Esta bitácora convoca a su nuevo concurso de minificción (o microrrelato). Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:
Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen representa un instante de una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están presentes, qué hacen. No se trata de explicar la imagen, ni de escribirle un pie de foto, sino de tomarla como punto de partida para imaginar una historia propia.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción, microrrelato; el nombre es lo de menos), en los comentarios de esta misma nota.
El o los textos ganadores recibirán un trofeo virtual y serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar. La fecha límite para participar es el 29 de noviembre. Quedan invitados.
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NI-TRO
Surcando el abovedado mar cerúleo sobre un tornado de sopor (alimentado por los cálidos vientos de los dulces sueños y las ráfagas superiores de los despertares afanosos) el capitán Coriolis maniobra su barco cúbico en forma de casa, parado en la proa, como lo que él mismo es: un caballo desbocado. Va en busca de una locación sobre tu cabeza adormitada, no importando ni la hora ni la brevedad del momento, para abducir tu mente y hacerte su huésped; o prisionero, según sea el caso. El tiempo de tu estancia será indefinido, pero limitado. –¿Qué tanto es tantito?-, dice él.
Hay una interacción de varias fuerzas en el interior de su casa. Fuerza centrífuga contra fuerza centrípeta. Gravedad horizontal. Fuerza G. Los ciclos giratorios te arrojan de una habitación a otra sin previo aviso, sin dolor, y sin dejarte recordar cómo es que cambiaste de lugar. Y es que, cuando eres material de sueños por un momento, se necesita de toda esa fuerza de rotación para que tu mente, ligera, no escape fuera de la Tierra, hacia las estrellas, dejando tu cuerpo abandonado para siempre.
Allí dentro viviste otras vidas, tuyas y ajenas. Volaste sin alas a inconmensurables alturas, y caíste, con esa sensación de cosquillas en el estómago. Surfeaste olas enormes. Respiraste bajo el agua, caminaste sobre ella. Cabalgaste monstruos enormes, los cazaste. Viajaste a otros planetas y viste otras lunas y otras constelaciones. Tocaste en conciertos. Viste seres queridos ya casi olvidados. Carcajeaste. Volviste a ser niño. Envejeciste. Abrazaste y besaste al amor de tu vida, el cual nunca existió…
Y a veces, el capitán gusta de oprimir el botón del tanque de su combustible favorito, el NI-TRO, o como dicen sus proveedores, el “Nightmares trolling”. Acelera. Acelera. Acelera. Más fuerte cada vez. Entonces tú, cautivo, tienes pesadillas: quieres escapar de quién sabe qué cosas sean las que te atormentan; quieres correr, pero aquella fuerza G aumenta y no te permite avanzar. ¿Recuerdas esa sensación? ¡Claro que la recuerdas! Ya has sido huésped del capitán Coriolis.
-Vamos princesa, date prisa que no tengo mucho tiempo, el caballo me espera en el balcón.-
.-¿Hacia donde te diriges?. ¿por que quieres huir de este lugar?-, son las preguntas que realizaba un pequeño a su hermoso caballo, – no huyo, solo quiero descansar un instante de todo lo que hay en estos mros; me dirijo a donde haya paz y no odio, a donde haya luz no obscuridad, a donde todos convivan en armonia y no en guerras, a ese lugar quiero llegar…- ¿ pero como?, ese lugar no existe,-decia respondia el pequeño interrumpiendo a su caballo- no necesariamente debe estar visible para las personas, uno esta donde quiere estar, y para estar donde queremos estar debemos atrevernos a romper las barreras, no hay obstaculos si los sabes quitar del camino….atrevete a imaginar que el mundo es bello cuando lo miras con otros ojos-……
Estabas frente a mi, recitándome la historias de nuestra breve vida,
mientras yo lo vi detrás tuyo, lo vi cobrar vida, escuché el crujir de su piel
al pasar de un objeto frío y tieso, a la vida espontánea,
Siempre te dije que tus palabras le bombearon sangre y fuerza, al final tu silencio, media vuelta
y seguiste el rumbo de su mirada. Ya conoces el resto de la misma historia.
-¿Que hace ahí ese caballo? ¿Como subió? ¿Quien lo subió?
-Ese, mi amigo, es el caballo de mi General Fogones. Lo tiene ‘ái desde hace años. Nunca lo deja en los establos porque dice que ‘ái ‘sta más seguro, Que se lo roban. La esposa de mi General dice que aquel solo puede dormir si sabe que su cuaco ‘sta ‘ái listo para ir a la batalla cuando lo llamen. Pero muchos creen que es más bien pa’ salir huyendo cuando lo venga a buscar Villa o los de la capital. Pa’ mí que a mi General ya se le boto la canica. Yo nunca lo he visto salir volando por el cielo en él como dice que hace todas las noches cuando se duerme su vieja y él se va a buscar a las casaderas del pueblo de allá adelante pa’ prometerles el sol la luna y las estrellas. Pero el dice que así es. Dice que le salen alas y es mas fácil dar un salto desde ‘ái y irse pa’ aquel lugar. Y como mi General es mi General, si lo cuestiono me fusila.
-Villa murió hace 30 años.
-Eso dicen muchos, pero mi General dice que no. Le digo, a lo mejor ya le falla. Pero hay que obedecerlo. Ya ve. Me puso aquí abajo del balcón a cuidar que nadie se lo vaya a querer llevar. Si me muevo también me anda mandando fusilar. Lo malo es que ese caballo come mucho y ya sabe lo que pasa después. Y mi General no me quiso dar una sombrilla.
Una vez que me dejaron en aquella habitación, sabía que no volvería a ver a mis caballos. Hasta que mi padre encontró la manera de hacerme ver que aún estaban a mi altura.
Salí de casa aburrido. Llegando a la esquina, me dije;»Caramba; debo verme como ese caballo. ¿Un caballo en un balcón? Debo estar enloqueciendo.
Revista Science & Math. Refuta comunidad científica nueva parábola del Caballo en el balcón.
Nov. 2, 2013. Así como en su momento fue declarada falsa la proposición de Todos los caballos son del mismo color -siguiendo el principio de inducción matemática- la comunidad científica ha demostrado una vez más que si el caballo visible es alazán, no necesariamente implica que en el dormitorio haya solamente alazanes; incluso, este no aparece en un balcón, sino en una tarima alineada para causar el efecto visual.
-¡Qué necedad! –El lector cierra la revista– El pobre caballo seguro se desesperó y saltó, se quebró una pata y tuvieron que sacrificarlo.
Cólera
Se llamaba cólera, el caballo del general. Un día el ejército perdió una batalla, de manera por demás bochornosa ante un ejército inferior en número. Al enterarse de este acontecimiento de inmediato el general montó en cólera, salió corriendo con rumbo desconocido y jamás volvimos a saber de él
¿Por qué estoy acá? ¿Por qué debo mirar lo que ocurre acá? Mi dueño sale por la mañana, vuelve muy tarde por la noche, pero no recuerda que me tiene en el balcón para tomar el sol, observando todo. El otro día lo vi apuntando a un hombre, me dieron ganas de saltar sobre él, pero de la impresión, me quedé inmóvil… hasta que me convertí en lo que soy, el caballo del balcón.
Eche un vistazo a la figura del caballo. Parecía inquieta, quizás quiera escapar, quizás podría escapar con ella.
