El programa Sonografía de Radio Mexiquense transmitirá un especial mañana, de 16:00 a 18:00 horas (hora del centro de México): una presentación virtual de Los esclavos. Entre varios fragmentos de la novela, conversaremos sobre la misma y habrá la posibilidad de que los escuchas interactúen, pregunten, envíen mensajes; además, como el programa es de música, me dejarán poner los discos… o seleccionar los MP3, o como queramos decirle. La lista será (espero) interesante: sin duda, al menos una o dos de las piezas serán reconocidas por muchas personas, y una o dos más no se han transmitido nunca. Los invito a escuchar.
Actualización: el miércoles primero de abril y el jueves 2 habrá varias entrevistas por radio sobre la novela. Serán las siguientes:
1. El miércoles a las 11:00 en el programa «DFM» de Radio Ibero (90.9 FM en la ciudad de México)
2. Media hora después, a las 11:30, en el programa «Qué hacer» de Grupo Imagen (90.5 FM en la ciudad de México: varias estaciones lo repiten en el otras ciudades del país)
3. La noche del miércoles, a las 21:00 horas, en el programa «En el camino» de Uniradio, estación de la Universidad Autónoma del Estado de México (99.7 de FM en Toluca y alrededores)
4. Y la noche del jueves 2, a las 22:00 horas, en el programa «Carpe Noctem» de Radio UNAM (860 de AM en la ciudad de México)
Todo está listo: Los esclavos se presenta, con fiesta incluida, este viernes 3 a las 19:00 horas en el lobby del Hotel Virreyes (Izazaga #8, casi esquina con Eje Central, a pocos pasos de la estación del metro Salto del Agua). La entrada será libre y cualquier persona interesada puede darse una vuelta. Además de lo que se diga sobre la novela habrá ejemplares de la misma, y luego música y lo conducente hasta que el cuerpo aguante.
Presentarán dos queridos amigos y compañeros de catálogo (ejem ejem) en la editorial Almadía:
J. M. Servín, autor de la extraordinaria Cuartos para gente sola, así como de Por amor al dólar y Revólver de ojos amarillos, entre otros, y…
Bernardo Fernández (Bef), quien estrenó apenas su nueva novela, Ojos de lagarto, y es autor también de Tiempo de alacranes, Ladrón de sueños y mucho más.
Y además, como una aparición especial, para la música tendremos a
DJ Esquinca, quien no es otro que Bernardo Esquinca, autor de Belleza roja, Los niños de paja y más.
Muchas gracias a todo el equipo de Almadía, y en especial a Ari González y Lulú Florian, quienes han estado al pendiente y al pie del cañón durante estas semanas.
Y ahora, todos quedan invitados. Ojalá nos veamos allá para celebrar.
Primera llamada: Los esclavos se presentará en la ciudad de México el 3 de abril de 2009 a las 19:00 horas, en el Hotel Virreyes (Izazaga casi esquina con Eje Central, en el mero centro de la ciudad). Más detalles por venir. Hoy se darán algunos de ellos en el noticiario Noticias 22 de Canal 22, un poco después de las 20:00 horas.
Por fin llega el día: la primera presentación de Los esclavos tendrá lugar en Oaxaca, sede de la editorial Almadía. La cita es en el IAGO (Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca; Macedonio Alcalá #507, en el centro de la ciudad) este jueves 19 de marzo a las 20:00 horas. Comentará el libro mi querido Tryno Maldonado, y yo estaré allí para leer un fragmento de la novela, conversar y celebrar con quienes quieran acompañarnos. Allá nos vemos…
…y, si no pueden ir, el viernes 3 de abril será la presentación en la ciudad de México, y habrá más en el futuro. Todos los detalles irán apareciendo aquí. Mientras, el cartel de la presentación:
[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][ACTUALIZACIÓN: la segunda reseña de Los esclavos, un texto muy interesante de Libia Brenda, ha aparecido en Facebook.]
No había dejado un aviso apropiado de esto: desde fines del año pasado, tengo una columna en la revista electrónica Los noveles, dirigida por Salvador Luis. Su título es el de una de las encarnaciones previas de esta bitácora: «La materia no existe», y ahora su nueva entrega, la tercera, trata de mi muerte. De hecho, de la muerte de cualquiera, con énfasis en la parte más desagradable del asunto. Y además sale Aleister Crowley. Ya están advertidos.
