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Invitación: #LimaFicción y mucho más en la Feria del Libro de Lima

Pues bien, aquí va la invitación: muy pronto estaré en la Feria Internacional del Libro de Lima –dedicada a México a este año– en varias actividades. Si están por allá, me encantaría verles. Y si difunden esta información se los agradeceré mucho.

[Y si les interesa participar en #LimaFicción, un juego colectivo de escritura en línea…, sigan leyendo.] 😉

He aquí por dónde andaré:

JUEVES 3 DE AGOSTO

  • 20:00 / Presentación de la revista Libros & Artes, cuyo número más reciente, doble, está dedicado a Juan Rulfo. El evento será en el auditorio Clorinda Matto de Turner.

VIERNES 4 DE AGOSTO

  • 15:00 / Conversatorio: «Minificción: la novela mutante», dentro de las Jornadas Peruanas de Minificción en el auditorio Ciro Alegría. Carlos Saldívar y yo hablaremos acerca de los cuentos brevísimos que, enlazados unos con otros, pueden convertirse en historias más largas y complejas.
  • 18:00 / #LimaFicción, un juego de escritura colectiva por Twitter. Será en vivo, en el auditorio Jorge Eduardo Eielson, pero podrá participar cualquier persona, desde donde esté, usando el hashtag. Todos escribiremos microtextos usando pies creativos que seleccionaremos en el momento. Creo que se puede poner divertido… Una convocatoria detallada está aquí.

Un video sobre #LimaFicción y minificción en general:

 

 

SÁBADO 5 DE AGOSTO

  • 18:00 / Conversatorio sobre los 100 años de Juan Rulfo, con Cristina Rivera Garza y Julio Ortega, en el auditorio César Vallejo. (¿Qué más decir de aquel enormísimo autor mexicano? Entérense yendo a la charla, y participando, cómo no…)
  • 20:00 / Conversatorio: «Las formas del horror», en el que Daniel Salvo, José Güich Rodríguez y yo hablaremos de cómo nos asustan las muchas formas de la literatura de imaginación. (Y cómo, además, nos invitan a contemplar la realidad de otro modo, para asustarnos un tanto más.) Esto será dentro del Café Cultural El Dominical – FIL Lima 2017, en el auditorio Jorge Eduardo Eielson.

Todo esto será en las instalaciones de la Feria del Libro, que están el Parque de los Próceres de la Independencia, en Jesús María, ubicado en la cuadra 17 de la Av. Salaverry, en la ciudad de Lima.

Más detalles en el sitio de la Feria.

Y allá nos encontramos.

Muchas gracias a Jade García y todos en la Cámara Peruana del Libro, Paola Moran y toda la organización de la delegación mexicana, Alessandra Miyagi Fukushima, Julio Cesar Zavala Vega, Beto Benza, Rony Vasquez Guevara y Juan Casamayor. ¡Qué gusto será volver a Lima!

Un cartel promocional de la Feria Internacional del Libro de Lima

 

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La caja

En la unidad habitacional en la que vivimos tenemos un lugar de estacionamiento cerca de los contenedores de basura. Fue el único que pudimos conseguir. Los vecinos usan toda la zona como tiradero: cada día, para poder mover el coche, hay que hacer a un lado bolsas de desechos, comida en descomposición, trozos de muebles, carcasas de aparatos quebrados. También, ocasionalmente, cascajo, y entre enero y marzo gran cantidad de árboles de navidad: llegar por la mañana en esos meses es ver un bosque en miniatura, todavía oloroso y salpicado de nieve artificial y restos de esferas rotas.

La otra noche llegamos y, entre los desechos habituales, había una caja de cartón. Nos llamó la atención que estuviera llena de libros y que, hasta arriba de todos, tuviera ejemplares de El rehilete, una añeja revista mexicana famosa, entre otras razones, por haber estado dirigida exclusivamente por escritoras.

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Aunque tal vez no tuvieran gran valor monetario, los ejemplares no eran de ningún modo fáciles de hallar en la actualidad.

