Cuaderno

Reporte de lectura

26 comentarios

Van a aparecer en esta bitácora dos textos de estos días: el ensayo que leí en el Simposio Internacional del Libro Electrónico («Escritura y tecnología redux«; la lectura se puede ver en video desde aquí, entre las grabaciones del 20 de septiembre) y la conferencia inaugural del Encuentro de Escritores de Tierra Adentro («Generación Z»: la z es de zombi).
Mientras aparecen, para seguir al menos con el tema del libro electrónico, entrego el siguiente reporte de lecturas.

* * *

En diciembre pasado mi esposa Raquel me regaló, por las fiestas, un aparatito de novedad:

No es difícil encontrar comentarios sobre el Kindle como producto, y la mayoría son muy semejantes entre sí y no muy útiles, así que no agregaré el mío. Me interesa, en cambio, contar algo de la experiencia de usar el lector, que para varios es todavía una máquina infernal pero que, como el resto de los de su tipo, no se irá. Sea con esa marca o con otra, especializado o no, el libro electrónico está aquí para quedarse, como se dice. He aquí mis impresiones:

1. Quienes se preocupan por los cambios en el acto de leer pueden estar tranquilos: el Kindle, como los productos similares de hardware y software, está diseñado para imitar en lo posible la experiencia de leer en un libro impreso, a la que están habituados tanto millones de personas como buena parte de la educación y la cultura material del mundo. El aparato sigue requiriendo algo semejante a pasar páginas, deja recorrer los índices de los libros, permite avanzar deprisa sobre guardas y páginas legales. No es probable que el libro electrónico retenga para siempre tantas características de sus predecesores –el libro impreso no lo hizo cuando suplió a los libros copiados a mano– pero la transición no será (no es) realmente violenta.

2. A pesar de que están diseñados para utilizar de diversas formas una conexión a internet, y de que permiten la carga y manipulación de archivos como cualquier otro dispositivo digital, los aparatos para leer libros electrónicos no están creados para facilitar el tráfico gratuito de libros. En este sentido, como en otros, son iguales a los reproductores de sonido en formato MP3: siempre será posible la piratería pero la de libros electrónicos requiere el mismo esfuerzo que cualquier otra.

3. Los libros electrónicos pueden cambiar hábitos y costumbres de lectura, simplemente porque modifican aspectos del contacto con el texto que en el mundo del libro impreso se habían vuelto parte invariable de las costumbres de muchos lectores. Pero esto puede significar que lectores de libros tradicionales se diversifiquen y, sobre todo, que personas que no leen libros tradicionales –que se consideran no lectoras aunque visiten sitios web o se comuniquen mediante redes sociales– se asomen a textos que de otro modo no hubieran considerado. Si esto llega a suceder, por supuesto, no será tratando de forzarlas a un tipo de lectura que no conocen y que no les parecerá natural: parte de las transformaciones en la escritura que vendrá serán para adaptarla a los nuevos medios, y estas modificaciones, aunque no lleguen de inmediato, siempre terminan por ser inevitables. Ha sucedido lo mismo en todos los momentos de cambio tecnológico que han afectado a la escritura o la lectura. Más vale aceptarlo.

4. Los hábitos de consumo de libros (no son lo mismo que los hábitos de lectura, aclaro, aunque algunos estudios estadísticos no se hayan dado cuenta) van a cambiar también. Por una parte, el Kindle ofrece la posibilidad de comprar libros directamente desde el aparato, sin tener que usar una computadora para visitar la tienda electrónica de la empresa Amazon, lo que puede alentar las compras súbitas. Por otra, también es posible comprar en otras tiendas y, de hecho, encontrar libros gratuitos o convertir archivos de texto preexistentes a formatos de libro electrónico. A la vez que Amazon intenta, como varias otras grandes corporaciones de internet, que el usuario se mantenga siempre «conectado» dentro de su esfera de influencia (para venderle más y con más frecuencia, se entiende), sigue siendo posible darle la vuelta a esas artimañas, y no sólo por medios ilegales.