Otra publicación: ahora que México está de país invitado en el Salón del Libro de París y una delegación de escritores se encuentra allá realizando presentaciones, conferencias y lecturas, la revista electrónica francesa Retors publicó en su nuevo número un dossier con textos de varios autores mexicanos en versión bilingüe; uno de ellos es «Álbum», de Éstos son los días, traducido por Iván Salinas. (Gracias, Iván.)
Por último, ya apareció la primera reseña de Los esclavos en el blog de la narradora y crítica Eve Gil, y varias personas han dejado ya, también, las primeras notas breves en sus blogs sobre la novela: son Jorge Tirzo, Tryno Maldonado, Bef y Héctor Domingo. Muchas gracias a todos.[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
Hoy, precisamente hoy, se cumplen los doscientos años: Edgar Allan Poe nació en Boston, Massachusetts, el 19 de enero de 1809. Para celebrar el día preciso, aparecen aquí dos nuevas traducciones de Poe y además el aviso de una tercera, así como nuevos enlaces en la página principal del proyecto Poe 2009, al que la invitación sigue en pie de aquí a 2010.
En Las historias están, desde ahora, traducciones que he hecho de dos breves y muy poco conocidos ensayos de Poe, pertenecientes a una serie de textos marginales: «De la Imaginación» y «El velo del alma». Una tercera traducción llega con el proyecto independiente La Guillotina, dedicado a ofrecer gratuitamente textos clásicos y rarezas literarias, que presenta el primer vistazo a un libro de próxima aparición: Poliziano. Una tragedia inconclusa, la única obra de teatro que escribió Poe, y que puede leerse ya, completa, en línea, en edición bilingüe. La colección completa de La Guillotina, un proyecto animado por Raúl Berea y Erika Mergruen, puede leerse desde esta otra dirección: http://www.scribd.com/groups/documents/69852-colecci-n-la-guillotina.grid.
Por último, hay tres nuevos enlaces: uno lleva a «Annabel Lee», un video a partir de la canción de la banda española de rock Radio Futura (a partir del poema del mismo título, uno de los más celebrados de Poe), otro más a una selección de referencias a flores en la poesía de Poe (en el blog especializado Flores Literarias) y el otro una sección especial del portal Letralia.com con tres traducciones de «The Raven», otro de los poemas clásicos de nuestro autor; las traducciones son al francés, el portugués y el español y fueron realizadas por Charles Baudelaire, Fernando Pessoa y Juan Antonio Pérez Bonalde, respectivamente.
Ojalá disfruten estos textos y sigan viniendo a esta celebración de Poe, que durará todo el año. Pronto, un par de textos nuevos de otros tantos colaboradores se unirán a los homenajes.
Estoy en el camino de vuelta a casa después de una encerrona de un par de semanas. Estuve escribiendo. Pero el aviso que quiero dar no es éste, aunque el texto en el que trabajé –un nuevo libro– incluye muchos de los versos propuestos aquí por lectores, amigos y lectores/amigos. (Muchas gracias a todos; cuando haya más noticias sobre el proyecto las conocerán en este sitio.)
El primer aviso que quiero dar es éste: el año próximo –avisado y confirmado– mi primera novela, titulada Los esclavos, aparecerá publicada por Editorial Almadía, como se puede leer aquí. Ya se imaginarán la sensación.
En unas horas o mañana a más tardar, los resultados del concurso de diciembre. Saludos a todos.
Mientras llegan varios textos prometidos y se acercan tanto el cuento del mes como el final de Caza de Letras:
0 [fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][actualización]. Mañana miércoles, 19 de noviembre, participaré en la presentación del libro Alguien tiene que perder de César Gándara, publicado por la editorial Jus. La cita es en Donceles 66, casi esquina con Palma, en el Centro Histórico de la ciudad de México, a las 19:00 horas.
1. «La materia no existe» fue el nombre de mi primera bitácora y ahora es el nombre de una nueva columna que escribiré regularmente para la revista virtual Los noveles. Por lo demás, está comenzando la nueva etapa de esta publicación de ya larga carrera.
