Una vez más, esta bitácora convoca a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:
Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están allí, qué hacen.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.
El ganador de cada mes será elegido tomando en cuenta la opinión de quienes decidan opinar, y recibirá un trofeo virtual. (Los concursantes deben dejar una dirección válida de correo electrónico, para poder recibir su premio.) La fecha límite para hacer propuestas es el 24 de diciembre.
Quedan invitados…
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Información Bitacoras.com…
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– Papá, ¿qué hace ese señor?
– Lleva a pasear a su oveja.
– ¿Por qué?
– Es que no puede dormir hasta que ella despierte…
– ¡Qué feo es ser pobre! Yo tengo un rebaño con chorromil ovejas para contar antes de dormirme.
que es lo que siento exclamo dolly, estoy volando, acaso estoy en el cielo? todo mi mundo gira muy rapido
en donde estoy?me duele todo mi cuerpo .me cuesta trabajo respirar.solo recuerdo cuando pastaba tranquilamente, en ese cerro verde y frondoso. me acerque a un precipio. y haaaa…
Perturbado.
Se aclaro el robo de borregas. El responsable era un hombre en motocicleta. Cuya intención; Era hacerse una chamarra.
-No te preocupes, mi amor. Iremos con Merlín para que te revierta el hechizo que te lanzó la maldita bruja.
-¡Guau! ¡Guau!, ¡tened cuidado, sopenco! Le gritó el perro al hombre de la motocicleta y pensó: «¡Uff!, por poco y se queda el mundo sin el mejor de los magos».
LA IDENTIDAD ES UNA EMOCIÓN
El lobo se había disfrazado de hombre para poder hacerse con una oveja. Seis semanas le tomó ganarse la confianza de todos. Esta mañana, por fin, lograba cerrar su espera. Pero cuando, rumbo al cubil, se vio en los ojos de quién fuera la primera en ofrecerle su cariño, no pudo…
Ahora, mientras se escapaban juntos en la moto, sentía como los aullidos perdidos en la distancia se le iban volviendo ajenos…
Se me olvidaba, mi ficción se llama «¿Sueñan los Motociclistas con Ovejas Naranjas?»
El último hombre sobre la tierra
Follarse una oveja a 65 kilómetros por hora mientras un perro voyeurista te observa jadeante, no es tan mala idea cuando eres el último hombre sobre la tierra.
Armado con su buena intención y una moto cross de llantas implacables, el reverendo Juan Pastor se dio a la tarea de recorrer la Ruta 66 acompañado de su inseparable Merina, para aplastar la causa primera de la mentira en el mundo -el lobo, ese embaucador perfecto y todos aquellos que vienen de él, burladores de la inocencia y las buenas costumbres- en un intento bastante ambicioso, mas no por ello menos valiente, de reivindicar de una vez por todas la piel de oveja.
«Voy para allá» le dije y colgué. Me dijo que solo trajera lo indispensable y así, nos trepamos en la moto Genoveva y yo, con unos cuantos cuchitriles en una maleta vieja, llamé a mi lado a Pepín, y arrancamos los tres. Tal vez nos tardemos diez días en llegar, pero llegaremos, y cuando lo hagamos recibiremos el premio. Genoveva tendrá un gran corral con cantidades enormes de paja para hacerse una cama suave, a Pepín le compraré una casita para que no se muera de frío por las noches y yo… yo me podré al fin casar con la Flamenca y compraré una chozita en el monte. Estamos sorprendidos con nuestra suerte, ni Genoveva, ni Pepín, ni yo, jamás nos habíamos ganado nada…
MASCOTAS
Cuando los humanos estuvieron de moda, hubo algunos problemas en el mundo. Todos los querían como mascotas; aunque preferían a los adultos porque los bebés siempre se morían. Sin embargo, el peso de los hombres provocaba conflicto en las calles mientras los llevaban a casa, tanto que siempre había accidentes en la carretera.
Por eso, ahora todos prefieren comprar enanos. Son, sin lugar a dudas, la mascota ideal.
Otra más que lo olvidó…
Minificción: «Magos contra brujas»
Bueno, si es necesario un título le pondré «Bienhechor».
