Hola de nuevo. Un aviso: varios compromisos retrasados, y en especial varios trámites necesarios y el trabajo que hace falta para completar un nuevo libro, me obligan a poner esta bitácora en «receso parcial». Hasta nuevo aviso, sólo aparecerán aquí las convocatorias del concurso mensual de minificciones (que sigue como siempre) y, cada mes, al menos una reseña o un cuento nuevo en sus secciones respectivas. Se detienen, pues, los apuntes sueltos, las «reimpresiones» de las bitácoras anteriores y los ejercicios de taller, aunque todos los textos publicados hasta ahora en esas secciones siguen disponibles en el archivo. Presentaciones, nuevos cursos y cosas así aparecerán en la «cartelera» en la columna derecha de la mayoría de las páginas del sitio; con un poco de suerte, Fatal Espejo comenzará pronto nuevas actividades.
Me disculpo, desde luego, y espero volver pronto no sólo a publicar como antes, sino con buenas noticias. Gracias y saludos a todos.
[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][Nota de las 2:00 de la tarde: sólo porque sí, dejo enlace a una rareza:Mythomania, «canciones de brujas, hadas, magos y fantasmas», diez piezas de música antigua de las islas británicas en versiones del ensamble Bären Gässlin. Bajen el álbum mientras siga allí; es una pequeña joya.]
Ahora sí, los resultados del concurso. El ganador es…
Trabajo al mismo tiempo en dos notas para Las historias: a) una serie de ideas sueltas sobre los escritores y la literatura, para continuar con lo planteado en la nota sobre «la palabras difíciles como venidas de Satanás», y b) los resultados del concurso de este mes, que tuvo un éxito enorme (gracias a todos los participantes, comentaristas y entusiastas). Mientras termino con ambos textos, les dejo unos pocos enlaces que tal vez puedan interesarles:
Para quienes sigan con ganas de participar en certámenes literarios, quedan aún unos pocos días para participar en el Concurso anual de calaveras de Osiazul, el sitio de Erika Mergruen (quien tiene un proyecto literario del que vendrán, pronto, novedades interesantes).
Al parecer, el blog Puras letras se ha convertido en una nueva sensación en la blogósfera mexicana. El hecho de que se trate de un blog sobre libros y escritura me alegra mucho, como lo hace la frescura con que escribe Wenperla, su autora.
Si se asoman a esta nota de El lamento de Portnoy, llegarán a la mitad de una conversación sumamente interesante sobre cine, que se ha entablado entre Javier Avilés y otros colaboradores de la revista Hermanocerdo. Los enlaces a todos los textos de la conversación están disponibles. Y pláticas así hacen falta, caray.
Hola a todos… Como prometí hace poco, he aquí los primeros resultados preliminares de la encuesta que se abrió hace algún tiempo en esta bitácora para buscar los mejores libros de cuentos latinoamericanos de los últimos treinta años (1978-2007). Agradezco a todos los interesados que han dejado sus propuestas hasta el momento y los invito a seguir recomendando sus títulos y autores predilectos aquí mismo, o bien en la sección de comentarios de la nota original. Por supuesto, esta lista que estamos armando es arbitraria y subjetiva…, pero de eso se trata. Y estoy seguro de que muchos de nosotros hemos encontrado sugerencias muy interesantes y que no conocíamos.
Les recuerdo una vez más: la idea es proponer libros de los últimos treinta años, hechos por escritores de nuestros países. Cuando se mencione más de una vez el mismo libro, se consignará cada propuesta como un «voto» (lo que no implica que el libro más votado sea necesariamente «el mejor»).
[fusion_builder_container hundred_percent=»yes» overflow=»visible»][fusion_builder_row][fusion_builder_column type=»1_1″ background_position=»left top» background_color=»» border_size=»» border_color=»» border_style=»solid» spacing=»yes» background_image=»» background_repeat=»no-repeat» padding=»» margin_top=»0px» margin_bottom=»0px» class=»» id=»» animation_type=»» animation_speed=»0.3″ animation_direction=»left» hide_on_mobile=»no» center_content=»no» min_height=»none»][¿Es éste el poeta caníbal de la Colonia Guerrero?]
Ayer, aunque con más una hora de retraso, tuvo lugar la mesa redonda sobre narrativa e internet en la Feria del Libro del Zócalo. No estuvo mal (y me dio mucho gusto ver, entre otros amigos, a Fernanda Melchor, Oliver Davidson y Dora Márquez, a quienes conocí virtualmente durante el concurso Caza de Letras) pero se dijeron varias cosas con las que no estoy de acuerdo. Sobre todo, lugares comunes de nuestra época en relación con la escritura. Por ejemplo:
Que si es pretencioso, de poco gusto, afirmar que se es escritor, y son mejores los escritos de personas no especializadas que «ofrecen algo de su propia vida».
Que si toda escritura es narcisista y la publicación en la red revela (más claramente que la otra, se entiende) cómo todos tienen algo que decir pero no ningún deseo de escuchar (leer) a otros.
Que si todas estas actividades (escribir, leer) son impropias, «alejadas» de la gente «normal», porque son «muy difíciles».
Yo iba a responder a algo de esto, pero al acercarse el final de la mesa, cuando había la oportunidad de dar «opiniones finales y conclusiones», la tercera de las ideas ya mencionadas se nos apareció en la forma una señora del público, que se lanzó a una diatriba de varios minutos sobre cómo los libros de ahora tienen cada vez más difíciles las palabras, y qué feo leerlas y no entenderlas, y qué feo también el saber que se tendría que ir a un diccionario para saber qué dicen. «¡Y esas palabras», remató, «son diabólicas! ¡Del demonio!» El moderador, asustado, le dijo que se tomaría en cuenta su comentario. Ella volvió a empezar. Alguien comenzó a aplaudirle, no sé por qué, y así se terminó la conversación.