2. Invitación: este sábado 22, a las 12:00 del día, se presentará la antología Atrapados en la escuela. Segunda generación, compilada por Beatriz Escalante: una reunión de historias de todo tipo para adolescentes. Estaré en la mesa de presentación junto con Juan Villoro, José Gordon, Óscar de la Borbolla y la propia Beatriz; la cita es en la Librería del Sótano de Coyoacán (Miguel Ángel de Quevedo, casi esquina con Universidad).
3. No una ni dos sino tres entrevistas han aparecido recientemente. Dos están en línea aquí y aquí y la otra se publicó en el periódico 8/Ochenta de la Universidad Iberoamericana. (Gracias a Sergio Hernández, Martín Fragoso y Montse Reyes, los entrevistadores)
4. Un proyecto gordo en el que participo está ya por [comenzar a] salir. Es El libro rojo, coordinado por Gerardo Villadelángel y cuyos tres tomos publicará el Fondo de Cultura Económica. En la red hallé la descripción siguiente:
El libro rojo [es] una edición excepcional que reúne el trabajo de cerca de 300 autores –historiadores, cronistas, narradores y artistas visuales– que interpretan literaria y estéticamente, con textos e imágenes, crímenes ocurridos en nuestro país entre 1868 y 1928 [a la manera del Libro rojo original, de Vicente Riva Palacio, que justamente se detiene en el año 1867]. Los siguientes volúmenes se ocuparán de 1929 a 2008. El tratamiento es una lectura libre de los acontecimientos con los hechos violentos del periodo referido como leitmotiv. Dicho en palabras del prologuista, el escritor y dramaturgo Vicente Leñero,la idea del libro es “componer, a la manera de un Balzac colectivo, la tragedia humana del crimen a través de la historia de México. Del asesinato, para precisarlo bien. El asesinato en la historia de México. La historia de México desde la óptica de sus asesinatos elocuentes”. Entre los autores participan Enrique Krauze, Jean Meyer, Eugenia Meyer, Paco Ignacio Taibo II [y] Álvaro Uribe; entre los artistas plásticos se hallan Alberto Castro Leñero, Helen Escobedo, Jan Hendrix [y] Boris Viskin.
Hacia los años cincuenta de ese libro, es decir en el tomo II, estarán entre otros crímenes famosos los de Higinio «El Pelón» Sobera, a la vez nebuloso y fulminante. Quedan avisados.
5. Hay otras cosas por venir, de las que escribiré pronto. Entretanto, gracias a todos por su visita. Suerte.[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
Debía esta nota desde hace días, y para compensar la he convertido en dos notas. He aquí la primera, que no deja de tener su parte turística.
Hace un par de semanas regresamos de Canadá: once largos días en las ciudades de Calgary y Banff, en donde participé en el festival internacional Wordfest. De entrada puedo decir que todo fue muy bien: el equipo organizador nos trató de maravilla y el festival, que tuvo actividades en ambas ciudades a lo largo de más de diez días, estuvo hermosamente organizado. Calgary no es la ciudad más grande de Canadá y a veces, supe allá, se le mira con cierta condescendencia en el otro extremo del país, en Montreal o Toronto. Pero ya quisiéramos en nuestras ciudades pequeñas actividades culturales como la de ésa.
Esta impresión de ligera inferioridad (típica de los viajes de mexicanos al extranjero) puede tener sus matices…, pero eso será para la próxima nota; ahora, una lista veloz de las mejores cosas durante Wordfest:
1. El trato de Emma Knipe, encargada de operaciones del festival, así como de la fundadora de éste, Anne Green, y en general de todos los trabajadores, voluntarios y patrocinadores.
2. El mero hecho de haber podido pasar, de Calgary, a Banff, un pueblo hermosísimo en medio del enorme parque nacional que lleva su nombre, y al Banff Centre, que debe ser uno de los mejores lugares para escribir que hay sobre la Tierra. (La imagen es del estudio Henriquez, uno de los ocho que se ofrecen para residencias artísticas en el Centro.)
