[fusion_alert type=»general» accent_color=»» background_color=»» border_size=»1px» icon=»fa-download» box_shadow=»yes» animation_type=»0″ animation_direction=»down» animation_speed=»0.1″ class=»» id=»»]Disponible para descarga gratuita en formatos PDF, ePub y MOBI (Kindle)[/fusion_alert]
83 novelas es un experimento: un libro de minificciones escritas originalmente en la red social Twitter y luego retrabajadas, reordenadas y ofrecidas tanto en un pequeño tiraje impreso como en descargas digitales gratuitas.
Sobre el sentido del proyecto, el autor ha escrito:
83 novelas quiere ser parte de un juego con la idea de lo breve y lo extenso, a partir de la definición convencional de la novela y también, sinceramente, para desconcertar un poco a quienes desprecian a la narrativa breve. Pero también está el hecho de que la palabra novela no siempre tuvo el significado que tiene ahora: en la Edad Media, la palabra venía de la italiana nova, es decir nueva, o bien noticia. Una novella era una noticia breve: una hoja o unas pocas hojas que se copiaban a mano y en las que se difundían historias. Sólo con el paso de los siglos, y por un proceso que tuvo muchísimas vueltas y complicaciones, la novela pasó a significar lo que significa hoy: su sentido cambió, y sin duda sigue cambiando, pues el modo en el que escribimos y leemos está cambiando a causa de la tecnología digital, del ascenso de los medios audiovisuales y de muchas otras razones. Muchas personas escuchan la palabra novela y asumen que se refiere a un programa de televisión; otras no ven diferencia entre la novela y la minificción y desprecian uniformemente a la literatura, considerándola un medio de escasa importancia, cuyo contenido está subordinado al cine, la televisión y otros. ¿Por qué no jugar a dar al término una acepción más? Probablemente no en lo que yo mismo escribo, pero seguro en alguna parte se asoman ya modos de contar que no imaginábamos hace diez años, ni cien, ni mil, de la misma manera en que los italianos de la edad media no sospechaban que sus novelas se iban a convertir en las novelas de nosotros.
Ayer se cumplieron 8 meses de la publicación de 83 novelas, el libro de minificciones que publiqué aquí mismo y que ha sido una de las iniciativas más exitosas de Las Historias. Y ese mismo día tuve la oportunidad de participar en el Segundo Encuentro Internacional de Publicaciones Digitales Culturales, organizado por Héctor Perea en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM. En una mesa junto con Alberto Ruy Sánchez, Alejandro Zenker, José Ángel Leyva y Julia Tagüeña, leí el texto que sigue, y que tiene que ver con la escritura digital, la minificción y las razones que justifican, al menos, ciertas labores gratuitas en internet.
(Agrego: mañana, aviso e invitaciones para la Feria del Libro de Guadalajara (FIL), donde presentaré dos libros nuevos: aquellos a los que me he referido en días y notas pasados.)
* * *
Me toca contar un pequeño experimento: la hechura y publicación de un libro titulado 83 novelas. (más…)
De hecho, noticias de presentaciones, nuevas publicaciones y más aún. Al pie viene un adelanto de algo que aparecerá en la FIL (Feria Internacional del Libro) de Guadalajara… Y aquí va todo:
Mañana lunes 14, a las 17:00 horas, estaré en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil. Daré una charla para todo público titulada «Cómo escribí 83 novelas y las publiqué en internet», lo que puede sonar un poco raro a lectores que llegan por primera vez a esta bitácora, pero en todo caso trata de escribir en línea, del cuento brevísimo y de la publicación electrónica, entre otros temas. La cita es en el Pabellón Multimedia de la Feria, que se encuentra en el Centro Nacional de las Artes (Río Churubusco y Calzada de Tlalpan, en la ciudad de México).
* * *
Una alegría: tres nuevas publicaciones han llegado en estas semanas. La primera es muy emocionante porque vino de Berna, Suiza, y es una colección de ensayos académicos: Una mirada retrospectiva sobre Edgar Allan Poe desde el siglo XXI, publicada por la editorial Peter Lang y editada por Eusebio Llácer, María Amparo Olivares y Nicolás Estévez Fuertes. Tuve el gusto de participar en el volumen con un texto sobre cómo influye Poe (y cómo podría influir aún más, para bien) en la enseñanza de la escritura, y en particular de la creación literaria.