EL AVENTÓN
Llevabas horas caminando, perdido, esperando que un auto pasara por ahí y te recogiera. Pero en el horizonte sólo veías la tierra y una vegetación pobre. De repente, a tus espaldas, escuchas un motor: tu salvación. Te paras en medio del camino y haces señas al conductor de la motocicleta, que se detiene frente a ti. Un perro baja del vehículo agradeciendo el “aventón” al motociclista.
-¿Quieres que te lleve?- te pregunta
Confundido pero aliviado, te sientas detrás de tu salvador, que arranca la moto mientras el perro se aleja satisfecho. Disfrutas el trayecto, sientes el aire acariciar tus mejillas y procuras no darle mucha importancia a que viajas en una motocicleta que conduce una oveja… después de todo, ya te habías cansado de caminar.
Acabo d descubrir q hay otra «Jimena»… así q ahi va de nuevo mi cuento con un nombre distinto
EL AVENTÓN
Llevabas horas caminando, perdido, esperando que un auto pasara por ahí y te recogiera. Pero en el horizonte sólo veías la tierra y una vegetación pobre. De repente, a tus espaldas, escuchas un motor: tu salvación. Te paras en medio del camino y haces señas al conductor de la motocicleta, que se detiene frente a ti. Un perro baja del vehículo agradeciendo el “aventón” al motociclista.
-¿Quieres que te lleve?- te pregunta
Confundido pero aliviado, te sientas detrás de tu salvador, que arranca la moto mientras el perro se aleja satisfecho. Disfrutas el trayecto, sientes el aire acariciar tus mejillas y procuras no darle mucha importancia a que viajas en una motocicleta que conduce una oveja… después de todo, ya te habías cansado de caminar.
CUESTIÓN DE NÚMEROS
Cuando la súbita epidemia comenzó a liquidar a todas las mujeres, él fue el primero en hacerse con una oveja previendo que la demanda les dispararía su precio…
Jaja, disculpen me falto la inicial del apellido: «Cuestión de números», de Gabriel B. (Bevilaqua)
Huida
Procesaron el ladrón de ovejas. Seria colgado mañana al medio día. Pero ocurrido algo increíble, una manada de borregas invadió la cárcel municipal. Liberaron al delincuente. Se rumora que la líder de la manada estaba enamorada de el.
Huyeron en una motocicleta; ¡Se recompensará a quien de alguna pista de su paradero!
meee meee meeemeeemeeeeeeeeeeeeee!!!
mee mee
ya ya tranquila, que no pasó nada.
me meee meee meme meee
que no ha sido mi culpa, tu cabeza no me ha dejado ver!
me meee meee meeeeemee meee meee!!
no no mi vida, no te alteres asi, tu cabeza no es grande, es hermosa y de tamaño perfecto perdóname y por favor sube a la moto, puedes conducirla tu.
Robó, huyó y lo pescaron
Notimex,EFE,UPI,UJUJUY.- El campesino australiano Manó Clepto fue detenido por un guardián del orden cuando intentaba escapar con una oveja robada. Cuando lo procesaron declaró cínicamente:
Lo siento señor juez fue demasiada la tentación ¡Era mucha lana!
De último minuto: El ladrón fue procesado, la oveja y la moto robadas se las llevaron a un corralón y el perro guardián fue condecorado, con la advertencia de que de ahora en adelante…nada de mordidas
A todos les parecía extraño que llevara al hombre en la motocicleta, pero ¿qué podía hacer? Su camioneta no servía y había que entregarlo a la carnicería.
— ¡sshtaa perro!—grito la oveja a un viejo can que la obstaculizaba.
Definitivamente el día había sido pésimo.
NADA ES LO QUE PARECE
El lobo se había disfrazado de hombre para poder robarse una oveja. El pastor se hacía pasar por oveja para atrapar al lobo, pero dadas las circunstancias, aprovecharía para castigar al cuatrero. La moto en que se escapaba éste -o sea, el lobo- era en realidad un auto, en un alarde de publicidad subliminal absolutamente justificable en aras de sustentar las ventas en estos tiempos de crisis. Mientras que el perro adjunto sí era tan sólo un perro, intrascendente a la trama, pero necesario para aportar esa cuota de credibilidad que debe ostentar toda historia que se precie. Por último, el autor de estas líneas no es en realidad el autor sino un despreciable plagiador que para fortuna de los buenos escritores aún no ha aprendido a diferenciar un texto meritorio de otro tan mediocre como éste.