Luego vimos con más detenimiento el resto de los libros, entre los cuales había uno de André Malraux, las Novelas ejemplares de Cervantes, un tratado titulado Para comprender la historia y una antología muy maltratada de poemas de Juan de Dios Peza.

 

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Se nos ocurrió que la caja podía ser la colección de alguien: probablemente, de alguien que había muerto. Los objetos preciados de una persona se convierten en basura para quien los hereda y no les encuentra valor.

¿Quién era esta persona?

No tenemos manera de saberlo, pero otros de los libros en la caja eran un manual muy viejo para maestros sindicalizados y una Guía del docente; además, entre los libros había también una botella de perfume de mujer, en su propia caja, guardada con esmero.

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Pensando en estos objetos no nos costó mucho imaginar a una profesora, ya anciana, más «leída» que el promedio y también, posiblemente, más interesada en el feminismo o las cuestiones de género, cuyos objetos preciados fueron desechados a toda prisa por sus deudos. ¿Será lo que pasó? Lo único seguro es la eliminación de lo que se consideraba basura.

El hallazgo en el tiradero que es parte de nuestra vida cotidiana no llega a más que esto. No quedaba nada más que hacer después de especular sobre la identidad de la posible muerta. Nos llevamos las revistas y buena parte de los libros: los donaremos a alguna biblioteca y allí se acabará su relación con nosotros y con quien los atesoró y los guardó, quizá, por mucho tiempo.

Ahora que está de moda la autoficción –la escritura desde el yo, la autobiografía hiperrealista–, pienso en restos como éstos, residuos de la vida de alguien cuyo nombre no conoceremos. Dice con entusiasmo Cristina Rivera Garza que la escritura desde el yo, que deja de lado las convenciones de la ficción, es para lectores

(…) que buscan la experiencia radical de la otredad, para los que los libros no son una serie de puntadas humorísticas ni mucho menos un divertimento pasajero, los que quieren tocar con las manos abiertas el aquí y el ahora de su lenguaje y de su experiencia, esos lectores arrebatados e iracundos, esos lectores anhelantes y alertas, generosos, melancólicos (…)

Me pregunto si podría haber lectores así, o de cualquier otro tipo, para la vida que vislumbramos apenas en esos objetos viejos y despreciados: esa que por sí misma no pudo ni podrá escribirse jamás.

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Un montón de cosas

De hecho, noticias de presentaciones, nuevas publicaciones y más aún. Al pie viene un adelanto de algo que aparecerá en la FIL (Feria Internacional del Libro) de Guadalajara… Y aquí va todo:

Mañana lunes 14, a las 17:00 horas, estaré en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Daré una charla para todo público titulada «Cómo escribí 83 novelas y las publiqué en internet», lo que puede sonar un poco raro a lectores que llegan por primera vez a esta bitácora, pero en todo caso trata de escribir en línea, del cuento brevísimo y de la publicación electrónica, entre otros temas. La cita es en el Pabellón Multimedia de la Feria, que se encuentra en el Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco y Calzada de Tlalpan, en la ciudad de México).

* * *

Una alegría: tres nuevas publicaciones han llegado en estas semanas. La primera es muy emocionante porque vino de Berna, Suiza, y es una colección de ensayos académicos: Una mirada retrospectiva sobre Edgar Allan Poe desde el siglo XXI, publicada por la editorial Peter Lang y editada por Eusebio Llácer, María Amparo Olivares y Nicolás Estévez Fuertes. Tuve el gusto de participar en el volumen con un texto sobre cómo influye Poe (y cómo podría influir aún más, para bien) en la enseñanza de la escritura, y en particular de la creación literaria.

 

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Retrospectiva Poe (clic para ampliar)

2. Mi cuento «Se ha perdido una niña» (de mis favoritos, y aparecido originalmente en mi libro Éstos son los días) aparece en una nueva antología: el tercer volumen del anuario Sólo Cuento, publicado por la UNAM. Este número fue seleccionado por Luis Felipe Lomelí y prologado por Rafael Toriz y contiene un índice en el que me honra estar, pues incluye a autores como Ricardo Piglia, Edmundo Paz Soldán, David Toscana, Rogelio Guedea, Pablo Soler Frost, Cristina Rascón, Natalia Moret, Luis Humberto Crosthwaite y muchos más.

