Basado en hechos reales: a la mitad de una función de la película Réquiem por un sueño, justo cuando una pupila se dilata tras la inyección de heroína, una persona que había estado dormitando en un asiento de la sala de cine se levanta y se pone a gritar que esa es su vida, que esa película es su historia.
El ejercicio consiste en escribir la biografía inventada de este personaje. Cuestiones a considerar: ¿en qué estado se encuentra?, ¿dice la verdad?, ¿qué razón lo llevaría a decir algo así?
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Barría los jardines que rodeaban el templo de san Jerónimo , hace ya varios ayeres, cantaba alegre como nadie mientras disfrutaba de su labor con gran gozo y excentricidad, era poca su paga, le escuche comentar a un sacerdote uno de los tantos domingos que me obligaban a asistir al lugar, » padece de sus facultades mentales» .
Su alegria al parecer ya no calificaba como algo normal entre los parámetros de una sociedad aborregada y depresiva. Mientras cantaba , bailaba y limpiaba los pisos exclamaba de vez en vez un… » habito este cuerpo pero….yo me encuentro más allá » pienso a menudo que el «normal» era él.
Cuando cierra los ojos, ve su vida como si fueran fotogramas sueltos de una película muda. En uno, está inyectándose heroína, en otro, le da un jalón a una línea de coca que dibuja un caracol, sobre una baldosa blanca, en la refaccionaria del Guante. En el siguiente, prepara una pipa para fumar de una piedra chidísima que está vendiendo el Chicarcas, también hay un fotograma en el que se pone con aquellos pases que trajo el Pollo de Tepito, en la siguiente, se siente He-man con los toques que se fuma en la azotea con la Pechuguita y recuerda, como si lo estuviera viviendo de nuevo, la noche en Querétaro que se puso bien jarioso con las tachas que llevó Leonor. Todo lo que recuerda de su vida ha sido así. Desde aquellos debrayes con activo de sabores en avenida las Torres, hasta aquella vez, que según él, se puso de acuerdo con el Huarache para vender la cois que estaba surtiendo el Negro. Pinche negocio valió madre antes de empezar, porque a los dos les encantaba sentir el efecto de las hadas en sus venas. Aun deben esa madre.
¡Esa es mi vida! Se levantó gritando a media función ¡Esa película es mi historia!