Parábola
Había una vez una oveja que se separó del rebaño.
Por las mismas fechas, un hijo de hacendado se fugó de casa.
A partir de este punto nadie más sabe qué pasó con ellos.
Les inventaron historias: que el hijo regresó llorando y pidiendo perdón; que la oveja fue rescatada por un buen pastorcillo.
Lo cierto es que, en cierto punto de sus travesías, se encontraron el uno al otro en un karaoke bar.
Él le cantó borrachísimo.
A ella le gustó lo que oía.
Él se la llevó en su moto…
Y fueron felices,
por lo menos tres meses.
ZOOFILIA.
–¡Quítate!, maldito perro ¿Que no ves? ¡Estoy llegando al orgasmo!
… y nueve meses después tuvieron un bebe-e-e-e-e-e-e-e-e
–Diosito, que el patrón no se de cuenta… Corre, Dominó, que esta noche hay fiesta…
Con esa letanía en la cabeza, Esteban solo pensaba en sus cuatro hijos y en la mujer panzona, recién llegados entre los damnificados.
Corriendo a todo lo que daba su vieja motocicleta, iba pidiendo perdón por el pecado, entre la risa y el llanto entrecortado, disfrutando de antemano la celebración.
“LA FOTO”
– Y óra tú ¿qué traes?
– Necesito que me ayuden para entrar a un concurso de fotografía.
– ¿Neta?…tú ni cámara tienes.
– Ya se la pedí a mi tío y hasta está dispuesto a ayudarnos.
– ¿Cuál tío? ¿el de la tienda?… Esta “vata” cree que le va ayudar, ja, ja, ¡es más marro que nada!
– “Bata la de tu abuela cuando se baña”.
Ya en serio, el concurso se llama: “La foto más piantada de la web”.
– ¡Ah, chingao, chingao, ¿piantada? ¿qué pex con eso?
– Es que es de una página argentina, quieren decir la foto más pirada, más loca pues.
– No manches, ¡a qué paginitas te metes, eh!
– Ya tengo la idea: “Me prestas tu moto vieja, le pedimos la borrega a Don Clemente y trepamos a mi
tío a la moto con todo y animal”.
– Ja, ja ,ja… sí que estuvo bueno el “viajecito”.
– ¿‘Tons qué? ¿me ayudan?
– Orale pues, este fin ¿no?
– Qué fin ni que nada, si ya vence mañana, ¡vámonos en friega!
Naty, Pedro y José se fueron en la camioneta al antiguo camino a “Las adjuntas”. Llevaban la borrega trepada en la parte de atrás con las patas amarradas y a un lado el tío -apodado el “Jeque”- sostenía la moto junto con Pedro. No se la habían llevado en la carretera porque ya casi se le agotaba la gasolina.
– ¡Hey, Naty! ¿y qué pasó con el concurso? ¿ya vamos por nuestro premio hasta Argentina? ja, ja ,ja.
– Ya ni la burla perdonas.
– ¿Qué, no ganaron?
– La foto ya valió madres, no ganamos nada, ya ni está publicada.
– A este “güey” lo mordió un perro y mi moto terminó toda raspada después de los intentos por subir a la “inche” borrega gorda.
– El único ganón fue mi tío: le compró la borrega a Don Clemente, se hizo una barbacoa y con la lana
se hizo un tapete que puso en su tienda para que los clientes se limpiaran al entrar.
– Méndigo codo, no invitó ni un taquito y desperdició la lana en las “patotas” de sus clientes.
… y me importa poco lo que digas o lo que piensen.