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Sólo Cuento 3 (clic para ampliar)

3. Y por fin está circulando el número 146 de la revista Crítica, que contiene otro ensayo mío que ya había prometido aquí: «Generación Z», que es sobre los autores de mi generación, los riesgos de escribir y cómo superar la muerte de la propia época. Para 2012 el ensayo también estará aquí, en Las Historias, pero les recomiendo la revista, que además tiene textos muy interesantes de autores como Juan Villoro, Andreas Kurz, Carmen Boullosa o Julián Herbert, y un ensayo buenísimo sobre las grandes series actuales de la televisión estadounidense (The Wire, Lost, Dr. House, etcétera) de Pablo Sánchez. (Ah, y en el sitio de la revista, por cierto, está una reseña de mi libro La ciudad imaginada, escrita por el excelente Fernando de León.)

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Crítica 146 (clic para ampliar)

* * *

La revista Fahrenheit me entrevistó el mes pasado, y publicó la entrevista en cuatro partes como una serie semanal. Ahora las entrevistas están en YouTube: (más…)

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«El señor de los perros», lecturas y más

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(clic para ampliar)

Después de cierto tiempo he publicado un cuento nuevo: «El señor de los perros», que está en el número 39 de la revista virtual Carátula, hecha en Nicaragua y dirigida por Sergio Ramírez.
      El cuento refiere una serie de hechos brutales en la voz de varias mujeres. Viene como parte de una entrega de narrativa que también contiene textos de Mario Bellatin, Marina Porcelli, Yordis Monteserín y Luis Báez. Agradezco la invitación a Ulises Juárez Polanco.

La carátula de Carátula

Aparte, mi amigo Carlos Ramón Morales (cuya bitácora Las opiniones del Rufián Melancólico ha salido a relucir aquí algunas veces) me hizo hace tiempo una entrevista que ahora publica en dos partes (primera y segunda) la revista virtual Distintas Latitudes. Hablamos de literatura, de imaginación y hasta de actualidad. Las ilustraciones del texto –aquí se reproduce una, al comienzo de la nota– son de Juan M. Tavella.

Para completar esta serie de avisos: otra revista virtual, Hermanocerdo, está publicando un especial, «Las lecturas de 2010», en el que varias personas hemos sido invitadas a escribir sobre los mejores libros que leímos en el año. Mi propia lista (muy breve por razones que allí se explican) acompaña a las de Antonio Jiménez Morato, René López Villamar, David Miklos, Pablo Muñoz, Martín Cristal, Javier Avilés, Walter Duer y los que se acumulen esta semana.
      (Extrañísimamente, esa propuesta de escribir llegó al mismo tiempo que dos invitaciones a recomendar libros, con diferentes fines, para el diario Reforma y la revista Emeequis. La primera de estas dos aparecerá pasado mañana, viernes 10, en el suplemento Primera fila, y la segunda en el siguiente número de la revista. Creo que logré no repetirme.)

* * *

Para terminar, aparte todo de lo anterior, ¿no debería llamar más la atención la salud de publicaciones virtuales hispanoamericanas como las que he mencionado en esta nota? Funcionan sin ser apéndices de revistas impresas, logran varias cosas imposibles para esas revistas y las de buena calidad son más abundantes de lo que parece… Su existencia es otra buena razón, creo, para preocuparse por que la información en internet circule con libertad y haya contrapesos que impidan que una o varias empresas –como se ha visto que puede pasar– tengan la posibilidad de negar arbitrariamente el acceso a lo que les desagrada o los asusta.[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

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Shandys, sirenas, viajeros, villanos

Cuatro noticias de publicaciones recientes:

