Una vez más, esta bitácora convoca a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:
Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están allí, qué hacen.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.
El ganador de cada mes será elegido tomando en cuenta la opinión de quienes decidan opinar, y recibirá un trofeo virtual. (Los concursantes deben dejar una dirección válida de correo electrónico, para poder recibir su premio.) La fecha límite para hacer propuestas es el 24 de enero.
Quedan invitados…
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RECUENTO
Mary observó por el ojo de buey de la cápsula de escape como la nave nodriza se perdía a la deriva, segura de haberse hecho con todo lo importante: los ópalos terrestres de su tatarabuela; sus vestidos de seda venusina; el incunable, “El ejército de la Luna”, por el que tanto había bregado su esposo; hasta con Lulú, su querida mascotita joviana; y, claro está, con sus… sus… ¡niños!
Pensamiento, Muerte , Sueño y Libertad.
La noche se extiende, fría estructura de estelas que decoran el espacio ensombrecido. La luna dibuja la sombra sigilosa de Caín portando un puñal, sus pies tiemblan, se hunden en la tierra, de su cuerpo musculoso sobresalen sus ojos, su mirada hipnótica que desciende hacia el cuerpo dormido de Abel que posa recostado entre la hojarasca. Una nube solitaria pasa cubriendo la luz que emerge de la luna; ocultando los cuerpos y las sombras. Se escucha un quejido, los tejidos del cuerpo se abren para dar entrada al puñal metálico que con su estructura filosa exilia y descubre las voces, los alientos desesperados que brotan de los labios de los hermanos. Instantes después el silencio lo consume todo.
Caín asciende del infierno en busca de su libertad; seguido por el espíritu aun vivo de Abel. Suben con precisión los escalones metálicos que marcan la tragedia de su pasado y de su presente. Caín sube con agilidad y rapidez los últimos escalones sin voltear, acallado por su pensamiento y por la acción cometida. En su mano yace el puñal, lo presiona fuertemente aun con la sangre adherida de su hermano.
Despiertan excitados y temerosos los dos hermanos que habían frecuentado el mismo sueño, sus almas azules corren unidas y en armonía hasta subir los escalones desesperadamente y encontrarse con la libertad.
La libertad es una esencia que discurre frente un espejo. JJ.Solana
http://www.jorgesolana.blogspot.com
Papá murió esa madrugada. Sus nietos no sabían lo que pasaba, andaban por toda la casa jugando y se oían portazos entre los sollozos de los presentes. Bajé al sótano junto con los cuates, hijos de mi hermano Claudio para ver las viejas cosas de Papá que guardaba desde hace años. Lentamente fui revisando el contenido de cada una, al mismo tiempo aprovechaba a recordarle con las cosas que le había visto usar.
Encontré su cámara Canon, hace tiempo que no la veía, en su lente, Papá había tomado hermosas fotografías de la familia, sus viajes y sus insectos. Le di vueltas por unos segundos en mis manos, me di cuenta que el flash aún tenía pilas doble AA, jugué un poco a enfocar al azar objetos del sótano y por equivocación tomé la útlima de 24 fotografías. Y ésa fue la última foto de la cámara de Papá.
http://bagheerakiplingi.blogspot.com
El nuevo monstruo era el Flash Pitufeador. Se apoderaba de las cámaras fotográficas y agotaba sus baterías disparando contra víctimas, generalmente adultos exitosos. El efecto de sus disparos en ellos, todos de perfecta puntería, era el siguiente:
Primero adquirían una tonalidad azul pitufo -desde la ropa hasta el cabello. Después comenzaban a disminuir en tamaño. Enseguida a cada uno le brotaba una característica en específico -uno desarrollaba miopía, se ponía lentes y de repente comenzaba a filosofar; en otro afloraban sentimientos de vanidad; algún otro repartía aquí y allá regalos de mal gusto.
Antes de desaparecer ante el ojo humano se les podía encontrar cerca de los baños mohosos, la comida podrida o hasta en medio de los dedos de los pies de alguien.
El monstruo actuaba con impunidad y rapidez hasta que llegó a la ciudad un héroe. Un hombre de fe, conocido como G. Aunque acabar con el Flash Pitufeador significó precipitarse a la muerte, finalmente lo atrapó, aunque haya sido lo último que hubo hecho.
Hace tiempo mi amigo Julio, me había dado instrucciones para hacer uso de una escalera, decidí ignorarlo, en cada peldaño de una escalera se debe de tener un cacho de imaginación, en el primero se debe tener la idea, en los demás se debe ir formando, para que en la última se termine con el proyecto; sin embargo cuando son escaleras infinitas se debe tener un rango de proyecciones, para nunca hartarse, procurando que siempre sea diferente.
Mañana subiré, mañana me iré en aquella nave de escaleras infinitas, eso es un problema, aun no se que podré hacer. Mañana me iré al viaje de mi imaginación.
Asesinos surgidos de las sombras
Esa noche los vieron subir la escalera atrás de la pareja. Nadie prestó atención a la escena, quizás pensando que
se trataba de los hijos de ambos. Al día siguiente, cuando encontraron los cadáveres horriblemente mutilados, las visceras regadas por todas partes, las marcas de mordiscos salvajes en los cuerpos, la saña con la cual habían sido desmembrados y las pintas de sangre en las paredes clamando por más alimento, supimos que los problemas habían comenzado aunque no sabíamos la forma de actuar de los caníbales.
