El siguiente cuento brevísimo se encuentra citado en una reseña que Jorge Luis Borges escribió, en la revista argentina El Hogar, hará unos setenta años. Se atribuye a Max Eastman:
–¿No nos hemos visto ya en Cincinnati?
–Yo nunca he estado en Cincinnati.
–Yo tampoco. Deben haber sido otros dos.
El efecto humorístico proviene del desconcierto que provoca la situación; el desconcierto, a su vez, proviene de que uno de los interlocutores (el que dice el primer parlamento y el tercero) se contradice de una manera que resultaría absurda en una conversación cotidiana: su pregunta (si se quiere considerarla razonable) implicaría que él ya estuvo en Cincinnati, lo que se niega directa y sorpresivamente con las palabras «yo tampoco».
La propuesta es ensayar minificciones con la misma forma que la de Eastman (pregunta de A, respuesta de B, contrarrespuesta de A) que logren por los mismos medios el mismo efecto. Se pueden encontrar, tal vez, algunas orientaciones adicionales en el texto de Borges, que está en las páginas 169-170 de este archivo.
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Valora en Bitacoras.com: El siguiente cuento brevísimo se encuentra citado en una reseña que Jorge Luis Borges escribió, en la revista argentina El Hogar, hará unos setenta años. Se atribuye a Max Eastman: ?¿No nos hemos visto ya en Cincinnati? …
–¿No es usted mi padre?
–No, yo soy más joven que usted.
–Cierto, hijo, cierto.
Ah, muy bien, Manuel… Vamos a ver qué otras variaciones salen.
DESAYUNO
-¿Qué te sucede Alex? Quita esa cara de asco, ¿qué no te gustó el desayuno de hoy?
-¿Cuál?, si yo no desayuné esta mañana.
-¡Ah!, es que tu también te dormiste anoche ya desayunado.
Ja, ja, ja, ja. Están geniales los dos…
DESAYUNO
-¿Qué te sucede Alex? Quita esa cara de asco, ¿qué no te gustó el desayuno de hoy?
-¿Cuál?, si yo no desayuné esta mañana
-¡Ah!, es que tú también te dormiste anoche ya desayunado.
-¿Cómo te atreves a decir que no soy vírgen?
-¿Dónde está entonces la sangre?
-¿Sangre? ¿Para qué quiero sangre en la pastorela?
-Sht, sht… Oyes ¿Tú eres la Fernanda, la que escribistes en el Metro?
-No manito, yo ni sé escribir
-Ps yo no sé leer, pero te vi rayando los vagones. Jálele pa’ la delegación
–¿No le molestan los silencios incómodos?
–…
–…
Variación, no necesariamente humorística, sobre «El emigrante» de Luis Felipe Lomelí.
EL EMIGRANTE Y EL VIEJO
–¿Olvida usted algo?
–Ojalá.
–A mí me gustaría recordarlo.
–¿Podría prestarme unos minutos?
–Cómo no, caballero, ¿qué se le ofrece?
–Es que mi reloj va atrasado.
-¿Tiene usted una vela?
– Se las llevaron todas ayer cuando se fue la luz.
-Ire a otro puerto entonces con en temor de no llegar por la falta de una.
—¿Tiene Clórox del grande?
—No, señor, esto es una librería.
—Ah, entonces de ése no me dé.
🙂
– Amigo, disculpe la molestia pero… usted no sale en televisión
-No, me confunde, para nada
– Gracias y ¿podría ayudar a este pobre ciego con una moneda?
-¿Eres tu Juan?
-Si, soy yo
-¡¡¡¿No te moriste la semana pasada?!!!!
-Si, fue asi
-¿Pero cómo es que estás aqui?
-Porque tu moriste hoy..
-¿No es acaso usted, bella dama, quién cada día primero de mes visita mi tumba?
-No señor, creo que me confunde. Hoy cumplo siete años de fallecida
-Qué pena. De cualquier forma, apenas moriré mañana
-¿Es el famoso actor de películas porno?
-¡No! Soy el sacerdote de esta parroquia
-Entonces Padre, ¡apague esa videocámara y póngase la sotana!
– ¿Adónde vas?
– Digamos que a ninguna parte. – Le respondí en un tono más bien desagradable.
– No hay problema, yo tampoco voy a ningún lado, quizá sea bueno acompañarte.
– ¿Eres tú la vecina con quien dormí ayer?
– No, no cerré los ojos en toda la noche.
– Yo tampoco, supongo que fueron los de a lado.
Si no me engaño, ésta va en camino de ser la propuesta con más participaciones en toda la historia de este blog… ¡Y yo que temía que no fuera a interesar a nadie! Gracias a todos. 🙂
-¡Shhh! Dije que leyeran en silencio.
-Esque yo no sé leer en voz baja.
-¿Cómo que no sabes? Si es como vocalizar en lectura baja.
Extraído de una conversación verdadera que sostuve con mi novia, ¡ella fue la que preguntó!
-¿Puedes comer con la mano izquierda?
-Sí, ¿tú no?
-Sí pero no me sabe igual.
-¿Me amas?
-No
-Yo también
– Has estado haciendo ejercicio?
– No, por que?. Contesto con voz mas bien emocionada.
– Con razon, ya te hace falta.