Te regresas conmigo. Sin ti es imposible dormir.
ahora se para que sirve la lana… mientras tanto los pobres seguimos a pie
«El free rider, polizón, en su acepción económica, se refiere a aquéllos individuos que no contribuyen con sus impuestos pero gozan de los servicios públicos, dado que es imposible negar alumbrado público y parques , como un vasito de agua.» Una vez que el Harkins, el borrego, terminó de leer sin entender nada, decidió materializar todas esas «estúpidad analogías» de una vez por todas. SIn botar al jornalero Jimmy de aquella motocicleta que éste último afirmaba que era la del Che, Harkins subió de polizón de un brinco, e hizo que llovieran, literalmente, perros y gatos, y dejó que se durmieran los camarones y buscó literalmente corrientes que se los llevaran, y puso a estudiar al diablo para que supiera más por viejo que por diablo e hizo que todos en casa del jabonero se desnucaran de un resbalón y dicen que, después de todas estas cosas, tomó su libro de Economía y comenzó a darle vueltas al concepto aquél del free rider.
Le robe su oveja y su moto, atropellé al perro. ¿Aún te preguntas si lo odiaba? No, no, sólo quería fergarlo para que no me volviera a esa vender barbacoa de mala calidad, es más, no quería ni que fuera a trabajar.
Ovejas domesticadas
Anubis, ese gran perro. Guardián, fiel y guerrero, dispuesto siempre a atacar para defender. Velaba la entrada a Virtual island of sheeps. Cuando vio llegar triunfante, con un seguidor más sobre un vehículo de dos ruedas, a su amo. El gran predicador digital Yosemas. Quien rebosante de alegría gritaba: Borregos. Todos son borregos, que pasan sus días mascando con su cabeza baja. Siempre dispuestos a seguirnos al ciberespacio.
Ovejas domesticadas
Anubis, ese gran perro. Guardián, fiel y guerrero, dispuesto siempre a atacar para defender. Velaba la entrada a Virtual island of sheeps. Cuando vio llegar triunfante, con un seguidor más sobre un vehículo de dos ruedas, a su amo. El gran predicador digital Yosemas. Quien rebosante de alegría gritaba: Borregos. Todos son borregos, que pasan sus días tecleando con su cabeza baja. Siempre dispuestos a seguirnos al ciberespacio.
Pequeña corrección al texto inicial.
» Un ladron con Causa»
– No, No, vamos a chocar, vamos a morir!
Dice la obeja en el mismo momento que cierra los ojos
– Tranquila baby, solo moriras tu… en la hora de mi cena
Dice el secuestador
Personajes
Ladron
Obeja
Perro
perdon,
al final de la historia dice secuestrador pero es ladron
como lo dice en el titulo y en los personajes
Siento hacerlo. Pero se me ocurrió un rengloncito más contundente. Presento, con perdón, la versión mejorada (o quizás empeorada)
Polizón
“El free rider, polizón, en su acepción económica, se refiere a aquéllos individuos que no contribuyen con sus impuestos pero gozan de los servicios públicos, dado que es imposible negar alumbrado público y parques , como un vasito de agua.” Una vez que el Harkins, el borrego, terminó de leer sin entender nada, decidió materializar todas esas “estúpidad analogías” de una vez por todas. SIn botar al jornalero Jimmy de aquella motocicleta que éste último afirmaba que era la del Che, Harkins subió de polizón de un brinco, corrió, e hizo que llovieran, literalmente, perros y gatos, y dejó que se durmieran los camarones y buscó corrientes que se los llevaran, y puso a estudiar al diablo para que supiera más por viejo que por diablo e hizo que todos en casa del jabonero se desnucaran de un resbalón y dicen que, después de todas estas cosas, tomó su libro de Economía y comenzó a darle vueltas al concepto aquél del free rider. Después de largo rato de pensarlo, decidió ya no pagar impuestos.
Construir un arca suponía un trabajo arduo. Construirla, en el tercer mundo del siglo XXI, era descabellado. Noé recibió la señal del cielo tras despejarse la tormenta de lluvia ácida. Una simple y llana paloma atravesó el cielo y lo cagó en el ojo: el Apocalipsis se aproximaba. Comenzó a juntar cuanta chatarra pudo encontrar en las demoledoras: capós de autos, tejas de zinc carcomidas por el óxido y pedazos de cartón. Arrastraba los materiales valiéndose de cuerdas gastadas y una moto ochentera que conducía por los terrenos baldíos. Con clavos y martillo empezó la colosal estructura informe.
