[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][Actualización: El mundo de ocho espacios y otros dos libros de Jaime Romero Robledo pueden comprarse, en formato electrónico, en esta página. Y desde aquí se puede adquirir el libro impreso.]
1. El mundo de ocho espacios, novela de Jaime Romero Robledo, obtuvo en 2010 el Premio Colima, otorgado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, al mejor libro de narrativa publicado durante el año previo. Lo más probable es que usted no haya escuchado del libro ni pueda encontrarlo: su autor lo publicó en su ciudad, Chihuahua, y en su propia editorial: Averinto, creada expresamente con ese fin tras de que Romero se cansó de tocar puertas en casas editoras “grandes”, tanto mexicanas como trasnacionales.
Los invito a las primeras presentaciones del año. Las dos serán en el Palacio de Bellas Artes (Eje Central y Juárez, en el Centro Histórico de la ciudad de México) y serán de libros de personas queridas: dos alegrías adicionales para 2011.
1. El miércoles 19, a las 19:00 horas, se presentará la novela Jantipa. ¿El gran amor de Sócrates? de María Elena Sarmiento, publicada por Ediciones B. El libro, por supuesto, está ambientado en la Grecia clásica, y en él aparece el filósofo a quien se conoce sobre todo por los escritos de Platón y Jenofonte, pero su gran hallazgo (y a la vez su gran creación) es su personaje central: una mujer independiente y voluntariosa que debió vivir en circunstancias sumamente difíciles y mira una época fascinante desde un punto de vista muy singular. La cita es en la sala Adamo Boari; además de la autora, comentaremos el libro Guillermo Vega Zaragoza, Rosario Sarmiento y yo.
2. Y el domingo 23, a las 12:00 del día, se presentará el libro de cuentos Luna Cinema de Edgar Omar Avilés, publicado por Tierra Adentro. Esta colección ganó el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí y es una serie de cinco cuentos fantásticos, sumamente extraños, que le deben a Francisco Tario y a Philip K. Dick pero a la vez son sumamente originales: una muestra de lo mejor de cierto modo de escribir que yo preferiría llamar literatura de imaginación… por razones que explicaré ese día. Esta presentación será en la Sala Manuel M. Ponce y comentaremos el libro Verónica Murguía, Eusebio Ruvalcaba y yo.
La entrada a ambas presentaciones será libre y los libros estarán disponibles para quien quiera conocerlos. Ojalá se animen a ir…
Se puede representar la realidad de manera literal, describiendo el mundo sensible para que dé la impresión de que se le percibe «tal como es», o bien se puede utilizar esa descripción como puente hacia algo distinto. Los expresionistas utilizaban la representación para sugerir las emociones de una conciencia que percibe el mundo, como ocurre, por ejemplo, en esta escena de Metrópolis (1927) de Fritz Lang, en la que un personaje reacciona con horror ante la explotación de los obreros en su mundo futurista y los imagina como víctimas a punto de ser sacrificadas:
La propuesta es simple: tomar una situación cotidiana (mientras menos inusual, mejor) y describirla de modo expresionista. ¿Qué tragedia terrible percibe un estudiante que deseaba buenas calificaciones y acaba de reprobar un examen? ¿Cómo se manifiesta lo que siente una muchacha que acaba de ser rechazada por primera vez? Los comentarios de esta nota están abiertos para quien quiera dejar alguna propuesta, como siempre.
1. El 30 de noviembre murió en Belgrado, por complicaciones posteriores a un infarto, Milorad Pavic. Tenía 80 años. Será enterrado hoy en el cementerio de Novo Groblje.
2. Limitaciones de este blog ocasionan que el nombre del escritor no se pueda mostrar correctamente en su transliteración a caracteres latinos:
y menos en su forma original:
… pero sus lectores lo conocen. Éste es el novelista que, solo y sin ayuda, desde una lengua y una cultura de la que nos separa bastante más que las diferencias entre los alfabetos, demostró durante un cuarto de siglo poseer una parte deslumbrante, insustituible, de la imaginación del mundo.
3. «Imaginación» es un término problemático y del que se abusa por todas partes. En el sentido que le daban los antiguos románticos, define la operación de colocar en el mundo algo –al menos una idea– que no existiera previamente en él. Si nos atenemos a ese sentido, el más riguroso de todos, la mayor parte de los artistas, incluyendo aquellos que dicen dedicarse a lo fantástico, no imaginan: mezclan objetos preexistentes de una forma tal vez novedosa (y en realidad, casi siempre, ni siquiera eso).