Analizando la cámara de seguridad un vigilante encontró la secuencia fílmica en la que se nota cómo la sombra de cada
adulto se convirtió respectivamente en su alter ego infantil, sombra femenina en niña, sombra masculina en hombre.
Eso ha explicado en los subsecuentes asesinatos, que ya tienen diezmada a la población, las marcas infantiles de violencia y canibalismo que corresponden a la figura infantil de cada una de las víctimas.
Por eso vivimos atemorizados, oteando entre las sombras, con las luces apagadas para no proyectarlas, esperando que
ninguna luz nos ilumine durante la noche y cuasi-enclaustrados en el día, saliendo amparados solamente con la esperanza de que no aparezca de entre las sombras, las nuestras, el asesino infantil que nos devore.
LA ESCALERA COMELONA o como le gané a Anita
Por fin pude vencer a Anita, ¡esa eterna ganadora¡ y es que su traje de polipropileno era el que estaba infectado del virus de flojeritia y no el mio, como me habia dicho entre risas al inicio de la competencia. Y es que nunca imaginó que, intuyendo alguna maldad de su parte, cambié de lugar los trajes antes de ponernoslos.
Desde los primeros dos escalones hizo su efecto el virus y la pobre de Anita solo alcanzó a gritar ¡aaaaaay! ¡no siento las piernas! fuiste tu Manuel, ¡fuiste tuuuuu!
Así fué como la pobre de Anita cayó en su propia trampa y pude, subiendo los escalones de dos en dos, ganar al fin la competencia de la escalera comelona y será ella ahora la que tendrá que comerse todas sus burlas y bufonadas y esperar a que se desinflamen sus tobillos que fueron alcanzados por los colmillos de max, el perro perseguidor que sueltan cuando algun competidor ha llegado al escalon numero seis.
Así que aplausos para mi queal fin pude vencer a Anita y un consejo para los demas competidores, no hagan trampas porque pueden caer en ellas ja ja ja.
El Motín de Royi.
Capitán Menda y Sargento Julia comenzaron a bajar las escaleras. Paso a paso, tratando de no voltear hacia abajo, iniciaron el descenso en reversa, como lo ordenara la profecía del Manual de Likter.
Poco a poco sus ropas elásticas fueron reajustándose. Sendos cuerpos que involucionaban, adquiriendo un contorno infantil inexacto y flácido. Los tripulantes observaban en silencio los rostros de sus líderes adquiriendo ese aspecto alinenígena, casi mongólico.
«Vicetimón», susurró el Almirante Royi. «Tan pronto bajen, levanta la escalera, y nos vamos de aquí. No creo que este sea el planeta».
FIN
Aporía
Pasó el primer semestre de Paula en la universidad. Becas, reconocimientos, apretones de mano, todo eso. ¡Y tan solo tiene 11 años!, decía la gente. Como recompensa, sus padres habían decidido llevarla a Disney World. Habían ahorrado todo un año: 12 meses sin fijador de pelo para la madre; 12 meses sin cerveza para el padre.
Pasaron por la sala de abordar, hasta aquel patio húmedo. Líneas de bajo costo, ni siquiera pueden pagar carros plataforma, pensó Paula. Caminaron todos lentamente hasta la escalera situada frente a la puerta principal del avión.
Empezarón a subir los escalones. Paula recordó entonces su primer curso en la universidad: filosofía griega y el impacto en el mundo moderno. Llegó a la mitad de los escalones, y vio que le restaba la otra mitad. Paula había leído demasiado a Zenón. Su familia se adelantó, aún Emilito la había rebasado. Recorrió la mitad de la mitad que le restaba, pero antes aún debería recorrer la mitad de la mitad de la mitad.
Apretó el paso: llegó a la la mitad de la mitad de la mitad, para ver con pena que la mitad de la mitad de la mitad de la mitad seguía frente a ella. Estúpido Parménides, pensó.
Cansados de esperar, la escotilla se cerró sin Paula.
El último suministro de felicidad se agotó pocos años después de la segunda era glacial. El frío no sólo trajo hambruna y desolación, sino tristeza y nostalgia por épocas mejores. Científicos modernos saben que los antiguos conocían la naturaleza del aura y la energía escondida en cada persona, y tan olvidada por la ciencia.
El nuevo parque de diversiones alberga mil y un juegos para deleite de los pocos niños sobrevivientes. Durante su estancia, los científicos observan, tras una pantalla de plasma, el incremento de felicidad emanada de ellos. Cuando el nivel está al máximo, son invitados a presenciar una película en el cine del parque, para proyectarles imágenes del mundo antes del hielo. Se necesita llegar a la cima del entusiasmo para desprender la energía del cuerpo, y así llenar de nuevo los suministro de felicidad, tan necesaria para las personas que puedan pagarla.
Escondidos tras la pantalla, los francotiradores esperan la orden militar.
