esta verdad.
Taller literario: sesgo
7 comentarios. Dejar nuevo
La unico opcion que se me ocurre, es la que siempre domina en mis escasos textos: ambos siguen con su vida como si nada hubiese pasada -de hecho, nada paso- el empresario puede que llegue a su casa y juegue un poco con su camara antes de dormir. El fotografo puede que se sienta conmovido ante la frustracion del empresario y quiza, a pesar de ganar poco dinero, concidere que seguir su «vocacion» fue lo mejor que pudo hacer. A la mañana siguiente, o incluso esa misma noche mientras duermen, todo sera transformado en una anecdota anquilosada, estatica e inutil, una anecdota que en ningun sentido les transformo la existencia, una anecdota que -cuando mucho- les da material para seguir llenando su vacío con palabras.
En fin.
Suerte.
—
que la cámara sea la mala. Que toda la maldad, racismo, clasismo, conservadurismo sea vehiculado por la cámara. Que la cámara sea la principal interesada en separarlos.
muchos muchos talleres literarios. En la Feria del Libro de Guadalajara todos eran escritores, había más escritores que obras de arte. Todos los lunes recibo textos de jóvenes escritores que el martes quieren que los lea, el miércoles que les diga que son geniales, que el jueves se publiquen y que el viernes sean famosos. Si quieren ser famosos, mejor cantar», dijo Lobo Antunes. sólo para comentar: «Calderón desdeña la cultura en el presupuesto, afectará proyectos de CNCA, INAH, INBA e Imcine» dice un titular de hoy, mañana Jesusa saldrá condenando el acto a pesar de que el 1 de diciembre en el zócalo llamó «burguesitos» a los que estudian en el Cenart, «una escuela salinista para burgueses», frente a los Faros, dijo; aunque de seguro mañana defenderá a esos cochinos embusteros y salinistas burgueses (gulp). Rascón Banda de seguro lo hará también y luego… a cobrar su aguinaldo con Sari. No sé, se me ocurrió comentarlo. Adeu
— (…Creo que es la misma que recien compré). ¿Es una Polyfrom X65?
— (¡Si! ¡No sólo los CEO’s pueden comprarse cosas como esta!). Sí, ¿Sabe de cámaras? Pongase derecho, mire a la lente.
— (…De mirar a la lente no sabré como hace para tomar bien la foto…). Si, recien compré una igual a esas, pero tengo algunos problemas usandola.
— (¡Ah! Debe ser ese traje el que le impide ver la luz, los ángulos…) Acomódese el traje por favor, la solapa…¿Quiere que le ayude?
— El empresario mira los minimos movimientos que puede captar del fotógrafo, no puede distinguir las palabras de éste y cuando lo mira de manera interrogativa no sabe que contestarle y calla (Todos quieren dinero por el más mínimo favor…)
— (Si, ya parece que va a permitir que alguien como yo le enseñe un par de cosas…) Listo, es todo.
En la foto aparece el empresario con la mirada perdida en la lente; una mirada fija, dura y que evoca la inconsciencia; al revelar el fotógrafo pensó que parecía un ciego.
— (…Creo que es la misma que recien compré). ¿Es una Polyfrom X65?
— (¡Si! ¡No sólo los CEO’s pueden comprarse cosas como esta!). Sí, ¿Sabe de cámaras? Pongase derecho, mire a la lente.
— (…De mirar a la lente no sabré como hace para tomar bien la foto…). Si, recien compré una igual a esas, pero tengo algunos problemas usandola.
— (¡Ah! Debe ser ese traje el que le impide ver la luz, los ángulos…) Acomódese el traje por favor, la solapa…¿Quiere que le ayude?
El empresario mira los minimos movimientos que puede captar del fotógrafo, no puede distinguir las palabras de éste y cuando lo mira de manera interrogativa no sabe que contestarle y calla.
— (Todos quieren dinero por el más mínimo favor…).
— (Si, ya parece que va a permitir que alguien como yo le enseñe un par de cosas…) Listo, es todo.
En la foto aparece el empresario con la mirada perdida en la lente; una mirada fija, dura y que evoca la inconsciencia; al revelar el fotógrafo pensó que parecía un ciego.
Dir Alberto,
mi no encontrar modo de encontrarte vîa mail, y me disculpo de este parasitaje en comentario (plis borrarlo): ?Recibiste el correo que te mandé sobre la traducciôn? Un saludo, IS.
Después de la inicial desconfianza del fotógrafo, se decide a explicarle el funcionamiento básico del aparato, ante el gran entusiasmo del joven (hijo) decide enseñarle algunos trucos que ha aprendido con el tiempo, poco a poco se va creando un lazo de sincera amistad entre ambos personajes y justo cuando se han hallado como buenos amigos, entra un alto funcionario (el Padre) diciéndole que han de apurarse pues le tiene una gran noticia por fin a podido «acomodarlo.» Será un alto ejecutivo pero en el sector gubernamental, inmediatamente «abajo» del Sr. Ministro de Promoción Cultural.
Tiempo después (2 años para ser mas exactos) el fotógrafo en un paseo por la alameda ve algo que le llama profundamente la atención: una foto en la portada de una revista de propaganda gubernamental, pregunta al vendedor en el kiosco que cuanto cuesta la revista, a lo que le responde que es gratis, pues esas revistas las traen del ministerio de cultura y siempre se les «quedan«, empieza a hojear la revista donde lee que el premio a la mejor fotografía del año es para el Lic. Godines Jr. (curiosamente es el Sr. Subsecretario de Cultura, aunque la revista no lo menciona por supuesto). Sin ningún sentimiento negativo observa la foto pues algo en ella le había llamado poderosamente la atención. No era lo que plasmaba la foto en si, a decir verdad la fotografía era medianamente buena, pero lo que había llamado su atención era algo en la forma en que se había tomado la foto, algo de esos trucos que se aprenden con la experiencia y uno que otro golpe de suerte.