El europeo anónimo que habló por primera vez del unicornio, acaso por haber visto un rinoceronte y no haber sabido cómo interpretar lo que veía, imaginó, porque la criatura resultante fue distinta al rinoceronte y al caballo y pronto se llenó de su propio sentido. H. G. Wells imaginó al enunciar un concepto imposible –«viajar por el tiempo»– de modo tan evocador y convincente (tan falsamente plausible) que la idea está con nosotros desde entonces y es fuente de ficciones innumerables. Milorad Pavic imaginó de una manera más sutil, pero no menos poderosa: sus libros, y en especial el más famoso de todos, su Diccionario jázaro (1984), propusieron que la novela era, podía ser, muchas cosas distintas de lo que hasta entonces se había llamado «novela».
4. El ejemplo más obvio es el más llamativo: el Diccionario, subtitulado, «novela léxico», es un hipertexto total, dividido en entradas de diversa extensión ordenadas alfabéticamente y en el que se puede empezar a leer desde cualquier página; siguiendo los enlaces –referencias cruzadas– de una entrada a otra se puede elegir entre incontables órdenes posibles de lectura. La novela deja de ser una línea de principio a fin –de planteamiento claro a desenlace contundente– y explota: se lanza a sí misma en todas direcciones a la vez y desconcierta para siempre nuestras costumbres milenarias de lectores. Además, los textos juegan a enmascarar de mil y un formas la «realidad» novelada –el mundo inventado en el que nos dejamos «atrapar» dócilmente cuando nos vemos ante un texto convencional– y volverlo elusivo, inasible.
¿Existieron los jázaros, o no? (respuesta: sí, pero no como dice ninguno de los libros dentro del libro) ¿Dónde están los demonios y los cazadores de sueños? (respuesta: depende de la versión que se quiera leer) ¿Cuál es el secreto: el sentido de los hechos extraños que enlazan épocas remotas y destinos fatales? (respuesta: no se sabrá nunca) Si tenemos suerte, nos daremos cuenta de que no puede haber una conclusión satisfactoria ni una explicación completa: si tenemos un poco más de suerte, entenderemos que también nuestra visión de la realidad, como la del mundo inventado de Pavic y la de la forma de su libro, puede estallar y expandirse. El Diccionario jázaro es la primera visión definitiva de la novela como paso a lo otro, la hiperrealidad, lo sublime múltiple y gigantesco, desde el Hiperión de Hölderlin (que es un poema).
Hay más de un precursor de esto –la doble novela que es Rayuela de Cortázar; la falsa edición crítica en Pálido fuego de Nabokov, etcétera–, pero Pavic es el primero que convierte en el centro de su obra esta transformación constante de la realidad a partir de la transformación constante de la novela. Todas sus grandes obras ensayan diferentes estructuras alocadas y argumentos delirantes: irrupciones de lo otro en el mundo. Paisaje pintado con té (1988) mezcla la forma de la novela con la del crucigrama; La cara interna del viento (1991) cuenta dos versiones de la misma historia –la de Hero y Leandro– en un libro bifronte, que se acaba en el centro; Pieza única (2004) propone un misterio policiaco minuciosamente ramificado, en vez de dirigido a una única solución, en el que cada lector puede arribar a la conclusión que más le apetezca…
5. Hace muchos años, por recomendación de Verónica Murguía y Ricardo Chávez Castañeda, leí el Diccionario jázaro. Su forma, su libertad, su profundidad humana, sus metáforas extrañas, todo llegó hasta mí a la vez como una explosión. (Tal vez como esa explosión.) Rompí todos los escritos que tenía en marcha en el momento, incluyendo una primera novela. Desde entonces he desesperado muchas veces, me he desviado, pero siempre he sabido que el camino, al menos para mí, está señalado por ese libro, como por algunos otros. No son los de moda, no son los apropiados al ánimo de la época, pero son los que me tocan.
Como Borges, Levrero, Calvino, Dick, Lem, Arreola; como todos lo otros: Milorad Pavic ya es de mis grandes muertos, mis otros padres inalcanzables.
1. Tomar una frase hecha que incluya una metáfora. Por ejemplo, «Llueven perros y gatos», que se usa para indicar que llueve torrencialmente.
2. Escribir una historia breve donde la frase se interprete literalmente. ¿Qué sucede (todavía con el ejemplo) el día en que literalmente empiezan a llover perros y gatos?
