Ricardo Guzmán Wolffer, Bestias.
México, Lectorum, 2005.
(Nota: esta reseña fue publicada anteayer en La Jornada Semanal. La reproduzco aquí con pequeñas modificaciones, pero no me he olvidado de otros textos prometidos, que aparecerán en los meses por venir. Esperen, entre otros, comentarios sobre Flannery O’Connor y su relación con el mal, Robert Walser y las reglas de la mediocridad, y el gran Goran Petrovic.)
Un signo de los tiempos: la famosa versión de la Ilíada hecha por Alessandro Baricco parte de eliminar las referencias a los dioses, por «no corresponder» con la sensibilidad moderna. Lo mismo ocurrió en la versión fílmica de Wolfgang Petersen, que aparte volvió puritanos y anglosajones a los griegos antiguos. Es verdad que los numerosos charlatanes y fundamentalistas han vuelto problemático el hablar de eso otro: lo que está más allá de la experiencia diaria, en la frontera con el espíritu y con el mito. Pero todos los demás parecemos haber renunciado de plano a esa realidad distinta, al fin interior, que debería ser nuestra por derecho.
Todos, corrijo, salvo unos pocos, como el mexicano Ricardo Guzmán Wolffer.
Esto puede sonar extraño para quienes conozcan el resto de su obra, siempre iconoclasta y por lo común estrambótica, dedicada a transformar nuestro presente espantoso en futuros mucho más terribles (los interesados en esto deberían leer su muy reciente La saga de la verija voladora, una novela que tardó diez años en aparecer y fue rechazada, se cree que por razones «de moral», por más de un editor).
Por otra parte, Bestias, una trilogía de novelas cortas, se parece a otros textos de su autor porque es un relato post-apocalíptico, es una narración de enorme dureza, es una metáfora de los horrores actuales y es de los últimos ejemplos posibles, necesariamente exagerados y barrocos, de lo que alguna vez se llamó ciencia ficción mexicana. Pero también es un libro épico: casi el único que merece el adjetivo en la literatura mexicana reciente.
En un mundo devastado, luego de la extinción de la humanidad, la Ciudad de México se reconoce todavía y es aun más oscura y despiadada, pero la pueblan otras criaturas: mutantes, máquinas, dragones, seres mágicos de las tradiciones varias de Occidente y también de las leyendas prehispánicas, que sobrevivieron a la muerte de quienes las habían olvidado. Todos coexisten y guerrean entre sí porque la vida continúa, y sus combates se entablan como ahora los de narcos y policías, incluyendo las violencias, la tecnología y hasta el habla (Guzmán Wolffer sabe escuchar y escribir, desde hace tiempo, lo que se dice en la calle, lo estrictamente mexicano que no siempre llega a los libros). Pero a la vez, las aventuras del Ocelote de la Viga, del dragón Fafner, del hechicero Ferre o de la Caipiriña de Tlacotalpan suenan a otra cosa: pueden estar hechas de retazos, de ideas ninguneadas y de subgéneros malentendidos hasta el silencio, pero su interés no se detiene en jugar a que los lectores reconozcan las referencias, en «hibridar» historias conocidas ni en poner por escrito, como ya hacen demasiados, las películas de acción, los sedimentos de la cultura pop. (La estrategia, desde luego, conduce al mismo agotamiento de los géneros y subgéneros «establecidos»: a la creación de nuevos compartimientos y nuevas etiquetas.)
Por el contrario, las luchas por el poder en las tres narraciones desembocan en episodios que parecen, pese a todo, antiguos, surgidos de esas fuentes distantes: el surgimiento de un héroe sin cortapisas (para comenzar, carente de traumas), su aprendizaje necesario y su transformación, luego de pruebas y sufrimientos, en un dios. Los personajes se vuelven complejos más allá de los elementos discordantes (nombres, descripciones) que sirvieron para crearlos; las vidas son tratadas crudamente, y sus necesidades inmediatas siempre están allí, pero también se adivina que la mera supervivencia deja un hueco, en el que caben las preguntas sobre lo inefable…
Todas las tramas se articulan como leyendas de un tiempo antiquísimo, que han pasado incluso a ser parte de fes religiosas, y a la vez ninguna de ellas es tomada como verdad absoluta. Esta es una lectura asombrosa, en nuestro tiempo, de la necesidad del mito, de las explicaciones del mundo, porque tiene en cuenta que ninguna será perfecta y siempre quedará espacio para la duda. Y a la vez hay humor en Bestias, y acción, y melancolía: los impulsos de la aventura que desde siempre nos acercan a las historias bien contadas.
14 comentarios. Dejar nuevo
Hola Alberto :
¿qué tiene que ver este libro «Bestias» con «Bestias de la Noche» del mismo autor?
http://www.ciencia-ficcion.com.mx/?uid=2&cve=613:75.