Anclada al final de la calle Prat, hay una casa rancia con tonos ocres e intenciones de convertirse en barcaza. Su fachada, echada para atrás, recuerda la posición de quien por pena se esconde. La desdichada, sobresale de las otras viviendas gracias a lo único digno que le queda: su altura. Aquella casa ansiaba la pronta aniquilación de la horrenda escultura roja de cartonería que habían puesto frente a ella y le impedía zarpar al fin.
Esa tarde, el deseo llegó en forma de grave tormenta y nunca más se volvió a saber de la casa al final de la calle Prat.
Genial.
¡Wow! Te juro que no había leído tu minificción. Veo que tiene algunas cosas en común con la mía ¡Qué cosas!
Hola Israel, será porque nos atraen las atmósferas marinas y la vida secreta de los sueños. Saludos
Las cerraduras están madreadas y las puertas trabadas con la madera que tenía por piso. A las ventanas ya no me quedó más para ponerles que el pinche aluminio. No dejé esa ranura adrede, lo que pasa es que ya no quedó más papel. La gente que queda en la calle grita y grita. Siempre grita. Pero por mis huevos que alguien entra o yo salgo de aquí.
—¡Carlos, ábrele, chingado!
Que se mueran, me vale verga. Yo no me muero. Aquí adentro no pueden volar. Pueden tratar de tumbar la pared las veces que quieran, pero no se va a caer. No. Yo siempre supe que no eran de fiar: son salvajes, asesinos tragahombres, con sus cuernos y dientes y patas enormes, sí.
Yo aquí estoy a salvo. Pueden seguir dando vueltas por la ventana, no importa. Aquí adentro no pueden volar. Yo no me muero. Que se mueran, me vale verga.
Esto que te contaré podría, quizá, no tener sentido.
Alguna vez, o mejor dicho varias veces, mi abuela dijo haber tenido un sueño, no sé si se refería a uno de esos que tenemos al dormir, o a uno de los otros, ya sabes, esos que se confunden con la realidad sólo porque poseemos el descuido, o peor aun el valor, de tenerlos con los ojos abiertos.
El día de su velorio mi abuelo pronunció unas palabras frente a los presentes: «como algunos de ustedes saben, sino es que todos, Úrsula tuvo un sueño; viajar a las estrellas, es por eso que esta misma tarde, mande a poner un caballo en su balcón…»
Te repito, puede que no tenga sentido, pero ahora sabes que definitivamente tiene dirección.
No Barroco no me mires así, no te puedo llevar, ¿cuando has visto que a una cena de gala dejen entrar a caballos? si, si ya se que me darán el premio por esa gran novela que me inspiraste, pero, ¿acaso me he llevado al mar, al desierto, al amor de mi vida a las demás cenas? no Barroco ustedes solo son circunstancias que si no las aprovecho no seria lo que soy,cosa que te agradezco mucho, pero, es hora de obedecer, Y no me digas que saltaras eh, que es la causa de mi soltería no soportar ningún chantaje, anda da media vuelta y espérame, no vaya ser que te miren y a algún escritorcillo se le ocurra inspirarse contigo.
por fin la jornada laboral termino, he trabajado durante una semana completa pero aun así sin compasión me has golpeado para seguir adelante y no desviarme del camino, quise pastar y no me dejaste, mas la prisa de llegar de a casa según yo descansaría un largo rato,
y se te ocurre dejarme sin comer para vigilar des el balcón del pueblo y yo digo vasta dame la libertad amo.
En ese momento, solo en ese momento cuando todo estaba en penumbra senti un vacio dentro de mi, ese vacio me acompañaba a todos lados lo sentia como un potro, un potro salvaje al que no podia controlar, ese potro me seguia y seguia
«LA ESPERA»
En aquel balcón la dueña del caballo tuvo su gran historia de amor.
¿Pero qué hacía el pura sangre ahí?
Quizá esperando el regreso de su dueña que se había marchado con su gran amor…
Pasaba un rato con mi caballo, un caballo pura sangre que le gustaba quedarse viendo el balcón de la casa hasta el momento que yo saliera. Lamentablemente cuando montaba en él unos bandidos estaban atacando un bar del pueblo en donde habitábamos, mi caballo estaba muy espantado y relinchaba con mucha angustia, los bandidos se dieron cuenta que estábamos cerca de ahí y una bala perdida alcanzo a darle a ese gran potro, yo no pude hacer nada y en ese instante cayó muerto, me sentía triste y con rabia por la impotencia de no hacer nada. Ahora cada que recuerdo todo lo sucedido y observo el balcón siento como mi caballo esta presente en ese lugar.
Verte de nuevo.
Ahi estaba Jeny, parada, esperando en aquel balcón la llegada de su mejor amiga, quién por cinco años se había montado en su amplia espalda, donde hace unos días le había prometido con lágrimas en aquellos ojos nublados que todo volvería a ser como antes; que pronto volveria mas feliz que nunca, para así poder volver a cabalgar como aquellos tiempos cuando aun podía ver la luz del Sol reflejada en sus ojos. Mientras tanto tendría que esperar, dejar transcurrir cada minuto, cada hora,cada día, con la sensación de tener un vacío en el estómago, del temor de que nunca pudiera volver a ver.
De pronto al fin vivio su sueño,depues de tanto una tarde
sin darse cuenta ya veia lo que tanto anelaba
y solo observava lo que un dia fue su hogar y que ahora ya no queria regresar al lugar donde vivio su gran amor
y para el ya solo veia gente destruyendo hogares
´´Hasta el final mi fiel amigo´´
Camino a la escuela hay un balcón en el cual hay un caballo,siempre esta quieto,parece de mentira pero de repente y sin avisar lanza un relincho como para avisar que sigue vivo y que no lo tienen que bajar,por lo menos no aun.Un día le pregunte a mi padre que hacia ese caballo ahí y me contó una historia sobre un general de una revolución que tenia un caballo que era el mas rápido de todos los de esa zona,pero un día el caballo se fracturo una pata y el hombre con el dolor de su corazón tuvo que dejarlo en el balcón de su casa al cuidado de su esposa y todos los días el caballo levantaba la cabeza y olfateaba el aire,para ver si podía detectar el olor de su jinete,pero nunca llego,paso el tiempo unos dicen que el caballo sabe que su jinete murió y que solo esta esperando el momento de su muerte para cabalgar junto a el sin preocupaciones,obstáculos,heridas o guerras que los vuelvan a separar.
Ahora me hallaba en donde fue nuestro primer encuentro, en aquel balcón que siempre te gustó visitar. Estoy aquí, siéndote fiel sin preocupación alguna, al mirar el horizonte supe que algún día volveríamos a estar juntos como antes ,aun recuerdo tus últimas palabras, las que ahora se ha llevado el viento, mis lágrimas decidiste secarlas con tus propias manos; me hiciste alguien dependiente a los amaneceres y ahora soy estático, continuo esperando a que vuelvas por mi, a que me quieras como solías hacerlo y no me olvides de nuevo, sabes que sigo siendo tu caballo y esperaría por ti miles de años.
Era tanta la excentricidad de Demetria y claro el gusto por los caballos que le solicito a sus sirvientes que colocaran un caballo en el balcón que estaba fuera de su recámara para así poderlo ver cuando ella quisiera, para que después se aburriera de él (como con todo lo demás) y lo mandara a matar y solicitar uno nuevo, solo por sus caprichos.
