Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:
Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están allí, qué hacen.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.
El o los textos ganadores recibirán un trofeo virtual y serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar. La fecha límite para participar es el 24 de marzo.
Quedan invitados…
54 comentarios. Dejar nuevo
Justo cuando estaba por grabar al karateka de muñones, éste se dio cuenta y le propinó un golpe tremendo que lo dejó ciego.
No todos los ciclos son rosas
De repente, un hombre que los acechaba se acercó cargando una enorme piedra. En su cara se leyó la intención de lanzarla contra ellos. Contrario a lo que Ema esperaba, Manuel huyó. Ahora yace ensangrentada y muerta junto a su bebé frente al puente de San Francisco. Así cerró Manuel otro ciclo en la historia de su vida.
Está abierto el concurso 53 de Las Historias: http://bit.ly/9A8spZ
Abierto el concurso 53 de Las Historias: http://bit.ly/9A8spZ (vía @albertochimal)
Al final pensé en tu voz
Estacioné mi carcancha a la entrada del taller. Mi suegro me había dicho que hacían mejores reparaciones en ese taller de la entrada a Atotonilco. Decidí traerla, hoy la molida del rastrojo la terminamos más temprano. Crucé los paisajes azulados de maguilleras. Pensaba en ti. El choque fue grave. Otra persona murió, quedó tendida, sobre las piedras. En el camino que va para el rancho. Ya casi llegábamos a casa. Antes de bajarme de mi troca, o hacer intento por bajar el vidrio, un joven, eufórico, se abalanzó contra mí. Cerré los ojos. Pensé en tu voz. Solamente le escuché decir que yo era un criminal. Quizás me confundió. Y el otro no lo pudo detener…
En un claro reflejo, la situación no pudo sino tornarse difícil. Ernesto y Claudia tenían las cosas en su lugar, serían las palabras precisas, -si tal cosa existe-, en esta comunicación dinámica de calor. Uno podría confundir sus sudores con la conclusión de un orgasmo, pero un espectador futuro de aquel testimonio, negaría esta falsedad. Un lugar poco común para este tipo de suceso, pensó Claudia mientras sus deseos la colmaban y su diatriba moral desaparecía. En un momento Claudia acertó en abrir los ojos sólo para descubrir que una maquina la miraba, la posibilidad de verse de nuevo, o que alguien supiera lo que la mirada no descubre de uno mismo, impulso a un reflejo, su cuerpo se estremeció para dejar dos cuerpos perturbados.
[…] ha sido presentado al 53º concurso convocado mensualmente por la web de Alberto Chimal LAS HISTORIAS. Consiste en crear una minificción sobre la imagen […]
Violación.
Aterrorizada, intentó como pudo sacar el spray de su bolso en un descuido de aquel extraño que la violentaba. A ciegas, buscó inquieta entre sus utensilios unas décimas de segundo. Cuando el agresor retiró con violencia su mano, tan sólo había conseguido pulsar la tecla que activaba su teléfono móvil en modo “grabación de video”.
Que podría hacer esa tarde de calurosa de primavera…había planeado pasar la tarde comiendo frituras y bebiendo refresco de cola frente al televisor (un lento pero efectivo suicidio a largo plazo). Pero ahora que estaba averiado el televisor y no o vendrían a repararlo hasta el lunes por la mañana. Hundido en su miseria determinó salir a caminar.
VIDEO
Sólo quería aparecer en pantalla. Había intentado todo para pertenecer a ese mundo brillante, irreal y por eso mismo, ideal, pero ni los castings ni las filas interminables afuera del canal le funcionaron: era feo, moreno, ordinario, y ni siquiera como público podía integrarse a cuadro. Pero a la entrada del metro ya se armaba la trifulca, y sintió la caricia de la cámara de seguridad rozándole la piel. No sintió ni los golpes ni las puñaladas: desde el monitor del centro de vigilancia la vida era mejor que sus más altos sueños.
Solía deja el televisor prendido hasta quedarme dormido. Pésimo hábito.
Si no hubiera dejado en casa los lentes, no tendría que haber soportado durante horas el panorama monótono de los campos de cultivo que atravesaba, justo antes de atropellar a la hija del jornalero.
Pero se alegró relativamente cuando las intenciones del padre atormentado se mostraron con claridad ante sus ojos vía el retrovisor. El puño armado era tan evidente que no le quedó más remedio que esperar sentado la agresión.