1. La revista Shandy ha publicado su número 27 inmediatamente después del número 6 (se ha saltado 20 números, pues: ha viajado al futuro) para estar a tono con su tema: lo shandy y los shandys, es decir, los seres y el modo de ser descritos por Enrique Vila-Matas en su Historia abreviada de la literatura portátil para misterio y vértigo del mundo. Los colaboradores: Javier Avilés, Luis Marina, Dora T. Malú, Luna Miguel, Franco Félix, Jezreel Salazar, Éric Bonnargent, Claudia Apablaza, Ferrán Valdez, JIS, Eluart, Mijael Seidel, Sidharta Ochoa, Valeria Gascón, Andrei Vásquez, Nadxeli Yrízar, Eduardo Uribe, Karla Olvera (quien fue editora invitada del número) y yo mismo. Mi texto es sobre el más extraño proyecto literario de Mario Bellatin, que empezó en 2017: el número completo se puede leer aquí.

Portada de Eluart S. Barajas

2. La revista Cuadrivio publicó siete minificciones mías con el título «Siete sirenas»: son textos sobre esas criaturas que o no existen o se extinguieron hace mucho, como decía el profesor Mencio Ferdinández, pero a la vez no dejan de invadir cerebros desprevenidos y organizar fugas espectaculares ante las cámaras de televisión del mundo entero, como se verá. Por lo demás, la revista, jovencísima (va en su segundo número), es estupenda y se deja leer larga y muy sabrosamente. Por mi parte, además de la buena compañía de muchos textos agradezco esta ilustración que hizo Valeria Hernández:

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(clic para ampliar)

3. Ya aparecen los primeros lectores y comentarios de Los viajeros, la antología de ciencia ficción mexicana en la que Bernardo Fernández (Bef) reunió 18 textos mexicanos de ficción especulativa incluyendo uno mío, «Se ha perdido una niña», y otros de Mauricio-José Schwarz, Gabriel Trujillo Muñoz, Gerardo Horacio Procayo, José Luis Zárate, Francisco Haghenbeck, Antonio Malpica, Ignacio Padilla, Pepe Rojo, Cecilia Eudave, Karen Chacek, Gerardo Sifuentes, Rodolfo JM, Edgar Omar Avilés, Gabriela Damián, Rafael Villegas, Orlando Guzmán y el mismo BEF. Las primeras notas han aparecido en sitios interesados en la ciencia ficción como la revista argentina Axxón y el blog de la Tertulia Literaria Fantástica de Bilbao. Mientras me pregunto cuándo (o si) aparecerán comentarios en México más allá de los anuncios de la publicación, me preocupa la constancia de los prejuicios contra la ciencia ficción entre nosotros; aunque creo que se puede hacer cierta crítica de la CF a estas alturas de su historia, no deja de ser absurdo que se le llame «naturalmente menor», «poco mexicana» (juro que he oído decir eso a varias personas) y otras cosas semejantes. Espero que los lectores del libro no hagan caso de nada salvo lo que los textos dicen y se formen su propia opinión.

4. Finalmente, me alegra reportar la buena recepción que ha tenido en España la antología La banda de los corazones sucios, en la que Salvador Luis convocó a un grupo de autores de diversos países de hispanoamérica a escribir de villanos de la ficción y de la vida real. En este libro mi texto se titula «Acerca del alma», trata del caso Fritzl (es decir, tiene algunos puntos de contacto con mi novela Los esclavos) y saldrá (tengo esperanzas) en una edición mexicana posteriormente.

(Los otros autores reunidos aquí: Jon Bilbao, Sergi Bellver, Lara Moreno, Vicente Luis Mora, Marian Womack, Matías Candeira, Juan Carlos Márquez, Antonio Ortuño, Mariana Enriquez, Juan Terranova, Javier Payeras, Leonardo Cabrera y Rocío Silva Santisteban.)[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]

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¿El sexo de la escritura?