¿Sería aquel mi caballo que murió en esa batalla?
Esa figura que se situaba justamente en el balcón de la habitación en la que yo dormía, era tan parecida, casi idéntica, a Jack, mi fiel acompañante.
Imposible, no creo que pueda ser él, yo lo vi morir, yo lloré hasta el amanecer. Lo había perdido para siempre. No, no puede ser.
Seguí caminando por la vereda, de repente retrocedí al balcón, y para mi sorpresa seguía ahí, como una estatua. Me negaba a creerlo. Parecía como si me estuviese esperando.
Desperté, sólo era un sueño, un dulce sueño del que no hubiera querido despertar para descubrir si aquel corsel podría ser mi Jack…
«Gracias, por la serenata yeguitas, yo sabía que estaban locas por mí», dijo el caballo después de asomarse por el balcón al percatarse de que le habían llevado serenata sus admiradoras.
La Fuga
A pleno galope, dará rienda suelta a sus más extraños deseos: se libera del yugo del hierro seco de las espuelas. Resopla brioso, olfateando con anhelo los lejanos vientos indomables de su propia libertad. Su jinete lo mira, temeroso; y en un intento de apaciguarlo, acaricia lentamente su cuello, mientras sostiene con firmeza la fusca en la mano contraria.
Pero no habrá nada que hacer, la decisión está tomada. Suelta un relincho y se inclina sobre sus cuartos traseros con majestuosidad, haciendo caer de la silla a su maestrante. El corcel toma carrera, para salir disparado contra la ventana de cristales apagados sin pensarlo dos veces. Un estruendo. Sacude las crines, desprendiéndose de los restos de vidrios lacerantes que le sangran la piel. Gira el cuello, mirando por última vez las paredes de la extensa muralla. Una sonrisa invade su rostro, se pone en pie y desaparece en la bruma caminando en dos patas.
Héroes de bronce
Baja cada tarde de su lugar en la piedra.
Persiste en quedarse, en mirarme fijamente a los ojos clavando su mirada salvaje en la mía de hielo.
Insiste, quiere que vuelva a reavivar viejos soles.
Cree escuchar las inmortalizadas voces de antaño, no se consuela.
Quiere volver a las batallas, alentar los ideales de la gente, el coraje cuando pedía esperanza, la bravura cuando exigía derechos.
Lo miro indolente, los héroes no viven para siempre, le musito.
Repetitivo, le grito una y mil veces que los hombres de bronce no existen, que se vaya a su estatua de nuevo.
Es un caballo muy terco, siempre lo ha sido, se queda esperando en mi tumba y entre los balcones del pueblo hasta que venga de nuevo la masa y aclame de nuevo mi historia.
…y cuando despertó, parecía que su caballo lo miraba desde aquel balcón donde ella en toda la noche nunca se asomó.
Mi imaginación
Un día más, hacia el trabajo, con la misma flojera de siempre
– ¡Odio mi maldito trabajo!, también odio ese camino horripilante; simplemente no lo soporto. Siempre ver a las mismas personas, los mismos conflictos, y por supuesto ese tonto caballo, me pregunto que demonios hace un caballo en ese lugar como si de verdad fuese importante, solo porque se dice que nos salvo de una catástrofe; por favor un animal no puede hacer semejante cosa.
– Claro que si, sin el ya estuviéramos muerto, ¿por que no lo crees?
– Pues por que más. Tú lo dices porque tienes tus dos ojos, pero a mi me dejo tuerto, a mi no me salvo de nada.
– A pues pero si sigues vivo que eso no significa nada
– A pura bobería… sabes que olvídalo. Luego nos vemos.
– Esta bien, señor este.
Al regresar del trabajo ya no vio al caballo, entonces se acerco a una de las verduleras y le pregunto.
– Señora, ¿y el caballo que estaba ahí donde lo pusieron, pus no que muy sagrado.
– Hay señor usted de que me esta hablando, nunca a habido un caballo ahí, usted esta loco.
– Claro que no, yo recuerdo bien al caballo, si apenas en la mañana lo vi.
– No señor no sea necio, nunca a habido un caballo ahí; señor loco este.
El señor rendido se fue a su casa, pero de repente escucho un relinchar muy bajo, pero cada vez se hacia más y más fuerte hasta que… se despertó y a lado se encontraba su hermoso caballo café, el señor le conto lo que había soñado y después salió a dar un paseo con el.
La Espera.
Y el caballo se convirtió en piedra de tanto esperar al rey que nunca más volvió a despertar.
Yo quizá le llamo caballo al caballo cuando trota. Y, le llamaría caballo si, finalmente, no volviera, levantando esa polvareda de partida que quiebra el horizonte. Si, de un momento al otro, el animal resoplara y suspendiera en la furia sus cuatro patas. De otro modo, aguardo al caballo en silencio.
¿No se que ocurriria? Tantas veces me lo dijeron y no lo entendí o quiza no lo quize entender, ¡imposible! nadie lo ha hecho, pero yo; fiel a mis sueños y a mi naturaleza libertaria lo intentaria, ¿despues? despues reinara el silencio o la aventura de ser quimera, asi que esta decidido abrire mis alas y…¡ a volar !
Baliza
Voy a matar a tu esposa. Voy a matar a tu hijo. Voy a matar a la aún no nacida. Comeré el desayuno del junior dejando sintacto el tocino. Quemaré las cosas de olores morados. Beberé todo un mar de cien mil minerales. Me iré matando tejones. Y a los confiscados soborno bluetooth de abogados. Voy a joder al buen D. Voy a engañar a mi esposa por cintas. Voy a tener a la mano del juicio el día ferrado de espejo. Iré matando a tu Eva antes que de hurgue en la despensa. Voy a hervir su chinguiña en mi rabo de albino
Voy a detenerme un momento. Por mis breves hermanos. Muertos balidos de guerras. Muertes congueras de cortos duraznos. Por la gente en camino, por quien deja de hacerlo. Por los cableados perdidos. Me voy a comprar un equipo de diez delanteros. Y haré que te afeites las cejas.
Voy a matar a tu esposa. Haré que te duermas en el váter vacío. Voy a comerme el herrumbre del porche en tu casa. Voy a dejar de invitarte a la mía. Voy a cubrirte los techos de hombres conejo. Voy a signar de epitafios tu cama. Voy a prohibir que le griten de voces al actual presidente. Voy a pincharme un traje de ahogado. Voy a dejar que te broten las caras y te jodan de nuevo. Las viejas que arrastran sus piernas de vidrio soplado. Voy a dejar que te comas mi muela. Señalando el absurdo de toda tu historia. Voy a decir te lo dije. Voy a aprender a cantar manifiestos contento. Voy a cortarte la grieta y la silla. Voy a pasar a la historia si a Jordan matase. Voy a cascar de ballenas el cielo. Vas a burlar a mi lupa de esclavo. Voy a dejar de vejar a los soles. Voy a matar a tu esposa. Porque a ti voy a ir dejándote intacto.
Lanzó una última mirada al pasillo. Volvió a escuchar aquel hosco relincho que lo llamaba, y entonces recordó que sólo él habitaba esa casa.