Ella escapó corriendo de la decepción…no quería ver, no veia, no vería … Damian y Luis, la llamaron urgentes, desesperados… Al fin, con los ojos abiertos, la falda desarreglada, quedó tendida en el asfalto para siempre.
Mala señal
¡Oh, no! ¡Mi tele se niega a trabajar! No le importa que yo la consienta como nunca antes, que le haya comprado su regulador, antena de conejo, carpetita, florero y hasta un control remoto universal. Recuerdo cuando me la llevé a casa, era un modelo económico, una verdadera ganga conseguida en una casa de empeños. Bonita, pero eso sí, tenía su carácter y distorsionaba los cuadros en protesta por los apagones. ¡Vivimos tantos momentos juntos! Parece que fue ayer cuando, en mi adolescencia, se desvelaba conmigo para ver películas XXX, o cuando me hacía saltar de gusto a su alrededor para festejar un gol. Recuerdo también cuando tuvimos la señal por cable… ¡Ah, qué tiempos aquéllos, no descansábamos! En fin, reímos, lloramos y hasta le falté al respeto algunas veces tratando de arreglarla a chanclazos. Ahora, parecía que mi adicción a la nota roja le había colmado la paciencia porque se niega a mostrarme más imágenes nítidas de ese tipo. Aunque sé que lo hace por mi bien, yo soy el que manda en esta casa y si no se compone, con el dolor de mi monedero, me veré obligado a cambiarla por una oriental.
Los doctores habían pasado toda la tarde haciendo zapping en el cerebro de John F. Kennedy. El aparato que habían diseñado probó ser eficiente para cumplir sus propósitos. Quién no se había portado bien era el cerebro. Ellos habían esperado dilucidar cuestiones vitales de la política americana de entonces, alguno inclusive pensó resolver ciertos crimenes y hasta el dilema del color del vello púbico de alguna actriz de la época, pero el cerebro siempre daba la misma imágen llegando a un punto muerto: la estática visual sobrepuesta al fotorama de dos jovenes en actitud contestaria. Se discutió mucho sobre su sexo y tampoco en eso hubo acuerdo. Y con respecto a la actitud beligerante, para algunos, o llorosa, para otros, de él/la más (licencia ortográfica por la dubitación sexual) rubi@. Se barajaron hipótesis que iban desde una amante de épocas de post-guerra, hasta una alucinación homosexual cercana a la muerte durante la campaña en el pacífico. Cuando oscureció, decidieron apagar el monitor y pedir consejo a larguísimas tazas de café edulcoradas con sobresitos de THC sintético.
https://www.lashistorias.com.mx/index.php/archivo/concurso-53/
La videocámara.
No sabía que teniamos una videocámara. La encontré mientras buscaba un cortauñas en el cajón del closet de mi papá. Ese cajón que era un desorden, como lo era toda la casa desde que mi madre había muerto, hacia 12 años. Desde entonces, el dolor y la necesidad me unió aun más a mi padre.
Al morir, no solo mi madre había dejado su casa, también se fue el orden y su fuerte carácter, los gritos constantes, los regaños y los golpes. Aunque yo era muy pequeño, recuerdo como en fotos de un viejo album, escenas de las frecuentes peleas entre mis padres. Escenas borrosas por una capa de lagrimas.
Esas escenas regresaron a mi mente esa noche que encontré la videocámara. Con mis manos temblorosas por los nervios de tener por fin una videocámara a mi alcance. Un aparato tan banal, pero prohibido en mi familia, ese día descubrí por que. Encendí la videocamara.
Vi la toma donde mi padre me da la cámara en la mano y se escucha su voz pidiéndome tener cuidado con ella. Se ve mi pequeño sillón rojo junto a la mesa, en ella la comida que mi padre y yo compartiamos. Todo grabado en una desenfocada toma. Se escuchan los pasos de mi madre, bajando la vieja escalera de madera. Se escuchan sus gritos a mi padre por prestarme la cámara. Mientras grabo el sillón de la sala, se escucha a mi padre tratando de tranquilizar a mi madre. De nuevo los gritos de elle y cosas lanzadas con fuerza, giro la cámara hacia donde están ellos.