2. Mi cuento «Se ha perdido una niña» (de mis favoritos, y aparecido originalmente en mi libro Éstos son los días) aparece en una nueva antología: el tercer volumen del anuario Sólo Cuento, publicado por la UNAM. Este número fue seleccionado por Luis Felipe Lomelí y prologado por Rafael Toriz y contiene un índice en el que me honra estar, pues incluye a autores como Ricardo Piglia, Edmundo Paz Soldán, David Toscana, Rogelio Guedea, Pablo Soler Frost, Cristina Rascón, Natalia Moret, Luis Humberto Crosthwaite y muchos más.
3. Y por fin está circulando el número 146 de la revista Crítica, que contiene otro ensayo mío que ya había prometido aquí: «Generación Z», que es sobre los autores de mi generación, los riesgos de escribir y cómo superar la muerte de la propia época. Para 2012 el ensayo también estará aquí, en Las Historias, pero les recomiendo la revista, que además tiene textos muy interesantes de autores como Juan Villoro, Andreas Kurz, Carmen Boullosa o Julián Herbert, y un ensayo buenísimo sobre las grandes series actuales de la televisión estadounidense (The Wire, Lost, Dr. House, etcétera) de Pablo Sánchez. (Ah, y en el sitio de la revista, por cierto, está una reseña de mi libro La ciudad imaginada, escrita por el excelente Fernando de León.)
La revista Fahrenheit me entrevistó el mes pasado, y publicó la entrevista en cuatro partes como una serie semanal. Ahora las entrevistas están en YouTube: (más…)
1. El domingo 6, en la Feria Internacional del Libro de Oaxaca, estaré en dos actividades seguidas. A las 18:30, me toca moderar una mesa sobre «Cine y literatura de zombis» en la que conversarán Rafael Villegas y Raquel Castro. Luego, a las 19:30, estaré en una lectura de cuentos con José Luis Zárate, Erika Mergruen y Paola Tinoco. Ambas actividades serán en el foro FIL dentro de la Feria. Los datos para localizarlo y el programa completo de la FILOax están en esta página.
2. Y el 15 de noviembre, martes, estaré también en dos actividades en la Feria del Libro de Los Mochis, Sinaloa. A las 16:00 estaré en un “Jam de Escritura”, es decir, una sesión de escritura en vivo con acompañamiento musical de Rubén Nevárez con saxofón, guitarra y/o piano. (A ver qué pasa.) Y a las 19:00 presentaré mi libro 83 novelas (que ya va por las 16,000 descargas…), hablaré de escritura digital y tuiteratura, y tal vez leeré algunos cuentos. Todos los detalles sobre la Feria, incluyendo su ubicación, están en esta página.
Estas 83 novelas son un proyecto aparte de los otros que, si todo sale bien, aparecerán en meses por venir o a más tardar en 2012. Y no son novelas, en efecto, en el sentido convencional del término. Ninguna mide más que unos pocos renglones…, pero esto significa que se atienen al significado original de la palabra, que proviene del italiano de hace muchos siglos: novella era una nota pequeña, una noticita, un aviso breve. Esas mini-historias crecieron con el tiempo y por eso se ven ahora tan sólidas y gruesas, pero su origen es ese, diminuto y flaco.
(También, claro, se les podría llamar minificciones. Si lo desean, pueden hacerlo. Más abajo está el prólogo del libro, donde vienen mis razones.)
Otro detalle de este proyecto: lo encontrarán fácilmente, pero no en librerías. El tiraje impreso, muy artesanal y pequeño (150 ejemplares, hermosamente editados por Raúl Berea y Erika Mergruen, los amigos detrás del proyecto de libros libres La Guillotina), no se venderá e irá circulando como pueda. Por otro lado, el libro se puede descargar aquí mismo, totalmente gratis.