…Y ahí me encontraba yo en la espera de mi buen amigo ese amigo que estaría siempre a mi lado a pesar de todo que ahora de encontraba en ese balcón con una mirada como ninguna, una mirada de fija, clara, inimaginable.Tal vez esa mirada es la que me llevaría hasta él mi querido «Milagro»
Lealtad
Y ahí lo veo, después de lo que parecieron siglos desde mi partida, cuidando la ventana de mi amada tal y como se lo había hecho prometer, sabía que entendería puesto que él es mi noble corcel. Qué alegría llegar a casa en esta tan hermosa mañana. No puedo esperar a mirar tras esa ventana y encontrar a mi amada recostada en su cama durmiendo, tan bella como siempre. Y saludar a mi caballo, como si el tiempo no me hubiera apartado de él durante tanto tiempo.
Cuando salió al balcón, ya se había transformado irremediablemente en un caballo …
Ha, la verdadera razón es desde ese día en adelante, me quedé con el pendiente y, creme, uno nunca sabe, la diarrea es cabrona, cuando se trata de correr, a correr.
Y como dijo mi abuelo, un caballo no solo es para el hipódromo…
Y, cerca de la ventana, es porque en realidad el lugar no ha importado nunca, la diarrea es cabrona, te vuelvo a repetir…
Las luces se levantaban ante mi, la vista era magnifica desde este balcón. No recuerdo como llegue aquí, como logre alcanzar gran altura en 4 patas y sin ningún buen equilibrio.
Tenía que haber alguna razón por la que estoy acá arriba, todo pasa por alguna razón, o eso escucho que dicen las personas, que se oyen totalmente convencidas con aquella frase.
Un escalofrió me recorre el lomo, regreso la mirada a la ventana que hay detrás de mi, la cual esta cubierta con una cortina blanca, pero a través de ella se alzó una figura femenina. El escalofrió me recorrió hasta llegar a los talones.
La piel humana ahora me envolvía, camine en mis dos pies descalzos y velludos hacia la ventana en donde había aparecido esa figura, que de algún modo me atrajo hasta aquí, esperando para recorrer un largo camino en 4 patas.
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Desde hace ya varios días, me di cuenta que me observabas desde tu balcón día tras día noche tras noche, al principio no le tomaba importancia aunque con el paso del tiempo esto se volvió un juego de miradas entre tu y yo, a ambos nos gustaba mirarnos antes de ir a dormir.
Yo me preguntaba: – ¿Cuál será el día en que se atreva a hablarme?…
eso yo no lo sabia, lo único que sabia es que sentía una gran atracción por el, ese día en la noche fue la ultima vez que lo volví a ver, pues a la mañana siguiente fuera de su balcón el que estaba ahí ya no era él, en su lugar se encontraba un hermoso caballo y lo curioso fue que tenia la misma mirada que mi enamorado, no sabia que pensar lo único que sentía era un escalofrió que recorría todo mi cuerpo y tenia miedo volver a mirar los ojos de ese hermoso caballo.
Esta es la historia de una crin y del orgullo detrás de ella. En la mañana, nutría una fuerte identidad hípica, para la tarde ya era mansa.
¡Peter..Wendy!!!…¡tengo una idea feliz!..¡Yo también quiero volar!
CAUSALIDAD
Ya lo decía Bolaño: la literatura es un oficio de tontos, de muertos de hambre. Si a los nueve años no me hubieran regalado aquel libro de Cortázar, jamás habría mostrado el más mínimo interés por el mundo de las letras. Nunca habría querido ser escritor y ni se me pasaría por la cabeza intentar escribir una novela. Jamás me hubiera peleado con los personajes ni habría tenido que reescribir trescientas mil veces mis textos. Porque la escritura es un proceso constante de corrección, de equivocaciones y de caminos inexpugnables. Si hubiese tenido dos dedos de frente, no me habría matriculado en aquel taller de escritura creativa y jamás se me hubiese ocurrido emular a Anne Sexton, Silvia Plath, Hunter S. Thompson, Ernest Hemingway o Gabriel Ferrater. Si tal vez, aquella amiga de mi madre, me hubiese comprado por mi cumpleaños un balón de fútbol o un caballo de Playmobil, ahora no me vería forzado a utilizar este revólver.
muy tarde tendremos que esperar la siguiente menguante, estar juntos maravilloso es.
Entonces ella le dijo – este caballo dejara de correr hasta que nuestros corazones dejen de latir-. El a su vez la tomo de la mano y juntos se montaron hacia un mundo desconocido…
CIVILIZACIÓN
Mucho antes de que llegue el alba escuchamos los relinchos de los caballos que reclaman atención. Mis padres y mis hermanos se levantan casi al unísono y yo me uno a ellos tan pronto como mi fatigado cuerpo lo permite. Aun sacudiéndonos restos de paja del cabello acudimos prestos a las alcobas principales de la hacienda, donde aguarda la yegua reina. Hemos de presentarle el desayuno y acicalar su pelambre marrón y sus cuidadas pezuñas a primera hora del día. Después habremos de atender, por orden descendente de jerarquía, a todos los demás corceles. Apenas entonces tendremos un brevísimo tiempo para alimentarnos y asearnos lo indispensable. Es sorprendente cuán rápido nos hemos acostumbrado a este nuevo sistema. Incluso es posible acostumbrarse a la diaria limpia de excrementos, a las coces recibidas por el más mínimo error en las faenas y a formar un carruaje entre cuatro cuando cualquiera de los nuevos lores desea explorar los límites de la hacienda con comodidad. En realidad esto último ocurre con poca frecuencia, pues para ellos trotar es una parte tan fundamental de su vida como lo es para nosotros andar en dos patas. No es el confort lo que los mueve a ese tipo de paseos, sino el lujo que es delegar una actividad trivial sobre los menos afortunados. En lo único que han contradicho su naturaleza inmediata es en lo mismo que nosotros los humanos hemos hecho durante milenios: en la construcción y uso no de herramientas sino de armas con qué someter a otros. Y en la erección, no menos perversa, de sistemas filosóficos para justificar el sistema social que más les plazca. Ya pueden verse largos tratados sobre la filosofía ‘houyhnhnm’ en los escritorios del potro favorito de la reina. Sin embargo, dos de mis hermanos y tres de mis hermanas no están dispuestos a tolerar esta vida que consideran agravio por mucho tiempo más. Planean escapar en la noche y ocultarse en los bosques, quizá comenzar otra vida en tierra salvaje. He declinado unirme a ellos; no por miedo a ser capturado, como ellos creen, ni porque piense que cualquier intento de rebelión estará condenado al fracaso, como mis padres. Mis razones son más simples: sé que otros animales ven con malos ojos esta monarquía impuesta, por la sencilla razón de que despierta su envidia. Por ejemplo, los cerdos de la granja vecina, a quienes he accedido a venderles información vital sobre nuestro territorio a cambio de una promesa de amnistía el día del gran golpe de estado.
“Cuando nos persiguen los fantasmas hay que pisar el suelo muy fuerte y no saltar desde el tejado”, me dijo mi abuela mientras me abrazaba y secaba mis lágrimas, como cada vez que me despertaban las pesadillas desde la muerte de mi caballo.
El origen de las especies
De todas las criaturas mitológicas que han habitado esta región nunca nos intrigó tanto el origen de las sirenas como el de los centauros.