(4a. La conversión de archivos resulta imperfecta en muchas ocasiones cuando se utilizan las herramientas más asequibles; si no se revisa el archivo resultante, puede haber errores desde párrafos con formato incorrecto, saltos de línea omitidos o agregados arbitrariamente y otros más. El sentido del texto puede alterarse, y copias sucesivas pueden hacer crecer la alteración. Esta es la versión actual del deterioro de los libros que, en otras etapas de la escritura, se daba por ejemplo a causa de la fragilidad de los materiales de escritura.)

5. No todos los lectores de libros electrónicos son iguales. El Kindle es más amable para los ojos porque no emite luz: utiliza una «tinta electrónica» semejante (pero todavía no igual, ni tan ubicua) a la que Nicholas Negroponte y Joe Jacobson describieron en 1997, y que depende de la luz ambiental para verse igual el texto impreso en papel de modo convencional. Por otro lado, con la popularidad de las pantallas táctiles, la interfaz del Kindle, que utiliza teclas y botones, puede parecer más torpe para algunas personas. Hasta el momento no se ha desarrollado una pantalla táctil de tinta electrónica que funcione satisfactoriamente. Personalmente, prefiero no tener una interfaz táctil.

6. Lo que se dice habitualmente es cierto: realmente resulta más cómodo llevar muchos libros en formato digital. Y también la actitud hacia ellos puede cambiar. Una compra reciente, por recomendación de un amigo, fue un «paquete» de oferta: los cuatro primeros tomos (en inglés) de «A Song of Ice and Fire», el ciclo de novelas de fantasía épica de George R. R. Martin en el que se basa la serie televisiva Game of Thrones. Las novelas son entretenimiento muy bien escrito pero sin mayores aspiraciones, y no creo que vaya a releerlos cuando los termine: se dejan atravesar como una novela por entregas del siglo XIX (o como una serie televisiva del XXI) pues cada capítulo está construido para a) ampliar el suspenso del precedente cambiando abruptamente el punto de vista; b) complicar alguna de numerosas intrigas de la trama y c) dar una vuelta de tuerca que establezca un nuevo elemento de suspenso. Nada de esto, claro, tiene el mismo efecto al leerse por segunda vez.
¿Cuál sería la diferencia entre leer estos libros en versión digital y leerlos impresos? Que son un bloque enorme de papel que no podría ni querría llevar a ninguna parte, y que además tiene un precio mucho mayor en las librerías. No los habría comprado de no haber estado de oferta, pero aún más de no haber existido en formato digital; en el lector electrónico no «abultan» más que todos los otros textos que ya he cargado en él, puedo leerlos en los ratos libres sin esfuerzo y pasar, cuando lo necesito, a cualquier otro texto: en el aparato tengo libros de referencia, otros libros para leer por gusto, un respaldo de mis cuentos para leer en público y mucho más.

7. Por supuesto, la desventaja de comprar en una tienda en los Estados Unidos, como lo hice al comprar aquellos libros, está en el precio del dólar. Ya están dando sus primeros pasos tiendas en español y mexicanas de libros electrónicos, pero nos hace falta –nos urge– que avancen más rápido: que nos ayuden a no quedarnos atrás, como ha sido habitual, en los cambios de la tecnología y las costumbres.

* * *

En otras noticias de lectura digital, 83 novelas, la antología de minificciones que puse hace algún tiempo en la red para su descarga gratuita, ya ha rebasado las 12,000 descargas desde Las Historias. Si hubiese cobrado un peso por cada descarga, el costo de la hechura del pequeño tiraje impreso del libro ya se habría pagado con creces. Ahora que se habla de modelos de distribución y venta digital, da gusto ver un experimento que funciona. Habrá más libros así, por supuesto, en el futuro.