Buena parte de toda la literatura fantástica descansa en este truco de la imaginación: dejarla volar (otra frase hecha, pero sirve) hacia lo que el lenguaje puede concebir (decir) a pesar de que las leyes físicas no lo respalden. La sección de comentarios queda abierta, como siempre, para quien desee jugar.
[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][Nota del 23/6/2010: esta nota apareció originalmente el 10 de abril de 2008 y ahora contiene, gracias a las sugerencias de muchas personas, bastante más de 20 libros. Gracias a todas ellas.]
A pedido de Jako (en un comentario dejado antes de la remodelación del blog), y en vez de una auténtica reseña, que por el momento no puedo escribir (véase la última nota de marzo de 2008 para una explicación), ofrezco a continuación dos listas de recomendaciones: diez novelas y diez libros de cuentos de ciencia ficción que podrían interesar a alguien que se asomara por primera vez a esa corriente literaria difícil de definir pero presente en todos lados. Las antecede solamente una nota sobre cómo y por qué seleccioné los textos que recomiendo… Y esta portada de Science Wonder Stories, una de las revistas pioneras de la ciencia ficción en los Estados Unidos, ilustrada por Frank R. Paul.
He aquí una de esas maravillas involuntarias. Hace muchos años leí, en la traducción española de Cosmos de Carl Sagan, que entre las obras menos conocidas de Sir Isaac Newton se encontraba La cronología de los antiguos reinos Amended, un libro que reúne buena parte de sus esfuerzos por corregir errores históricos en las escrituras sagradas. Tardé algún tiempo en convencerme de que los reinos Amended no existían y el título original estaba mal traducido: The Chronology of Ancient Kingdoms Amended sería, más bien, La cronología enmendada de los antiguos reinos…
Eso sí: qué maravilla, de todas formas, poder imaginar al menos un tiempo a los misteriosos Amended. Creo que algún día escribiré sobre ellos.
Entretanto, la propuesta es jugar un poco más el mismo juego: localizar una frase mal traducida (o que pudiera traducirse mal) y en la que se escondiera un personaje extraño, un lugar inexistente o, como en el caso que he contado, un pueblo ficticio entero. Los hermanos Brothers son ahora un chiste pero comenzaron siendo una auténtica familia imposible, por ejemplo, traída al mundo por un error de traducción.[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
Una ilusión del presente es la de que todo puede ser inmediato: se insiste en que podemos “vivir” acontecimientos remotos, gozarlos o padecerlos como si nos ocurrieran directamente, por medio de las diferentes alternativas de la comunicación o el entretenimiento. La publicidad, que disfraza de acto supremo del espíritu humano a la compra más insignificante, se emparenta en esto con el grueso del cine y la televisión pero también, para el caso, con esa literatura que todo lo sacrifica a ser presuntamente visceral al referir acontecimientos presuntamente verídicos: el cuento o la novela como sucursales de los programas de videos “auténticos”, e igual de artificiosos y falsos. (más…)
Edgar Omar Avilés, La noche es luz de un sol negro.
México, Ficticia, 2007.
1
A fines del siglo pasado, y por varios años, dio la impresión de que la literatura mexicana se abriría de un modo extraordinario gracias a la obra de una nueva generación de escritores que se rebelaban contra la “narrativa mexicana realmente existente”: la literatura realista, costumbrista y centrada en “lo nacional” que muchos creían no sólo la dominante sino la única posible entre nosotros. Muchos libros de entonces ganaron notoriedad precisamente por romper con temas “aceptables” y tratamientos “correctos”, y en muchos casos rompieron con ellos apostando por lo fantástico: la vertiente borgesiana de la literatura latinoamericana, cuyo mérito –lejos de las acusaciones de escapismo que se le hacen a veces– es su capacidad de sondear y poner en crisis nuestras definiciones de lo real. Las perspectivas parecían halagüeñas para nuestra cultura literaria: grandes escritores olvidados o ninguneados por las letras mexicanas serían rescatados y colocados en su justo sitio del canon nacional; grandes libros inusitados aparecerían al lado de los grandes libros usuales; la cultura de nuestro país dejaría varios de sus peores hábitos, empezando por el de entender las artes como sucursales de la historiografía o la grilla política, etcétera.
Nada de esto sucedió, como sabemos. (más…)
J. R. R. Tolkien (editado por Christopher Tolkien), Los hijos de Húrin.
México, Minotauro, 2007.
Como en julio no hubo «Libro del mes», ahora en septiembre habrá dos. Éste es el primero (que además debía a por lo menos un par de lectores), y el segundo llegará el día 10, para volver al orden acostumbrado. Gracias por su paciencia.