Medea
El último dinero que gasté en ellos fue para comprar sus trajes espaciales y dos boletos de avión de tercera clase. Les hice creer que veríamos las estrellas de muy cerquita, por eso debíamos viajar, de noche, por avión y tan lejos. Todavía recuerdo sus rostros, sus ojitos diminutos, chispeantes de imaginar…
-¿Subimos ya, mamiita?
-¡Corran que ya van a quitar la escalera!- les grité con entusiasmo, -¡corran y me apartan lugar junto a la ventana que yo no llego!
Y corrieron con todas sus fuerzas mientras yo daba la media vuelta. El padre de los niños me había dejado, se había ido, yo no guardé culpa. Como reptil me escabullí entre los pasillos del viejo aeropuerto, las calles solas, los oscuros corredores del metro, hasta llegar a mi cama fría, vacía. Luego un hombre con el rostro cubierto tocó en la vecindad. Y yo salí. Y él me dio mi dinero, mucho dinero… Y yo ya no quise saber más.
CONGRUENCIA
Delante de ellos iba Javier Vázquez, el representante artístico del grupo infantil: “Nubecita de algodón”.
Cansado -tan cansado hasta llegar al hartazgo- de lidiar con chiquillos malcriados y poner siempre esa cara de tío bonachón.
Se reprochaba mentalmente el estar ahí. Por algo había decidido no tener hijos. Ahora se veía en la necesidad de desear las buenas noches, cuando él ni siquiera tenía con quién pasar una buena.
Un concierto más, el lugar a medio llenar. Javier caminaba apresurado intentando ignorar el dolor en su tobillo.
Cristina y Pablito se habían quedado atrás. Iban discutiendo acerca de la cena.
-Javier ¿podemos cenar cereal?
Sí, Pablito -respondió Javier con una sonrisa- lo que tú quieras. Mientras en su interior formulaba la noticia en la que anunciaría el fin del grupo. Había decidido ser feliz.
EL TERCER PISO
Cada vez que Marcos y Susana ascendían por la escalera volvían a ser niños. Pasaban horas y horas divirtiéndose en el segundo piso hasta que, agotados, descendían para recuperarse como adultos. Inés, una venerable anciana, poco antes de morir, les había vendido caserón y secreto por una suma irrisoria, bajo la promesa que jamás subirían al tercer piso. Y habían cumplido hasta aquel Domingo, en que, como todos los Domingos, desnudos y tomados de la mano comenzaron su ascensión… Ya niños, y mientras vestían sus menudos cuerpos, Marcos dijo: «Me gustaría saber qué hay en el piso superior; te imaginas, si el segundo es una maravilla, el tercero debe ser el cielo». Susana se asustó por aquella idea y le recordó que debían respetar su promesa. Pero Marcos tenía pensada otra cosa… y aprovechando que Susana estaba poniéndose el pantalón, se escapó corriendo por la escalera. Entre risas, le anunció, «te espero arriba». Y antes que Susana pudiera reaccionar, los zapatos de Marcos terminaron, al rebotar por los escalones, a sus pies. Susana, los recogió y apretándolos contra su pecho, se disparó tras él. Al abandonar el último peldaño, su ropa le hizo lo propio; para encontrarse, entonces, con decenas y decenas de niños que le dieron la bienvenida. Al fin, perdido al fondo de una gran habitación, pudo hallarlo a Marcos, de pie, junto a Inés, la única de entre todos que lucía una carnadura…
«PEDRO Y EL LOBO»
-La única que me creyó fue mi hermana,por eso corrió escaleras arriba conmigo. Los demás nunca me hicieron caso, por eso no se salvaron-, explicó Pedro en la comisaría cuando todo había terminado…
SANTA C.
Tanta prisa para descubrir que Santa no estaba en la azotea…
ELLOS SE DESPIDEN
Tristes parecen y sus pieles descarnadas buscan los restos del día. Entonces surgen los oscuros animales confundiendo piedras y rezos. La soledad comienza a soltar los nudos de este sueño que hace recordar, pero, no entiendo la voz única. Luego vendrán los días del otoño, las aguas del mar estarán despiertas. Entonces levantarán la cabeza al cielo porque ahora no saben que existe detrás de la sombra y un miedo machaca las alas del ángel. Lo que pasa es que el cielo parece aquella osamenta fría que nos hace mirar atrás, a la cama inquieta de nuestra madre porque esta mitad del mundo está cansada de ser esta y no la otra, no la que llora sobre la blanda noche. Ellos tienen siempre la otra mitad despierta, saben que dormir es más peligroso que decirle al viento que tu mitad está sola, que está cansada de ser esta. La muerte lo puede escuchar y acabar con todo, aunque las estrellas brillen todas las noches y lleguen temprano a la estación. La muerte estará allí, dispuesta a recibirte, toda vestida de gris. Es la última cena de los condenados y algo sucede rumbo al cielo. Algo tan ilógico como la sombra, como la enfermedad del agua y su silencio. Algo sucede y es comparable a este rostro que se muere. Se parece a la hierba que sale entre los bloques de granito y nos sorprende sangrándole a la noche para después caer duro, rostro contra el piso.
Algo les sucede y no tienen un dios que los salve. ¿Se parecerá a la muerte que no conocen todavía?