El Ocelote de la Viga, del dragón Fafner,el hechicero Ferre y la Caipiriña de Tlacotalpan
aparecen ahí según recuerdo…
Otra novela post-apocalíptica que recuerdo haber leído (y que me gustó un poco más) es:
«Memoria de los Días» de Pedro Ángel Palou la cual está relacionada de algún modo también con el TAROT …
Hola, Felipe. De hecho, este libro de G. W. incluye Bestias de la noche como primera parte. No he leído Memoria de los días. ¿Lo recomiendas?
Muchos saludos y nos vemos pronto.
Saludos y felicitaciones, lindo blog y linda sorpresa oculta.
Con respecto a Bestias, Felipe, el libro a mi me encanto. De veras.
Perdon por la falta de acentos….
Hola 🙂 Claro que recomiendo Memoria de los Días: me lo leí de un jalón (cuando tenía tiempo)
tiene imágenes muy bien logradas, momentos interesantes y algunos hasta graciosos y sobre todo me gustó el final (que no contaré :D).
Aunque si me ponen a escoger de los que he leído de Palou (los tres en los inicios del año 2005…¡Ah que tiempos aquellos!) los ubico en estos lugares:
1) DEMASIADAS VIDAS. Lo recomiendo AMPLIAMENTE
2) Con la Muerte en los puños. También lo recomiendo AMPLIAMENTE
3) Memoria de los Días. Sólo lo recomiendo 🙂
O sea que si no tuviera otra cosa que leer (y tuviera tiempo) en este momento los re-leería en ese orden.
De momento estoy terminando «La Isla del Día de Antes» de Umberto Eco…robándole minutos al sueño y a otras cosas 🙁 Y a veces hasta creo que me «saboteo» porque en el fondo NO lo quiero terminar. Me gusta MUCHO…
Hola Rax…a mi también, en su momento, me gustó «Bestias de la Noche» pero francamente creo que no lo releería 🙁 (menos ahora 🙁 )
Qué tal, Alberto.
Coincido con Felipe respecto a Memoria de los días.
Que tengas Buen inicio de año, un abrazo.
j.g.
yo entré para recomendar cosmos, de witold gombrowicz.
leer el primer párrafo es una invitación a seguir.
saludos y nos leemos.
La portada de Posadas me parece formidable. La trílogía evoca un submundo doloroso, ardiente, y maldito. La neta se antoja leer las tres novelas.
Un saludo cariñoso a la querida Rax 🙂
Felipe, Juan Gerardo, buscaré ese libro para leerlo. Debo decir que lo evité, según recuerdo, por la moda apocalíptica del tiempo en el que apareció, con el fin del milenio encima y todo eso. Pero ya les contaré cuando lo haya leído.
Matías: gracias por la recomendación de Cosmos, que en verdad es un gran libro.
Chilango: yo creo lo mismo, aunque el libro me gustó más por todo lo que asoma detrás de esa evocación, y que la vuelve más compleja. Un saludo.
Acabo de leer Bestias. No soy bueno para la critica literaria, pero me pareció exelente, a pesar que no leo este tipo de cosas, mas bien soy «saramagiano». Lo encontré de casualidad. Estoy interesado en leer mas de este autor tan creativo y original. Espero que no dé fe a quienes puedan descalificarlo, esas «bestias» son malinchistas (lo digo como extranjero que ama esta pais tan rico culturalmente).
Ricardo : Adelante !!!! Saludos al buen Ocelote
Hector
Saludos Alberto y a todos los demás.
Bestias es un libro de escritura muy sabrosa. El mago Ferre es muy gracioso, sobre todo por su relación con el Ocelote. Creo que puede ser un libro incómodo hasta para los puristas de la ciencia ficción, porque elimina el glamour que en ocasiones tienen algunos de esos textos: en Bestias , en cambio, hay una sensualidad acompañada de una abundancia de «suciedades» que hace a los personajes más novelescos, me parece.
Gracias por la recomendación, Alberto y hasta la próxima.
quiero leyendas cortas
De Ricardo Guzmán Wolffer podría recomendarles una novela que te comes en una sentada que se llama La frontera huele a sangre, verdaderamente la disfruté completita, aunque mi favorita es Virgen sin suerte, pero es un problemón conseguirla, no hay por ningún lado, pero si lo logran, léanla verdaderamente es una neta!!!
gracias
sssssuuuuuuuper cido
Bestias me encantó muchisimo, fue un milagro encontrar el libro aqui en merida, por desgracia lo perdí en una de mis andadas.
Alguien sabe como podria conseguir Bestias o bestias de la noche en linea o cerca de mi ciudad?