Del de las primeras, luego de algunas conjeturas y varios casos muy conocidos en el pueblo, descubrimos cómo las muchachas vírgenes y casaderas resultaban preñadas por la hueva de ciertos peces que habitan el río donde ellas se bañaban luego de lavar la ropa, aunque algunos sigan culpando a naguales, chaneques, duendes y otros seres del agua, algunos más libidinosos que otros.
Sin embargo, no fue sino hasta que una noche en el pueblo vecino el señor cura, al regresar caminando de una cena en casa del alcaide, descubrió en lo alto de una ventana a un caballo que entraba lo más sigilosamente que sus cascos se lo permitían a lo que después se supo era la recámara de la hija del dueño de la posada.
El animal fue muerto al día siguiente, luego de ser sometido la noche anterior. Fue impedido de consumar su unión con la doncella, a lo sumo de unos 14 años, gracias a que el religioso que pasaba a esa hora por la calle alertó inmediatamente a los padres de la joven, quienes acudieron en tropel y con su prisa despertaron a huéspedes, quienes a su vez se sumaron a la comitiva ignorando lo que pasaba.
Pese a todo, mi mujer y yo ya habíamos pensando en que algo similar pasaba, aunque a ella le parece exagerado que las autoridades vecinas colgaran el miembro del equino como una especie de advertencia a jumentos y caballares, porque a decir suyo, «hay otros animales de cuatro extremidades que caminan erguidos y nunca escarmientan»…
Miedo.
¿Qué habrá más haya de este simple balcón? Quizás exista un mundo perfecto, lleno de lugares mágicos y fantásticos, en donde puedo hacer mis sueños realidad, pero… ¿y si todo es peor que en esta casa vacía?
¡Todos se han ido!: el abuelo, mis padres, mis hermanos, mis amigos y hasta los más pequeños potros, pero nunca han regresado. Tal vez no han regresado porque encontraron lo que querían y ahora son felices; aunque probablemente no regresaron debido a que murieron en el intento de querer lograr sus sueños.
Mejor me quedo aquí, seguro con mis miedos -pensaba el caballo.
Y entonces no logró comprender porque debe de estar ese caballo vigilándome, ¿porque no puedo ni siquiera asomarme al balcón?. No logró comprender el comportamiento de mi padre, él todavía cree que no me puedo cuidar pero en algún momento vera que estaba equivocado y que ese guardia se tendrá que ir de mi balcón.
Regrese….
Él seguía ahí, no se apartaba de ese balcón, como si fuera una estatua, como si no lo hubiera abandonado hace 10 años.
-¡¡¡IMPERIO!!!!- le grite, pero él solo tenia la mirada perdida
-¡¡¡IMPERIO!!!!- le volví a gritar. pero el no me escuchaba.
Decidí irme de ahí, olvidando el pasado, olvidando el dolor que me causaba haber dejado a mi amado caballo por un patán, por un cualquiera que no me merecía, pero al parecer, el caballo ya me había olvidado y yo ya no le importaba….
Esa noche decidí no volver a casa. En lugar de tomar el autobús con dirección hacia Calzada Lorca, calle donde tenía mi poco cálida morada de dos pisos y ventanas sin barrotes, camine un par de cuadras en dirección opuesta hasta que me topé con un bar con un enorme letrero fluorescente donde se leía “Bar-rabas”. No tenía ruta, no sabía qué hacer y no quería llegar a casa para dormir viendo televisión. Decidí abandonar mi monotonía con un par de tragos en aquel sitio cuyo nombre hacía alusión a un ingrato personaje del Nuevo Testamento. Entre y me senté en la barra, justo al lado de un par de jóvenes que irradiaban estupidez. No tenía más que cien pesos en la cartera por lo que le pregunte al mesero que tardo en atenderme por la cerveza más económica.
-No viejo, aquí no tenemos nada económico. Si lo que busca es basura barata debería caminar dos cuadras más hacia adelante. Encontrará una vieja pulquería pestilente que seguro es el lugar ideal para usted – respondió el mesero.
– Caray, ¿pero que acaso tengo cara de querer dar más pasos? Estoy cansado y tengo poco dinero, amigo. ¿Qué me dice del mezcal? ¿O que no tiene Indio o XX Lager? Esas chelas son baratas – respondí con un tono de voz suplicante – En verdad entienda, hágame un descuento o junte las sobras de las botellas de aquella mesa y póngamelas en un vaso ¡Necesito ingerir el maldito liquido ya, como sea!
– Viejo, en verdad no puedo. Es insalubre lo que pide y quien me dice que usted no es uno de esos inspectores in fraganti…. Pero no creo, se ve cansado y los inspectores siempre tienen una mirada perturbadora. La opción que le doy es que, si tiene poco dinero y quiere algo económico, puede arreglárselas con el gerente. Está detrás de aquella puerta verde junto a los baños, solo toque y él lo hará pasar. Lleguen a algún acuerdo. En serio es la única opción.
Accedí a ver al gerente. No tenía idea porque había persistido en esa situación. Bien pude haber salido y caminar un par de cuadras hacia la vieja pulquería que me habia recomendado el mesero pero no, mi testarudez pudo más y no di ni 4 pasos cuando ya estaba frente al pedazo de madera verde. Toque dos veces y la puerta se abrió. En ese momento me sentí como cuando en las películas estadounidenses de jóvenes alocados uno de los actores secundarios esta por cruzar un umbral que lo llevara directo a la muerte.
No había cruzado la puerta y ya había emitido un “Buenas noches”. Esa estúpida manía que tenía de tomar la iniciativa en las conversaciones. No recibí respuesta. Entre completamente al cuarto pero no había nadie. Recorrí todo con la mirada y ni rastro de gerente, ni de escritorio o algo que diera indicios de que aquel espacio de 5×5 era una oficina. Lo único que vi en el suelo era un pequeño cuadro volteado con el marco roto. Lo levante, lo acomode y me sorprendió lo que vi: la imagen de un caballo de cerámica sobre un balcón rojo. Un caballo bronceado que me hipnotizo. Sostuve la mirada sobre la foto por más de un minuto; evalué la estructura del balcón, el color, busque los inexistentes ojos del caballo… y de pronto deje caer aquel cuadro. Gire y, entre pánico y miedo, salí de aquella habitación. Solo alcance a escuchar el crujido de la madera del marco. Cruce tropezando la puerta del bar y corrí varias calles hasta la parada de autobuses de una ruta desconocida. Me detuve entre jadeos, sudor y lágrimas. Jamás note que, mientras corría, mi piel había comenzado a adquirir un tono sepia. Intente sentarme pero mi espalda crujió. Intente acomodarme el pelo pero mis brazos crujieron. Entre de nuevo en pánico cuando observe que a mi alrededor una multitud se había congregado y no dejaban de mirarme. Intente pedir ayuda pero no pude abrir la boca. Lo último que alcance a escuchar antes de que mis oídos se volvieran de cerámica fue la voz de una señora diciendo “Otro más que vio al caballo, ya ni la muelan, por eso hay que ir a misa los domingos ”.
El ciclo
Fuimos demasiado tontos, ¿cómo pudimos creer que Don Equs nos iba a gobernar? Ese de cuerdo tiene lo que yo de modelo, tan sólo velo ahí colgado del balcón, ni que estuviera tan chulo como pa’ verlo del diario. Ya ni come de la pura emoción que le dio cuando le dijeron que el había quedado de presidente.