Elllos se despiden por inconformes, porque su vida es desalentadora, porque no son aceptados, nada más
Los niños perdidos del año 2000, manejarían su nave espacial: Nunca Jamás.
Fotomontaje
Lorena titubeó donde la escalera dejaba de ser metal estático. No la culpo. Aquello se parecía a esas pinturas de Magritte que papá observaba de vez en cuando en las paredes del estudio.
Seis peldaños antes de la planta alta, la escalera se movía sola, siempre hacia arriba igual que las del tren subterráneo, pero no era un mecanismo, eran dos lugares distintos, cuyos límites friccionaban en ese punto, al menos así lo entendí con los años, pero es borroso, igual que esas imágenes viejas donde los bordes se mezclan y parecen siempre desenfocados.
Mamá se había encerrado en el cuarto a rezar mientras mi padre y mi abuela la llamaban para que saliera.
El titubeo de Lorena nos costó caro, su siguiente paso lo dio en ese otro lugar.
“No es fácil andar un camino que se rompe para dar paso a otro pero no debes temer, es cierto, cambia, pero tú no dejas de caminar. Como cuando un DJ hace sus mezclas y pasa de un ritmo a otro sin detenerse. Es lo mismo. Hasta tu memoria se encima y no por eso dejas de recordar” nos decía de vez en cuando mi padre, como preparándonos para lo que vendría “la tecnología avanza, este es un salto lógico”.
Cuando vuelvo a esta casa me acerco a la escalera y subo con calma, titubeando antes del sexto peldaño. Lo hago por reflejo, porque en realidad es inútil: mi padre abandonó sus investigaciones unos meses después, cuando mamá impuso ese luto riguroso que con el tiempo sería permanente.
Luego subo a la alcoba y me siento junto a mi madre, y juntos observamos los álbumes de su buró. A veces, Lorena o mi padre están en la siguiente página, entonces los recuerdo como si los escuchara, como si su voz saltara de la habitación de al lado para decir algo que no entendemos claramente.
233
Bajo la escalera habita el niño sin rostro. Hundido entre fotografías de familiares que no tiene ni tendrá.
La niña del 112 se enamora del niño que siempre tiene un rostro distinto. Se hace un amorío de pasiones equívocas. Ella le muestra el mundo con video, con historias, con caricias.
En 1986 la niña se va del edificio. El niño sin rostro aún la espera, bajo la escalera. Leyendo. Príncipe de la marginalidad.
Nadie sabe que el niño sin rostro es todos los hombres. Es el arquetipo hombre. Que se encontró con el arquetipo de la muerte ridícula: una recepcionista se dejó caer en la escalera helicoidal.
El niño la hizo suya.
Aunque no sabía que la mujer era ya parte de otro séquito de suicidas. Oficinistas, actrices y bailarinas de ballet que desaparecían por el amor de un vaquero.
El vaquero se perdió entre la niebla, fumando un cigarrillo, despidiéndose de un horizonte rosado.
Dueño del delirio que es la vida. Prisionero del amor que no es de nadie y es de todos.
El niño sin rostro escribe versos. Hay una esfera de acero que es su amigo. Hay una ventana desde la que mira tu vida.
Y tu vida le da miedo, pues sabe a donde te diriges.
Por fin íbamos a ver a nuestros padres de nueva cuenta. Ya no importaba todo el largo proceso que Silvana y yo tuvimos que pasar: desde los estúpidos trajecitos azules que nos obligaron a ponernos, por eso de la capa de ozono, hasta el amarguísimo sabor de la cicuta casera que nos preparamos ¡íbamos a ver a papá y a mamá de nueva cuenta! después de 10 años, de tres intentos fallidos (gas, cuerdas y navajos en la regadera) que la imprudente de la señora Hilaria frustró. Tampoco nos importó que el cielo fuera como un mall gigante dónde todo lo que ofrece es a cambio de moneditas que equivalen a los años vividos en la tierra ¡por eso los suicidas jovenes se quedan en las bancas mirando la gente anciana realizar las compras que siempre soñaron! pues ¿qué se puede comprar en un centro comercial con quince monedas? o ver a otros se convertirse en bebés al momento de comprar el auto que siempre soñaron, incapaces de pisar el acelerador siquiera. Y menos nos iba a importar que San Pedro estuviera de vacaciones y en su lugar pusiera una máquina de monedas que al momento de depositar mis treintas, mis veintes y los de Silvana, se activara la escalera eléctrica para llegar a la planta alta, dónde nuestros padres nos esperan igualitos, de la misma edad en la que nos dejaron en la tierra. Si esto no es el cielo, entonces dónde está… carajo.
Grem & Lin
Subían la escalinata personificados como una pareja de inocentes niños portando unos ridículos trajecitos azules. Una vez a bordo, nadie podía encontrarlos.
Más tarde, llegado el momento, ora como turbulencias o como gansos salvajes, o bien algún desperfecto mecánico, indefectiblemente llevarían a cabo su cometido de sabotear la aeronave.
Ya no quedaba demasiado tiempo. La aeronave despegaria en cualquier segundo, y aun no habian llegado a las escaleras. Dave era aun demasiado pequeño, por lo que Dinna tuvo que empujarlo escaleras arriba. La estructura comezó a vibrar, por lo que el ascenso se volvio cada vez mas dificil. Las turbinas estaban al máximo, y el estrundo que causaban era insoportable. En cierto momento Dave rozo la puerta con los dedos de la mano izquierda. Con la otra tomaba la mano de Dinna. Ariadna -su madre- lanzó un chillido.