Un mes le tomó terminarla. Acto seguido agrupó –a pesar de rabiosas mordeduras– a los flacos perros callejeros y otros animales. Con uno de ellos trabó amistad; un perro raza mixta al que llamó Clinton. Juntos atraparon pollos, gatos y cerdos, resguardándolos de la furia de Dios. Finalmente, llegó el terrible día. Noé y Clinton descansaban en la cubierta del arca. Uno bostezando y el otro lamiéndose la entrepierna como era su terrible hábito. El cielo estaba totalmente despejado. Noé se levantó y se asomó a la proa: no había un alma en el horizonte. O eso creyó por un segundo hasta que divisó un punto blanco moviéndose en la distancia: ¡el último animal! Con premura se subió en su moto y salió despedido por la entrada carcomida del arca, a mil por hora arrancó, a toda velocidad se precipitó dejando una polvareda tras suyo. Clinton, un perro de costumbres, salió tras él ladrando, ligero. Llegaron. Una oveja solitaria divagaba. Noé sabía que no tenía mucho tiempo. La subió en su moto y arrancó de vuelta. Entraron al arca con moto y todo. Respirando agitado, Noé cerró la puerta del arca. Clinton, exhausto, se tendió en el suelo polvoriento. La oveja, quién posteriormente sería llamada Hillary, no se recuperaba de su desconcierto.
Los polos terminaron de derretirse.
Quitate de mi camino lucifer. animal del demonio . tengo que recuperar mi obeja descarriada , y tengo que regresar. por mas (Salmo 23 , Ezequiel 34:23)
UN SUEÑO HECHO REALIDAD.
A la aventura sin más que lo puesto, eli sueño dorado, tener la propia oveja y disfrutar de la vida a pesar de
los comentarios absurdos que puede causar esta acción.
Transcurre la mediamañana y los quehaceres invaden la atención del vecindario campestre.A la vera del camino
la gran dupla can y ovino dispuestos a emprender la gran aventura por el mundo evadiendo la atención de sus
corraleros.
La suerte esta de su lado y pronto aparece en la acción otro animal de estos que diriamos racional,su aspecto era más bien tosco y daba la sensación de ser mas compactible con el can que con el ovino y su forma de moverse estruendosa y veloz con el minimo esfuerzo.
Sin embargo su intinto racional opta por dar ventaja al ovino ya que es menos ágil que el can y así poder continuar
su sueño de aventura hasta dónde el azar los lleve.
FEDERICO Y LA OVEJA…UNA HISTORIA PARA RECORDAR
La angustia se reflejaba en los ojos del granjero, su oveja favorita había enfermado de gravedad y no hallaba cura alguna para salvarla. El único medio de transporte disponible era una vieja motocicleta azul que descansada de sus mejores días tumbada en el granero. Desesperado, el hombre sacó a la motocicleta de su letargo y la llevó hasta el corral, cargó a la pobre oveja y la subió a la moto. Condujo el hombre aquel con gran desesperación por el camino polvoso y oscurecido por el crepúsuclo. No pensaba en nada más, sólo en salvar a su oveja más amada, sin notarlo, Federico, el perro de la granja, lo seguí de cerca, corriendo a toda velocidad detrás de la moto. Federico estaba perdidamente enamorado de la oveja, de hecho, ambos mantenían un romance clandestino a escondidas de los demás animales de la granja, y al ver que su amo se la llevaba no pudo contener el dolor de su corazón, estaba dispuesto a hacer hasta lo imposible por detenerlo. Cuando vió su oportunidad, Federico dió un salto y se vió al frente de la rugiente máquina, el granjero que iba pensando sólo en su oveja, no pudo ver al perro y lo arrolló. Federico quedó tendido sobre aquel camino terroso; el granjero se detuvo para intentar reanimarlo, pero todo fue en vano, Federico había muerto, sus víceras habían estallado a causa del golpe. Mientras el granjero derramaba algunas lágrimas, la oveja que observaba todo parada junto a la moto, sufrió un ataque cardiado fulminante y cayó petrificada. Al final, los dos amantes se encontraron en un tunel oscuro y pata con pata caminaron hacia la luz.
