Hola.
Este sitio, Las Historias, comenzó en 2005. Ha sido una bitácora sobre temas de escritura y literatura, un sitio personal, la sede de un concurso en línea de minificción y un archivo de textos y ejercicios de escritura. Hoy, 30 de diciembre de 2019, no se cierra, pero se modifica. No desaparece nada del contenido que ya tiene acumulado, pero únicamente seguirá creciendo su antología de cuento, que comenzó llamándose «El cuento del mes» y a la que añadiré con regularidad historias breves, en ocasiones traducidas por mí. El resto se queda archivado y disponible.
La idea de tener un dominio propio vino de mi esposa, Raquel Castro, quien me regaló uno meses después de que nos casáramos. «Es bonito y no tan caro», me dijo, y era la verdad. Aquellos eran los últimos tiempos de uso generalizado de las plataformas gratuitas de blogs (la tecnología se sigue usando, por supuesto, aunque el nombre «blog» ya no esté de moda); yo quería salirme de la bitácora que tenía, y ahora me parece que –aunque no fuera consciente de ello– también deseaba distanciarme un poco del ambiente de la blogósfera mexicana, que anticipaba, aunque no lo supiéramos entonces, la toxicidad enfermiza de las redes sociales de la actualidad.
(He escrito de eso en este artículo: aquí puedo decir que no me sorprende mucho de la violencia verbal, la desinformación, el pensamiento irracional de estos días, porque vi sus orígenes.)
El dominio lashistorias.com.mx iba a ser, entonces, una bitácora, pero no dedicada a la idea rara del diario público que entonces estaba de moda, sino a la narrativa: una bitácora de creación y de lectura. Y lo ha sido. Nunca se convirtió en un proyecto rentable, y en realidad era imposible que lo fuera: llegó demasiado tarde al mundo de las bitácoras y con un tema demasiado lejos de las modas. Después, su contenido era muy raro y su autor muy viejo como para entrar en el mundo de los influencers. Pero ha creado una comunidad de personas interesadas en la lectura y la escritura, y aunque sea por mera terquedad, por haber estado en línea tanto tiempo, recibe cada día a cientos de visitantes de numerosos países. Otras personas llegan a él por el canal de YouTube que mantengo con Raquel, o por algún otro de los proyectos de promoción y divulgación que ambos llevamos a cabo. Agradezco a todas las personas que han venido hasta aquí, y a ti también, ahora que lees estas palabras.
Yo tengo un sitio nuevo: albertochimal.com, que será mi «sitio oficial» a partir de ahora (aunque no se puede evitar usar redes sociales, no creo que toda la red deba volcarse en ellas). Escribí un poco más de todo esto en esta nota.
Entretanto, el contenido que se queda aquí puede servir a lectores y lectoras curiosos y de diversos intereses. Cuando menos, será el documento de una parte pequeña de lo que se decía en las primeras décadas del siglo XXI, y podrá dar para observaciones divertidas o irónicas. Por ejemplo, un tema que consumió demasiado tiempo de mis colegas en la primera década del siglo fue el tema de las «generaciones» literarias, y las polémicas más bien inútiles que se entablaban a la hora de discutir quién era mejor que quién o qué grupo o figura del momento tenía la razón en algo. Nadie de quienes discutían –hombres en su mayoría– pudo prever que las verdaderas figuras que surgirían de la época no figuraron mucho en aquellos debates, ni que varias de las más destacadas serían mujeres. Dos de ellas al menos –Valeria Luiselli y Fernanda Melchor– ya han dejado muy atrás y de manera definitiva a todos los que se daban de sombrerazos virtuales en aquel tiempo, y de éstos casi ninguno logró –como deseaba– entrar siquiera a una esquina del canon nacional, que ya está fijado para la gente de mi tiempo. Sic transit gloria mundi y todo eso.
Aquí nos leemos también, en fin, y aprovecho para terminar esta nota con una pequeña lista: una selección de textos del «Cuaderno» que me parecen interesantes y que rara vez salen en los primeros lugares de las búsquedas.
- Una pregunta sobre la imaginación
- La incertidumbre
- Una fantasía cervantina
- 10 libros de ciencia ficción latinoamericana
- De las Grandes Reformas
- A la Luna
- Monstruos
- Por qué prefiero a Frank Underwood
- La lista del terror (pequeño caso de plagio)
- DFW
- Palabras contra la violencia
- Una visita
- De tuiteratura
- Opiniones sobre el cuento
- Arquitectos y jardineros
- Diez cajas de libros que se van
- Carlos Fuentes (parte 1 y parte 2)
- Explicación de un proyecto: 83 novelas
- Milorad Pavic
- Los sueños de Michael Jackson
- Cinco versiones de Tolstoi
- La nueva flor de Coleridge (parte 1, parte 2, parte 3)
Nos vemos en la tercera década del siglo XXI, y nos vemos aquí. Les doy la bienvenida. Gracias por venir.
19 comentarios. Dejar nuevo
Alberto ¡Gracias!
Al contrario, gracias a ti.
Gracias, Alberto. Raquel y tu, no serán influencers, o cualquier término que se use hoy en día, sino eso que es memoria, que traspasa, que viaja, que en el tiempo resuena.
Así lo creo y así sea, de todo corazón.
Gracias por este sitio, por los que vengan y por coincidir de vez en vez.
¡Yeah!
¡Muchas gracias! 🙂 Por acá nos encontramos entonces.
Bien, Alberto, ya había visto tu nueva web. No sé como llegué, pero la descubrí sin querer. Y bueno, por allá nos vemos (o nos leemos). Saludos.
Saludos y gracias, Javi.
¡Gracias Alberto! Comenzaré a ver tu nuevo sitio.
Gracias a ti. Ojalá te guste. 🙂 (Y no dejes de venir acá para ver los nuevos cuentos.)
Gracias Alberto por la constancia y responsabilidad con que has mantenido este sitio, cuya seriedad generó oportunidades de visión literaria aterrizadas, cosa que, por lo menos a mí, me hizo reflexionar otro poco sobre cada tema, ojalá tengamos el beneficio de seguir contando con tu aporte intelectual durante mucho tiempo.
FELIZ AÑO
Luis Ángel
Muchas gracias, Luis Ángel, y feliz año para ti.
Alberto y Raquel, feliz año y muchas gracias por todo. Un abrazo desde Montevideo (Uruguay)
Otro para ti, Alfredo (y le aviso a Raquel). ¡Gracias!
Gracias Alberto.
Yo, aquí sigo!
Acabo de ingresar a este, tu sitio, gracias a un video en you tube en el cual conozco a vos y tu esposa. En esta época donde lo escópico marca la norma y esconde lo esconde lo esencial a los ojos, me sorprendió y creo admiré, vuestra rapidez a poner manos a la obra liberando las ganas de expresión, sin tener en cuenta «el qué dirán». los felicito son una fuente de inspiración de las personas que nunca han podido o no se han permitido escribir nada, más allá de lo puramente demandado desde lo escolar o profesional. Con decir que, escribiendo esto, me hallo raro, extraño; no habiendo escrito nunca nada en ningún sitio o página, o blog…. Saludos desde Buenos Aires. Rafael
Muchas gracias por animarte a dejar aquí tu primero comentario. 😉 Saludos de vuelta para ti.
Muchas gracias
No hay de qué.
Muchas gracias, querido Alberto!
¡Al contrario!