De la estadísticas de descargas, además, se puede obtener alguna información interesante. Dos terceras partes de las descargas han sido del archivo PDF, que es el formato menos avanzado pero el más fácil de imprimir para crear un objeto semejante a la edición en papel del libro, o para leerse en pantalla con accesorios de software fáciles de conseguir. El tercio restante ha quedado casi parejamente repartido entre las descargas del archivo EPUB y, con algo de desventaja, las del archivo MOBI (el propio del Kindle) que son propiamente los formatos de libro electrónico. Esto quiere decir que el e-book no ha terminado de penetrar, al menos, entre los interesados en leer 83 novelas, pero ya está llegando. Veremos…

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Carlos

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  • Información Bitacoras.com…

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  • Libia Brenda
    23/09/2011 2:56 pm

    ¡Qué buen texto, Alberto! Creo que tus consideraciones ponen en orden muchas ideas que varios compartimos, lo que siempre es utilísimo. Concuerdo contigo en (casi) todo y me parece que lo más importante, en materia de dispositivos, sería romper las «marcas». Es decir: que los libros para Kindle pudiera leerlos en iPad o en Nook. Sé que el negocio de cada monstruo de ventas radica, en gran medida, en que sus compradores sean fieles a una marca. Pero muchos compradores de libro y lectores estamos por la diversidad, queremos tener un dispositivo que soporte todos los formatos, un poco como en la computadora personal, pero con la ventaja de la portabilidad.
    Y, el único punto que me brinca es el 5: «No todos los libros electrónicos son iguales. El Kindle es más amable para los ojos porque no emite luz». No es lo mismo un libro electrónico que un dispositivo para leer libros en formato electrónico. Y, de hecho, en muchas de las discusiones sobre qué es y qué no es un libro electrónico se acaba acordando que (por ejemplo) una novela en PDF no es un libro electrónico, es sólo uno de los formatos de un texto.

    Hay mucha tela de dónde cortar en estas discusiones y la idea de que los libros y las publicaciones electrónicas son «el futuro que nos alcanzó» es un buen punto de partida para que hagamos cosas diferentes y empecemos a romper paradigmas acerca de la edición 🙂
    ¡Gracias por tu texto tan lúcido! Abrazos de otroño,
    Libia Brenda.

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    • ¡Hola, Libia! Gracias por venir hasta acá y comentar.
      Lo que me dices del punto 5 es un error debido a redactar aprisa que ya enmendé. Si te fijas, en el resto del texto siempre me refiero a los lectores de libros electrónicos, como debe ser.
      Gracias por lo que me dijiste en Facebook sobre el texto del simposio, además. Espero publicarlo pronto.
      Un abrazo.

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      • Libia Brenda
        24/09/2011 7:59 pm

        ¡Es veldá! Era un error localizado.
        Y nada que agradecer, ese simposio necesitaba más conferencias como la tuya. La esperaremos con gusto 🙂
        Abrazos de ya otoño.

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  • Saludos Alberto, una pregunta, estoy indeciso por comprarme un Kindle DX, ¿Es un buen lector de pdf?, tengo cientos de textos en este formato y quisiera saber si podré leerlos en este dispositivo sin problemas. Gracias por la atención

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    • Hola, Tomás. No he usado el Kindle DX pero he visto que hay dos maneras de leer archivos PDF en el que yo uso: cargarlos directamente o convertirlos al formato propio del aparato. El PDF se ve perfectamente pero puede ser aparatoso leer algunos pues a veces la página no puede hacerse caber cómodamente en la pantalla y es necesario «desplazarse» por la hoja y hacer zooms. Por otro lado, la conversión de archivos sólo funciona si el PDF original contiene el texto como texto, y no cuando el archivo es una colección de imágenes. Es cuestión de ver cómo son tus archivos.
      Espero que esto te sirva. Saludos…

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  • Hola, Alberto! Hace algún tiempo leo tu página y me parece muy buena. Esta entrada me sorprendió porque justo ayer conocí uno de esos artilugios y la verdad me gustó. Estoy lejos de comprarme uno pero es bueno saber que existen. ¿Qué opinas de la hipótesis, poco sustentada, de Vargas Llosa acerca de que con la muerte del libro puede ocurrir la de la (buena) literatura? (Lo dice en La Verdad de las Mentiras). A propósito, he hecho mi propia lista del reto de los 30 libros, inspirado en tu entrada, y es muy divertido. Muchos saludos.