3. La lectura bilingüe en la Universidad de Calgary, en la que estuvimos la poeta mexicana Coral Bracho y yo, presentados por la maestra Candelaria Konrad. El público estaba muy atento y hubo preguntas muy interesantes (además de que me tocó encontrar allá a Gerardo Piña, un escritor a quien le había perdido un poco la pista pero que acaba de publicar su primera novela y del que me siento muy cercano). Como no me sentía muy seguro para leer las traducciones en inglés que había preparado, acepté la propuesta del festival de que se encargara un actor. Suerte espectacular, pues el actor que se ofreció para la lectura, Iain Dunbar, me ayudó no sólo leyendo las traducciones sino además revisándolas, y detectando varios errores. Ah, y algunas personas se quedaron con copias un cuadernillo (chapbook, que les dicen) con los textos que preparamos para la ocasión.
3. El Museo Glenbow de Calgary, y en especial una exhibición que tenían de arte fantástico: una auténtica maravilla de colección entre cuyas piezas –pintura, escultura, video, instalación– había al menos una obra maestra: El Instituto Paraíso, de los artistas canadiense Janet Cardiff y George Bures Miller, una instalación creada en 2001 para el pabellón canadiense en la Bienal de Venecia que se finge un cine antiguo, mucho más grande por dentro que por fuera, en el que la trama de la película se mezcla con las acciones de los espectadores fantasmales que rodean a los de verdad mediante una banda sonora más bien espeluznante. ¿Alguno de ustedes conoce a un director de museo o instituto de cultura que quisiera traer esta pieza? Si me dicen que ya estuvo en México, de todas formas abogaría por su regreso…
4. Y los escritores. Hubo de todo, como en cualquier encuentro, pero los más valiosos de aquellos con los que al menos pude conversar merecen mencionarse siquiera velozmente. Randall Maggs, poeta de Newfoundland, quien acaba de publicar una biografía en verso de Terry Sawchuk, un legendario goalie del hockey sobre hielo; Cecil Castellucci, narradora y rockera indie; Jaspreet Singh, escritor emigrado de la India que presentaba su primera novela y un libro extraordinario de cuentos, 17 tomates; Rawi Hage, a quien tuve el gusto de conocer hace algunos años, justo antes de que se volviera famoso en Canadá, y con quien fue posible celebrar la salida de su segunda novela, Cucaracha, poco antes de que la nominaran para al menos tres premios literarios. E Ikwunga, «el poeta afrobeat», originario de Nigeria, profesor, psiquiatra y músico. Escucharlo rapear en el «Cabaret de poesía» en el Banff Centre fue extraordinario.
Ahora, por si puede interesar, un regalito. En 2002, cuando fui al Banff Centre por primera vez, encontré en su biblioteca (entre varias ediciones curiosas que me acompañaron en largas tardes) un archivo de grabaciones en disco compacto. Y entre los discos había una colección de Música clásica secular de Bizancio, grabada por el musicólogo y matemático griego Christodoulos Halaris. La grabación recupera piezas de grandes compositores de la época y se propone como una grabación «a la manera original» y con instrumentos tan cercanos como es posible a los de aquel tiempo. Ahora he leído que hay polémicas alrededor de la fidelidad de las interpretaciones de Halaris y su equipo; la música no deja de ser muy hermosa, y en aquel momento me conmovió enormemente, y fue la banda sonora de todo mi tiempo de escritura allá, que vio aparecer partes de Grey y de otro proyecto del que espero hablar más tarde, en algún otro día.
¿El regalo? «El salterio», una pieza de Juan Koukouzeles (¿1280?-¿1360?), santo de la iglesia ortodoxa griega además de cantante y compositor en la corte de Andrónico II de Constantinopla. Nacido en Macedonia, quedó huérfano a temprana edad, y la historia de su nombre es curiosa: su apellido era Papadopoulos, pero en la escuela imperial de música, a la que pudo asistir gracias a una beca que ganó por su excelente voz, sus compañeros se burlaban de él y le pusieron un apodo hiriente: «koukouzeles» es una palabra inventada, que sugiere el tartamudeo de alguien que intenta decir «coles» y «frijoles» en griego y a la vez. Más tarde, en cualquier caso, Koukouzeles también fue conocido como «Angelophonos» (voz de ángel).
