A las cinco y nueve minutos de la mañana de hoy terminé, por fin, mi segunda novela. Debería haber sido la primera. He trabajado en ella los últimos siete años. Pasar tanto tiempo en el proyecto nunca fue el plan: pensaba terminarla mucho antes, pero una versión inicial se perdió en un accidente de mi computadora y las posteriores han tenido numerosos problemas. No sé qué va a pasar ahora con ella: es larga y rara.
Pero sí sé que al menos pude cumplir con un propósito pequeño, personal, que tal vez suene a poco pero le importa cada vez más a un individuo que, con el tiempo, va viendo cada vez con más claridad la forma de su propia vida y la lista de todo lo que nunca podrá ser. He terminado el libro antes de cumplir los 41 años. Con pocas horas de margen, pero he terminado por fin.
Me acompaña la voz extraña, feliz, de Meredith Monk, recomendación de un amigo querido, a la para celebrar. Va, como pequeño regalo.
Apenas en el último par de horas he sabido la noticia: hoy en la mañana, en el Hospital General de la ciudad de México, murió Juan Hernández Luna, escritor.
Nacido en 1962, Juan se crió en Nezahualcóyotl, en la interminable zona conurbada de la ciudad de México; como muchos de su generación se abrió paso con esfuerzo, intentando compaginar la búsqueda de un trabajo rentable con la ambición de dedicarse a la literatura, y aunque escribió de todo se dio a conocer como autor de narraciones «de género» y en especial de novelas policiacas. (más…)
Hoy, después de 15 años de funcionamiento y algún tiempo de decadencia y de olvido, cierra definitivamente el servicio de alojamiento en red www.geocities.com. La noticia puede sonar poco importante: ya nadie se interesa en crear páginas web como se hacía en los años noventa y la tecnología, desde luego, es obsoleta e incómoda de manejar para los cibernautas acostumbrados a Facebook y Twitter. También se me podrá hacer la típica pregunta de los políticos («¿a ti en qué te afecta?») y deberé responder que ni siquiera quedan rastros de los sitios que hice entonces, porque borré todo –hace muchos años– en un momento autodestructivo. Ésta es la única huella que permanece y mañana no estará allí:
Pero sí hay varias cosas que lamentar. La primera es la pérdida de gran cantidad de páginas interesantes, de información que no ha sido respaldada y que acaso se podrá encontrar en sitios como The Internet Archive…, pero acaso no. La mayor parte de lo que todavía en este momento sigue allí, claro, es basura. Pero también es basura la mayor parte de lo que se publica en todas partes, dentro y fuera de Internet, y toda la historia humana está marcada por la destrucción de lo valioso mezclado con (perdido entre) la porquería.
La segunda es la destrucción de una porción de memoria histórica. Pequeña, si se quiere, pero creo que no tanto como podría creerse.
La tercera puede resultar más extraña: la tecnología de aquel viejo servicio fue rebasada hace mucho tiempo, pero no hay nada hoy que tenga exactamente su flexibilidad y posibilidades expresivas. La facilidad de uso de los servicios actuales, y en especial de las redes sociales, se ganó a costa de menos acceso y control sobre la construcción de las páginas y una mayor limitación de lo que se puede hacer con ellas. La comunicación y la interacción son una maravilla, por supuesto (incluso aunque la actitud socialmente aceptable ante ellos sea de tedio); pero todo lo que los usuarios comunes podemos hacer con los servicios del momento es alimentarlos de contenido dentro de estructuras rígidas y para fines preestablecidos. La manipulación del código HTML, que tantos quebraderos de cabeza dio a tantos pioneros de la red hace unos quince años, era una especie de artesanía, vacilante en general, entorpecida por herramientas inapropiadas, pero no tuvo ocasión de convertirse en arte sino en poquísimas ocasiones.
Esto sonará, quizás, como lamentar la falta de desarrollo del kinetoscopio, de la commedia dell’arte o de cualquier otro arte o tecnología olvidados. Pero ¿no es sorprendente todo lo que se ha dejado de hacer? ¿No es extraño que la historia esté también tan repleta oportunidades y posibilidades perdidas? También el cine está por explorar aún. También le quedan cosas que decir a la literatura. Lo que guía nuestras opiniones sobre estos asuntos acostumbra ser lo más superficial, y esto nos hace olvidar que, como las lenguas, también nuestras herramientas y nuestros modos de crear son imágenes precisas de la experiencia de cierto número de seres humanos. Y cuando la imagen se pierde, se pierde también el conocimiento más cercano y más profundo de esa experiencia que pudo haber sido de cualquiera pero fue, para bien o mal, de quienes la vivieron. Como cuando muere una lengua o un arte se olvida, ahora el mundo es un poco más pobre.