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    • Hola y gracias por lo que dices del sitio. Sobre lo que preguntas, no estoy de acuerdo con lo que dice Vargas Llosa: la buena literatura no tiene por qué desaparecer con el cambio tecnológico. Tristemente, en todas las épocas la mayor parte de la literatura que se ha producido es malísima, y sólo el hecho de que el paso del tiempo filtra lo que nos llega del pasado puede darnos la impresión de que la literatura de otros tiempos era unánimemente buena. Por cada Shakespeare, Dante, Cervantes, hubo miles que lo intentaron y fracasaron. Lo mismo sucede ahora, pero no tenemos ninguna clase de filtro para separar lo que vale de lo que no salvo nuestro propio criterio.

      Saludos y suerte.

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  • Alberto Paz
    25/09/2011 11:43 pm

    Hola.

    Acabo leer mi primer libro en formato digital, El hombre ilustrado de Ray Bradbury. No lo hice en alguna tableta, sino a través de un teléfono móvil (Samsung galaxy) lo cual, aunque parezca contrario, me fue muy práctico y cómodo.

    Personalmente no veo grandes ventajas en traer almacenados varios títulos (cuando en realidad se presta atención a uno) o en su tamaño y peso que ciertamente ayuda en casos de libros muy extensos, pero que no consigue gran diferencia a un libro estándar.

    Me parece que la emulación de lectura tradicional no es entonces lo más explotable, sin embargo observo un camino tentador en utilizar estos hardwares como plataformas multimediáticas que extiendan la vivencia de la historia.

    ¿Qué pasaría si para leer Grey pudieras descargar un soundtrack especial? ¿Ayudaría que en ciertas secciones pasarás a notas del autor en video? ¿Valdría la pena compartir frases de un libro a través de redes sociales?

    Lo más posible es que me esté ganando mi lado mercadológico en el que me desenvuelvo diariamente, aún así, me parece que la lectura digital es más un buen complemento que una evolución directa de la lectura tradicional. Un tema muy interesante.

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    • Todo lo que dices de la plataforma es muy interesante, Alberto, aunque ya se intentó (a principios de siglo) hacer libros hipertextuales, sin mucho éxito. Habría que ver si realmente el trasplante puede ser exitoso (y no me refiero al de la tecnología a la lectura tradicional, sino al revés): habrá que ver.
      Saludos…

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  • Yo sí creo que hay ventajas en traer más de un libro. Muchas veces se trabaja con más de uno.
    A veces, se requiere hacer consultas sobre aquello que se trabaja en más de un autor o en más de un libro. En ese sentido, se presta atención a sólo uno a la vez, pero no se tiene que estar cargando y descargando los libros para hacerlo, pues hay suficiente espacio para todos ellos.
    Sobre la multiplataforma, ya la apuntaba Alan Moore en una entrevista. Sería genial que el texto pudiera tener hipervínculos que llevaran al lector a una mayor explicación en un glosario, o videos que modificaran la experiencia del lector.
    Por otra parte, creo que el mayor problema del Kindle, para mí, es la ausencia de paginación, lo que dificulta mucho citar pasajes aprovechando su función de «notes and highlights»

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  • Siempre he pensado esto: «Tristemente, en todas las épocas la mayor parte de la literatura que se ha producido es malísima, y sólo el hecho de que el paso del tiempo filtra lo que nos llega del pasado puede darnos la impresión de que la literatura de otros tiempos era unánimemente buena» XD
    Chimal, sobre 83 novelas, si le pones un botón de «donar» de paypal yo sí le pico.

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  • Manuel Braverman
    27/09/2011 10:19 pm

    Estoy seguro de que muchos usuarios de Kindle son «lectores nuevos» y compran mucho por impulso, me atrevo a suponer que un porcentaje muy significativo de eBooks vendidos nunca se hubiesen vendido en papel.
    Por otro lado el Nook de Barnes & Nobel (versión de tinta electrónica) es con pantalla táctil y no tiene teclado físico, funciona muy bien y las hojas se pasan como si fuesen de papel.
    Pero creo que el cambio mas importante será hacia una lectura no lineal sino radial (yo le digo orgánica) que cambia totalmente la experiencia de la lectura y creo que ese cambio es positivo aunque seguramente muy polémico.
    Es una buena evolución que no le quita el encanto al libro bellamente impreso en papel.