Desde la puerta, ambos padres veian angustiados como sus hijos trataban de llegar hasta la puerta, pero a medida que se hicieron sucesivamente mas pequeños, hasta convertirse en un punto en el fondo de la Tierra, toparon con el hecho de que ya se encontraban a mil metros de distancia.
Plan ETA
Como en el infantil juego conocido como serpientes y escaleras, cuando las nuevas generaciones casi han alcanzado el éxito por medio del ascenso de una escalera, no falta, como en todo edén, la serpiente recurrente de la crisis que aparezca y los haga descender de manera abrupta.
Es por ello que los dirigentes de Corporación Global S.A., dueños entre otras cosas del juego, las reglas, la serpiente, la escalera y también de las nuevas generaciones y, preocupados como siempre del bienestar de quienes los han llevado al poder, han formulado un maravilloso e infalible plan para finiquitar este penoso asunto:
En el siguiente ascenso generacional, al llegar a un punto determinado de la escalera y pisar un peldaño dado, independientemente de que aparezca o no la serpiente, se activará una carga explosiva que hará volar en pedazos a la sierpe (si la hay), la escalera, las nuevas generaciones, el juego todo.
Este plan terrorista ya ha sido puesto en marcha por la corporación y lleva por nombre secreto: LA SOLUCIÓN FINAL
El anuncio era devastador. Subieron corriendo las escaleras, atropellando visitantes, casi impactando con una científica de pollera roja y corrieron rápidamente por los desiertos pasillos de la planta nuclear. Sabían lo que sucedía. A partir de ese momento sería un «sálvese quién pueda». Encontraron a unos compañeros y siguieron juntos hasta el gran salón de actos. Un montón de gente hablaba a los gritos, los uniformes circulaban entre los empleados jadeantes. Uno de ellos subió a una mesa y gritó: -Compañeros, nos acaban de comunicar que NO nos darán el aumento!!!.
Exterminio
Suben la escalera sin decir nada, sin decidir nada. Amigos, parientes y un sinfín de desconocidos. Aunque todos ellos de un solo origen étnico. Hasta que son tragados por la boca de una enorme cosmonave. Se acomodan llenando los espacios vacios. Les dijeron que los llevarían a un nuevo planeta cercano a la a la tierra y que gira alrededor de la estrella Gl581. El sonido de una alarma suena estruendosamente y las puertas térmicas de forma automática empiezan a cerrarse.
El bullicio dentro de la nave espacial queda silenciado por un fuerte silbido. Quietud, quietud y más quietud… hasta que un fétido y raro olor hace reaccionar y gritar de terror a todos los incautos pasajeros. Conforme su histeria aumenta más respiran el gas tóxico. Sus músculos comienzan contraerse y le hace sufrir de terribles y dolorosas convulsiones. Mareados, vomitan asfixiándose lentamente. No hay escape, serán erradicados.
La búsqueda
Antes de partir, el buda les dijo que la iluminación consistía en encontrar la escalera que llevaba al infinito; los discípulos pasaron sus vidas buscándola, sin saber que el primer peldaño se encontraba dentro de ellos mismos.
Aun puedo recordar el aroma del lugar…
Las prisas eran más que el dolor que pudiera sentir un padre que se marcha, él se había ido mucho tiempo antes que ese justo dia , ya nos había abandonado , a pesar que seguía en casa.
Papa dijo que nos escribiría a menudo , siempre con la mentira por delante.
La orfandad me llego prematura, calo en los huesos del alma de aquella niña que fui.
Ahora veinte años después le llevo rosas a su tumba cada mes de junio….jajajajja dicen que anda como la fresca mañana
sin culpa alguna por las calles de una ciudad cercana, las rosas que le ofrezco siempre las pido sin aroma, el cementerio es mi memoria justo donde vive su recuerdo.
Una multitud de gatos pidiendo tu alma. Gatúbela, existes para la resurección.
LA LUZ…
-Corre, corre… tenemos que apagar el reactor positrónico, es la única opción!!!
-Las escaleras… es la parte más segura de todo el edifio!!!!
El reactor se encontraba en peligro de explotar, el sobre calentamiento del isótopo KRQT21, era muy peligroso, toda la gente había sido evacuada, las señales de emergencia y adiestramiento habían funcionado. Abajo, en el laboratorio, junto al reactor, sólo Kalid y Regina seguian tratando de descocnectar todo, eran los responsables de las investigaciones con el KRQT21, este era un tipo de droga experimental, la cuál trata de alterar la información contenida en el ADN humano.
Casi llegaban al mayor descubrimiento de sus vidas, cuándo, por un descuido, un rayo de luz entro al laboratorio y todo se fue por el caño; la droga, era un copuesto muy inestable y sobre todo explosivo.
Kalid y Regina, llevaban años expuestos a las radiaciones porducidas por el KRQT21, y ahora, salian corriendo por las escaleras tratando de salvar sus vidas, al llegar arriba, todos los veían asombrados, tal vez horrorizados, lo que veían era incríble… Kalid y Regina, eran unos niños; sus ropas, asombrosamente habían encogido al tamaño de ellos… Nadie lo podía creer.
