Un cuento popular ruso, que traduje de la edición inglesa (1945) de la antología Cuentos rusos de hadas de Aleksandr Afanas’ev. Traducir una traducción (en este caso, la versión en inglés era de Norbert Guterman) siempre es arriesgado; espero no haber dado al traste con la belleza de la historia.
(Ah, y kasha es un plato ruso: un pudín hecho a base de leche, trigo, avena y sémola, que se come –o se comía– en el desayuno.)
LA CAMISA MÁGICA
cuento popular ruso
Mientras estaba de servicio con su regimiento, un bravo soldado recibió cien rublos que le enviaba su familia. El sargento se enteró y le pidió el dinero prestado. Pero cuando llegó la hora de pagar, en vez de rublos, el sargento dio al soldado cien golpes en la espalda con un palo y le dijo: “Yo nunca vi tu dinero. ¡Estás inventando!” El soldado se enfureció y salió corriendo a un espeso bosque; iba tenderse bajo un árbol a descansar cuando vio a un dragón de seis cabezas que volaba hacia él. El dragón se detuvo junto al soldado, le preguntó sobre su vida y le dijo: “No te quedes a vagar en estos bosques. Mejor ven conmigo y sé mi empleado por tres años.” “Con mucho gusto”, dijo el soldado. “Sube entonces, que yo te llevaré”, dijo el dragón, y el soldado comenzó a ponerle encima todas sus pertenencias. “Oye, veterano, ¿te vas a traer toda esta basura?” “¿Cómo te atreves, dragón? A los soldados nos dan de latigazos si perdemos aunque sea un botón, ¡y tú quieres que yo tire todas mis cosas!”
El dragón llevó al soldado a su palacio y le ordenó: “¡Siéntate junto a la olla por tres años, mantén el fuego encendido y prepara mi kasha!” El propio dragón se fue de viaje por el mundo durante ese tiempo, pero el trabajo del soldado no era difícil: ponía madera bajo la olla, y se sentaba a un lado tomando vodka y comiendo bocadillos (y el vodka del dragón no era como el de nosotros, todo aguado, sino muy fuerte). Luego de tres años el dragón regresó volando. “Muy bien, veterano, ¿ya está listo el kasha?” “Debe estar, porque en estos tres años mi fuego no se apagó nunca.” El dragón se comió la olla entera de kasha en una sola sentada, alabó al soldado por su fiel servicio y le ofreció empleo por otros tres años.
Pasaron los tres años, el dragón se comió otra vez su kasha y dejó al soldado en su casa por tres años más. Durante los dos primeros el soldado cocinó el kasha, y hacia el fin del tercero pensó: “Aquí estoy, a punto de cumplir nueve años de vivir con el dragón, todo el tiempo cocinándole su kasha, y ni siquiera sé qué tal sabe. Lo voy a probar.” Levantó la tapa y se encontró a su sargento, sentado dentro de la olla. “Huy, amigo”, pensó el soldado, “ahora te voy dar una buena; te haré pagar los golpes que me diste.” Y llevó toda la madera que pudo conseguir, y la puso bajo la olla, e hizo un fuego tal que no sólo cocinó la carne del sargento sino hasta los huesos, que quedaron hechos pulpa. Regresó el dragón, comió el kasha y alabó al soldado: “Bueno, veterano, el kasha estaba bueno antes, pero esta vez estuvo aún mejor. Escoge lo que quieras como tu recompensa.” El soldado miró a su alrededor y eligió un fuerte corcel y una camisa de tela gruesa. La camisa no era ordinaria, sino mágica: quien la usaba se convertía en un poderoso campeón.
El soldado fue con un rey, lo ayudó en una guerra cruenta y se casó con su bella hija. Pero a la princesa le disgustaba estar casada con un simple soldado, de modo que intrigó con el príncipe de un reino vecino, y para saber de dónde venía el enorme poder del soldado, lo aduló y lo presionó. Tras descubrir lo que deseaba, esperó a que su esposo estuviese dormido para quitarle la camisa y dársela al príncipe. Éste se puso la camisa, tomó una espada, cortó al soldado en pedacitos, los puso todos en un costal de cáñamo y ordenó a los mozos de la cuadra: “tomen este costal, lo amarran a cualquier jamelgo y luego los echan al campo abierto”. Los mozos fueron a cumplir la orden, pero entretanto el fuerte corcel del soldado se transformó en jamelgo y se puso en el camino de los sirvientes. Éstos lo tomaron, le ataron el saco y lo echaron al campo abierto. El brioso caballo echó a correr más rápido que un ave, llegó al castillo del dragón, se detuvo allí, y por tres noches y tres días relinchó sin descanso.