Las opciones:
Es un poco un experimento, ahora que los libros electrónicos están disputando cada vez más terreno a los impresos. Con cierta frecuencia, algunas personas me preguntan por tal o cual texto mío que no se puede hallar por ninguna parte. No todo lo que he publicado ha tenido los mismos problemas, pero tal vez la solución para esos libros a medio perderse podría la distribución digital. Además, existe la posibilidad de que algunos libros futuros de los que mencioné al comienzo, y que aparecerán con editoriales que imprimen en papel, sean llevados también por la ruta electrónica.
Si se animan a descargar y conocer 83 novelas, por favor consideren también hacérmelo saber aquí mismo, o bien en Facebook o Twitter. Veamos qué sucede.
Y si se animan a leer el libro, ojalá les gusten las historias.
* * *
Algo que no dice el prólogo, porque no hace falta: todos los textos del libro fueron escritos y publicadas inicialmente en Twitter. Entonces aparecieron entre muchas otras notas, por igual intentos de cuento que enlaces o conversaciones, y fueron leídas por quien seguía mi cuenta y estaba en línea cuando las fui publicando, lo que sucedió a lo largo de varios meses del año pasado. Esta experiencia de publicación y lectura inicial sirvió para lo que hice después: reunir los textos que querían ser historias, revisarlos, desechar casi todos, ordenar los que quedaron para crear el libro. La experiencia inicial es irrepetible, y no se queda en los textos en sí: éstos pasan del espacio en movimiento y fugaz de Twitter a asentarse en otros, y buscan ser leídos como historias a secas, y no como historias hechas de tal modo o concebidas en tal lugar.
En estos días que se discute la escritura en Twitter, algunas personas desprecian todo lo que se escribe allá comparándolo con lo que pueden hallar en un libro impreso. La comparación me parece injusta porque ninguna cuenta de Twitter es una obra «terminada» en el sentido tradicional: por el contrario, es un espacio virtual que puede servir como laboratorio de escritura literaria (y esto, en todo caso, no es siquiera una obligación impuesta por el medio sino una elección). Twitter sirve para intentar y equivocarse, para lanzar versiones diversas de una idea o argumento a posibles lectores, para interactuar con ellos y modificar o añadir o descartar. Y si bien un texto siempre tiene una relación con su contexto, y con su medio, creo que esa relación puede modificarse: que la escritura –que ciertas escrituras– pueden pasar de un medio a otro y continuar leyéndose. 83 novelas, como otros libros que sin duda habrá o incluso hay ya por allí, intenta ser una prueba de eso.
* * *
Ahora sí, el prólogo:
Inicial
El título no miente. Lo que sigue son 83 novelas. No se deje engañar por las ideas recibidas. Considere:
Los mundos narrados son pequeñísimos en la página pero se amplifican en la imaginación.
De la misma manera, los personajes tienen toda su vida alrededor (arriba, abajo) de lo que se dice de ellos.
No hay que dejarse engañar por las semejanzas entre algunos comienzos o algunos finales, que por lo demás son evidentes en los textos agrupados en las series “Libros” y “Aventuras”. Este tipo de novela pequeñísima tiende a escribirse en series de versiones y variaciones y a refinarse no tachando y agregando, sino desechando el texto entero y volviendo a comenzar.
Por esta razón el grueso de las novelas, apodado aquí “Muchedumbre”, tiene historias con títulos numerados de forma aparentemente caótica: son una selección de series en progreso.
Las series en progreso son ensayos de diferentes versiones de un mundo, o de muchos mundos diferentes pero cercanos: lo que cuenta es la mutación.
Más de cuatro novelistas convencionales se beneficiarían de tirar a la basura, todas juntas, nueve de sus once novelas de 748 páginas; es sólo que no se atreven.
¿No dice usted que las novelas revelan el carácter de quien las escribe? ¿Que se refieren a su tiempo? ¿Que se dejan leer fácilmente?
Cosas más feas y farragosas, de menos corazón y peor cabeza, se venden como novelas y usted va y las compra.
En el peor de los casos, siempre puede agregar agua y agitar violentamente hasta que salte el tapón y los otros mundos se derramen sobre éste, todos espuma y olor de letras y sonidos visibles.