Habíen encontrado la fuente de la juventud, pero todo esto, en cuestión de segundos iba a ser destruido en cuestion de segundos… 5, 4,3, 2…
Si se mira bien, ser despertado en medio de la noche por una alarma y una voz que pide calma, puede no ser muy divertido. Sobre todo si te encuentras en medio del oceano. Julia había insistido que llevásemos a los niños, a pesar de que son los jubilados y las parejas jóvenes los que suelen preferir un viaje así. Ella, sin embargo, me había convencido y ahora, cuando escuchaba la alarma y el alboroto de pasajeros moviéndose torpemente en el pasillo, sentía una gran angustia. Esta vez no se trataba del ejercicio que la tripulación había organizado con nosotros al día siguiente de abordar, sino de una amenaza verdadera. ¿Qué habría pasado? Cuando Julia logró arrancar a los niños de su sueño, la gente se amontonaba ya por los pasillos. Al abrir la puerta, me di cuenta de que todos llevaban sus chalecos salvavidas. Recuerdo que la pedí a Julia que se adelantara y yo regresé por los chalecos. En ese momento, el barco se ladeó. El movimiento me arrojó contra las camas y al momento en que logré ponerme en pie solo pude pensar en la imagen de los niños ascendiendo la escalera. Alcancé a tomar los chalecos y salí del camarote. El barco a cada segundo se ladeaba más y era muy dificil moverse entre la gente que gritaba y que difícilmente podía tenerse en pie. Avancé hasta llegar a la escalera y desde ahí pude observar que los niños se encontraban ya en una lancha salvavidas. Entre jubilados y parejas en viaje de casados, ambos sonreían y, por primera vez en este viaje, parecían estarse divirtiendo. Recuerdo que me miraron y, felices, me mandaron un saludo.
Si se mira bien, ser despertado en medio de la noche puede no ser muy divertido.
Hannay y Anabella Smith, mas pequeños de lo que habríamos imaginado, dejaban el teatro en Londres luego del disturbuio. De manera irónica, llegaron a la salida de emergencia pasando por 39 escalones, decididos a llegar sanos y salvos al departamento de Smith, donde su madre ya la esperaba.
Tobogán
Esa noche se inauguraba el tobogán gigante del parque de diversiones de la ciudad, que descendía más de doscientos metros y pasaba por encima de un bosque y un acantilado, la vista prometía ser espectacular.
Grisha y yo nos escapamos de casa porque no nos lo queríamos perder, seríamos la envidia de compañeros y amigos.
Luego de horas de espera, cuando llegamos al punto de partida, preguntamos a la mujer de rojo, la que recogía los boletos, por qué debíamos usar un traje azul, su respuesta fue breve, para no perderles de vista.
Grisha se lanzó primero, yo le seguía tan sólo unos metros atrás, era impresionante la velocidad a la que descendíamos; en una curva, justo sobre el acantilado salió disparada por los aires frente a mi.
¡Cuanta razón tenía la mujer de rojo.!
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Aprovecho para invitarles a visitar y participar en El descensor http://sites.google.com/site/revistaeldescensor
Modelo para armar
Todo era nuevo en aquel barco, nada era moderno pero todo estaba en buen estado.
Días antes cuando aun estábamos en casa, el modelo a escala había sido un regalo del viejo señor Smith.
A mi hermano menor le tomo seis días armar aquel modelo, y aquella mañana me despertó diciendo –“esta terminado Adriana”- esa era la primer vez que escuchaba la voz de mi hermano.
Nunca supe que enfermedad padecía el pequeño Eduardo, siempre pensé que sufría alguna especie de retraso mental y yo juraba que no podía ni hablar, vaya ni siquiera había cruzado conmigo su mirada hasta aquella mañana.
Nuestro viaje nunca entendí como lo hizo, simplemente me dijo –“estoy a punto de partir, este no es lugar para mi ¿me acompañas?-
Pienso que tome su mano mas por la emoción de escuchar su voz por primera vez que por haber comprendido hacia donde me conducía y mucho menos sabia que nunca regresaría.
Ese día Eduardo me invito a su mundo, ni siquiera me di cuenta que aun permanecíamos en nuestras pijamas azules hasta que estuvimos sobre la cubierta del barco y no obstante el intenso frío, algunos pasajeros entusiasmados sostenían una «batalla» con bolas de nieve, usando el hielo que el mortífero témpano había depositado durante choque.
Un pasajero, que no quería dejar la comodidad del salón de estar, alargó un vaso y pidió al capitán que -«viera si había llegado un poco de hielo a bordo»- y entonces lo vi, era el viejo Señor Smith, pero ahora no tan viejo, y resulta que era el capitán del Barco, pensé que estábamos soñando hasta que el se acerco a mi hermano y le dijo –“Hola tocayo, al fin podremos hablar”-mientras le despeinama el cabello- «Si capitan EJ»- respondio mi hermano.
En casa, papá y mama, desconsolados nunca alcanzaran a comprender a donde nos fuimos, si yo lo hubiera sabido no habría venido.