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  • Antonio Fuentes
    28/09/2011 11:27 am

    Creo que el tiempo dimensionará el nuevo producto y definirá su valor real. Es decir, el libro electrónico hoy es una moda introducida por criterios comerciales más que prácticos (por ejemplo, serían la sustitución ideal de los libros de texto, pero por cuestiones económicas es imposible su implementación masiva en este preciso momento) y contra el libro tradicional todavía una novedad. Pienso que el camino de la lectura va a dividirse entre el libro impreso (que seguirá siendo un asunto de sibaritas, sobre todo tomando al libro como objeto) y lo práctico que pueda ser un Ebook. Los lectores verdaderos preferirán ambos.
    También en el tema de contenidos es importante tomar en cuenta:que hay menos posibilidad de error en el lector cuando acude a una librería y hojea el libro, que comprar en línea bajo la presión de dudosas recomendaciones. Veo actualmente al libro electrónico como un vendedor de best sellers para quien no lee realmente sino que le gusta sentirse en la moda ( pensandolo bien la mayoría de quienes leen solo compran best sellers y libros de auto ayuda, para ellos está dirigido el producto).
    Al cabo de un tiempo las publicaciones reducirán su número pero no estoy seguro que haya más lectores que usen lo electrónico. En realidad es el hábito a la lectura la que se debe fomentar. Sea en libros tradicionales o en dispositivos electrónicos, lo que faltan son lectores. Saludos.

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    • Exacto, Antonio: lo que falta son lectores (y buenas lecturas, es decir, no de buenos libros, sino penetrantes, reflexivas, conscientes…, del mundo entero, en realidad).

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  • […] Shared Reporte de lectura. […]

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  • Muy buen artículo. Yo tengo el Kindle 3, y la verdad no he tenido necesidad de comprar ningún libro electrónico, me basta y me sobra, por mucho, con todo el material disponible libre en la red. scribd.com es uno de los sitios donde se puede bajar mucho material de diversa índole, también en http://librodescarga.blogspot.com/ he hallado libros de ingeniería que estoy utilizando. También recomiendo la página http://docspal.com/ para convertir en línea entre formatos de documentos. He usado también el lector de Barnes & Noble llamado Nook, pero definitivamente prefiero el Kindle por sus mejores características. Pienso que, si esto de los lectores electrónicos es una «moda» (como muchos dicen) pues está bien de cualquier forma el hacer que alguna gente se acerque a leer por sentirse «in» o «trendy». Adelante. Lea lo que la gente lea, Best Sellers, autoayuda, novela, ensayo, catálogos, prontuarios, etc, la lectura es un camino personal. Lo que están haciendo los lectores electrónicos al libro, como entidad-objeto, es extraerle la mente y volverla inmortal.

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  • Angélica Álvarez
    05/10/2011 11:46 am

    Que tal Alberto
    Realmente no me he familiarizado mucho con el «Kindle», pero el hecho de leer libros electrónicos, ayudaria a la contaminación, ya que he visto que muchos libros, en su mayor parte libros escolares, llegan a los basureros. Por otra parte el usar un libro electronico seria muy prático por cuestiones de espacio, aunque yo como escritora «no profesional», prefiero escribir en hojas que en computadora y lo mismo me pasa como lectora, además el aroama de un libro me es reconfortante 😉
    Saludos

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  • Maestro: me preguntaba si has intentado «escribir» con un programa de reconocimiento de voz… El «Dragon Bar Naturally Speaking» me ha sido muy útil a la hora de las tareas de la uni, pero para tooodo lo demás que hay que escribir nomás no logro acostumbrarme. Saludos y felicidades por los nuevos libros, me encantaron tus 83 Novelas.

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