Entretanto, aquí en México, mientras la RAE propone reformas ortográficas (incluyendo una «condena» a ciertos usos de la tilde que ha causado mucha risa, pero que muchas personas no notarán debido al desastre de nuestro sistema educativo) y el ser lúgubre se consolida como el nuevo ser cínico, esto:

"Mira, gatita, me importa un carajo lo que pienses. ¡Si te digo que soy feminista, por Dios que lo soy!"
(imagen tomada del blog de Gabriela Damián)

Una amiga escritora, Gabriela Damián, me contó hace algunas semanas de su disgusto con un profesor que insistía en repetir que «la escritura es masculina». La frase fue dicha ante personas de ambos sexos, con plena convicción, y además en una sesión de taller literario. Las mujeres presentes se indignaron pero el profesor no cedió. Había cosas, decía (resumiendo), que le salían mejor a los hombres.
(más…)

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Espejo

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(clic para ampliar)

En 2003 me propusieron dar un curso en la Escuela de Escritores de la SOGEM. Ese año vi, en el espejo de un baño de la escuela, esa calavera blanca y negra, como de una estación del metro de la línea de los muertos.

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Subterráneo, número 0

Siempre que he vuelto a la escuela he vuelto a ver la calavera, impresa en su calcomanía. La idea es rara: Subterráneo, de la editorial Los Insanos, parece proponerse como una especie de «revista» adherible, para ser colocada donde bien se pueda, pero nunca la ha visto en ningún otro sitio ni hubo, hasta donde sé, más que esos dos «números»: un párrafo de Juan Miguel de Mora y un poema de Eduardo Lizalde.

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Un texto de Juan Miguel de Mora

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El final de un poema de Eduardo Lizalde

No sé por qué, pero durante mucho tiempo no pensé en las personas que deben haber estado detrás de ese proyecto. ¿Habrán sido alumnos de la propia escuela? No sería imposible: Juan Miguel de Mora, un profesor muy erudito y comprometido, fue de los más populares entre los maestros de la escuela durante muchos años. Y en las escuelas de escritura, como es natural, se dan constantemente proyectos de revistas y demás.

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¿Alguien conoce a Los Insanos?

El que la mayor parte de los proyectos no deje siquiera la huella que ha dejado Subterráneo también es común. Pensando en esto, pensé también que éste podría ser el único rastro que cierto número de escritores –o de aspirantes a escritor– va a dejar en el mundo. ¿Se podrían convertir en personajes legendarios –como los poetas de Los detectives salvajes, basados en personas reales y en el propio autor de la novela, Roberto Bolaño– con evidencia tan escasa, tan poco arrogante como dos homenajes a dos autores que no eran ellos mismos?
      Pensé que no, y de inmediato escribí al correo electrónico citado en las calcomanías. Tenía que saber. Por supuesto, lo único que obtuve fue un mensaje de error del servidor de correo, avisándome que la cuenta ya no existía.
      Hay que mirarse en ese espejo, pensé.

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La foto del espejo

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Tres más de la Feria de Minería

Tres novedades más en la Feria del Libro del Palacio de Minería:

1. En el stand de la editorial Almadía puede encontrarse ya el nuevo número, el cuarto, de la revista Número 0, dirigida por Pablo Raphael y Guadalupe Nettel. El tema del número es la fama, y en él aparece un nuevo cuento mío, «La llegada del reino». La premisa de la historia es simple: ¿quién sería, si lo deseara, el junior más famoso de todos, el galán verdaderamente imbatible, la única celebridad auténticamente inmortal?

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Ilustración de "La llegada del reino" (clic para ampliar)
Ilustración de "La llegada del reino"
(clic para ampliar)

También hay muchos otros textos, claro, y de autores como Bret Easton Ellis (!), Enrique Serna, Daniela Tarazona, Gonzalo Viñao, Alejandro Robles, Eloy Urroz, Wendy Guerra, Sandra Lorenzano y Lolita Bosch.

2. En quince minutos (y no podré ir, lo que lamento mucho) se presentará en la Feria (en el Salón de Actos del Palacio de Minería) la antología Negras intenciones, reunión de cuentos policiacos compilada por Rodolfo JM y publicada por la editorial Jus. El libro, por otra parte, estará a la venta a partir de hoy y (desde luego) incluso después de que la Feria termine. La colección (uno de los mejores testimonios de la salud del género negro entre nosotros, y la primera antología de un escritor excelente) incluye cuentos de F.G. Haghenbeck, Paul Medrano, Orlando Ortiz, Yolanda de la Torre, Gerardo Sifuentes, Alfonso Morcillo, Ricardo Guzmán Wolffer, J.M. Servín, Bernardo Fernández BEF, Antonio Malpica, Mauricio Alvarado, Rodolfo J.M., Edgar Omar Avilés, Vicente Alfonso y Benito Taibo.