DEUDAS DE JUEGO
Se trata de Ramón, mejor conocido como Ramón el huevón; un vaquero del ejido de Bonfil. Se le conoce por ser un hombre muy tranquilo, impasible ante cualquier situación, algo torpe, medio retrasado al parecer de muchos. Sólo trabaja de vez en cuando como cuidador de ganado, pasa la mayor parte del tiempo en la cantina local, sentado en la entrada, como expectante, los hombres de la comunidad llegan y gastan algunas bromas a su costa, él solo responde con una risa sonora y lenta, sabe que después lo compensarán con algunas cervezas. Nunca busca problemas, es uno de esos hombres inofensivos, bonachones, de a los que la sangre les corre lenta. Pero sin importar qué tan pacifico parezca un hombre,una victoria, por más pequeña que sea, puede ensoberbecerlo.
La otra noche, Marcelo, un ranchero del rumbo, invitó a Ramón a jugar cartas, pensando que sería divertido ver a alguien como Ramón tratando de formar pares y tercias. Sin una idea muy clara del asunto, Ramón empezó a jugar y tuvo una racha de verdadera suerte, la suficiente para ganarle algo de dinero a Marcelo. Pocas veces Ramón había estado tan feliz, esta sensación era reforzada por los gritos y chanzas con que todos los presentes lo alentaban. El problema vino cuando Marcelo se negó a pagar arguyendo que él había puesto el dinero con que Ramón había jugado. La risa de Ramón, que sonaba fuerte como nunca, se fue tornando en una mueca de enojo y desconcierto; todos se sorprendieron cuando al levantarse, el otrora impasible Ramón, hizo volar la mesa de una ademán, y con suma violencia empenzó a dar de gritos, mientras agitaba energicamente los brazos. Marcelo salió lo más rapido que pudo, subió a su moto, y desapareció. Todos trataban de calmar a Ramón, quien después de lanzar cuantas maldiciones conocía, se fue para su casa, no sin antes jurar que haría pagar a su deudor.
A la mañana siguiente, con más diligencia de la acostumbrada, Ramón entró a la cantina con un tubo largo y algo oxidado, que dejó en el suelo, para pedir unos tragos; salió al poco tiempo con dirección al rancho de Marcelo. Varios lo vieron por el camino, iba erguido, lento, exhibiendo cierta determinación, en su mano derecha blandía el gran tubo viejo, que por momentos recargaba en su espalda. Se acercó en total silencio al corral donde Marcelo guardaba sus borregas, y … bueno la imagen habla por sí misma.
Justicia – Javier Alfaro Martínez
En un pequeño poblado mexicano exista gran conmoción. Un pobre hombre, mísero y sin suficientes medios para subsistir; había transgredido no sólo las normas morales, sociales, religiosas y jurídicas, Sino también importantes reglas de salubridad pública. Decidieron someterlo a juicio: Se le imputaba robar y tener sexo sin preservativo con una inocente oveja.
La justicia ejecutó la sentencia, la cual dictaba así: Se le condena al acusado, con 10 años de prisión; Por el allanamiento a un establo, el delito de robo agravado de un vehiculo de dos ruedas (motocicleta) y un mamífero ungulado rumiante doméstico (borrega), así como la práctica indebida de zoofilia.
Ese atribulado hombre fue a dar a la cárcel municipal, y se encontró que a partir de ese día tendría techo y cama donde dormir, todos los días comería sin necesidad de trabajar, podría ver televisión y hasta de vez en cuando tendría la visita sexual de unas de las rameras del pueblo, sin la necesidad de usar condón.
Así pues, la privación a la libertad del pobre indigente. Le dio, por lo menos durante una década: ¡Un cómodo modus vivendi, en ese pequeño poblado lleno de normatividades!