Atrás en casa solo queda un rastro insignificante, La caja vacia del modelo de armar con la fotografía del señor Smith en un costado, al pie de la foto decia «capitán Edward John Smith (27 de enero de 1850 – † 15 de abril de 1912) fue un marino mercante británico, famoso por ser el capitán más prestigioso de la White Star Line y ser el primer y último capitán del RMS Titanic. RMS Titanic ‘Buque Correo Real’ Modelo para armar 1500 piezas.
Génesis II
Adán y Eva, ignorantes del Bien y del Mal, abordan la nave que los llevará al Nuevo Edén …
Menudas bombitas antipersonales
Nos las dejaron aquí…
No supimos quiénes ni cuando lo hicieron, pero comenzaron a seguirnos a todas partes…
Vestidos con sus trajes de colores brillantes se confundían entre nuestros niños…
Hasta que alguna explotó. Y supimos que eran un peligro.
¿Limpieza étnica? ¿Producto de Aliens? ¿Guerra entre potencias? ¡A saber! El caso es que explotaban y fuerte.
Poco después corrió el rumor de que los activaba la risa humana. Se dijo incluso de padres que habían liquidado por error a sus hijos. Alguien dijo que ahí fue un pretexto para librarse de ellos. Estuvimos a punto de reírnos de la ocurrencia pero nadie lo hizo. Podíamos volar en pedazos. Se supo después que eran tan siniestros que alguien los vio acercarse a un adulto y abrazarlo y hacerle cosquillas para que riera hasta activarlos. Nunca supimos si llegan a esos extremos pero todo es posible. De lo que sí estamos seguros es de que se robaron nuestra felicidad para siempre…
No sabemos desde cuando es que ya no reímos.
Actualmente circula un nuevo rumor: Han aprendido a hablar y cuentan chistes. Y estos son buenísimos…
—De verdad lo digo ¡no sé por que seguimos haciendo esto! Cada vez que enviamos nuevos niños al espacio se me llenan los ojos de lágrimas.
— Es natural, siempre es duro desprenderte de algo que tu mismo has criado. Pero debes recordar que lo hacemos por el bien de la humanidad.
— Lo sé.
— Además, sólo tardarán treinta años en llegar al planeta T3, en comparación con los demás, éstos tendrán una buena vida.
Mi abuelo siempre vaticinó el peor de los escenarios para nosotros los fotógrafos (si es que aún se nos puede llamar así). Cuando, en su tiempo, las grandes empresas fotográficas descontinuaron todo el material fotosensible para introducir al mercado los novedosos, en su tiempo, sistemas electrónicos de registro, mi abuelo abandonó su cuarto oscuro (el cual ahora es una verdadera reliquia y con suerte me sacará de pobre), arguyendo que la muerte del arte acababa de comenzar: las máquinas terminarían haciendo todo por nosotros. Pronto no seríamos necesarios.
Es cierto que las cosas han cambiado demasiado: ahora estamos a un botón de la perfección estética, por ejemplo. Pero el elemento humano aún es ineludible. Y siempre lo será.
Preservando la tradición familiar, me dedico a la producción de imágenes para los medios en la tierra. Ayer el embajador de la colonia ofreció una conferencia antes de despegar rumbo al Planeta, para atender asuntos de importancia económica para los que vivimos aquí. Algunos recursos se están agotando y las familias han crecido considerablemente. Yo estaba ahí, registrando los momentos clave con mi cámara.
Algo falló y la nave del embajador desapareció. Al ser yo el responsable de las bitácoras oficiales de la colonia, el Concejo me mandó llamar. Querían ver las últimas escenas que había guardado con mi moderno dispositivo de registro vivencial. Qué fiasco se llevaron cuando descubrieron que ésta (hasta arriba), fue la mejor imagen que logré. Nadie ha enseñado a las máquinas a hacer buenos encuadres, y yo no heredé la habilidad de mi padre. Él sí sabía trabajar bajo presión.
Perdí mi trabajo.
Luz y Fer
Luz diestra, Fer siniestro. Juntos: la maldad absoluta
Gran Venta Nocturna
Liverpool, 3009. Llegamos con nuestros hijos a la gran venta de medianoche.
Ellos aun cuando iban enfundados en sus trajes de teletransportación, subieron corriendo las escaleras. Nos gustaba recordar viejos tiempos. Cuando estábamos comprando los isótopos de Berilio necesarios para el sistema de calefacción, apareció un holograma del dueño de la tienda anunciando una gran venta de liquidación en el departamento de bebés.
Eso no se veía desde hace tiempo atrás. Ni tardos ni perezosos nos teletransportamos hasta ese departamento. Ya estaba lleno a reventar.
Habían llegado bebés de todos tipos pero se acabaron muy pronto. Aun cuando a los asiáticos nadie los quería porque como se producían en masa fallaban frecuentemente, esta vez no pudimos conseguir alguno.
Corrió el rumor de que había siameses al dos por uno pero si los hubo ya se habían agotado.
Salimos del lugar sin poder conseguir un sólo bebé, pero fue bueno ir solamente para recordar los viejos tiempos.
Al abandonar el local tiramos la nostalgia en las bolsas de reciclaje para que no interfiriera en la teletransportación hacia la casa.