El dragón dormía profundamente, pero al fin lo despertó el relinchar y el pisotear del corcel, y salió de su palacio. Miró el interior del saco ¡y vaya que resopló! Tomó los pedazos del soldado, los juntó y los lavó con agua de la muerte, y el cuerpo del soldado estuvo otra vez completo. Entonces lo roció con agua de la vida, y el soldado despertó. “¡Caray!”, dijo. “¡He dormido mucho tiempo!” “Hubieras dormido mucho más sin tu buen caballo!”, respondió el dragón, y enseñó al soldado la compleja ciencia de tomar diferentes formas. El soldado se transformó en una paloma, voló a donde el príncipe con quien vivía ahora su esposa infiel, y se posó en el pretil de la ventana de la cocina. La joven cocinera lo vio. “¡Ah!”, dijo, “qué bonita palomita.” Abrió la ventana y lo dejó entrar en la cocina. La paloma tocó el suelo y se convirtió en un joven hermoso. “Hazme un favor, hermosa doncella”, le dijo, “y me casaré contigo.” “¿Qué deseas que haga?” “Consigue la camisa de tela gruesa del príncipe.” “Pero él nunca se la quita, salvo cuando se baña en el mar.”
El soldado averiguó a qué horas se bañaba el príncipe, salió al camino y tomó la forma de una flor. Pronto aparecieron, con rumbo a la playa, el príncipe y la princesa, acompañados por la cocinera, que llevaba ropa limpia. El príncipe vio la flor y la admiró, pero la princesa adivinó al instante quién era: “¡Ah, debe ser ese maldito soldado!” Cortó la flor y empezó a aplastarla y arrancarle los pétalos, pero la flor se convirtió en una mosca pequeñita y sin que la vieran se escondió en el pecho de la cocinera. En cuanto el príncipe se desvistió y se metió en el agua, la mosca salió y se convirtió en un raudo halcón. El halcón tomó la camisa y se la llevó lejos, luego se convirtió en un joven hermoso y se la puso. Entonces el soldado tomó una espada, mató al amante y a la esposa traidora, y se casó con la joven y adorable cocinera.
14 comentarios. Dejar nuevo
Alberto, muchas gracias por la traducción. Parece como si fueran muchas historias. A veces me he preguntado si no sucede que, a lo largo del tiempo, la tradición popular va sumando fragmentos de muchos relatos que tienen semejanzas, y finalmente nos llega una que es, al mismo tiempo, varias aventuras.
HOLA, CHIMAL. Este cuento es excelente, gracias por publicarlo. Me dicen que vienes para tierras sonorenses en enero, para participar en el Festival de Álamos. Ojalá traigas libros tuyos porque por acá no se consiguen.
Gracias.
Hola, Carlos. Gracias por escribir. Creo que es precisamente así, como tú dices, y que las historias se van transformando sin cesar mientras no las fije la escritura, agregándose pormenores, quitándose personajes, cambiando o ampliando sus episodios… Creo que en este caso lo que siempre está presente es una serie de ideas sobre la lealtad y la deslealtad, pero en todo caso la sucesión de los hechos es extraordinaria, ¿no?
Manuel, sí, estaré en Alamos. Y llevaré libros. Gracias…
Sí, es extraordinario. Me gustó mucho el cuento, y creo que es una muy buena traducción. No sucede que uno se vaya tropezando con una prosa asmática; al contrario, la prosa sigue su cauce, sumando imágenes y ríos, como seguramente fue en el original ruso. Eso, además de ser un acierto de los traductoesr, es una enorme cualidad del cuento mismo: ha podido prevalecer del ruso al inglés, del inglés al español. Coincido contigo en que es la lealtead el tema moral en el que se van perfilando todas las historias. Caray, ¿qué fantasía, no? Todo ese entramaje complicadísimo que también es el ser humano, y que desde hace cuánto tratamos de explicar.
Espero que todavía tardemos mucho, Carlos, en explicarlo. Y que no se nos acaben las fuerzas por el camino… Un saludo.
Este es uno de esos cuentos que parecen sueños, que cuando estamos dentro de ellos no nos parecen ilogicos si no que son cosas que van sucediendo y ya, ademas me parece muy divertido como uno de los cuentos de la calle broca donde una bruja quiere hacer una tarta con un niño, justamente cuando toma un tinte salvaje e inocente a la vez.
tengo 11 años y me gustaria tener la coleccion de la serie que pasan en canal 11, de los cuentos de la calle broca
Hola, Tania. Por desgracia no sé cómo ni dónde conseguir esa colección. Tal vez podrías investigar en http://www.oncetv.ipn.mx. Un saludo y gracias por visitar.
Al taller en pocos minutos. Empezaremos entre otros con "La camisa mágica", ese cuento de las justicias inverosímiles: http://bit.ly/cENM3H
RT @albertochimal: Al taller en pocos minutos. Empezaremos entre otros con "La camisa mágica", ese cuento de las justicias inverosímiles: http://bit.ly/cENM3H
[…] This post was mentioned on Twitter by Alberto Chimal, mikhailenko. mikhailenko said: RT @albertochimal: Al taller en pocos minutos. Empezaremos entre otros con "La camisa mágica", ese cuento de las justicias inverosímiles: http://bit.ly/cENM3H […]
"La camisa mágica": https://www.lashistorias.com.mx/index.php/archivo/la-camisa-magica/
Excavaciones en Las Historias: "La camisa mágica", un cuento ruso en el que todo pasa y puede pasar. http://j.mp/d9WKt9
Es un cuento muy agradable y cruel a la vez, para leer a los niños a la hora de dormir