A VECES ES MEJOR LA IGNORANCIA
Una y otra vez el perro tenía la misma recurrencia onírica: veía como una moto se acercaba hacia él conducida por una oveja con un pastor de acompañante. La visión lo inquietaba pero lo que en realidad lo tenía molestó era nunca poder concluir el sueño. Así, pasaron meses; hasta que una noche, su amo, dejó destapado el frasco de somníferos: inteligente como era no desaprovechó la oportunidad de obligarse un desenlace. Lamentablemente, ya no volvió a despertar. El dueño acabó sintiéndose responsable; sin embargo, la culpa había sido de la oveja que lo atropelló…
Emprendedor
Todas las noches se soñaba como un pobre ladrón barbudo montado en un vehículo en el cual viajaba a velocidad de vértigo, llevándose un montón de lana y atropellando a cuanto perro se cruzara en su camino …
Al despertar, aún excitado por la emoción de su sueño, Bernard Madoff se bañaba, se rasuraba, se vestía con traje y corbata de diseñador, desayunaba opíparamente y se iba a NASDAQ con la idea de trabajar durísimo para hacer realidad sus sueños.
En el año de 1912 en una ciudad fronteriza con Mexico Texas para ser exacto, Benn cartwrigh vivía en su rancho, era un cowboy dedicado a realizar experimentos, desde hacia años que salio de la universidad con ese doctorado en química y física.,no le gusto la ciudad ni las grandes urbes ,por eso se alejo de ahi , llevaba años de inventar esa formula quería ver el resultado de que pasaría cuando la aplicara?. pero con quien la iba a probar?. pensó en alguien que amaba mucho su esposa. desde entonces viaja en su moto con su máxima creación mas feliz que nunca… .
Somnolencia inducida – Javier Alfaro Martínez
Mi problema se originó con la dificultad de conciliar el sueño. Mi terapeuta me recomendó; además de benzodiacepinas, que me pusiera a contar ovejas. No se si sólo fue broma, pero hice caso a dichas indicaciones con el fin de erradicar mí insoportable insomnio.
Durante la primera semana no logré el objetivo, ni la segunda tampoco. He de decir que no me di cuenta que me estaba volviendo adicto a mi medicina, tanto así que en la tercera semana duplique sin prescripción médica la dosis.
Los efectos de la droga por fin estaban logrando su propósito. Comencé a sentir una especie de cansancio, después a caer en un estado de letargo. Me acordé aún en ese estado de semiinconsciencia de la otra recomendación y me puse a contar en forma un poco descoordinada ovejas, estas saltaban una vaya para después entrar a su corral. De pronto se empezaron a revelar y ya no quisieron entrar al chiquero, comenzaron a dispersarse por diferentes caminos. No recuerdo como le hice, pero de inmediato fui por mi motocicleta y por mi perro para poder recuperarlas. Logré alcanzar una de ellas pero a las otras no las encuentro. ¡Lo peor de todo es que si no localizo a todas, ahora no podré despertar!
EL INSOMNIO.
Aquella noche el hombre no podía conciliar el sueño, y como era de esperarse, empezó a contar ovejas. Poco a poco,
el sopor lo fué dominando, y cuando solo le restaba contar una oveja para quedar profundamente dormido, un extraño en moto la rapto, para hacer su insomnio más persistente.
-¿A dónde me llevan?-, pensó. Sus piernas traseras le dolían, iban demasiado abiertas sobre la vieja motocicleta, delante de aquel hombre que no sabía nada sobre ella. Estuvieron a punto de aplastar a Pups, el viejo perro granjero cuando éste ladró, “¡a dónde te llevan oveja, a dónde!”. El estridente sonido del motor, la ofuscó. Entonces se dio cuenta: Pups parecía angustiado, todo el rebaño corrió a tiempo (caray, ella y sus musarañas), un dedo la señaló, el olor a leña. ¿Es leña? Volteó. El perro era ya sólo un punto en el camino.
–¿Y va a ser un Prada?
–Pues…depende de ti
La baja, la toma de las piernas, el trasero; la carga toda.
–¿Y qué tengo que hacer?
–Portarte bien…cooperar
Y ella echó un suspiro abrazándose a él mientras la llevaban al cuarto; él, grande, tosco, un tanto robusto. ¡Y conducía una moto! Cuando terminaron, él deslizó unas monedas hasta su bolsa tomándolas de un mostrador
–¿Sólo una?