HRNYMSVNKN
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En un principio creíamos que era un amigo imaginario de Pedro y María, nuestros hijos, quienes nos decían todo el tiempo que hablaban con Hrnymsvnkn.
Como no podíamos verlo ni mi esposa ni yo, y mucho menos siquiera pronunciar correctamente su estúpido nombre, no hicimos el menor caso…
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Tiempo después supimos por pláticas con otros padres de familia, que todos los niños del pueblo hablaban con Hrnymsvnkn. Creímos entonces que se trataría de una agresiva campaña publicitaria de un nuevo juguete, de un personaje de cómic o vídeojuego o bien de un personaje de literatura chatarra infantil de esos que abundan. Tampoco hicimos mucho caso…
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Cuando una noche de luna llena, en miércoles, llegaron Pedro y María vestidos con esos ridículos trajecitos color azul chiclamino y nos exigieron que los lleváramos a la plaza central del pueblo con Hrnymsvnkn para un viaje espacial creíamos por fin tener la respuesta al enigma: ¡Claro! un nuevo parque de diversiones les proporcionaba pases gratis, los trajes ridículos y quizás ¿porqué no? unos momentos de diversión en un simulador espacial para lavarles el cerebro y que consumieran después sus productos: afiches, juegos, juguetes, música, comida chatarra… Es tan fácil engañar a esos pequeños granujas…
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En el momento mismo en que Pedro y María, que fueron los últimos abordaron lo que creímos un simulador espacial, la escalinata se contrajo hacia el interior y en medio de un gran estrépito y una luz intensísima, lo que creímos un simulador de feria salió disparado en dirección a la luna, volviéndose en unos segundos, uno más de los puntos luminosos que adornaban el firmamento esa noche…
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No supimos qué hacer o qué decir. Todos los padres del pueblo nos encontrábamos consternados. Solamente nos mirábamos las caras con asombro y no acertábamos siquiera a articular palabra. Hubo incluso personas que sufrieron
desmayos, no era para menos. Ante aquella extraña situación resolvimos, como se hacía siempre en los grandes acontecimientos del pueblo, llevar a cabo una reunión con el fin de dilucidar nuestro proceder ante aquel inusual suceso.
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Como resultado de la reunión se estableció el día de San Hrnymsvnkn, se mandó construir una estatua en la plaza central del pueblo la cual tenía forma de obelisco pues ningún adulto sabía como era. Ahora cada día de San Hrnymsvnkn que se celebra por cierto todos los miércoles sin falta, se llevan flores al monumento, se hace una gran fiesta y un gran banquete en el que participamos todos los habitantes del pueblo y el cual indefectiblemente termina en bacanales y orgías, eso sin con protección ya que no queremos cometer los mismos errores de los que nos libró San Hrnymsvnkn
Buenos días. Con este mensaje se cierra el concurso de enero. Como siempre, los lectores están invitados a comentar y recomendar los textos que más les gusten. Gracias y nos leemos en unos pocos días, con los resultados.
Bien:
Primero que nada voto por el mío (jeje)
19. Fotomontaje de Rafael Tiburcio.
y después en el siguiente órden:
09 Aporía, de Roberto Wong (éste es divertidísimo)
38 Alfonso V. (me agrada que involucra la foto como foto y no sólo como pasaje narrativo)
36 Menudas bombitas antipersonales, de Felipe Kadick (ingenioso).
21 Emilio (¿Cuántas monedas divinas valen los años de un suicida?)
31 Raúl Arcos (hablar de un barco es, creo, lo más apegado a la foto)
11 Medea, de Silvia O. (me gusta la vuelta de tuerca)
Bueno, ni hablar, llego tarde al concurso, pero sin concursar, ahí va (ni modo, se me ocurrió tarde):
Clasificado
El anuncio en el periódico (19 de diciembre, página 42)
<>
estaba teniendo mucho más éxito que el esperado.
Saludos
por comentar, me encanta el de lulífera (salvo la puntuación), y, casi, el de moíses. Y el de Santa C de vagabo.
… y maldito html, la mini era:
Clasificado
El anuncio en el periódico (19 de diciembre, página 42)
¡¡¡¡¡¡SEÑORA!!!!!! mande a sus hijos con NOSOTRAS y los convertimos en HOMBRECITOS!!!!!!!
estaba teniendo mucho más éxito que el esperado.
pero no se me ocurrió que con << se me iba a desaparecer el texto. Ya en esas, ¿como se ponen esas comillas?
Hola a todos. Este mensaje es para decirles que el ganador del concurso de enero es Felipe Kadick por «Menudas bombitas antipersonales», que no deja de hacer referencia (desde luego) a Philip K. Dick y su cuento «La segunda variedad», pero da al tema de ese cuento clásico de ciencia ficción un empujón que retuerce un poco más sus ideas y su humor.
Gracias a todos los participantes, felicidades al ganador y hasta el día primero de febrero, que aparecerá la convocatoria para el siguiente concurso.
[…] ganador del concurso de enero es Felipe Kadick por su cuento “Menudas bombitas antipersonales”, que no deja de hacer referencia (desde luego) a Philip K. Dick y su cuento “La segunda […]