* * *
Entre otros sitios que no visitaba lo bastante, que no me molesté en respaldar y que (pensaba) siempre estarían allí, voy a extrañar el archivo de una revista hermosa y de carrera no tan breve, Malacandra, subtitulada «Teoría y práctica de la literatura fantástica». Melmoth, la revista que yo tuve por un tiempo, quería ser como ella, pero más loca y más extraña: la ilusión de un tímido que había llegado tarde al reparto de su generación.[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
El centro cultural Donceles 66 invita a la conferencia «El sadomasoquismo y la literatura», este jueves 24 a las 20:00 horas en –justamente– Donceles #66 (Centro Histórico, ciudad de México). Participarán: Alberto Chimal, Fabiola Bárcenas y un invitado sorpresa. Informes en el teléfono 915014 68 y en el sitio www.donceles66.com.mx. Correo electrónico: difusion@donceles66.com.mx.
Para el Día del Blog 2009, la propuesta anual de recomendaciones y hallazgos que parece estar un poco de capa caída:
La blogósfera también parece estar un poco de capa caída, o eso parece implicar más de un partidario de los servicios de moda, y en especial de las redes sociales. Tal vez. Pero la desventaja de la simplificación de cualquier tecnología es que tiende a uniformarse: a volverse, a la vez que más fácil, menos flexible, menos acogedora para la iniciativa y la creatividad individual. Ha sucedido muchas veces en estos pocos años de auge de la red y así, probablemente, sucederá con las bitácoras. Pero tal vez algunas puedan ser leídas, ahora, como algo más que la acumulación de notas al azar que es el blog del mínimo esfuerzo. Los enlaces que agrego en esta ocasión pueden ser esa otra cosa que todavía permite la tecnología del blog.
El sitio/blog de Coudal Partners, además de una colección interesantísima de enlaces y notas (grandes y mini, para los fans de Twitter), incluye el extraordinario MoOM (Museum of Online Museums, o Museo de Museos en Línea).
En Picnic sobre el hielo, Gerardo Sifuentes, escritor y editor de la revista Muy Interesante, documenta toda clase de hallazgos extraños y mantiene, entre otras, una serie ingeniosa e inquietante: «Cosas que se hacen con libros» (leer no está entre ellas).
Tres enlaces en una nota, y todos distintos a los meta-sitios ya listados. Distintas latitudes es una (relativamente nueva) revista latinoamericana, con participación de autores de varios países y una estructura casi de blog que permite navegar entre artículos muy variados, notas y demás. Llegué a esta revista por los blogs de dos de sus colaboradores, que escriben con frecuencia y son muy interesantes: La isla a mediodía de Lilián López y Las opiniones del Rufián Melancólico de Carlos Ramón Morales.
Y para terminar, olvídense de los «veteranos» con seis meses de notas en sus bitácoras: Imaginemos, imaginemos…, el sitio personal de Raquel Castro, cumple siete años de funcionamiento ininterrumpido y estrena un nuevo sitio con archivo intacto. Ésta es una porción significativa de una vida en la red.
Si les interesa alguno, visítenlo. Y si les gusta, háganlo saber a sus creadores…
Con esta nota se reanuda una serie que empecé hace tiempo, a partir de ciertas preguntas de Rafael Tiburcio. Las primeras tres partes están aquí, aquí y aquí. El tema es cómo publicar en un país como éste.