Ahi aparece en en la pequeña pantalla de la videocámara imágenes de mis padres golpeándose y las imágenes de mi mente retoman claridad. Los recuerdos se hacen claros. Mi madre murió de otra manera.
Ese instante grabado por la cinta, es el instante que recordé olvidar.
Fue la primera vez que me caí dentro del televisor, es un hábito difícil de eliminar, todavía me pasa y aun lo es más con las nuevas pantallas de plasma. He asistido a grupos de auto ayuda y terapias pero no han dado resultado, creo que está adicción me domina, no puedo dejar de caer a la pantalla.
Antes de trasformarme en Bob Esponja o ser María mercedes, fue esa imagen, lo recuerdo muy bien, saben los cambios de sexo no me molestan, pero ser caricatura me afecta o ser animación es molesto, pero regresando a lo anterior, fue ese instante, esa imagen en pausa de una película cómica, gringa para variar y muy mala, cuando descubrí que el silencio es una imagen sin movimiento, donde el tiempo camina a gallo gallina pero no avanza, donde todo acaba con apretar el botón de play, rec o rew o cambiando el canal de DVD al canal televisivo.
En ocasiones una experiencia placentera no hay que negarlo, digo, cuantos han besado a Pamela Anderson o salido en una película porno y ser el protagonista principal, sin embargo, no todo es gloría, en ocasiones, me toca ser la chica y eso no es muy agradable, siendo heterosexual, o cuando es una película de terror, saben cuantas veces me han mutilado, no, nada agradable, definitivamente.
Lo único que puedo decirte es que si ya sabes mi historia y me comprendes, por favor, no apagues el televisor.
Rogelio en dos patadas se destruyo la cámara. Jamás pensé que yo me vería metido en algo así, pero la necesidad era grande, y robar el banco era mi única salida. Tal como lo pronostico fue pan comido, sin complicaciones. Lo primero que hice fue mudarme de ciudad, para después dedicarme a los estudios, hasta conseguí ser Gobernador. Quién se imaginaría que años después la última imagen de ese momento me delataría, y destruyera mi imperio. No cabe duda la vida da vueltas, y siempre encuentra la forma de pasarte la factura.
3D
Cuando Arturo y Damián decidieron ir al estreno de aquella cinta en tercera dimensión, sabían que había mucho que esperar de ella. Acción, persecuciones de autos a gran velocidad, armas de alto poder, todo en pantalla IMAX… Éxito de taquilla seguro.
Palomitas en mano y sentados en la sexta fila al centro de la sala, no tardaron en meterse de lleno a la trama. Al igual que el resto del público, esquivaron las balas que parecían atravesar la pantalla, se agacharon para evitar los pedazos de lámina que los autos lanzaban desde el otro lado, fumaron mota y aspiraron coca, y hasta besaron los labios carnosos de una chica hecha de celuloide pero que lucía estupenda en negligé.
Fue entonces que, sin darse cuenta, dejaron de ser normales. La 3D los trasladó al otro lado, y Arturo y Damián se encontraron de repente sentados detrás del volante de un Ferrari Testarosa, en plena persecución policiaca. Se miraron incrédulos… y a la vez extasiados.
Por algún arte mágico inexplicable, los dos amigos se convirtieron en los protagonistas de la cinta más esperada del año, y aprovecharían el momento. Arturo pisó el acelerador, mientras Damián lanzaba insultos a los policías que los seguían de cerca en una destartalada patrulla, a la vez que se agachaba para recoger la metralleta cuerno de chivo debajo del asiento.
Y ésta no estaba ni en el piso del auto, ni en el asiento trasero, ni en ninguna parte. Arturo le gritó que respondiera las ráfagas de fuego, pero Damián tenía las manos vacías… a excepción de un bote tamaño combo de palomitas. Las balas rompieron los cristales del auto y el estruendo resonó en toda la sala del cine.
La pantalla íntegra estalló en millones de astillas cuando un hombre en el público levantó su cuerno de chivo y disparó.
Arturo y Damián no supieron qué fue lo que los desintegró: si las balas de la policía en la cinta, o el cañonazo que un actor frustrado y enojado detonó desde la sala cinematográfica, al darse cuenta -como ellos- que había sido suplantado.