Debería de ponerse a trabajar que aquí por eso andamos chillando, ¡ya ni la amuela! una semana ahí paradote. ¿Pues en qué anda pensando?
-¡Don Equs! ¡Don Equs!
-¿Ves? No reacciona.
-¡Pues ahorita reacciona, verás!
-¡Ni Dios lo mande, no se te ocurra aventarle eso!
-Total, siempre me cayó re gordo. Mejor hubiéramos escogido al humano ese que nos vino a cuentear, no que acá, al Don Equs ya se lo a de haber llevado la tristeza.
…
-¿Don Equs? ¿Qué le hiciste? ¡Lo mataste!
-Muy buenas tardes mis queridos ciudadanos, llamenme Don Equs. ¿Me andaban buscando?
Ese caballo, que fue montado a todo galope, vio crecer a su amo, relinchaba de felicidad al ver que le ponía la silla para salir a pasear, se entregaban uno a otro como si no hubiese un mañana;sin embargo, un día el dueño desapareció, él sin saber lo que pasó, lo seguía esperando en su balcón, quería volver a ver a su amo, que lo montara, le diera su pastura, su agua y por ultimo un hermoso viaje por el campo. Desde entonces el caballo sigue postrado en el mismo lugar, sin parpadear, espera a su amo, el cual, nunca volverá.
Y con su sangre, los enamorados entintaron el acero fundido que el escultor había creado. Ahí, dejaron sus fantasías, anhelos y deseos, un amor puro que se vería entristecido por la conveniencia privada de sus familias, ninguno de los dos volvería a verse. Partirían con sus cónyuges a diferentes puntos del país, puesto que ahora están unidos con ellos en santo matrimonio. Así que, para inmortal este insensato amor, decidieron esculpir el caballo que atestiguo su encuentro. Por último, el escultor de deseos les dijo:
? Con este pacto, sus almas quedaran selladas para toda la eternidad en este increíble animal.
Los enamorados aceptaron.
? Solo una cosa, escultor de deseos?dijo la señorita?: queremos que este increíble animal este donde nuestro amor fue destinado.
Y Así hablo. Con el pacto ya hecho, el escultor de deseos asintió.
Antes de llevar este deambular de espectro fui de la cuadra el preferido.
Su olvido me convirtió en un visitante incómodo, un inquilino que aguarda oculto en el tejado y los embiste sin previo aviso.
Se encontraba ahí justo ahí ese caballo símbolo de muerte, que su sola mirada a los habitantes del pueblo les causaba temor, esa mirada quería decir algo, algo que nadie podría descifrar, pero ese día fue diferente pues por fin alguien había logrado saber lo que esa mirada quería expresar, ese alguien con tan solo ver fijamente a los ojos al caballo supo que lo único que quería decir es que no quería que le temieran, lo único que quería era hacer un trato, si un trato donde nadie huía de él y él no los perseguiría, pero eso si, debían tener presente que algún día se habrían de encontrar con el caballo símbolo de muerte y ahí justo ahí ya no habría mas temor a donde fueran por que su final les llegaría en el momento oportuno y entonces así al saberse esto el caballo símbolo de muerte se mantuvo tranquilo ahí justo ahí.
Era una noche inolvidable para mi dueño, nunca había visto que se divirtiera tanto desde hace mucho tiempo, creo que se reencontró con una de sus «ex».
¡Rayos!, no esta mal que se encontrara con una de sus «ex», pero yo qué tengo que ver en eso, yo solo comía; era algo noche y él se me monto junto con ella, no sabía que hacer, estaba espantado, yo solo corrí y brinque un poco, bueno, esta bien corrí mucho y pues no lo recuerdo bien; me pegue mucho en mi cabeza, solo recuerdo que entre a la casa de mi dueño y ellos gritaban, yo corría, se me hacia divertido hasta que me desmaye y pues mirenme, estoy afuera del balcón de mi dueño, y llevo dos días aquí, espero que mi dueño se levante de ahí abajo algún día junto con su ella.
Desde que ella ya no estaba nada era igual. Pero, el misterio de qué era lo que cada mañana observaba con tanto asombro desde su balcón, persistía. Así que, cada amanecer Napoleón escapaba del cobertizo, cual niño curioso imagina ver el mundo con otros ojos.
Ya cuando el sol se asomaba por completo allí estaba él, en esa estructura, imaginando que estaba en el balcón; intentando contemplar desde lo alto lo que aquellos hermosos luceros admiraban día con día. Y el grito diario del capataz:
-¿Otra vez ahí?, ¡caballo testarudo! Eres maravilloso…
Aquella noche lluviosa pude observar a aquel caballo, que a pesar de la guerra que había pasado, seguía firme como un soldado, sin embargo no todo había terminado, aquel animal mostraba una mirada temerosa, una mirada extraña en la cual los habitantes del pueblo se percataron que no todo estaba bien, que había algo peor por venir.
Los habitantes del pueblo al observar la actitud que tenia el caballo comenzaron a prepararse para lo que viniera, no obstante el caballo seguía teniendo una actitud poco conocida por el poblado de ese lugar.
Al día siguiente, el animal había desaparecido, no lo encontraban por ningún lado… mientras tanto en un balcón un niño inocente jugaba con aquel caballo, y el poblado sin darse cuenta de esto asesinaron al animal pensando que tomaría una actitud agresiva frente aquel pequeño….
Las personas pasan, estoy seguro que me observan con extrañeza, se les ha de hacer extraño que un caballo este en un balcón, tan quieto, tan tranquilo, han de creer que soy una estatua.
Pero si me pongo a pensar…
Más extraño es que ellos se detengan a observarme, cuando la mayoría del tiempo están tan ocupados, que ni siquiera prestan atención a su alrededor.
¡Que eso en balcón!
Eso que ves es mi compañero, el compañero que estuvo conmigo durante la primera guerra mundial.
¿Durante la primera guerra mundial?
Entonces tu eres….
«Soy solamente un sueño que vives desde la primera guerra mundial»
Era hora de volver me dije a mi mismo, no puedes ignorarlo, o al menos a el no,
él que siempre fue un gran compañero, él que no recibía nada a cambio sin embargo lo daba todo por verte feliz. Es extraño que aun lo piense, pero yo se que él es especial, nunca me abandonaría, nunca metra traicionaría, pero ¿por qué lo e dejado?, ¿por qué lo e abandonado?, si aun en la plenitud de mis sentidos yo mismo decidí su pasado, su presente, su futuro…
No lo se explicar pero es un recuerdo presente, un recuerdo activo, que día y noche deambula por todo mi ser recordándome porque lo deje en ese lugar; el motivo ya no lo recuerdo pero aun así me estremezco al pensar en él, lo imagino parado en ese balcón, viendo como todo cambiaba a su alrededor, como a pesar de que lo deje solo en ese balcón, sin poder despedirme, sin poder decir adiós, el me entendió, el me despidió esperando el día en que nos reuniéramos los dos…
En un rancho habia un caballo llamado Misterio, que corria a altas velocidades por todo el rancho y pasaban los dias y el nunca se cansaba y un dia el simplemente se paro y se fue a descansar en el balcón de la casa y la gente preguntaba: «como subio ese caballo ahí», y lo unico que su dueño respondia era: «es un misterio como su nombre»
«El caballo de cera»
El caballo de cera que reposaba en el frente de un balcón, con la tranquilidad absoluta del universo y con la mirada fija hacia el horizonte; ese caballo alguna vez represento la inmemorable historia del espíritu de un indio, que lucho con toda su valentía contra los vaqueros que querían matarlo, solo porque lo miraban como una persona inferior a el.