Negras intenciones

3. Y otra novedad de Jus: este domingo, a las 17:00 horas, la editorial presenta en el auditorio 3 de la Feria el libro Lenta turbulencia, colectivo de cuatro de los autores jóvenes más talentosos de Michoacán: Luis Miguel Estrada, Alfredo Carrera, Atahualpa Espinosa Magaña y Edgar Omar Avilés. Espero poder ir a ésta, y desde ya queda la recomendación.

Lenta turbulencia

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La Langosta se ha Posteado

Hace casi veinte años (es decir, varios antes de la popularización del uso de Internet) aparecieron las primeras revistas virtuales mexicanas. La más interesante fue una dedicada a la ciencia ficción en español: La Langosta se ha Posado, que comenzó a publicarse en 1992 y fue fundada por Gerardo Porcayo, introductor del cyberpunk en México y uno de los varios autores que se dieron a conocer durante el breve florecimiento de la ciencia ficción nacional en los ochenta y noventa. El nombre de la revista proviene, por supuesto, de la novela El hombre en el castillo de Philip K. Dick, donde es el título de otra novela, en la que el mundo que conocemos se describe como una ficción.
      La revista se creaba en Iris, uno de los primeros programas de creación de hipertexto y texto electrónico; como no existía otra forma posible de distribución, cada número de la revista –en la forma de un programa que se podía ejecutar en una PC– se copiaba en diskettes (esos antepasados de las pastillas USB en los que cabía poco más de un megabyte de información) y éstos se repartían a amigos y conocidos para que pasaran de mano en mano.

Diskette

Que el medio más avanzado y audaz del momento tuviera que abrirse paso como las hojas volantes del siglo XVII no dejaba de ser irónico. Nueve números de la revista se publicaron en este formato, que de hecho era todavía más atrevido, y más desconcertante, en un país como éste (según se cuenta, cuando sus editores intentaron buscar apoyos para la edición de La Langosta en uno de tantos programas gubernamentales de financiamiento, nadie en la dependencia correspondiente fue capaz de entender que una revista no se publicara en papel). Más tarde, cuando comenzaron a utilizarse los navegadores de Internet y aparecieron los primeros servicios gratuitos de alojamiento en Internet, La Langosta tuvo una segunda época en la red, pero su proveedor (Xoom.com, una de numerosas compañías que surgieron durante la fiebre de las empresas .com a fines de los noventa) dejó de operar y esa etapa de la revista se perdió.
      Actualmente, la revista ha vuelto una vez más: ahora es una serie de blogs enlazados con un nuevo nombre: La Langosta se ha Posteado, y contiene no sólo textos nuevos entre cuentos, ensayos, comentarios y reseñas, sino también un archivo en constante crecimiento con lo mejor de todas sus encarnaciones anteriores. Quienes la hayan leído antes reconocerán la continuidad y la dignidad de su propuesta editorial, que no se coloca en un gueto para volverse mediocre y autocomplaciente; quienes no la conozcan tal vez se sorprendan por sus textos y más aún por su diseño, que ahora juega de muchas maneras a la nostalgia; en todo caso, la continuidad de la revista y de su apuesta me parecen tan importantes como su intención de mantener la memoria de su trabajo. La mayor parte de las publicaciones contraculturales mexicanas (que por lo general duran pocos números, mal distribuidos, creados siempre en circunstancias apremiantes e inciertas) se olvida a los pocos meses de su desaparición. La Langosta propone en sus archivos la recuperación de un movimiento y una serie de ideas cuya vida, y evolución, se demuestra en las nuevas entregas de la revista.

(Nota: con ésta, Las historias llega a sus 500 notas publicadas. No es tanto, pero ha costado y ha valido la pena. Gracias como siempre a todos los que vienen a leer y comentar.)

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