La gente salió corriendo de la función entre gritos de terror. Las luces se encendieron de pronto… y Mel Gibson se limitó a quitarse los lentes de 3D y caminar hasta el agujero negro de la pantalla, con la certeza de recuperar el protagonsimo de su cinta…
¿Fue eso un sueño?
¿una coleccion de imagenes que se atrevieron a provocar en mi una agitada desesperacion?
hacia dias que no podia dormir, no estaba del todo seguro si era por em liedo a no despertar
o por la negligencia de haberte dejado ir sin despedirnos
a mitad de cada noche como era costumbre despues de hacer el amor terminabas por recostarte
justo del lado del pecho donde no estaba el corazon, ahi entendia que poco a poco te ibas alejando.
no he podido dormir nuevamente, la misma imagen sigue trotando en mi cabeza y no recuerdo
por que la veo si ni si quiera se que vivi ese momento, ¿acaso fue lo primero que viste el londres?
ahora se que la tormenta que me platicabas no era ese deseo de verme si no tu timidez
estas lejos lo se y te borrare junto con esa imagen que no he vivido
El 3D maravilloso…voto por él
Hola, me parece increíble por una vez ironizar a los actores quienes nos ironizan toda la vida. Me gustó 3D.!!!
Great, I loved it.
Me encantó el de Mariana Vega
es verdad uno como espectador a veces
sientes que eres la protagonista de la histora.
Felicidades!
El último fotograma capturado de la Tierra dejó claro el horror que la mayor parte del tiempo sacudió la existencia de los desaparecidos habitantes de ese planeta.
Reflejos.
Lo primero que sentí fue curiosidad al ver, no, mas bien al no ver las cosas que me rodeaban.Bastaba con que retirara un momento la vista de algo para ya no volverlo a ver. Rapidamente me dirigi hacia el espejo para examinar mis ojos y para mi sorpresa mi imagen no correspondía con los movimientos de mi cuerpo.
Me aterrorize ante lo que veian mis ojos, a mis espaldas el mundo desaparecia, y frente a mi una concepción completamente diferente y aberrante de lo que soy. Al sentir como todo se desvanecia poco a poco mi terror aumentaba, pero finalmente todo se desvanecio.
Entonces vi pasar los tiempos y las eras en una instante no euclidiano; el universo entero se dirigia bajo la penumbra de una extraña sinfonía, que acaso criaturas de otros tiempos dispusieran para la tortura de mi altanera mente…
Yo, el que quise ver más allá de todo, el que desafía las normales leyes ópticas, y que ahora mismo es una disoluta criatura amorfa que causa repudio entre los mortales, que huyen de mi presencia, sumiendome en la más cruel de las soledades…
Desde hace muchos años vivo en el fondo del mar, pero parece que es algo que no debo hacer. Al menos cada vez que vienen mis padres a visitarme, veo que los doctores gesticulan, explican, quieren que ellos comprendan porqué vivo en el fondo del mar. Tratan de explicar algo que ni ellos entienden. Mis padres se voltean a ver con una incógnita mayor que la que traían.
La verdad es muy sencilla. Todo empezó en mi infancia. Mi madre gritaba, mi padre se paralizaba de miedo, el gato salía corriendo y yo…yo aprendí a irme al fondo del océano donde sólo había silencio y ellos se convertían en marionetas sin voz que ya no podían hacerme daño. ¿Lo ven? Es muy sencillo. Por eso vivo en el fondo del mar.
El cuento 3D, correspondiente al número 19, me gustó muchísimo, el recurso de integrar la realidad y la ficción es excelente. Espero que gane
EL DISCRETO ENCANTO DE LA EDUCACIÓN RELIGIOSA.
Crecí en un orfanato dominado por un grupo de sacerdotes muy conservador. Cuando alguna de nuestras compañeras hacía algo que pudiera provocar los horribles pecados de la carne éramos sacadas al patio y dotadas de una piedra lo suficientemente grande como para matar a una morsa recíén nacida. Este tipo de práctica era conocida por mis compañeras como “las traes judías, tú corres y nosotras te apedreamos”.
ILUMINACIÓN
Mi primer viaje fue una verdadera experiencia religiosa, casi iniciática; los gritos de la muchacha que sacudía frenéticamente su cuerpo frente a mí parecían elevarme a la categoría de bodhisattva y todas las expresiones humanas ahora me parecen insuficientes. Cuando la mujer dejó de agitar su desnudez en mis brazos la experiencia religiosa se acabó, tenía que drenar la sangre.