En una noche oscura, en la que la luna estaba llena y anaranjada; esa era la noche en la que los indios realizaban sus rituales utilizando cera, plumas, ramas, y diversos materiales y cada uno de ellos representaba algún espíritu en especifico, en este caso la cera representaba la indomabilidad del espíritu indio como el de un caballo; esa misma noche los jinetes montados a sus caballos fueron al territorio indio para acabar con ello de una buena vez.
Los indios combatieron ferozmente contra los jinetes; y en un acto de valentía el ultimo indio que quedaba realizo un ritual para poder obtener la ayuda de los espíritus; con esto el indio venció a todos los jinetes, pero el precio del ritual era muy alto, ¡la muerte!, los pobladores de un pueblo vecino escucharon la pelea y vieron lo sucedido, así como el acto de valentía de aquel indio; así que decidieron inmortalizar ese acto y reconocerlo como un héroe representándolo como la indomable figura de un caballo libre de gran espíritu de color rojo como su piel.
Aun antes de todo, aun después de todo, la gente que veo que se me queda mirando solo se imagina que de seguro estoy loco, solo porque me quedo aquí viendo como me miran sin moverme sin hacer ningún tipo de acciones mas que solo mirarlos, pero una pregunta ¿quien esta mas loco?, yo por quedarme aquí como una estatua o ellos porque por quedarse tanto tiempo mirándome y pensar ¿qué rayos hace un caballo ahí? y ¿cómo llego ahí? pero esa es cuestión del quien lo piense.
La pequeña Maggie, era la hija del dueño del cañaveral- el hombre mas rico del pueblo-todos los días salía a galopar en su caballo llamado «canela», era su unico y mejor amigo, hablaba con el, paseaban siempre juntos y recorrian todas las veredas de aquel precioso paisaje.
Un día salió con su caballo a recorrer sus tierras, sin percatarse que se aproximaba una tormenta; a mitad del camino el agua comenzó a arreciar, y el camino se tornó peligroso, de pronto una gran rama cayo sobre «canela» derribando a la pequeña Maggie.
Mientras tanto su padre salió en su búsqueda acompañado de su capataz encontrando una escena desgarradora, Maggie estaba desmayada y «canela» había muerto.
Días después Maggie recupero la conciencia e inmediatamente pregunto-Padre, donde esta canela?-Su padre contesto- Canela esta en la ventana, el hada del bosque lo hizo de piedra para que no muriera cuando una rama inmensa le cayó encima, por lo que Canela siempre estará a tu lado.
EL IDEAL
¿por que ese caballo tan hermoso esta hay como si fuese una estatua?
Era lo que todos se preguntaban cuando pasaban por el balcón, lo mas curioso era que para poder tener agua tenían que pasar por hay por donde estaba dicho caballo.
El caballo era como una estatua pero una estatua muy hermosa, todos querían saber el origen de dicho caballo pero nadie lo conocía, un curioso quiso investigar.
Grata sorpresa se llevo que después de cuatro años de investigación resulto ser uno de los dioses de una cultura antes establecida hay, era el dios de el agua precisamente de hay era el por que el lugar donde se localizaba.
Después de que todo el pueblo se entero empezaron a adorarlo, pero ¿por que en un balcón y tan real era la estatua? bueno pues se decía que el balcón simbolizaba un mayor poder que tenia el caballo,y el agua era tan hermosa como el caballo por eso esta representado así y el era el ideal , para simbolizar un camino tan importante como es el del agua.
Él sueño de este caballo se destruye con su mirada fija en él orizonte, mirando aquellas tierras que alguna ves fueron suyas, ahora sabe que fue correcto alejarse y dejar sus propiedades, para convertirse en él guardián y vigilante de esas tierras desde aquel balcón , para no sacarlas de sí corazón.
Cada atardecer espera a su amada yegua ese hermoso corcel por lo que le juro regresar antes del anochecer, no ha vuelto a verle sus brillantes ojos, extraña su forma de pasear por los jardines a su lado era tan hermosa que le es difícil olvidar pero ella no decide regresar. Han pasado varios meses y aún no regresa y el aún se mueres de tristeza.
¿Que ves ahí?
Sólo un caballo.
No puede ser sólo un caballo, a veces las almas de la gente que más amamos y no están con nosotros vienen en los animales más hermosos.
¿Entonces que ves? ¿Crees que por algo esté en la habitación de mi padre?
Claro que si. Es mi padre, el decía ser la reencarnación de un caballo y ahora lo veo.
Y ahí estaba yo, esperando por el…
El tiempo pasaba rápido mientras yo esperaba por el. Sin darme cuenta aquel niño que solía montarme era ya un hombre echo y derecho tenía hijos y una esposa a la cual amaba.
Mi amistad era mucha por aquel hombre y decidí quedarme en el balcón esperando a que sus hijos me revivieran de nuevo como su padre lo hizo…
Ese momento jamás podrá borrarse de mi memoria, pues cada vez que paso y veo ese infame caballo en el balcón; su pelaje color rojo me hace recordar ese instante, ese segundo, en donde mi furia y mi histeria, me hicieron destruir lo único preciado que tenían este mundo.
Hay mi fiel corsel…
El es único en su raza, el es mas bueno que algunas personas con las que convivo.
Un día yo estaba pintando en el jardín, creaba yo una magnifica obra de arte. Me pase días enteros haciéndola hasta que termine; llame a mi familia para enseñarles mi gran obra pero estaban muy «ocupados» para mi, quede triste nadie se fijo en todo lo que hice, hasta que escuche un relincho me quede impactado, observe a mi hermoso caballo en mi balcón, el vio de principio a fin todo lo que hice, desde ese momento yo quiero mucho al caballo ya que el es el único que «tuvo» tiempo para mi.
El fin de semana
Trabajó en los últimos detalles del corcel de arcilla y sal. Por unos cuantos pesos, Eliseo el panadero, permitió que el equino fuera tostado en el horno de leña junto a bolillos y birotes. A la luz de la luna, colocó la escultura en un improvisado pedestal en la plaza del pueblo y contempló la escultura hasta el amanecer.
Al día siguiente, las autoridades municipales se horrorizaron al descubrir al caballo de barro, símbolo de protesta contra la ley que expropiaba toda clase de animales domésticos. Por la tarde los niños dibujaban con los trozos de arcilla: gatos, perros y un corcel galopante.
Supongo que ver caballos en el balcón es mejor que ver elefantes rosas- comentó con alivio el drogadicto.
Que locos están aquí, yo me largo
-Arre Unicornio…
Escondido detrás de la ventana cerrada aún logró escucharle:
– Me mintieron. No tengo alas ni soy caballo de dioses.
Los delirios de Rocinante habían empeorado enormemente.
Ahora puedo ver claramente que el único ser que siempré se encontrara esperandome sera mi noble caballo, que desde mi partida el se ha quedado mirando hacia el horizonte, realizando su espera en aquel balcón donde un día habia prometido mi regreso.
