En 2003 me propusieron dar un curso en la Escuela de Escritores de la SOGEM. Ese año vi, en el espejo de un baño de la escuela, esa calavera blanca y negra, como de una estación del metro de la línea de los muertos.
Siempre que he vuelto a la escuela he vuelto a ver la calavera, impresa en su calcomanía. La idea es rara: Subterráneo, de la editorial Los Insanos, parece proponerse como una especie de «revista» adherible, para ser colocada donde bien se pueda, pero nunca la ha visto en ningún otro sitio ni hubo, hasta donde sé, más que esos dos «números»: un párrafo de Juan Miguel de Mora y un poema de Eduardo Lizalde.
No sé por qué, pero durante mucho tiempo no pensé en las personas que deben haber estado detrás de ese proyecto. ¿Habrán sido alumnos de la propia escuela? No sería imposible: Juan Miguel de Mora, un profesor muy erudito y comprometido, fue de los más populares entre los maestros de la escuela durante muchos años. Y en las escuelas de escritura, como es natural, se dan constantemente proyectos de revistas y demás.
El que la mayor parte de los proyectos no deje siquiera la huella que ha dejado Subterráneo también es común. Pensando en esto, pensé también que éste podría ser el único rastro que cierto número de escritores –o de aspirantes a escritor– va a dejar en el mundo. ¿Se podrían convertir en personajes legendarios –como los poetas de Los detectives salvajes, basados en personas reales y en el propio autor de la novela, Roberto Bolaño– con evidencia tan escasa, tan poco arrogante como dos homenajes a dos autores que no eran ellos mismos?
Pensé que no, y de inmediato escribí al correo electrónico citado en las calcomanías. Tenía que saber. Por supuesto, lo único que obtuve fue un mensaje de error del servidor de correo, avisándome que la cuenta ya no existía.
Hay que mirarse en ese espejo, pensé.
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Recuerdo perfecto ese poema, de hecho yo soy la generación a la que le diste por primera vez en 2003. Llegaste porque José de la Colina estaba enfermo. Y apenas nos diste una clase la siguiente la dio tu esposa. No sé por qué ahora que vi el poema me acordé mucho de ese semestre. No conozco a los insanos, pero me gusta mucho la manera en la que se han colocado como personajes de ficción.
Saludos,
siempre me da gusto leerte por aquí.
Podemos mandar sus nombres y señas particulares a «canal cinco al servicio de la comunidad» para que nos ayuden a dar con ellos y, de paso, con Cesárea Tinajero ¿no? Hablando en serio, creo que no hay manera más emocionante de trascender que convirtiéndote en algo parecido a una leyenda… estaría padre escribir un cuento a propósito de esa revista, de ese espejo, de esos poemas…
Nuevo en Las Historias: una nota sobre los sueños y el olvido. Para "mirarse en ese espejo": http://j.mp/dpupMD
Nuevo en Las Historias: una nota sobre los sueños y el olvido. Para "mirarse en ese espejo": http://j.mp/dpupMD
Eso me recuerdo a cierta experiencia (y me gustaría no andar diciendo este tipo de cosas) que tengo regularmente con una base de datos: ECCO. Es increíble ver esa especie de mapa del siglo XVII hecho a partir de lo que se publicó entonces, que es muchísimo y que a veces es solamente relevante dada su antigüedad: un montón de colecciones de novelas románticas, con algunas novelas que superaron el paso del tiempo y muchas otras que se perdieron aún a pesar de su fama; poetas aristócratas y (muy) menores, etc. Creo que algo parecido sucederá con los blogs: un montón de escritores no publicados seremos mezclados en una gigantesca masa de información, en algunos años, cuando algún incauto quiera saber como era la sociedad de la «edad de la información» (o cualquier etiqueta que nos pongan entonces, para hacer más fáciles las referencias) y el muy inocente quizás pretenda encontrar verdaderos diamantes entre las piedras que seremos y eso a su vez, quien sabe, tal vez se vuelva una practica común: leer los blogs de los muertos y así hasta que estos blogs se agoten porque va a pasar de moda y todos, si aún saben leer (porque ya esto es mi fantasía malévola del apocalípsis) vuelvan a los mismo libros de siempre (porque todos los males traen su esperanza detrás) .
PD: Perdón por la verborrea 😀
Un abrazo Alberto
Yo también estudié en la SOGEM por esos años y recuerdo esas calcomanías (esas… revistas autoadheribles; ¿será posible que a nadie más se le haya ocurrido una idea tan original?); siempre creí que eran parte de algún proyecto de la escuela misma y ahora que leo esta nota me quedo del todo intrigado.
…por cierto, aunque creo que ya llego tarde para el tema, me alegro de que se haya recuperado del todo, maestro Chimal.
¿Alguien ha oído hablar de Los Insanos? Un texto sobre los sueños y el olvido (y la calavera en el espejo) aquí: http://j.mp/dpupMD
RT @albertochimal: ¿Alguien ha oído hablar de Los Insanos? Un texto sobre los sueños y el olvido (aquí: http://j.mp/dpupMD (via @epriani)
Maestro Chimal: Gracias por la reflexión.
Fernando: Gracias por la reflexión.
Tal vez alguno de los que busquen entre los blogs se encuentre con uno de nuestros escritos y siga rebuscando; y recopile todo y acabe diciendo lo que decimos los que descubrimos a Dahl, o a Saki, o a los grandes del Jazz: «¿A qué te moriste, cabrón?».