Ella era la última y la esquila está lejos. Cuando ésta buscó su ropa, no supo cómo, se encontró en un prada, entallado, gris oscuro, perfecto.
Esperanzas de cambio
Parecemos vacas. Si camináramos más rápido, no nos compararían con un ganado vacuno, pero hasta los caracoles son más veloces que nosotras, también los gatos, los conejos y el perro, siempre el perro. Ahora en fila, así nadie nos podrá rescatar a todas, sería inútil, aunque yo sí merezco ser rescatada, yo no soy como ellas, tengo esperanzas de cambio. Cuando abran la reja romperé la fila, caminaré hasta la carretera y pediré aventón, levantando un poco mi lana para que los chóferes vean mis patas; un galante motociclista se detendrá, lentamente se quitará el casco, me guiñará un ojo, sin decir nada me lanzará el casco a las pesuñas, me montaré detrás de él, me sujetaré de su torso, el ruido del motor encendiendo me hará saltar y entonces lo abrazaré con más fuerza; arrancaremos, el viento moverá mi lana, así él podrá ver de reojo mis chamorros flexionados, pasaremos frente a las demás ovejas y todas voltearan a verme con sus caras bobas, no podrán creer que yo haya logrado escaparme con un galán; luego el perro, siempre el perro, correrá para interceptar la moto, pero será muy tarde para frenar… ¡No! ¿Y cuando abrieron la reja? ¡Sea delicado! Con el cuchillo no, mejor con la máquina. ¡Qué mejor con la máquina! Gracias, corto, pero un poco más largo que el de las demás.
Yo también ya encontré a la otra Jimena, entonces igual que ella, mando mi texto otra vez con otro nombre:
Esperanzas de cambio
Parecemos vacas. Si camináramos más rápido, no nos compararían con un ganado vacuno, pero hasta los caracoles son más veloces que nosotras, también los gatos, los conejos y el perro, siempre el perro. Ahora en fila, así nadie nos podrá rescatar a todas, sería inútil, aunque yo sí merezco ser rescatada, yo no soy como ellas, tengo esperanzas de cambio. Cuando abran la reja romperé la fila, caminaré hasta la carretera y pediré aventón, levantando un poco mi lana para que los chóferes vean mis patas; un galante motociclista se detendrá, lentamente se quitará el casco, me guiñará un ojo, sin decir nada me lanzará el casco a las pesuñas, me montaré detrás de él, me sujetaré de su torso, el ruido del motor encendiendo me hará saltar y entonces lo abrazaré con más fuerza; arrancaremos, el viento moverá mi lana, así él podrá ver de reojo mis chamorros flexionados, pasaremos frente a las demás ovejas y todas voltearan a verme con sus caras bobas, no podrán creer que yo haya logrado escaparme con un galán; luego el perro, siempre el perro, correrá para interceptar la moto, pero será muy tarde para frenar… ¡No! ¿Y cuando abrieron la reja? ¡Sea delicado! Con el cuchillo no, mejor con la máquina. ¡Qué mejor con la máquina! Gracias, corto, pero un poco más largo que el de las demás.
Buenas tardes…
Con este mensaje queda cerrado el concurso de diciembre. Muchas gracias a todos los participantes y felices fiestas. Nos vemos antes del primero de enero con los resultados. Hasta entonces…
Hola a todos. Para cerrar el año, en el concurso tenemos dos ganadores: «Parábola» de R.H.G., que mezcla dos parábolas bíblicas de manera juguetona e inesperada, y «Emprendedor» de Felipe Huerta, que toma un detalle de la foto y lo convierte en una metáfora de la que parte una historia que no carece de filo.
Muchas gracias a todos los participantes, muchas felicidades a los ganadores y los mejores deseos para el año que viene: espero que sea mejor de lo que esperamos y que nos veamos aquí a partir de mañana, que llega el nuevo concurso. Hasta entonces.
[…] a todos. Para cerrar el año, en el concurso tenemos dos ganadores: “Parábola” de R.H.G., que mezcla dos parábolas bíblicas de manera juguetona e inesperada, y […]