Y de las historias nacen leyendas…
Con ese mismo brillo la parte de Alejandro Magno con su fiel Bucéfalo y la mítica del caballo de Napoleón Bonaparte de su cuadra personal. Y así, en un pueblo al norte de México, nace una leyenda, de 1912. Caudillos, forajidos; en fin, armarse por los acontecimientos socio-políticos del país y la defensa de una hacienda.
Durante el crepúsculo tras horas de ese intenso vaivén de fuego sonoro y rojo carmín, es aquel intruso, un grito de auxilio de una joven y el fuerte galope por las escaleras que de entre las llamas se abre paso y ante los ojos horrorizados del forajido y el asombro de la joven es el cielo nocturno y la luna como testigo y, ante la mirada atónita y miedo de los externos, que un hombre es expulsado por el balcón del relincho a dos patas y las llamas como sus alas, la muerte ante el guardián que se inmortalizó en el balcón.
Dicen que al pasar por ahí, aún se siente un frío que es el alma del errante en penitencia ante el guardián…
Las personas no hacen, más que verme como una estatua. El tiempo se les ha perdido y lo buscan en mi supuesta inmovilidad. Si supieran de mis paseos con los rayos del sol mientras la luz persigue a mi sombra, y yo los observo aquí, inmóviles y agobiados por encontrar lo que ven en mí.
Después de que nos corrieron a la fuerza de nuestras casas supimos que las eras de relinchos y servidumbre sólo habían sido un capítulo en su Historia de la Larga Paciencia.
Como todos los que pertenecían en la ciudad a una familia bien con casa en la playa y caballos de raza, desde pequeño se vio destinado al tan elitista mundo de las carreras. Procedente de una estirpe de triunfadores desde varias generaciones atrás, fue estrictamente educado mientras los otros de su edad pasaban las tardes correteando en libertad, mirándolos con envidia. Pronto se convirtió en ganador absoluto durante varias temporadas, en el foco de flashes y de todas las miradas. Poco a poco fue también conociendo el lado más sórdido y banal del negocio, mientras se escuchaban comentarios que decían que el éxito se le había subido a la cabeza y que ya no quedaba ni sombra del que era. Aunque todos lo agasajaban con hipocresía, para sus adentros lo creían un orgulloso. Ni siquiera el saberse un imán para las hembras le sirvió como aliciente en la vida: era consciente de que su éxito tenía más que ver con la cantidad de ceros de su cuenta bancaria que con el atractivo de su personalidad. Nadie supo adivinar el dolor, consciente de una existencia tan vacía de sentimientos verdaderos. Ni su compañero parecía sentir ya el cariño que había demostrado todas aquellas tardes de antaño, en las que llegó a pensar por su mirada atenta que incluso entendía sus palabras.
Nadie lo vio venir. Ni siquiera el jardinero de la mansión, que asombrado por cómo pudo conseguir llegar desde las cuadras hasta el segundo piso, al haberlo visto en el momento anterior a su muerte aseguró que aquella bestia tenía entonces una mirada sublime, así como la de los héroes románticos.
El intruso
De pronto perdí la fuerza y sentí el deseo de marcharme. Abrí la ventana, deslicé mi pierna izquierda hacia fuera mientras sentía un aire frío recorrer mi cuerpo. Lentamente caí de manos sobre el soporte que estaba enfrente. Mis ojos se volvieron de piedra, mis piernas se hincharon e hicieron pesadas y rígidas como el acero. Entonces la vi, estaba justo frente a la ventana. Su imagen quedó guardada en mis ojos como una silueta de luz imborrable. Supe que me había descubierto: desde entonces soy un simple testigo del paso del tiempo, un monumento más a sus horribles venganzas.
OBSESIÓN
El precio fue alto pero valió la pena. El escritor aficionado, alumno consecuente de tantos talleres literarios, encontró por fin el remedio para sus frustraciones. Aceptó la metamorfosis y la estrechez de la prisión a la intemperie. Convertido en caballo de piedra, murmura inmóvil las palabras que despertaron en él la pasión obsesiva por la poesía: “Galopa la noche su yegua azulada…”
Sabe que recuperará la libertad y que su vida tendrá sentido cuando consiga escribir como Neruda, Delmira, Federico, Verlaine, Whitman. No importa cuánto tiempo le lleve. Está seguro de lograrlo. No habrá hambre, ni sueño, ni tedio, ni preocupaciones que lo distraigan. Su mente y su corazón se han fijado un solo objetivo: crear poesía, respirarla, comerla, beberla, cuidarla, de aquí a la eternidad.
En una perversa coincidencia, la fulminante y extraña muerte de la única hija de Don Castor Aldonzo, había coincidido con la aparición en sus inmensas tierras de un gran hoyo; a decir de los peones, sin fondo aparente. El extraño suceso desató la imaginación y motivo la paulatina fuga de la gente que vivía en la hacienda. La maldición había caído sobre el rico hacendado. Y ello se corroboró, cuando fue avisado de que su esposa mostraba la misma sintomatología que había fulminado a su vástago. Desolado, Don Castor salió de la hacienda y en un arranque de ira, asesinó brutalmente a su perro. En brazos lo llevo a orillas de aquel hoyo y lo arrojó; por más que espero, no escucho que el cuerpo tocase fondo. Al siguiente día, antes de la inminente muerte de su mujer, de pie, frente a la ventana que daba al patio, vio pasar al perro que con sus manos había aniquilado violentamente. Estaba atónito.
Su esposa agonizaba. Cegado de ira, Don Castor volvió la vista al cielo y maldijo a Dios. Tiro del pedestal la imagen del caballo tamaño natural que tanto había gustado a su esposa, y que sirvió para las fiestas patronales del año anterior. Lo habían puesto frente al balcón del cuarto de ella porque le gustaba verlo. La arrastro hacia el hoyo, le roció gasolina y le prendió fuego arrojándolo al vacio. La luz de las llamas se perdió en el abismo profundo. Pensó- solo eso- acompañar aquella imagen hacia la nada.
Nuevo día, la notica de la muerte de su mujer no lo sorprendió. No por ello su dolor fue menor. Salió al patio principal, levantó la vista, la imagen del alazán intacta en su pedestal le erizo la espina dorsal. También había vuelto. Bajo la imagen del equino, bañado con la tierna luz del sol matutino y con la mirada perdida en el horizonte, supo exactamente lo que haría.
¡Vuela!
Cuando tu trote se torna más fuerte es que te gusta lo que voy escribiendo. El problema es que, con los vaivenes, ni siquiera yo soy capaz de entender mi propia letra. ¡So! Vamos, súbete a tu sitio. Desde allí podrás leerme, sacar tu cuerno, ¡volar si quieres!, como siempre que me da por la poesía.
¡Espera! Lo escribiré para ti. Hoy pides libertad.
«Tu trote se torna más fuerte
si te gusta lo que escribo.
Pero con los vaivenes,
ni yo soy capaz siquiera
de entender mi propia letra.
¡So! Vamos, súbete a tu sitio.
Desde allí podrás leerme,
sacar tu cuerno, ¡volar si quieres!
Como siempre que me da
por escribirte poesía.»
[…] ganador es “Civilización” de Fernando Brambila, que construye una historia muy original que hace malabares no con una sino […]