Esta vez seré breve. Terminé una nota anterior con la pregunta de para qué se escribe. Como no hace falta discutir las respuestas obvias (dinero, prestigio, etcétera) sólo agrego esto: escribir no es sólo una actividad de escasas recompensas inmediatas, sino además, y sobre todo, una actividad solitaria. Puede ser muy placentera, puede no serlo, puede tener éxito o puede fracasar, pero si al escribir se intenta hacer una creación propia –no escribir los textos que firmará alguien más; no crear copy o contenidos de acuerdo con las directrices de un editor o un comité–, resulta que esa forma de estar a solas es una de los pocos actos de libertad que todavía están al alcance de quien tenga los humildes conocimientos básicos que hacen falta. Porque escribir así es una forma de introspección, de estar a solas con uno mismo, sin más árbitros ni jueces que los propios demonios; la idea es repelente para muchas personas porque aprendemos a igualar la felicidad con la inconsciencia, pero lo que se obtiene con esa reflexión, es decir, ese reflejo: esa lectura de nosotros mismos en lo que escribimos, es a su modo algo mejor, más raro y más precioso. Y, ni modo, quien lo ha hecho lo sabe: escribir así es también una experiencia intransferible, jugar con el lenguaje es llegar a un límite del lenguaje. A veces lo escrito deja ver ese límite, a veces no; a veces quien escribe ni siquiera se da cuenta. Pero el contacto se da, invariablemente: la ventana se abre aunque sólo sea por un segundo.
Podemos, desde luego, tener el deseo de que la escritura no se quede sólo en la introspección o el trabajo solitario: de que se publique y llegue a otro. Podemos tener la idea de que ningún texto termina de existir mientras no es leído, o bien la de que quien practica un oficio como éste (porque la escritura es un oficio; ciertamente no es un pase automático a la divinidad, como parecen creer algunos, ni al poder político) merece una adecuada remuneración por su trabajo, como la reciben los practicantes de otros oficios. Ambas ideas son perfectamente razonables. Pero hay que insistir otra vez: escribir no es lo mismo que publicar (en otras de las notas de esta serie hay varias consideraciones sobre dónde, cómo, qué, de qué manera intentar la publicación) y, para el caso, tampoco es lo mismo que destacarse, que obtener la gloria, que cualquiera de esas recompensas.
En efecto, como tantas personas intuyen o saben o aceptan rencorosamente, «escribir bien» (sin importar cómo se defina la palabra) no es el único camino para lograr la notoriedad y está lejos de ser el más sencillo o el más rápido. En efecto, puede echarse mano de ventajas heredadas como la riqueza o la belleza física; en efecto puede incurrirse en los pequeños actos de corrupción (de venalidad, de degradación, de alevosía) que son posibles no sólo entre escritores y mexicanos, sino entre personas de cualquier disciplina y de cualquier lugar. Es posible fingir, simular, mentir, asombrar a otros con desplantes y poses. Es posible engañar con actividades aledañas a esa escritura de la que estoy hablando como la farándula, la política, la opinología. Pero nada de eso es escribir. Los legendarios (pero no inexistentes) negros o ghost writers, que redactan los textos que luego firman otros más famosos o más encumbrados, no entran en absoluto en la experiencia que he tratado de describir: ni sus jefes ni ellos mismos pertenecen al terreno de la creación, sino al del poder, que sin duda es fascinante pero también es distinto. Tampoco entran los socialites a quienes de pronto da por sacar libros, ni las celebridades «que todo el mundo conoce» aunque no hayan escrito nunca una página (ni mucho menos una página memorable)…
En este pobre país en crisis (terminal, ya sin remedio, lo llamó hace poco un colega, Heriberto Yépez) la distinción que mencioné arriba puede parecer inútil: no lo es. Puede que no le importe mucho a algunas personas, pero la supervivencia de la especie, así como de las diferentes culturas que se ha organizado, no se ha debido nunca a la docilidad ni a la ignorancia, a la incapacidad de pensar. Y el proceso de la escritura –que puede ser frío y cerebral, o apasionado, o melancólico, o de todas las otras formas; que puede dejar ver todos los matices e inclinaciones, todos los motivos explícitos y todos los insondables– es una forma de enfrentarnos con nuestro propio pensamiento: de no hacerlo a un lado, de centrarlo al menos por un momento en nuestra propia conciencia. Y esto nos urge.
Más adelante, más sobre estos asuntos. Ahora, sólo porque sí (y para no ilustrar esta nota con libros y plumas de ganso), La isla de los muertos (1880) de Arnold Böcklin:
Una vez más, se ha actualizado la página del proyecto Poe 2009. Las nuevas adiciones: «La filosofía del mobiliario», un curioso texto de Poe, y otros en el sitio La máquina del tiempo; la noticia de un congreso especializado en Valparaíso y un reportaje de Christopher Rollason sobre el congreso de Alcalá en mayo.