Además (hallo en las fuentes escasas de que dispongo) de ser un intérprete sumamente popular, Koukouzeles reformó profundamente la notación y la composición de la música de su tiempo, y se le recuerda (encima) por haber huido de la corte de Andrónico para refugiarse en el monasterio de Monte Athos, donde siguió componiendo y cantando hasta su muerte.
Todo esto es nada más una muestra pequeñísima de una gran experiencia…, de la que salió también una serie de ideas sobre libros, editores y varios temas afines, de los que pronto volveré a contarles.
Gabriel Trujillo Muñoz, Transfiguraciones: un misterio venerable. México, Jus, 2008. 164 pp.
Que un escritor como Gabriel Trujillo (Mexicali, 1958) no sea más conocido sólo puede entenderse en un país como el nuestro, con una cultura literaria siempre en desventaja ante los rituales de la celebridad. Incluso al margen de su obra, la figura de Trujillo merecería encontrarse en cualquier anecdotario sin que importara el hecho de que el escritor reside en Mexicali, lejos de los consabidos centros y barullos: autor de más de cien libros; interesado en todos los géneros; ganador de premios numerosos; precursor, protagonista y sobreviviente del breve florecimiento de la ciencia ficción mexicana en los años ochenta y noventa, estudioso de la literatura fronteriza, sus experiencias podrían repartirse entre dos o tres autores distintos y seguirían siendo notables.
Por otra parte, aun sin ese reconocimiento, la parte de su trabajo que ha conseguido abrirse paso hacia el resto del país incluye títulos muy interesantes. Uno de ellos es Transfiguraciones.
El subtítulo de la novela: «un misterio venerable», tiene varios significados en el propio contexto de la historia, pero el más llamativo tiene que ver con la estructura general del propio libro. Cada capítulo se centra en un personaje y un momento distintos, de tal manera que la trama –que abarca décadas de la época colonial y una coda en el siglo XXI–se forma de varios hilos que Trujillo mantiene separados tanto tiempo como le es posible, con el fin de retardar la revelación del secreto que los unirá a todos. El confesor de un convento madrileño, dividido entre el deber y la sensualidad; la monja de la que se enamora y que tiene el poder de levitar; el misionero perdido en el desierto del norte mexicano, atormentado por hechos inexplicables que ponen a prueba su fe; el grupo de guerreros que, por el mismo desierto, persiguen al ladrón de un objeto de poder… Así resumidos, los hechos parecen veleidades de una novela de realismo mágico, pero todos desembocan en una misma conclusión insólita que deja atrás todo folklorismo: cada personaje, a su manera, se despoja completamente de la identidad que le fue impuesta durante su vida en la Tierra y, literalmente, escapa de ésta: trasciende la mera carne en lo que resulta una serie de viajes iniciáticos absolutamente personales, unas veces cercanos a las experiencias místicas que nos sugieren las diversas tradiciones implicadas en la narración pero otras ajenos a cualquier modelo previo. Todo viene de la imaginación del escritor, por supuesto, pero la impresión es la de una plenitud espiritual que nuestras religiones apenas pueden entrever: un universo más vasto que nuestras creencias.
Por décadas, uno de los más auténticos movimientos underground de la literatura mexicana ha girado alrededor de premisas semejantes: sus textos, invariablemente escritos por aficionados, rechazados en los círculos literarios, difundidos en ediciones pobres, toman elementos de la tradición prehispánica, los libros proféticos de la Biblia y el esoterismo new age y los mezclan en historias en las que las deidades antiguas vuelven y lo transforman todo en medio de cataclismos, revoluciones y la sola presencia de lo indescriptible, ante lo que nada resiste. Ahora, lo mejor de esa corriente suprimida y oscura –por las circunstancias extraliterarias, por los desprecios de siempre– parece estar saliendo de la clandestinidad y entrando en el mundo de la mera literatura; ocurre en esta novela desconcertante como en Paramnesia de Jesús Ramírez Bermúdez y La sombra del sol de Mario González Suárez, entre otros libros en los que la indagación de lo trascendente, desdeñada durante la mayor parte del siglo pasado, reaparece sin ceder a la prédica ni el dogmatismo.
Si esto no señala el nacimiento de una nueva tendencia literaria, sí es, por lo menos, el testimonio de una libertad de la novela que parecía enterrada entre nosotros: la (re)apertura de una parcela de la imaginación.
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