Mientras tanto sigue habiendo gente como Pablogonz (búsquenlo), con propuestas como la de escribir un montón de microrrelatos y dejarlos flotar para siempre: http://vendavaldemicros2010.blogspot.com/
Un saludo
P.
Qué bonitos jirones de sueño, rescatados del olvido.
"Espejo". Hermosa reflexión, de @albertochimal http://bit.ly/cHDmss
"Espejo" RT @TopsyRT: Espejo http://bit.ly/c5g1b4
Muchas gracias, Belisa. Saludos…
Gracias por el enlace, Propílogo.
Fernando, yo creo que sí hay algún diamante por ahí. Y en todo caso siempre es igual: usar el lenguaje es luchar contra el olvido…
Fernando B, me encantaría decir que ya estoy perfectamente recuperado, pero no. Eso sí, ando cerca. Por otro lado, es todo un misterio eso, ¿no? 🙂
Alberto,
He llegado a este post por medio de Mariana Pascual, con quien hace muchos años, ocho ya, nos dedicamos a imprimir estos stickers con poesía o narrativa o teoría literaria o dramaturgia de escritores de los cuales somos seguidores. Como bien dices al hablar del logo, la idea era pegarlos en los vagones del metro, y así lo hicimos, Mariana y yo íbamos de vagón en vagón pegando cada uno dos stickers por vagón, claro, al salir de la escuela de la Sogem, a las nueve de la noche, salíamos hacia el metro con nuestros pegotes preparados, claro, ya habíamos ido a Lumen a comprar pliegos de papel adherible el cual cortamos a tamaño carta, y ya habíamos sacado copias con el texto de cada quincena, entonces cada quince días ahí nos tenías, listos para correr de vagón en vagón. Nos íbamos desde General Anaya hasta Normal, Mariana hasta Cuatro Caminos. Publicamos textos de nuestro profesor Juan Miguel de Mora, de Oscar Wong, profesor mío, de Robert Graves, de Eduardo Lizalde, diálogos de Jean Genet, etc.
Claro, había toda una logística, nos pegábamos stickers ni en los dos primeros ni en los dos últimos vagones, nos interesaban los de en medio, de mayor público. Nos subíamos, pegábamos cada uno dos stickers arriba de las puertas, solo teníamos el tiempo que va de una estación a otra y cuando se abrían las puertas corríamos al otro vagón, sí, como ambulantes ciegos vendiendo cidis.
Nos tocó ver, a cada uno por su lado, cómo había gente que desprendía los stickers para llevárselos para ellos, nos tocó que los vigilantes del metro nos llamaran la atención, nos tocó que nos escribieran al mail del que hablas, y nos preguntaran sobre alguna cita o libro, preguntando donde podrían comprarlo. También escribían para felicitarnos. Lo que son las cosas, una de esas felicitaciones vino de un chavo que posteriormente se convirtió en editor de una revista la cual yo leía, y terminé publicando para esa revista.
Posteriormente al mismo tiempo imprimimos separadores de páginas con los mismos textos, y con la misma técnica de vagón en vagón los íbamos regalando, pero solo a los que fueran leyendo o a los que visiblemente se les pudiera ver algún libro. Era extraño cómo la gente nos decía “no, no, gracias” pensando que les íbamos a pedir alguna moneda a cambio, lo sorpresivo era que nosotros seguíamos al siguiente vagón sin pedir nada por supuesto.
Teníamos otras ideas que ya no pudimos llevar a cabo por falta de tiempo, más no de ganas. Terminamos Sogem y perdimos contacto Mariana y yo, mira, hasta hace unos días que me buscó en una red social y me comentó sobre este post tuyo.
Después de Sogem yo comencé a escribir diálogos de Esperando a Godot sobre los pisos de los vagones
–vámonos.
–No podemos.
–por qué?
–esperamos a Godot.
–Es cierto.
Y así un día el piso de los vagones comenzó aparecer ese diálogo repetido una y otra vez.
Yo sigo en las andadas, en el diseño gráfico y la literatura, haciendo stencil, stickers, poesía visual, haciendo algo de video, fotografía, siempre utilizando a la ciudad como pliego o como materia prima. Pero igual desde hace cinco años con el mismo título que utilizamos en la “editorial” de hace ocho años, abrí un blog llamado losinsanos, el cual ahí está y camina. Y aunque está “dedicado” a un público LGBT cualquiera puede sentirse identificado con alguna parte de él. Esa es la historia de algo que comenzó hace ocho años bajo el “sello” losinsanos y que a través de los años se ha ido modificando para renovarse.
Sé que Mariana te ha escrito, ahora lo hago yo para contarte quizá algo sobre Subterráneo, losinsanos, y esos stickers que de la noche a la mañana aparecieron pegados en los espejos de los sanitarios de una escuela de escritores.
Saludos,
Fernando Flores
Fernando, muchas gracias por escribir y por contarnos esta historia. Tengo la idea, que discutí con Mariana, de reproducir aquí lo publicado en Subterráneo, para que lo conozcan ahora otros lectores. Mientras sucede, felicidades a ti y a ella, y gracias también por tenerme intrigado e intrigar a otros. 🙂 Suerte.
¡Bravo! Fernando, Mariana… son mis ídolos. Qué ganas de hacer algo así. Gracias por la anécdota, gracias por la magia. Todos somos insanos.