Además, una corrección: el congreso ya anunciado que se celebrará en Cáceres tendrá lugar del 19 al 21 de noviembre. La información se ha corregido ya en la página correspondiente.
Por último, además de recordar que el proyecto Poe sigue abierto y solicitando colaboraciones, un aviso especial: del 17 al 21 de agosto, a las 17:00 horas, se llevará a cabo un ciclo de cine en homenaje a Poe en la Biblioteca de México, situada en la Plaza de la Ciudadela en la ciudad de México. Se proyectarán y se comentarán varias adaptaciones de la obra de Poe, incluyendo dos filmes de Roger Corman con la actuación de Vincent Price y una película mexicana de culto: La mansión de la locura, dirigida por Juan López Moctezuma, quien también fue director de la célebre Alucarda. Todos quedan invitados.
A continuación, una muestra pequeñísima de lo que se verá en el ciclo: un fragmento del cortometraje El péndulo, el pozo y la esperanza de Jan Svankmajer:
Por una y otra razón se me había pasado dejar aquí este aviso: mañana, lunes 13 de julio, participaré en una plática sobre ciencia ficción con un cartel de lujo: José Luis Zárate, Bef, Mauricio Matamoros y, en teleconferencia desde Gijón, España, Mauricio-José Schwarz. Esto tendrá lugar en la Sala Sandoval Vallarta de la UAM Iztapalapa, a las 15:00 horas. (La dirección: avenida San Rafael Atlixco #186, colonia Vicentina, delegación Iztapalapa, México D.F.)
La editorial Disculpe Las Molestias convoca a un concurso abierto de cuento, en el que todas las personas interesadas podrán participar. Ésta es una editorial novísima, que publicó ya la antología Al diablo adentro y tiene muchos otros proyectos en puerta. He aquí las bases y, más abajo, un video documental en cuatro partes que la editorial creó para promover el concurso e incluye entrevistas con Eve Gil (escritora y conocida de los lectores de Las Historias), Philippe Ollé (difusor cultural), Marisol Schultz (editora), Carlos W. Trejo (escritor) y Tonatiuh Suárez-Meaney (escritor).
Concurso Abierto de Cuento de la Editorial DISCULPE LAS MOLESTIAS
Convocatoria
Bases:
* El concurso se llevará a cabo de manera abierta en http://www.disculpelasmolestias.com/
* Podrán participar personas de cualquier nacionalidad y edad.
* Los textos participantes deberán ser inéditos, escritos en español, de autoría propia, con una extensión no mayor a las once mil palabras. La temática es libre.
* El plazo para participar será del 9 de julio al 31 de diciembre del 2009 a las 11:59 hrs.
* Los treinta textos ganadores se darán a conocer el 7 de marzo del 2010 en la misma página electrónica.
Dinámica del concurso:
* Los interesados tendrán que registrarse en la página http://www.disculpelasmolestias.com/ y publicar sus textos en la sección de cuentos.
* Los textos podrán ser editados hasta la fecha de vencimiento del plazo y sólo se tomará en cuenta la versión final.
* Los treinta cuentos ganadores serán seleccionados por un jurado conformado por miembros y colaboradores de la editorial, y su decisión será inapelable.
Premios:
Los autores triunfadores firmarán un contrato, accediendo a que sus textos sean publicados en una antología con un tiraje de por lo menos 500 ejemplares. La editorial se hará cargo de la distribución y la publicidad, así como del trabajo administrativo que requiera la publicación.
Otros puntos importantes:
* Se recomienda a los concursantes tener un registro previo de derechos de autor sobre sus textos participantes.
* Los textos que sean publicados después del cierre de esta convocatoria no serán tomados en cuenta, excepto que el jurado así lo determine.
* El jurado podrá declarar desiertos hasta diez de los treinta lugares a premiar.
Gracias a los buenos oficios de Paul Medrano, Los esclavos se presentará este sábado 18 de julio dentro del II Encuentro de Jóvenes Escritores de Acapulco. La cita es a las 20:00 horas en la Casona de Juárez, situada en Benito Juárez #12, colonia Centro, en la mera ciudad de Acapulco, Guerrero. La entrada será libre y comentarán el texto Juan Luis Nutte, Magali Velasco y Edgar Omar Avilés, moderados por Edgar Pérez.
He aquí una copia del cartel del encuentro (cuyo programa completo puede verse acá):