El día del fin del mundo no se acabó nada. Bueno, nada de valor. Se acabó la tele. Pero dadas las circunstancias o quizás aún sin ellas, todos parecían muy aliviados. Vimos como la tele (los pocos que nos quedamos a verla mientras los demas esperaban gigantescos tsunamis, lunas rojas, alineaciones planetarias y voces viniendo como trompetas a desentonar el cielo) se hizo pedazos a si misma. Se autodestruyó: en las pantallas aparecieron imágenes de batallas, de colisiones, de situaciones contradictorias, paradojas gráficas y de pronto oscuridad; una oscuridad llena de sonidos imprecios: un gigantesco y agudísimo feedback que se pegó en nuestros oidos y se volvió insoportable hasta que al pasar de los días nos acostumbramos a él. Pero antes de ir a dormir, cuando buscamos el silencio absoluto, siempre acordamos de ese día, tratamos de recordar como era el silencio antes y como pudo ser, mucho antes de otras catástrofes parecidas a las de la tele, cuando el silencio era completo, como una esfera sin brillo, sin luz, nada. Total.
Nada
Ahora se me dañó el televisor. La maldita protesta de quienes se quejaban que sus radios se habían descompuestos se ha quedado congelada en mi pantalla. Y yo con ganas de ver la novela.
Aquellos quejosos no sabían que eran sus oídos los que no funcionaban. Tanto ir y venir de la misma frecuencia les torció el tímpano a todos. Ahora parece que a los humildes televidentes se nos ha torcido la vista, mi vecina dice que su aparato funciona mejor que su marido. Yo maldigo y golpeo la caja vetusta que preside mi alcoba. Nada.
Me siento frente a la computadora, pues necesito información de lo que está pasando y la necesito ahora. No encuentro nada del asunto, sólo comentarios, pensamientos incompletos de quienes como yo nos perdimos la novela. Sigo buscando información, alguna noticia, algún comunicado de la cadena. Nada.
Comienzan a dolerme los dedos y el teclado cada vez se vuelve más terrrrcooo. Se obstina en noooo dejarmee ee terminar la búsqueda. Naaaadaaaaaa, cada vez máaaáasss nadaaaa.
Antessssss de devolverme a los libros, quiero que hoyyyyy quede constanciaaaa en este primerrrr posst de esstee blogggg, que no pude ver la novela, que otrossss no han podido escuchar el raaaadio y queee puede serrrr que no vuelvvvvaaaa a esssscribir otro possst máas en el maldito Iiiinterrrnnnet.
Ahí está, esa fue la película que vimos aquella noche. ¿Recuerdas? Desde entonces te habitas mis recuerdo en intermitentes y súbitos episodios. Inevitables episodios que siempre repiten la misma imagen, la misma película. Lástima que no estás. Mañana a la misma hora la volveré a ver…esperándote, siempre esperándote, preparándome para combatirte o al menos al recuerdo que arrastro de ti.
Juego perdido
La batalla estaba en su apogeo: golpes, gritos y un ruido infernal la enmarcaban. La fuerza y la maña eran las claves para que uno de esos hombres se erigiera ganador. De repente, un grito aterrado salió de la garganta del que estaba de frente. Su contrincante apenas pudo darse cuenta, y hubiera bastado entonces un puñetazo certero para hacerlo caer, pero no pudo asestarlo. Todo se fue borrando, poco a poco: cabezas, cuello, hombros, brazos, pies… su mundo completo desapareció en un instante. Afuera, un chico molesto golpeaba el televisor, que nuevamente dejó de funcionar a mitad del videojuego que, por cierto, iba ganando.
Una oportunidad para ejercitar la pluma y la imaginación: Las historias » Concurso #53 http://ow.ly/1pQVO
Últimos días del concurso de minificción de marzo: http://bit.ly/9A8spZ
RT @TratoHecho_leer: Una oportunidad para ejercitar la pluma y la imaginación: Las historias » Concurso #53 http://ow.ly/1pQVO
RT @TratoHecho_leer: Una oportunidad para ejercitar la pluma y la imaginación: Las historias » Concurso #53 http://ow.ly/1pQVO
Ella cantaba como un ángel , ciega como estaba vivía de la caridad de los paseantes junto al verde lago. Sin embargo ese día el joven maleante le robaría todo… no solo un poco de las monedas en el piso, sino todo. dejándola deprimida y al borde del suicidio. Ya Arturo su protector amante había desaparecido de su vida, ahora solo le quedaba esperar….
– ¡Con qué derecho te metes en mi vida. Deja que me ahogue si así lo quisiera!
– Es verdad hija, lo siento. Ya casi ni recuerdo cuando reaprendí a caminar de otra manera, durante tu embarazo, transportando mi cuerpo como un nido colmado de huevos recién puestos. Respondió dándose la vuelta, no sin antes musitar: -por donde está la roca verde, es más profundo el mar-.
Press > Play
No cerramos el trato a cambio de oro, un amor imposible o sabiduría. Lo único que me pidió fue la facultad de hacer una pausa en el tiempo antes de entregarme su alma. Aunque me pareció extraño, se lo concedí a través de un diminuto dispositivo dotado de un único botón que comparte las funciones de PLAY y PAUSE. Y así detenerlo todo, absolutamente todo, excepto a sí mismo.
Lo inusual de su pedido me distrajo de afinar algunos pormenores, por ejemplo la duración de ese lapso quedó irrestricta. Como yo estaba convencido que lo primero sería ir directo a un banco o joyería y hacer disposiciones desmedidas. No pude anticiparme al hecho de que el bastardo entrara a una biblioteca y desde entonces no para de leer y leer y leer.
Quimera racional
Yoshimatsu dio manotazos sobre el televisor. Recuperó la imagen sepia de la mujer con su discurso hipnotizante: el pensamiento racional, de la ciencia y la tecnología, como el eje de la humanidad. Habría sociedades armónicas, se fabricarían corazones artificiales, se viajaría a la luna, quizá se crearía el combustible nuclear. La mujer se distorsionó nuevamente.
–Avances tecnológicos, ¡bah! –gruñó al golpear nuevamente el aparato–. Espero que nos lleguen pronto a Hiroshima.
Al igual que la imagen televisada, Yoshimatsu se distorsionó en un resplandor fugaz.
Ahí estaban, justo en esa barra borrosa en la pantalla del televisor a las 2:45 a.m., los perfiles y rostros de esos seres intergalácticos que me habían estado contactando por varias noches. El terror que me provocaban estas transmisiones cada vez mas frecuentes en mis noches de desvelo, me hizo sacar un cigarrillo de la gabardina, acomodarme el sombrero, sacarme el arma y sacudirme el escepticismo; para pensar que podría ser una señal, sí, una señal, pero ¿De qué?; no lo podía descifrar, entendía que debía ser algo importante, pues ciertamente las 2: 45 a.m. me parece la hora más solitaria de todas, una hora especifica donde yo siempre entro en sintonía con los detalles insignificantes de las imágenes en la tele.
En una servilleta que había sido compañera de mi vaso de café exprés, dibujé los rostros estelares, con mi bolígrafo de tinta china. Comparé un rato la imagen satelital con la imagen impresa en la servilleta. Luego sin más, compacté con varios dobleces a mi lienzo y lo guarde en mi gabardina, ese que antiguamente era sólo un simple cuadro blanco destinado a absorber excesos de café, ahora era algo parecido a una estela. Apagué el cigarrillo que ya me había hartado, ese que siempre que lo sostenía levemente en la punta de mis labios, me daba la respuesta a todo lo que necesitaba saber, esa noche, fue desechado cuando no estaba ni a la mitad de ser consumido por mis sorbos, y yo, me escapé a dormir, meditando, anunciándolo con mi ondeante gabardina.
***
Mañana siguiente; todo está inundado por el amarillo radiar del sol, me despierto sobre escombros y sin cabellera, más gris que nunca. Estoy en la punta de una pila de escombros como de 5 metros. Bajé y no supe como, siento como si todo esto no fuera real.
Cuando ya logro caminar en lo que parecen las calles, me voy encontrando con gente igual de calva y turbada que yo, que se me unen a mi izquierda y derecha, creo que parecemos un ave de grandes alas; caminan y caminan todo lo que yo camino, no se que quieren de mí.
No halló mas que hacer, todo es escombros y polvo en esta dimensión, la gente ya no piensa, y yo ya no puedo hablar; ¿Qué es eso? ¿No me pueden escuchar? ¡Miren!
Me acerco a esos vidrios corriendo, creo que eran un edificio antes, extrañado y reconociendo alguna antigua cosa, automáticamente saco de mi bolsillo una servilleta que esta casi infinitamente doblada y cuando por fin logro desmantelarla, comienzo a consumirme en un horror inmenso que no comprendo. Somos yo y los demás descabellados reflejados, es mi perfil y los demás perfiles dibujados. Un sonido de plástico crujiendo me hace voltear, es un televisor al cual el viento ha desprendido un botón que ahora gira y cae a unos escasos centímetros de mi, me fijo en ese artefacto, luego miro nuevamente al televisor amarillo, compacto y maltrecho; el cristal de su pantalla esta roto, estoy confundido, mas que televisión, ese aparato parece una bomba, levanto la vista y miro todo el largo de esa colosal calle, es un cementerio de televisores o bombas, o lo que sean.
Más allá del dolor que sentiría en su rostro, la imagen de alivio llegó a su memoria. Entonces, todo estaría bien, aunque nadie se lo dijera, aunque tuviera que vivir al cien por hora el caos venir. Tras reflexionar breves segundos y descubrir que no había remedio a la imagen borrada y que sería necesario un milagro para recuperarla -y éstos ya no existen en tiempos donde Alá ya no llega ni aún en el verbo-, exhaló el último suspiro. Se dejó ir. Retó a los puritanos, a los exigentes, a los competitivos, a los optimistas y a todo aquel que le dijo un día “échale ganas” sin que ellos profesaran el ejemplo. Hizo lo que sus vísceras le dictaron sin tomar en cuenta a la razón. Se terminó la película de su vida a la cual no extrañaría, pues los hilos estuvieron, desde el inicio, mal dirigidos. La lección que le faltó aprender fue que aún dejándose ir, llevaba la esperanza entre los ojos; se miró un segundo, pero no ya tuvo tiempo de arrepentirse.
-¿Dices que habitaron aquí hace cinco mil años? Yo creo que es una truculencia, un engaño visual- Le dijo Antara, la langosta morada, a Jover, el pulpo amarillo, mientras sostenía con sus tenazas, ese extraño, pequeño y arrugado objeto que algunos conocían como fotografía hace mucho tiempo.
-¡Que absurdo es todo esto! Además de feas y extrañas, no tenemos pruebas de la existencia de estas dizque criaturas antiguas – dijo Antara, mientras le daba un pellizco en la espalda al pulpo, demostrándole el gran amor que le tenía a pesar de sus gustos por las leyendas de legendarias criaturas de las cuales no había prueba científica de su presencia en la tierra; y en las que obviamente el crustáceo no creía.
Future Channel
Lo encontré por casualidad. En el sistema de cable. Entre el canal de esoterismo y el de programas de ciencia ficción. Pronto me di cuenta que los programas ahí transmitidos: noticias, eventos deportivos, etcétera, eran adelantados en el tiempo. Cuando lo comenté en el trabajo todos se rieron. Seguramente pensaron que se trataba de una de mis acostumbradas bromas. No volví a mencionarlo. Hice mucho dinero apostando a eventos deportivos en los que yo ya conocía el resultado. Un día vi un programa de misterio donde asesinaban a mi vecina del piso inferior. Bajé a su departamento con el fin de alertarla pero descubrí que estaba sola. Pasaba el tiempo y el asesino no llegaba. Mientras platicaba con ella rondaba en mi mente la anécdota de Girolamo Cardano, un genio matemático contemporáneo de Leonardo Da Vinci, de quien se ha dicho que aseguraba conocer el futuro, llegando incluso a predecir el día de su muerte.Como ésta no ocuría el día en que debía acontecer, cuenta la leyenda que Cardano se suicidó. Al ver que el asesino no llegaba por supuesto que liquidé a mi vecina. ¿Quién era yo para violentar el destino?
Al regresar a mi departamento y mientras limpiaba los rastros de sangre de mis ropas en el baño, no me sorprendió que la imagen reflejada en el espejo no fuera ya más la mía sino la del monstruo en el que acababa de convertirme…
El cuarto contacto
(Contacto en el cuarto)
La TV comenzó a fallar.Algo en el cielo hacía que unas extrañas líneas horizontales aparecieran y desparecieran en la pantalla. Me levanté a arreglarla para no perderme una escena de asesinato de la película transmitida pero resbalé y desde el suelo alcancé a ver que un rayo de luz que venía hacia mí dio directamente en la pantalla del televisor. Me pareció ver cómo el rayo de luz que venía dirigido a mí, teletransportaba a alguien desde la pantalla hacia el objeto en el cielo. Se escucharon gritos. El objeto en el cielo hizo unos extraños movimientos y se desplomó, estrellándose en el suelo entre un fuerte estrépito. Del platillo volador salió el asesino de la película corriendo, cuchillo en mano y atrás de él un extraterrestre parecdio al de la película ET se arrastraba mosribundo. Llamé a la policía. Pronto se llenó la calle de patrullas y fue acordonada. Al día siguiente los periódicos mencionaban que habían caído pedazos de otra nave espacial rusa. Yo sigo lamentando que la película que estaba viendo no terminó como esperaba pues la persona que debía ser eliminada terminó ilesa.
Cine Snuff
Compré la nueva película prohibida y corrí inmediatamente a mi casa con el fin de verla. Sabía que se trataba de algo ilegal pero no pude resistir la tentación. Cuando estaba mirando las escenas climáticas unos toquidos llamaron mi atención. Abrí inmediatamente. Era la policía que seguramente me había seguido. No opuse resistencia y fui detenido. El juez fue muy estricto. Casi sin miramientos me condenaron a cadena perpetua lo cual me pareció una exageración. Una vez dentro del penal me enteré que circulaba clandestinamente el cine snuff. Solamente algunos privilegiados tenían acceso a él, pero con muchos trabajos pude colarme a una función. Ahí descubrí, aterrorizado que yo era el protagonista de casi todas las cintas y ejecutor de los peores crímenes.
Ciudad Segura
En la pantalla de la TV se proyectaban escenas de un asesinato en la ciudad. Eran escenas muy sangrientas . Nos lo advertieron desde un principio. Afortunadamente teníamos esas cámaras para poder notar esos crímenes y procurar que los delincuentes disminuyeran su facultad de acción. Y serían instaladas por cientos, quizás millares, primero en la capital y después en todo el país. Pensmos que no serían un negocio más, como el gel y los cubrebocas que repartieron contaminados con el virus de la influenza con el fin de justificar la compra de una gran cantidad de vacunas, ni como la guerra contra el narco para amedrentar a la población, ni como las bases de datos electorales usadas para el robo de identidad, ni como otras tantas patrañas que transmitían a diario los medios como el caso de aquel delincuente que le disparó en la cabeza a un futbolista y escapó campantemente, entre una cortina de humo e impunidad o como el avionazo para borrar las pesquisas iniciadas contra los familiares de un Secretario de Gobernación acusados de tráfico de influencias y enriquecimiento inexplicable ni como el presunto asesinato de un candidato presidencial debido a que su campaña no levantaba en absoluto. Nunca se ons ocurrió que las escenas mostradas en el vídeo de Ciudad Segura fueran también un montaje.
En algún lugar paradisíaco Colosio, Mouriño, el J.J. y el magnate que vendía las cámaras de vigilancia seguramente brindaban por las bondades del sistema y los favores recibidos.
Buenos días. Con este mensaje se cierra el concurso de marzo. Muchas gracias a todos los que se animaron a participar; el espacio queda abierto, de todas formas, para que los lectores comenten y recomienden los textos que más les gusten.
Los resultados aparecerán en breve. Hasta entonces…
Voto por el cuento de Mariana Vega. Ameno, bien redactado, pero sobre todo imaginativo. No sólo se trata de escribir, sino de echar a volar la imaginación y trabajar un poco en la historia que se quiere contar.
[…] “Video” de Candás y “El cuarto contacto” de Abe Eytyler por sus juegos (diversos) en la […]
Enhorabuena a los ganadores.
(supongo que este mes no hay concurso, ¿verdad?
Saludos.
Hola, Gotzon. No, este mes no habrá concurso: no tenía caso convocarlo sólo por diez días. Mejor reanudar el mes que viene con buen tiempo. Saludos…
Ah, y para quien no los haya visto, los resultados de este concurso están en https://www.lashistorias.com.mx/index.php/archivo/ganadores-del-concurso-53/