(La puntilla: cuando me iba, una persona me abordó para saludarme, pero también para decirme que un libro mío le había parecido con muchas palabras «demasiado complicadas» para ella.)
No pude responder a nada de esto en su momento, como ya dije. Lo haré aquí, pronto. Entretanto, ¿qué opinan ustedes?[/fusion_builder_column][/fusion_builder_row][/fusion_builder_container]
Una discusión sobre periodismo en la red (y la extraña, poco amigable y cuestionada revista electrónica Reporte Indigo) se entabló a partir de esta nota y esta otra en Alt1040, bitácora sobre tecnología. En los comentarios de la segunda nota sucedía lo habitual: algunos escribían contra el autor –Eduardo Arcos–, otros a su favor, y por todos lados volaban descalificaciones, exabruptos, sermones. Varios de los textos, como también ocurre, se referían a la capacidad de los comentaristas para expresarse (o a su falta de ella).
Hace algún tiempo ya apareció el resultado de una encuesta de la revista mexicana Nexos, que preguntó a más de un centenar de escritores destacados cuáles eran las tres mejores novelas publicadas en México en los últimos treinta años. Los libros con más votos en la lista fueron, en orden, Noticias del Imperio de Fernando del Paso, Las batallas en el desierto de José Emilio Pacheco y Crónica de la intervención de Juan García Ponce.
Se podría discutir mucho todavía en relación con la lista: precisamente animar la discusión era el objetivo declarado de Nexos, pero los temas más socorridos fueron (como acostumbra suceder) los más triviales: quiénes votaron, quién los seleccionó, por qué está tal o cual novela y no tal otra, con qué «derecho» Nexos hacía la encuesta, etcétera: lo normal en un país retrasado como el nuestro, en el que muchas personas creen que «artista» es sinónimo de «pretencioso» o «despreciable», muchos escritores (por cierto: son personas también) no se acostumbran aún a no contar más con los afectos del poder político y éste, por lo demás, exhibe una ignorancia y un desinterés sumamente notables: no pasamos de las artes como «sano entretenimiento», entre el pasmo general y el abandono aparente de cualquier propósito de mejorar el sistema educativo nacional.
Hace algún tiempo también, Miguel Ángel Muñoz, en su excelente bitácora El síndrome Chéjov, invitó a votar para hacer una lista de los mejores libros de cuentos de los últimos 25 años. (Los detalles, por supuesto, allá.)
Por mi parte, más limitado, y tardísimo, propongo de todas formas la siguiente pregunta: ¿cuáles serán (cuáles les parecen a ustedes) los mejores libros de cuentos escritos por autores de América Latina en los últimos treinta años? Creo que tiene sentido plantear la cuestión, más específica: sobre todo en México, como se sabe, la peor novela llama más la atención que el mejor libro de narraciones breves, y sospecho que la lista que podría compilarse incluiría más de una sorpresa. Propongo, de entrada, una adición recientísima: Portarrelatos de José de la Colina, publicado por Ficticia. Los comentarios de esta nota está abiertos para quien quiera proponer otros títulos, y se agradecerá, además, cualquier justificación o comentario de los textos elegidos.
Nota de las 2 de la tarde: a pedido de Hernán, propongo una precisión: elijamos aquellos libros que consideremos mejores, que nos «lleguen», que nos parezcan de calidad innegable; digamos por qué. Yo iré creando una lista con lo que digan aquí. Saludos…
Nota del 19 de octubre: una primera lista preliminar de los libros sugeridos hasta ahora está en esta nota.
Esta nota aparece después del Día del Blog 2007 pero queda colocada en la fecha que le correspondía. El retraso no importa: vale la pena dejar constancia de estos cinco descubrimientos recientes:
1. Paper Cuts, «blog sobre libros y otros materiales impresos», escrito por Dwight Gardner, editor de la Revista de Libros del New York Times. Comentarios, entrevistas, reseñas y más.
3. A Closet of Curiosities es un poco más específico de lo que indica su nombre: un archivo con comentarios sobre discos, mientras más extraños mejor (extraños en el sentido occidental del término, se entiende), realizado por H. C. Earwicker y grey calx.
4. Alias Cane es el diario de Miguel Cane, escritor y periodista mexicano radicado en Gijón. Además de entretenido, el diario reúne dos cualidades que ya casi nunca vienen juntas: es un blog que parte de lo cotidiano sin mayores pretensiones y es sumamente legible.
5. Scans Daily, un blog de larga carrera que ofrece páginas digitalizadas de historietas; casi exclusivamente de habla inglesa, casi exclusivamente de superhéroes, pero de vez en vez tienen hallazgos extrañísimos, como las dos páginas que siguen: un homenaje a Alan Moore hecho por Neil Gaiman y Mark Buckingham (las imágenes se amplían haciendo clic en ellas).
Coincidiendo con las actividades del Festival de Literatura Mexicana en Barcelona, Pablo Raphael publicará, en el número de septiembre de la revista española Quimera,»Relevos después del neoliberalismo», un texto sobre la nueva generación de escritores del país, para el cual realizó entrevistas con Edgardo Bermejo, Martín Solares, Antonio Ortuño, Alejandra Bernal, Tryno Maldonado, Daniel Espartaco y yo mismo. En esta página están las respuestas de todos a las preguntas de Pablo. A continuación reproduzco lo que yo le dije: