Una vez más, esta bitácora convoca a su concurso mensual…, pero el de este mes es un concurso especial para celebrar el tercer aniversario de estos certámenes (y de Las historias).
Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:
Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están allí, qué hacen.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.
El ganador de cada mes será elegido tomando en cuenta la opinión de quienes decidan opinar, y recibirá un paquete de libros. (Los concursantes deben dejar una dirección válida de correo electrónico; al ganador se le pedirá una dirección postal a donde enviarle su premio.) La fecha límite para hacer propuestas es el 24 de octubre.
Quedan invitados… y si pueden recomendar este concurso a sus amigos y conocidos les quedaré muy agradecido. Saludos y suerte.
88 comentarios. Dejar nuevo
Fue tanta la contaminación que sólo los más ricos podían pagarse un tratamiento de sol. Los demás adquirimos una piel transparente.
Extirpación.
Luego de siete matrimonios fallidos, cinco amantes permanentes, dieciocho amantes ocasionales, seis novias, dos novios e incontables encuentros sin mayor importancia, hace treinta años, Antonio, quien no quería volverse a enamorar, fue el primero en someterse a una cirugía de extirpación del alma.
Ya no se enamora más, ya se casa y enviuda por dinero, tiene amantes por dinero, pero ya no lleva la cuenta, no le interesan las relaciones, sólo el dinero. ¿Quien dijo que el dinero no lo es todo?
(Conciencia de un inquilino)
Compartimos la cama, compartimos la comida, compartimos la sangre y hasta el mismo cuerpo… El cirujano me extirpó de tu vida, pero la metástasis te borró hasta los recuerdos…
Sobre un estudio del carácter
Marcus operaba siempre bajo la reflexión de la luz sódico-iridica. Lo más importante, era esa especie de babero que tenían todos los pacientes en el pecho. Había que recoger tan sólo, una muestra del vómito de los sueños.
Pedro Muros
[…] ¡A LEER, NIÑOS!!! Si tienen Internet no hay pretexto para desperdiciarlo en HI5 o estupideces parecidas. El miércoles por la mañana fui un rato a la chamba de Jhonatan y, arggg, la página de Las Historias está restringida, o seaaa, ¿por qué no restringen páginas de avisos personales donde prostitutas suben fotografías XXX??? NO ENTIENDO. Lo bueno es que sí pude entrar a Las Historias en el Exilio, y por fin leí el artículo de “La nueva flor de Coleridge“, que no me había llamado la atención porque según yo era sobre Batman pero cuál: ahora tengo que conseguir un libro llamado “Memorias de un enfermo de nervios”, de Daniel Paul Schreber, y un ensayo de Jorge Luis Borges llamado “El arte narrativo y la magia”. Les recomiendo muchísimo que visiten este blog, siempre encontrarán algo interesante y aprenderán muchísimo casi sin darse cuenta, sin contar que Alberto Chimal ya subió la convocatoria para el concurso del tercer aniversario. […]
DIOS NOS PERDONE
Cuando me reclutaron como voluntario no sabía de qué se trataba; sólo que la paga por el primer año de servicio bastaría para asegurar de por vida el futuro de mi familia…
Nos habían seleccionado, en el más riguroso de los secretos, de entre la élite de la élite de cada una de las ramas de las fuerzas armadas. Y si alguien rechazaba la oferta se lo juramentaba a guardar la nada que le habían informado so pena de una corte marcial sumaria. Al principio no tuvimos contacto entre nosotros; nos mantenían aislados incluso de nuestras familias. Después me enteré que experimentados falsificadores sostenían una ilusoria correspondencia con nuestras esposas, madres, novias…
El primer día que me llevaron a la impoluta sección médica la ansiedad me desertificó la boca. El doctor me dijo que estuviera tranquilo, que no tenía idea de cuán valioso era yo para ellos. Pero confieso que nunca les he creído a los matasanos.
Comenzaron irradiándome sólo durante diez minutos con aquella luz que yo creí que desprendía un olor a canela al contacto con la piel. Recuerdo que salté, asustado, de la camilla. El doctor me dijo que era la fragancia natural de la luz, pero hasta que no logró apuntalar sus palabras con hechos -básicamente dirigiendo el haz hacia el vacío para que pudiera percibir su olor libre de contacto- no volví bajo el voluminoso aparato irradiador. Todo mi cuerpo se vio entonces inmerso en la anómala luz; aunque para los ojos me hicieron usar unas antiparras para aminorar, dijeron, su efecto, ya que ellos pronto se constituirían en mi único punto residual… Paulatinamente, las sesiones se fueron extendiendo hasta que al cabo de tres meses llegaron a durar 16 horas.
A medida que transcurrían los días noté que mi apetito iba languideciendo. A las nueve semanas dejé de probar bocado. La sed me abandonó poco después. Al mismo tiempo una sensación de liviandad me embargaba, como si mi cuerpo pesara cada vez menos; por las noches soñaba que era un globo que flotaba entre las nubes. No obstante, mi figura estaba igual que siempre. O eso creía yo. Una mañana, ante el espejo del baño, pude ver entremezclada en mi reflejo la regadera que, teóricamente, era eclipsada por mi torso…
Una semana después ya me había vuelto en plenitud transparente y etéreo. Podía atravesar paredes o volar como un fantasma, pero estaba vivo, bien vivo, no me cabían dudas de ello. Enseguida me enseñaron, mediante técnicas especiales de concentración, a desvanecerme a voluntad. Todo el cuerpo, salvo el iris de los ojos que podía permanecer intenso o ser una aureola sólo perceptible a través de censores. Una forma de asegurarse cierto control, ahora entendía, frente a la nueva entidad de los conejillos. Una pregunta comenzó, entonces, por las noches a rondarme como una avispa atrapada en mi cabeza, ¿habría vuelta atrás?… Les exigí respuestas. Me dijeron que pronto las tendría y no mintieron. Una mañana nos reunieron a todos ante un general de cinco estrellas. Éramos miles, muchos más de los que yo esperaba. Lo curioso fue que, por pudor o porque no queríamos reconocernos con antiguos camaradas, todos nos hicimos invisibles; dejando los dobles círculos azules, marrones, miel, verdes, café… sostener, penetrantes, nuestra irreal presencia…
Lo primero que hizo el general fue presentarnos al que sería nuestro comandante, el cual emergió visible de entre la multitud de ojos. Sentí mucho alivio en aquel momento al saber que uno de los grandes estaba con y como nosotros, pensé que así las cosas aquello no podía ser malo…
Acto seguido, el general nos dio un fervoroso discurso sobre nuestro compromiso como soldados y nos felicitó porque pronto íbamos a hacer historia. Luego, tras un breve silencio, nos informó sobre el objetivo de toda aquella formidable operación… El 24 de Diciembre a las 2400 hora zulú tomaríamos por asalto el cielo. ¡Dios nos perdone!
…¡Y Dios me perdone a mí por haberme extendido un poquito! (Pero sólo un poquito, conste).
– Abuelo, apúrate ya comienza el programa de las 10 ….. Y no haciendo caso del tironeo de la mano tan pequeña de Haydee, mi linda nieta; recordé….
La vida ya se había vuelto demasiado sanguinaria… la violencia era la constante cada dia…. Ni la religión, ni la política y ni tan siquiera la moda había podido parar tanta crueldad del ser humano… Y se recurrió a la ciencia, olvidada y despreciada en más de 100 años que había transcurrido cuando un grupo de letras había sido dueño de países enteros.
-Tenemos que para tanta maldad – menciono el capitán Howard -…. El hombre no solo es lobo de este sino incluso Juez, Dios y Diablo….
– “Y estas son las noticias….”
– Ufff! Que lata el noticiario local…. lo bueno que tenemos variedad de 170 canales…. Abuelo, me escuchas????
Trabajaba para la milicia estadounidense…. Y escuche la determinación de los altos mandos políticos decir…”Saldrá a la luz pública la recién creada maquina de «Suplantación de Voluntad»… Y aplicándose a cada persona clave del mundo occidental para que dominaran a su vez a grupos sociales….”
Incrédulo del poder de tan extraña maquina le pedí a mi superior me dejara experimentar tan solo un poco….
-Mira mama, ese es el personaje de tv que quiero en mi fiesta de cumpleaños… Abuelo no opinas es lindo…
– Lindo??? Son los pantalones que quiero comprarme…
– Ashley ya te dije que son caros….
– Mama todos en la escuela son tan “in”… o sea!!! Quieres que me digan nerd….
Y es cuando recuerdo mi contacto con los rayos de la paz, llamados así para que la gente encontrara relajación. Algunos obligados a tal sistema, yo presa de la curiosidad.
No sentí un ápice de miedo debido a mi control mental… Pero lo que vi si he de confesar es espantoso… Primeramente una, diez, cien, millones de imágenes, estimulando mi corteza cerebral y provocando sinapsis tan fuertes que taladraban esa música de estruendo… Instándome a decir que era feo, raro, ridículo, tan poco humano!!!… La gente al someterse a tal efecto quería comprar, cambiar, dar gusto a los demás… Ser otro… Yo no aguantaba… Luchaban mis fuerzas y hasta que pasaron minutos, luego horas presa de la no voluntad…. Y me sacaron de la maquina y no quería se fuera… La deseaba más y más y la adicción se empaño gracias al ver la realidad… Mujeres matándose de hambre para ser copias de esas llamadas bellezas reales…. Niños peleándose por ser el de más juguetes… Hombres pisoteando gracias a la educación y las malas mañas a otros hombres…
– No discutas no habrá pantalones…. Si tus amigos se quieren aventar del abismo, juro lo harias??? – Peleaba mi hija Diane,
– Ah callar!!!! Que esta casa no puede tener paz!!!!
Paz… paz…. Paz….
Pero es ahí donde los científicos se dieron cuenta de los años que tardarían en llevar a cabo la tarea de distribuir esas imágenes, esos sonidos a todos los hombres del país…
Los ricos queriéndose serlo más, se ofrecieron unos a fabricar dichas maquinas… otros a crear contenidos…unos mas el proyectarlo a la inofensiva e influenciable sociedad….
– Suegro – me abordaba mi yerno después de las vociferaciones hechas hace unos segundos…. -No cabe duda en esta casa no dejan ver a uno….
-La televisión…. Creación de hombres que nos quitan la voluntad…. La televisión -grite -fue suplantación de voluntad….
Ni que hablar que mi familia no me cree y piensa me estoy haciendo más viejo…. Y es cuando me estoy haciendo más cuerdo….
Porque es real…o no???
No èramos tan malos.
El maldito de Liebnstein tuvo la culpa. Todos lo adoraban, ganò todos los Nobel (sì, Nobel, todos), fue ministro de los cinco paìses que formaban el mundo, se inventò el foco, la bàscula y la carne tàrtara. Pero esto era demasiado. Claro, còmo le iban a hacer caso a un orate como yo. Pero tù, tù que estabas afuera y escuchaste mi advertencia a gritos que se escurrìa por las ventanas del manicomio. Tù sì tienes culpa, yo soy una externalidad, un cobayo que estaba en tiempo y lugar adecuados para que el loco de Liebnstein, porque èl sì que està loco el maldito hacedor de tàrtara, me pillara como a todos los que estàn apilados desnudos y fallidos en el patio del claustro.
Ahora vienes con tu libreta y crayola a preguntarme còmo llegamos a esto. Lo sabes bien, ¡lo sabes bien, tarugo! Dejaron que ese loco se subiera a la maquinaria del poder y les dijera, a ti y a mì y a nos, todo eso que estaba mal y còmo cambiarlo, y le dieron, di, dimos, las llaves de la ciudad, y de sus casas, de sus perros, de sus propios cuerpos. Pues claro, ¡còmo no iba a enloquecer màs un gusano como Liebnstein. Desapareciò las banderas, y estaba bien, y cambiò las retòricas y amorfas metodologìas del humano que hasta entonces comprendìas, comprendìa, comprendìamos, y les encontrò, a ustedes, cientos de miles de fallas, de huecos. Cual resanador llenò esos huecos con lo que le pareciò apropiado. ¿No era demasiado? ¿cuàndo iba a parar? ¿no tuvieron suficiente cuando les instalò a todos un tercer ojo y el onceavo dedo del pie, argumentando que podrìamos camina diecinueve pasos màs con tal implemento? No, claro que no, ¡no! porque los locos estamos aquì adentro y no afuera escuchando al miserable Liebnstein. Porque ustedes con su manual humano todo lo sabìan, y nos encerraron a quienes no sabìamos nada, ¡a quienes lo sabìamos todo, torpe!
Sì, mìreme, ahora sì soy un loco, como usted, no como Liebnstein, de sòlo nombrarlo me tiemblan los huesos. Nadie lo detuvo, y yo menos. Còmo iba a hacerlo, si votaron con un «sì» escalofriante cuando les dijo que no tenìan, tenìa, tenìamos espìritu y èl habìa creado un modelo justo y carnoso e ìntegro de espìritu en interweb. Y los metiò a la càmara blanca, me metiò, nos metiò, y de nuevo nos quitò y sacò y moviò los intestinos y el hueso de la suerte. Y no me pregunte què diablos tengo dentro ahora, pero en vez de estar forrado de madera de abedul, como ellos, como usted, tengo esta capa rosada, aguada, fràgil, que se corta con el roce con las paredes y llora un lìquido escarlata, mire còmo me vacìo a chorros el espìritu que les metiò, nos metiò, me inyectò el maldito de Liebnstein. Y esto no acaba aquì, o quizàs ni siquiera ha comenzado. Mire, brota.
[…] de lo que sucede se pueden ver en esta página; y b) no olviden que también está en marcha el concurso de tercer aniversario de esta […]
Entre al sitio sin demasiada furia. Nege lo aprendido y comencé a escribir. Espere que la imagen se pareciera a mi texto. Gane!
La gente ya estaba lista para los implantes líquidos de retina. Indoloro, aseguraban los panfletos, y era cierto. Tecnología japonesa: 35 megapíxeles; 10 micrómetros de espesor; 6000 Mbps. Indoloro, decían, como ponerse gotas. (Y la verdad es que, aunque hubiera sido un martirio, todos hubieramos seguido igual, haciendo fila por conseguirlo.) La idea era genial por sencilla: interfase y contenido eran uno y lo mismo. Todo lo visto quedaba grabado, todo lo grabado era reproducible. Yo soy yo -> grabando; pero también soy yo -> reproduciéndote; y tú -> reproduciéndome a mí. Veo, grabo, reproduzco, muero, reproduzco, reproduzco, etc. Tecnología japonesa: los servidores apenas y zumbaron un poco cuando se llegó al billón de usuarios-año. Servidores en aguas profundas, algoritmos con sinapsis adaptable de búsqueda, contenido instantáneo y sin censura. Conexiones cada vez más rápidas: grabación y reproducción simultánea: yo que soy tú y que soy yo al mismo tiempo, esquizofrenia real, veo que me ves a través de tus ojos. Me veo haciéndote el amor, viéndome al verte. Literalmente. Y también eso nos aburrió al poco tiempo; todos nos hicimos un poco japoneses en ese sentido, creo yo. Conexiones múltiples. Fuimos con otras parejas, intentamos experimentar en ciclos. Ahora yo soy tú, luego él, luego ella, luego vuelvo a ser yo. Pero no era tan real como esperábamos: eran sólo mis ojos los que saltaban de un cuerpo a otro: mi cerebro era tan mío, y tú cerebro era tan tuyo, aunque me vieras con ojos extraños, extraviados como nunca pero quizá más verdes desde el cuerpo de ella mientras era penetrado por él, que tal vez pasaría a ser yo en un momento, mientras en realidad era él quien pedía más de ti a través de mis ojos, tan dilatados. Como esas atracciones de feria donde se gira y se gira, esperando morbosamente que alguien vomite, o que al menos nuestros cuerpos vuelen o se quiebren contra los fierros mecánicos; todo eso, menos aburrirnos. Caímos desde aviones envueltos en llamas y contrajimos el sida; matamos por placer y por despecho; juramos por banderas, por ideales y por herejías; querías verlo todo, y yo quería verte verlo todo: quedarnos callados mientras comíamos recalentado, las retinas quemadas de tantas imágenes. Y en días secos y tediosos, mientras veía la muerte en los ojos de un soldado balcánico, o cuando caía accidentalmente en un canal ciclado en la memoria virtual por una granada demasiado próxima, era que me despertaba del sueño y trataba de recordar tu rostro. Y no podía.
-Son fáciles las predicciones, Wayne –expresó el Dr. Drosk con decisión-. Este futuro, que fue, es un estigma latente, punza. Hay una nueva guerra al otro lado del mundo y a unos cuantos metros. Se miran cuerpos mutilados, degollados; aceras teñidas de carmín y silencio, no hay sorpresa, y no la hay puesto que somos reciclados, consumidos; se ha disipado el mito del canibalismo: nada como aprovechar las propiedades de un músculo agonista, y en el peor de los casos, sinergista, eso dijeron los de control poblacional. Tú y yo sabemos que es mentira. El término canibalismo es nulo. Hoy iniciaremos la Dermorrealización, dilapidaremos los dogmas cristianos del polvo como porvenir y erigiremos la representación de la vida a través de la piel etérea. Es precio hacer esto que nos reivindique. Seremos invisibles. Viviremos fuera de la esclavitud. Hoy es tu turno, tu salvación eterna. ¡Prepárate!, accionaré el interruptor…
EL BUEN ESCRITOR
-¿Seguro?
-Sí
-¿Luego de esto… podré escribir cualquier historia?
-Sí
-¿Qué tengo qué hacer?
-Callarte
-¿Y después?
-Callarte.
-Sí, pero, ¿y después?
-¡Callarte carajo!
Un rayo de luz saltó de la máquina y lo invadió todo.
-Vaya mierda.
-¿Cómo te sientes?
-pues…
-Veamos.- Le mostró una fotografía.- Cuéntame una historia.
-mmm…
-¿Sí?
-Había una vez…
-¡Maldita máquina!- La golpeó.- ¡Estúpida!
Ni siquiera dormido encuentro la paz, por eso hoy fui a la clínica de transplantes de sueños. Garantizan el gozo definitivo desde la primera noche. Algunas personas alegan que mutilan tu alma, pero nadie duda de la gran demanda que tiene en especial por la gente triste del planeta.
Tuve que adbducirte, me enamoré de ti desde mi primer vuelo a tu planeta, ahora díscúlpame, pero para preñarte necesito suficiente luz.
Todos los días la misma pesadilla: se hallaba atado a una camilla, esperando a que un oscuro médico lo inyectara nuevamente con el pentotal sódico para arrancarle uno a uno, a decir de éste, los detalles de sus crímenes, los nombres de sus cómplices de abominaciones, los sitios precisos dónde se ocultaban aquéllos que como él se oponían al orden en nombre de una idea tan caduca como la de «libertad».
Sabía que ya no podría resistir, que no había manera, que le era imposible…; que cada uno de los recodos de su mente serían violados, que cada palabra suya estaba destinada a convertirlo en un verdugo…
De repente, una densa voz lo puso a salvo en el mundo real, era el enfermero: «¡Doctor, despiértese!; que los interrogadores ya están aquí, aguardando a que inyecte al reo.»
Yo, el Diablo, a punto de eliminar a Dios con este aparato, me pregunto si valdrá la pena quedarme solo. Sé que tengo muchos aliados en la Tierra, como 6 mil millones de humanos, pero si lo mato ahora ya no tendríamos contra quien pelear, el mundo sería aburrido con solo maldad pues no habría los reclamos de gente buena, ni las caras de indignación que tanto nos gusta ver. Estoy a un paso de lograr lo que siempre fue mi objetivo, pero algo me impide continuar. Será que desde un principio se estableció esta eterna dualidad. Ahora caigo en cuenta: ni él, ni yo, nadie nunca podrá ganar.
Desconecté la máquina y volví a crear terror. Es mi trabajo natural.
«Z» PARA TODOS
Por más que intentes imaginar historias, sólo puedes escribir el principio. Tanta colección de relatos inconclusos te da la pauta a buscar ayuda científica.
Piensas que parece una película clasificación «Z», pero tal máquina de implantes mentales te dará todo un catálogo de ideas.
Terminaste dos volúmenes de cuentos, tres novelas y seis guiones de una calidad innegable. Pero descubres con espanto que mil autores han escrito lo mismo.
DE TERROR
Había ido a realizarse un implante capilar; pero, por error, terminaron haciéndole la autopsia. Lo más curioso, sin embargo, fue que así descubrieron que el susodicho llevaba seis meses de muerto. Cuando se lo informaron a su esposa, ésta, horrorizada por haberse compartido con un cadáver, se esfumó.
PARANÓIA
-Ajá, qué más.
-Lo que le digo; siento que alguien me mira… que escribe de mi vida.
-¿Y sabe que eso es imposible, no?
-Sí… supongo… no sé.
-Claro que lo es; su problema es Neurológico.
-Entiendo…
-Por fortuna puedo ayudarlo. Recuéstese aquí y póngase esto en los ojos. Escuchará un ruido, y eso será todo.
-Bien.
Botón rojo. Ruido. Luz.
-Listo; cómo se siente. ¿Aún percibe que alguien escribe de su vida?
-No sé doctor, no sé… no quiero que se preocupe, pero… no sé… ahora es como si alguien la leyera.
-¡Maldita máquina! ¡Estúpida!
[Desde luego Paranoia va sin tilde]
LO IRREVERSIBLE
Hay un hombre ciego recostado en el sillón de mi consultorio. Hay un hombre ciego recostado en el sillón y lleva puesto unos goggles grises para ocultar los ojos muertos. ¿Cómo ha llegado aquí? ¿Quién es?
Mis manos están entumidas y mi cara me resulta ajena, me da miedo tocarla… ¡¿Qué llevo puesto en los ojos?! ¡¿A qué vienen estas gafas?!
Ahora, una luz tenue alumbra el rostro del hombre. Sé quién es, lo reconozco: ¡Soy yo! ¡Dios mío, soy yo! Pero, ¡¿qué haces?! ¡¿Qué haces, Fernando?! ¡Levántate! ¡¿Qué haces postrado en ese sillón?! ¡¿Me escuchas?! ¡Tienes qué hacerlo! (……………..) ¡No! ¡No! ¡Por favor! ¡No apaguen la luz! ¡No me dejen en la oscuridad!
¿Dónde estoy? No puedo mover las manos ni los pies, caigo a través de un túnel a gran velocidad.
Adiós.
Damián se levantó de la hamaca en la que descansaba con los ojos entrecerrados. Había estado haciendo un tremendo esfuerzo por no dormirse, y por un momento pensó que los ronquidos eran suyos.
Tras orientar sus maltrechos sentidos hacia el nasal ronroneo, se acercó a la tumbona de Ernesto y comprobó que el pobre hombre no había resistido la tortura impuesta por la luz obligada.
Creyó que debía despertarle, pero cambió de idea en cuanto oyó el metálico golpeteo del tiránico pie.
La lámpara de Pixar se situó junto a Damián, acercó su enorme ojo-bombilla al durmiente Ernesto y rió con un chisporroteo entrecortado.
Enroscando su cable umbilical alrededor del cuello de Ernesto, giró sobre sus propios muelles y salió dando saltos con su presa rebotando detrás.
La via en blanco y negro
El Sr. Luciano, había comenzado a trabajar en el Diario Nacional a la edad de 25 años, con las disposiciones hacendarias y gubernamentales para alcanzar el retiro trabajó durante 35 años. Clara la enfermera hacía diferentes pruebas de dilatación, recepción de luz, presión y tomaba diversas medidas sobre las pupilas, corneas, iris de éste hombre. Luciano para abstraerse de las molestias, imaginaba que al salir del “Hospital de la Luz” podría ver las flores a color, las mariposas deberían verse fantásticas volando como es habitual pero dejar de verlas en blanco y negro y en tonos grisáceos, debería ser lo más hermoso no del mundo, del universo, de la galaxia. Como sería poder ver los colores de su piel, sus ojos, el cabello, mientras imaginaba todo esto, su expresión cambio y pensó en todo lo que había cambiado para ahorrar y poder realizarse está operación “Transplante de retina”. Hacía más de un siglo que los humanos por cuestiones genéticas, deterioro de capa de ozono, cambio climático, radiación ultravioleta habían perdido la capacidad de ver a color. Sólo la elite de esta sociedad podía someterse a está operación que era cara. Luciano había cambiado viajes, esposa, hijos, una vida más decorosa por está operación que había añorado toda su vida, se sentía el hombre más iluminado en technicolor y una tímida sonrisa se dibujo en su rostro. Clara una joven de 25 años, lo veía con una mirada tranquila y afable, pensaba ensimismada, que contradictoria es la vida este hombre que no tiene hijos, esposa, ni ningún familiar es capaz de sonreír y estar así de tranquilo. Esto debe ser un designio divino la tranquilidad ante los peores acontecimientos. El Dr. Miró, cerraba el expediente de Luciano y se oían los pasos acercarse en el pasillo, las pruebas que le habían hecho a Luciano arrojaban una pérdida de visión inevitable. Clara pensaba que debería ser horrible dejar de ver la cara de su hija sonriéndole, dejar de ver los diferentes tonos grisáceos cuando el sol va saliendo y sobretodo dejar de leer los maravillosos libros de cuentos en los que su imaginación la llevaba a viajar en mundos diferentes y quizá mejores que éste.
NOS QUEDAMOS, ‘O NOS VAMOS
EL momento mas delicado de toda su vida, el cientifico contemplaba la deliciosa agonia de su alumno, Lesster, un estudioso joven a quien ama desjuiciadamente, pero la muerte esta por regresarlo al surrealista mundo, ¡la gran maquina! ¿podra recoger en realidad su vida? ¿pero si en el orgasmico instante que escapa el aliento de vida, algo sale mal y aquella amadisima alma escapa con toda ligeresa? pudiera fallar, pero el astuto cientifico sabe preveer, pues aquella maquina puede no guardar almas, pero con seguridad logra arrebatarlas, -Que pase lo que el destino quiera, pues al final de la noche, estaremos juntos. -asi susurraba el cientifico mientras inundaba sus gafas en lagrimas.
Bendita cirugía
?Míre Abajo. ¿Qué observa?
?Unos cuantos colores
?A ver, ¿así?
?Veo manchas rojas.
?¿Y así?
?Grises
?¿Y ahora?
?Blanco, Abajo es blanco.
?¿Está mejor de esta forma?
?Sí. Así está mejor.
?¿Qué aprecia?
?Nada, no veo nada.
?Listo. Señor Jesús, la operación fue un éxito.
6600 d.C
El Juez, recuesta en la camilla a aquél hombre recién descongelado de mirada traslúcida ¿Delito?
Perder la memoria
ý que tenia en la memoria?
– Imágenes de grandes mares, bosques inmaculados, cientos de especies animales. Sonrisas de niños. No he podido reflejarlos en la pantalla de acero líquido.
Niños. (El juez mueve la cabeza y chasquea tristemente la lengua).Es una pena, usted era nuestra última esperanza medianamente viva.
Lo siento, debe haber sido tanto tabaco. Asqueroso vicio de aquella era.
Se le condena a la pena máxima. Baja lentamente el almometrio. No se mueva, de lo contrario. Corre el riesgo de seguir con vida.
Media hora después, de aquél hombre, solamente quedaba un poco de agua de neblina. Mientras el Juez, se fundía cabizbajo con la maquina.
La transfusión
La transfusión está a punto de iniciar. El doctor Clous observaba con preocupación que el alma metálica es más grande que el cuerpo. El paciente Robert esta recostado; con gran asombro observaba la masa metálica que se presenta frente a él, ocasionándole fuertes descargar de temor que trata de ocultar entre los lentes oscuros que lo protegen. El alma se entrevista por última vez ante el receptor Robert para comprobar su compatibilidad, después de algunos minutos el doctor Clous toma la delicada decisión y le comenta al paciente: Su cuerpo Sr. Robert no estaba preparado para recibir un alma metálica, porque en su estructura cerebral yacen pasiones malignas que dañarían el proceso evolutivo del espíritu.
Ante tal dictamen el Paciente Robert queda inmóvil, penetra en la reflexión y se interna en su pensamiento tratando de encontrar el yacimiento donde emergen las pasiones negativas.
El análisis y su resultado indicaron que los seres humanos son compatibles para vivir con un alma falsificada e incompatible para existir en armonía con el alma real, hasta que logren depurar sus debilidades.
Récit de Jeanne la croix : Je crois que c’était l’époque la plus difficile de ma vie :
L’opération de mon père , je restée des heures enfermée dans ma chambre et je pleurai et je pleurai.
Récit du père de Jeanne la croix :
J’étais en coma et je soufrais en pensent a ma fille , Jeanne j’avis le cœur lourd en pensent a elle. L’opération s’agissait d’un cancer dans le cerveau et ça me faisait très mal .A la fin de L’opération je n’étai plus en coma , sa me faisait du bien.
Je suis rentré á la maison et Jeanne m’ accueillit et faisait tout pour moi , deux semaines après je suis mort .
Récit de Jeanne :
Je compris que pour être avec lui je devais mourir aussi , alors je suis parti me faire faire l’opération.
L’opération finie j’étais vivante !
Je criai furieuse de ne pas mourir les docteurs pensaient que j’était folle ils me mirent dans un asile et s’est la que je vécu toute ma vie.
Fin.
Normalmente no acostumbro participar con dos. (De hecho no sè si sea vàlido. De cualquier modo, ilegal o no, va, con disculpa si es que agravia)
Clochar
El Dios despojaba, cual dentista una muela del juicio final, al vagabundo que tenìa un nombre tan portentoso en casi cualquier lengua obsequiada por Dios, de todo aquello que lo hacìa feliz. Y es que el clochar, que no tenìa nada y lo tenìa todo, habìa logrado sonreìr màs de lo que nos estaba permitido y màs de lo que sus mùsculos faciales hubiesen imaginado. Sentado en una plancha le quitò una a una sus carencias, cual conejos en un sombrero infinito de mago:
– ¿Y si te quito ese enjambre de perros que te persiguen escuàlidos a todas partes?
– Depende
– ¿de què?
– de què tan felices sean en la perrera a donde los lleves. Probablemente vivan mejor
– ¿Què hay de la indiferencia con la que tomas la soledad, tampoco te importa si me la llevo?
– No, porque esa indiferencia probablemente te lleve a ignorar si al fin me hiciste infeliz. Entonces de tu propòsito no habrà sentido.
-Pero la mùsica que escuchas en todas partes, y los pàjaros sin dueño y los trinos maullidos callejeros. La ciudad vacìa de ruido seguro te atormentarà
-Quizàs, pero tal vez entonces te sirvan de algo los oìdos y tendrè un poco menos què cargar
-¿Y tus ojos y el pensamiento y el maldito panfleto con el que contestas a todo esto?
-Seguirè feliz, porque no tendrè que preocuparme por responderte, ni por la retòrica de la respuesta, ni por la simpleza de tus preguntas
-¿Y si te arrebato el caminar, y las manos y la vida y esa estùpida manera de prescindir de todo sin inmutarse?
-Entonces habrè ganado, porque no tendrè nada què perder.
Quitàndose la bata, aquel homeless, sacudièndose las migajas de victoria se levantò, se tumbò el jersey agujerado y caminò con una libertad que sobrepasaba el nombre. Y, caminando, recordò que quizàs èl era el Dios o quizàs el otro, o tal vez los dos vagabundos o tal vez los dos perros escuàlidos de ningùn lugar.
Solaz iba a ejecutar la operación después de todo. Accesó a ese quirofano que quizás perteneciese a algún estado del tiempo entre el siglo XVII y el siglo XX. Dispuso todo tan bien como pudo: encontró dos lámparas capaces de emitir energia. Modificó la del techo en su forma y configurándola junto a la que estaba de pie, instaló un artefacto transportador sobre la cama de la habitación. Lo hizo enfocando los rayos de modo que no sólo condensaran la luz en un punto más pequeño sino que también concentraran la energia a una velocidad superior que la que es captada por el ojo humano. Tuvo que hipnotizar al paciente manualmente para después descargar el rayo sobre sus ojos. Cuando Solaz lo disparó, pensó que hubiera querido despedirse del hombre que yacía en la cama pero el escape debía efectuarse inmediatamente.
Le habló a ese cuerpo vacio. Le cerró los ojos como si lo pusiera a dormir; como si ese viaje que había iniciado fuera parecido a un sueño que de pronto pudiera acabar y despertar a Solaz de esa terrible vida de soledad en un mundo ajeno, en un tiempo incomprensible para él.
Responsable
-Tiene suerte amigo, hace mil años, esta intervención se hacía con bisturí y anestesia.
-Sí Doctor Shi, lo vi en el plasma del museo. ¿Dolía?
-Después de la anestesia sí, mi buen amigo.
-Qué bueno que ya no es así, no tolero el dolor físico. Además, es innecesario.
-Cierto Señor Vaa, con lo que sangra el espíritu basta. Quien lo iba a decir.
-De cualquier manera tengo miedo Doctor Shi, esto no es algo que me enorgullezca.
-De ninguna manera, pero yo siempre creí qué Dios se equivocaba, pero es tan soberbio que no entendió razones en aquella convención, se hubiera podido prescindir del sufrimiento de miles de hombres cómo usted, y si no es indiscreción señor Vaa, ¿cuantos?.
-Un mejor amigo que se escapó con la niebla llevándose todos mis secretos, a un sol que irradió unos segundos y después murió, un robot que ya es mayor y estudia las arcaicas economías del mundo antes de la era de flagelación, aquí entre nos, el es mi mayor orgullo, un enano verduliario que trabaja en la reserva de los hombres religiosos, una pequeña con alas de mosca azul y al final, esos gemelos humanoides con esos horribles y viejos vicios, no los maté, porque no tuve tiempo, tuve que criar a la colonia de cucarachas.
Vaya amigo, ya era hora de que viniera conmigo. Le explico brevemente, esta histerectomía es brevísima, cierre los ojos y en menos de cinco segundos, el útero saldrá completo de su frente y su cerebro se expandirá.
La maquina busca parejas
Por orden del gobierno generado de una elección fraudulenta en la República de Achchipico, a principios de siglo, los hombres tenían que hacerse un encefaloescanergrama, para que la maquina les eligiera una pareja de la base de datos a la cual eran integradas todas las mujeres de aquel lugar.
Los inventores de la maquina se ufanaban que era tan exacata que las parejas formadas por la misma, sólo se separaban por fallecimiento de uno de los miembros, con lo cual todos los gastos, gustos y disgustos del enamoramiento, eran vistos como algo innecesario y las buenas conciencias, decían que hasta inmoral.
Era el tuno del Sr. Carbó, quien se había resistido a esta prueba por más de 40 años, pero quien seguía, soñando con tener una pareja a su lado.
El asistente en turno le dijo, relájese, la maquina hará todo el trabajo.
El Sr. Carbó se puso los lentes, se recostó y no supo si aquel se refería a lo que iba a hacer el estudiescaner, o a lo que éste le depararía para sus siguientes años de vida…
Son las once. El silencio glacial del quirófano vacío penetra hasta mis huesos. Me pregunto qué fue lo que sucedió realmente. Qué pudo desencadenar la serie de acontecimientos que me condujeron a este estado tan patético. Alguien se acerca. Es un hombre. Tal vez sea uno de ellos. Sus pasos resuenan cada vez más cercanos. Ojalá no me descubra. De lo contrario seré hombre muerto.
Ay, hola… a mi me gusta «paranoia». saludos a todos.
Enciendela¡ – dijo, sudando de nervios y ansias por mirar a traves del universo cerebral.
una pequeña chispa iluminó su cara y comenzó la danza de los extraños colores alucinantes de estraños encantos y fieras texturas.
no podia cerrar ni mover los ojos pero su piel sentia la tempereratyura de los colores y los grabo en su crebro confundido. estuvo saí mucho tiempo, cuando su ayudante decidió apagar el aparato siguió sin moverse. aun respiraba pero estaba inmovil.
todo aquel conocimiento no podra ser dibulgado, por nadie, y ni siquiera sabran que existe ese mundo. porque nuunca despertara de su sopor, emnmartañado de hilos translucidos pertenecientes a aquel mundo, el mundo de Zothul.
La cirugía resultó un éxito. Después de la operación pude descubrir lo que significaba «el sentido de la vista». El verme por primera vez en un espejo fue bueno… el notar que el cirujano era idéntico a mi reflejo solo fue el inicio de la pesadilla…
Perdón, el título es: «Re-visión»
Adulterio y fetiche
“Acuéstate a mi lado”, dijo la lámpara, “quédate tranquilo y duerme bajo mi influjo”. Obedeció, hechizado por la luz de la espigada incitadora. Así que cuando se acercó el legítimo compañero de aquella, para vengar su honor, el amante estaba como entre sueños y ya no fue capaz de distinguir entre el resplandor del éxtasis y el de la muerte.
EXPERIMENTACIÓN
-¿Listo?- Preguntó el hombre de ciencia.- Al oprimir este botón desaparecerá la realidad. Todo será un vacío, un espacio; la nada.
-Sí.
Oprimió el botón y… ¡horror! Ahí seguían, ahí siguen. Sin poder moverse. Fijos en la arquitectura del espacio, del tiempo. Con el hombre de ciencia repitiéndose una y otra vez: -A la próxima pondré la pausa lejos del stop, lo juro. ¡Maldita máquina! ¡Estúpida!
LLANTO INCONTENIBLE
«Nunca llores por una mujer, no valen la pena», eso fue lo que siempre me decía mi padre e intenté ser fiel a su mandato, pero no pude. Hallábame hace semanas llorando como un chiquillo en los momentos más inoportunos del día. El aroma de unas rosas -sus preferidas- que le acercaba un irrevocable pretendiente a una de las secretarias; una canción -nuestra canción- sonando en el autobús; una larga cabellera negra y rizada, todo se conjuraba para abrirme un grifo en los ojos. «Tengo una basurita», me excusaba; «es una alergia», ensayaba; pero los que me conocían sabían que eran mares vertidos por ella.
Por ella, sí, que ahora vagaba prisionera de otro abrazo, olvidada de lo que fuimos, de lo que nos juramos, de su amor inquebrantable… Por eso había decidido hacerme extirpar los lagrimales. El doctor me aseguró que la operación sería sencilla gracias a su técnica y que no volvería nunca jamás a llorar ni por ella ni por nadie. Pero mintió, tal vez, por ignorancia; cómo iba a saber él que mi corazón podría inaugurarle ojos a mi sombra…
Intervención
No es tan fácil quitarse las pestañas. Todas las pestañas, quiero decir.
Sucede que, si uno se las arranca una por una, pasan cosas terribles. Puede que un tumor maligno aparezca en el ojo; que los terroristas vuelen la embajada extranjera; que las novias lo corten a uno diciendo no sé que cosas. Incluso puede que aparezcan todas nuevamente a la mañana siguiente. Las pestañas, quiero decir.
Entonces hay que ir con el cirujano para que le hagan a uno la intervención. La clave está en destruirlas todas a la vez, le dice el cirujano a uno, así ya no acaecerán cosas terribles. Acaecerán, le dice muy culto. Luego le enseña a uno la Máquina Impresionante. ¡Uy, caramba!
Termina la intervención y el cirujano le pasa a uno el espejo, para que también uno vea lo bien que le han quemado las pestañas. Muy bien, uno tiene que reconocer. Aplique el tóxico sobre la zona circunscrita, le dice el cirujano, así evitará la regeneración. Y luego sale uno muy feliz de la clínica, con el bote de tóxico y sin pestañas.
Al poco rato llegan los Vientos del Norte. Uno ya puede entonces sentarse en el porche con toda tranquilidad y con los ojos bien abiertos para tomar el polvo.
– Cierre los ojos, por favor. Ya vamos a empezar.
– No quiero. Ya le dije que no cerraré los ojos. Hasta trataré de no pestañear.
– ¿Por qué?
– Porque no.
– Es una orden.
– Me mantendré con los ojos abiertos.
Pero qué se creerá este miope, ¿que no me doy cuenta que esta cosa disfrazada de luz me matará si cierro los ojos por un instante?. Como si no supiera yo que sólo espera que su víctima la pierda de vista por un instante para dar su golpe fatal. Hace tiempo que nos invadieron , metidos en consultorios, quirófanos, faros, radares… Somos pocos los que lo sabemos, pero yo estaré alerta, yo sé, yo puedo defenderme, a mí no me tragará, ay, me arden los ojos, no puedo más, no veo, no, ¡no,no, nooooo…!
– Bueno, por fin ha entrado usted en razón. Señor, ¡señor! ¿Señor? ¿Pero adónde se ha metido? ¡¡¡Señor…!!!
CON BREVES MODIFICACIONES, nimiedades quizas impalpables.
LO IRREVERSIBLE
Hay un hombre ciego recostado en el sillón de mi consultorio. Hay un hombre ciego recostado en el sillón y lleva puesto unos goggles grises para ocultar los ojos muertos. ¿Cómo llegó aquí? ¿Quién es?
Me duelen las manos, están entumidas. La cara me resulta ajena, me da miedo tocarla… ¡¿Qué llevo puesto en los ojos?! ¡¿A qué vienen estas gafas?!
¿De dónde proviene esa luz tenue que alumbra el rostro del hombre? Espera, espera, puedo ver… Sé quién es, lo reconozco: ¡Soy yo! ¡Dios mío, soy yo! Pero, ¡¿qué haces?! ¡¿Qué haces, Fernando?! ¡Levántate! ¡¿Qué haces postrado en ese sillón?! ¡¿Me escuchas?! ¡Tienes qué hacerlo! ¡Fernando, soy yo, es decir tú! ¡No dejes que apaguen la luz! (…………………….) ¡No, no! ¡Por favor! ¡No me dejes!
¿Dónde estoy? No puedo mover los brazos ni los pies, caigo a través de un túnel a gran velocidad.
Adiós.
Después de devorar cadáveres por los siglos de los siglos, Dios se compadeció de los gusanos. Dotó a sus ángeles con batas blancas y lentes protectores para que le extrajeran las penurias a todos los muertos. Esto, para que sus fieles trabajadores no volvieran a indigestarse jamás de tristeza.
JUICIO FINAL
Dios se moderniza. Despoja a sus arcángeles de las anticuadas trompetas y los dota de batas blancas y lentes protectores. Después crea un aparato a través del cual cada enjuiciado verá las atrocidades que, en secreto y mientras vivían, cometieron contra ellos sus seres queridos. Así, a mayor dolor, menor será la condena eterna. Acostado sobre la camilla, aguarda Adán para inaugurar el artefacto.
No sé que le pasó a mis guiones largos pues se cambiarón por signos de interrogación al momento de subirlo. Espero que se entienda.
GIGANTE
El molino de viento que yace en la camilla está moribundo. Alumbra su confusión una luz amarillenta. Desde que Alonso Quijano le disparó una lanza, cayó herido en los campos de Criptana. Al derrumbarse no hubo estruendo alguno producido por su corpulenta estructura de piedra, sólo unos pies, unas manos, una espalda rebotando suavemente en la tierra. Eso fue antes de que lo sedaran y despertara convertido en un hombre…
En tus manos encomiendo mis entrañas
Mientras mi cuerpo sin vida siga siendo irónica muestra de perfección.
Aunque por las venas de este cuerpo ya no exista el caudal torrente y el
Liquido espeso que en éstas se encuentra no oxigene más las frías carnes
De mi cuerpo inerte.
Acaso al explorar mis entrañas descubras el porque mi cuerpo yace inerte
Bajo la luz de esta lámpara que me deslumbra sin poder siquiera parpadear
Sin poder protestar por la fría daga que me penetra y rompe las partes que
Alguna vez sintieron dolor.
SesentayTres
– No te muevas – dijo Talita-. Parecería que en vez de una compresa fria te estuviera hechando vitrolio.
– Tiene como una especie de electricidad – dijo Oliveira.
– No digas pavadas.
– Veo toda clase de fosforecencias, parece una de Norman McLaren.
– Levanta un momento la cabeza, la almohada es demasiado baja, te la voy a cambiar.
Mejor seria que dejaras tranquila la almohada y me cambiaras la cabeza – dijo Oliveira-. La cirugía esta en pañales, hay que admitirlo.
Desalmado
-¿Está seguro de lo que hace?
-No sé preocupe, he hecho la almatomia muchas veces anteriormente, después de hoy no volvera a tener ningun sentimiento hacia nadie.
-Esta bien, estoy cansado de enamorarme de la mujer equivocada a cada instante
-Listo, aguarde la respiración un momento, 1, 2 , 3… ¿cómo se siente?
– ¿eh?
-¡ Carajo !, creo que le extirte tambien la razón
UNA ILUSIÓN
Ahí lo veía, en ese punto. ¿Lo ves? Sí. Eres tú, eras tú. Te observas. Esa ciudad, ese tiempo. Y los hombres de negro andando como nubes, dispersándose en lo alto. Ahí, acá. Historias. Y el viento golpeando el rostro de los niños. Una bolsa chocando contra una ventana. ¿Me escuchas? Aquí estoy. Podrías ser el tiempo. El sol. La gotera de aquel departamento. La tarde que avanza rápido, y te sumerge. Las esferas que giran. Tu padre está a un lado. Lo veo. Flotas, giras, escuchas tu voz. Eres pasado. Lo soy. Y aquel paseo. Esa noche. Ese beso. Aquel renacuajo del estanque. Avanza rápido. Sigue mi sombra. Casi estás aquí. Tu madre cae sobre la tierra. Estará bien. Todo es siempre. Esas palabras. Las noches. Sus abrazos. Tranquilo falta poco. Esos colores. Esas ondas en el agua. Las aves. Ya estás aquí. Eres libre. Abre los ojos. Date cuenta. La vida fue tan sólo una ilusión; no has muerto.
Apreciable Alberto:
Pido disculpas por insertar esta mi denuncia que data del 2006 y será eterna. No pude ya insertarla en el tema tan atinado del Plagio donde bien se argumenta la infamia que representa a que alguien se lleve lo que su mente ha producido.
Finalmente, como es a propósito de la creación de un cuento, también me atrevo a difundirla aquí para conocimiento suyo y de sus lectores a quienes también pido disculpas por esta intromisión… y gracias por dejarla.
——
El escritor portugués y premio Nobel de Literatura José Saramago viola los derechos de autor tras de que la novela Las intermitencias de la muerte es una derivación sin el debido consentimiento de mi cuento ¡Últimas noticias! dentro del compendio La segunda muerte y otros cuentos de fúnebre y amorosa hechura registrado en 1986 ante el hoy INDAUTOR.
El cuento fue entregado en 1997 a Laura Lara de Editorial Santillana (representante de Alfaguara en México) cuando Sealtiel Alatriste era su director y quien a la postre cuando fue cónsul de México en Barcelona estuvo físicamente muy cerca del portugués radicado en España e íntimamente ligado a él en sucesivas presentaciones literarias. De lo anterior es de suponer que Alatriste (hoy Coordinador de Difusión Cultural de la UNAM) acercó mi cuento al Premio Nobel, o materialmente le desarrolló la trama como ayudante (fantasma o negro).
Algunas de las varias ideas y hasta palabras de mi cuento recogidas por el afamado escritor son: “no murió nadie ayer”; “en unos de día, en otros de noche”; “nuestros reporteros relizan…una acuciosa investigación en todos los velatorios y hospitales”; “atribuyen la existencia del fenómeno a una variación de la órbita de la Tierra”; “El júbilo era casi general”; “otros intentaron ejercer diferentes actividades, lo mismo que los empleados, gerentes y dueños de velatorios y panteones”; “…sin faltar aquellos encabezados ingeniosos…sumamente llamativos”; “la vuelta a la normalidad y, más que eso, a la naturalidad”; “un trabajador, tras caer desde un piso doce, no se levantó de la acera”.
José Saramago podrá escudarse en argucias como el cliché, la inter e hipertextualidad, aducir mera inspiración, coincidencia o influencia y sostener que las ideas son universales y esas no se protegen, no obstante el hecho es que la creación es un acto único e individual y basarse en la de otro finalmente constituye un hurto. La novela de Saramago es una obra derivada pero que no puede ser explotada sin la autorización del titular del derecho de la obra primigenia, de acuerdo con el Artículo 78 de la Ley Federal del Derecho de Autor.
No por sorpresivo el hecho deja de tener veracidad. Mi intención no es el escándalo, el protagonismo, la fama o el dinero. Simplemente elemental justicia.
Ver http://saramagoplagiario.blogspot.com y http://nocuadernosaramago.wordpress.com
Cuidad de México, 1 de septiembre de 1978, recuerdo que me presente esa fecha exacta al llamado de una conovocatoria que eharon al aire via radio, era un sencillo pero importante mensaje; » las personas que deseen someterse a una prueba de operacíón cuyo problema sean cataratas, hagan el favor de presentarse en el hospital de la raza, del seguro social.
Llegue a dicha cita pensando que no iba a asistir mucha gente, cual fue mi sorpresa, habia una cantidad enorme de personas ahi ya esperando y otros más llenando la forma tipo contrato de la que especificaba que NO GARANTIZABAN una exitosa operación, ya que se habian hecho pruebas en laboratorio que aunque ahi todo resulto favorable no precisaba que fuera seguro, pues cada persona era distinta.
Después de varias horas en espera y después de haber llenado el formato por fin se escucho mi nombre CORTOMETRAJIN!, número de folio 323, pase al cuarto 23 de rayos equis.
Le hice tres toquitos a la puerta en donde habia un letrero de NO PASE HASTA QUE SE LE ORDENE, y otro que su leyenda decia PELIGRO!, mis nervios no se dejaron de notar, mi saliba no la podia pasar, las manos empezaron a sudar y pegue un brinco! al momento que alguien abrio la puerta… … pase, adelante, desnudese y pongase esta bata, -las ordenes la acate-, ya Doctor, el me contesto no soy Doctor soy Radiólogo y me entrenaron para este nuevo aparato, asi que pongase como aqui en esta camilla relajese, tenga, – me dio unos lentes muy peculiares- me acoste y de repente se me fue totalmente la luz, se me hizo un eternidad el estar ahi y más en un silencio absoluto, no se cuanto tiempo paso pero senti unas manos sobre mi brazos y escuche un simple comentario de un personaje diferente al Radiólogo que no lo habia visto cuando yo habia llegado a los rayos X», con el no fue compatible la operación, lo sentimos mucho… …fin!
La primera operación
Me extirpó dos estrellas y un cometa, el alma no me la absorbió, pero se quedó con su iridisencia y la guardo en la bolsa de la bata. Las partículas flotaban y sentí de inmediato dos grandes agujeros negros. No pariré nunca un sol, nisiquiera una pequeña luna.
Eva sonrió maliciosamente, detras de esos lentes ridículos, estaban sus ojos, sé que era ella, porqué su perfume de manzana verde, flotaba en todo ese quirofano nebuloso.
SOLO UN SUEÑO
Se vio así mismo: por un lado de pie, maniobrando aquel viejo armatoste, por el otro acostado, esperando el rayo letal que borraría sus recuerdos… Se despertó en medio de la noche bañado en sudor, se lamentó que solo fuera un sueño; sintió el cuerpo de su esposa junto a él, tieso y frío, con las marcas de sus dedos en el cuello.
SOLO UN SUEÑO
Se ve así mismo: por un lado de pie, maniobrando aquel viejo armatoste, por el otro acostado, esperando el rayo letal que borrará sus recuerdos… Se despierta en medio de la noche bañado en sudor, se lamenta que solo fue un sueño; siente el cuerpo de su esposa junto a él, tieso y frío, con las marcas de sus dedos en el cuello.
Espero que no sea tarde para participar les dejo este cuento loco, que salio de un debraye, jaja.
EL JARDIN DE LAS DELICIAS.
por m A m E
A Geranio Dalia se le aceitó el pistilo de titanio tan solo de ver su plato servido, un exquisito bípedo, rosado, bañado en jalea, con su corazón aun latiendo. Geranio encorvó su frio tallo y recogió sus pétalos metálicos, para olfatear su cena, mientras Pepe su fiel mascota, sentado en su vientre, se sujetaba de su cuello para observar entusiasmado a su amo degustar su exquisito platillo.
-Se lo que piensas Pepe -dijo la robótica planta- que eres afortunado por no ser de la clase de bípedos que me gusta comer. Y tienes razón no apreciaría con mis estambres y filamentos, tus gruesas carnes. Yo las prefiero delgadas, para así tener libre acceso a los jugos que guardan los cuerpos, jaleas reales que ni las más perfeccionistas ciberabejas siderales han soñado nunca.
Dicho lo último, Geranio estiró una de sus hojas de metaluminio y descubrió la gasa que cubría el cuello de su bípedo, abrió su pistilo y estiró sus estambres, se preparaba para engullirlo atreves de su estigma, pero algo llamó su atención.
-¿Pero qué es esto, Pepe? ¡Que desagradable!
Pepe se alteró refunfuñando
-Mesera, mesera -llamó Geranio Dalia
-Llamo el caballero –se acercó rápidamente una rosa electrónica.
-Hay un Chip en mi humano
-Ohh, ahora mismo se lo cambio, disculpe cualquier inconveniente –dijo la rosa, mientras levantaba el platillo apurada.
Al llegar a la cocina, la rosa electrónica gritó al cocinero –Loto, Loto, que te he dicho, ya no traigas humanos de Norteamérica, cada vez es mas difícil sacarle todos los microchips, este es el tercero que nos regresan en la semana -y esto último lo dijo azotando el plato.
Me gustó mucho.
¿Se puede volar arriba de una ciberabeja sideral?
Ja Ja Ja
Felicidades
Oax.
Fe de erratas, le hice unas correcciones ortográficas de última hora espero que no les haya molestado.
EL JARDIN DE LAS DELICIAS.
por m A m E
A Geranio Dalia se le aceitó el pistilo de titanio tan solo de ver su plato servido, un exquisito bípedo, rosado, bañado en jalea, con su corazón aun latiendo. Geranio encorvó su frio tallo y recogió sus pétalos metálicos, para olfatear su cena, mientras Pepe su fiel mascota, sentado en su vientre, se sujetaba de su cuello para observar entusiasmado a su amo degustar su exquisito platillo.
-Se lo que piensas Pepe -dijo la robótica planta- que eres afortunado por no ser de la clase de bípedos que me gusta comer. Y tienes razón no apreciaría con mis estambres y filamentos, tus gruesas carnes. Yo las prefiero delgadas, para así tener libre acceso a los jugos que guardan los cuerpos, jaleas reales que ni las más perfeccionistas ciberabejas siderales han soñado nunca.
Dicho lo último, Geranio estiró una de sus hojas de metaluminio y descubrió la gasa que cubría el cuello de su bípedo, abrió su pistilo y estiró sus estambres, se preparaba para engullirlo a través de su estigma, pero algo llamó su atención.
-¿Pero qué es esto, Pepe? ¡Que desagradable!
Pepe se alteró refunfuñando
-Mesera, mesera -llamó Geranio Dalia
-Llamó el caballero –se acercó rápidamente una rosa electrónica.
-Hay un Chip en mi humano
-Ohh, ahora mismo se lo cambio, disculpe cualquier inconveniente –dijo la rosa, mientras levantaba el platillo apurada.
Al llegar a la cocina, la rosa electrónica gritó al cocinero –Loto, Loto, que te he dicho, ya no traigas humanos de Norteamérica, cada vez es mas difícil sacarle todos los microchips, este es el tercero que nos regresan en la semana -y esto último lo dijo azotando el plato.
Hey el cuento de Mame me gustó mucho, sobre todo porque inventa un mundo con la imagen, es decir, hace una historia que no es tan obvia. Y si, ciertamente la lampara parece una flor! qué chido, si que me gustó.
Alex
Amor extraño del Dr. Strangelove
-Abra la boca y diga A
-¿Ah?
-Abra las piernas y diga A
-¡Ay!
Conversación con el Dr Frank Einstein
Entra al laboratorio del Dr Frank Einstein un reportero. El Dr.
lo invita a sentarse y acerca una lámpara extraña
[Dr Frank Einstein (solícito)]:
Buenas tardes soy el Dr Frank Einstein
[reportero (mirando receloso su alrededor)]:
Buenas las tenga y mejor las pase yo soy un reportero
y vengo a hacerle una entrevista ¿esto es un consultorio
o un laboratorio?
[Dr Frank Einstein (sonriendo)]:
Eso es relativo
[reportero (intrigado)]:
¿¿¿¿¿¿??????
[Dr Frank Einstein (misterioso)]:
Depende del OBSERVADOR
[reportero (más intrigado aún)]:
¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿??????????!!!!!!!!!
[Dr Frank Einstein (orgulloso)]:
Para USTED que viene a CONSULTA es un consultorio, para
MÍ que LABORO aquí es un LABORATORIO
[reportero (decepcionado)]:
…
[Dr Frank Einstein (autoritario)]:
Póngase de inmediato: los lentes, la bata,
[reportero (intrigado)]:
¿Y el babero?
[Dr Frank Einstein (enfático)]:
Para las babas…
[reportero (haciendose el chistosito)]:
¿Con la figura de Topo Gigio?
[Dr Frank Einstein (enfadado)]:
¡Ay! ¡No mami blue!
[reportero (visiblemente preocupado)]:
¿No va a usar anestesia doctor?
[Dr Frank Einstein (cachondón)]:
¿a Anastasia? No la conozco
¿está buena? ¿me la presenta?
[reportero (más preocupado)]:
¡No manche Dr.! Está bien que es usted físico y
no químico pero la ANESTESIA es para que no me duela
la extracción dental, algo así como el éter por ejemplo
[Dr Frank Einstein (intrigado y misterioso)]:
¿cuál extracción dental? además…el éter NO existe…
[reportero (intrigado)]:
¿cómo que no?
[Dr Frank Einstein (orgulloso)]:
YO lo demostré por medio de un ingenioso experimento con
espejos donde…
[reportero (ya entendiendo)]:
¿con espejos? ¡no sea especulero!
No me refería a ESE éter…¡Ajá ya lo descubrí!
[Dr Frank Einstein (intrigado y volteando a todos lados)]:
¿Al éter? ¿dónde?
[reportero (apuntando con el índice al dr.)]:
No… ¡a usted! Es el doctor ALBERT EINSTEIN, FÍSICO ALEMÁN
[Dr Frank Einstein (negando con el índice al reportero)]:
¡Nooooooooooooooo! Yo soy el Dr. Frank Einstein,
el papá de la creatura, pregúntele a Mary Shelley
[reportero (dudando)]:
¡Ay sí!…¿muy chingón o qué?
[Dr Frank Einstein (presumiendo)]:
Pues más o menos buey… Con esta lámpara voy a demostrar
el efecto fotoeléctrico y me darán por ello el premio Nóbel de física.
[reportero (intrigado y tomando nota)]:
¿Qué es el efecto fotoeléctrico doctor?
[Dr Frank Einstein (bajando de nivel intelectual al del reportero y
muy preocupado por el altísimo riesgo de perder muchas de sus
valiosísimas neuronas)]:
Pa que me entienda, pendejete, cuando la luz choca con un objeto
y la energía llega a un cierto límite el exceso de ese límite se
desprende siguiendo mi fórmula en paquetes discretos denominados
«quantos»
[reportero (inquisitivo)]:
¿quantos?
[Dr Frank Einstein (chistosito lo cual es ya su costumbre)]:
¿cuantos? No sé…. no los he CONTADO…es relativo
[reportero (ya molesto, lanzando al aire su moleskine)]:
¡para usted TODO es RELATIVO!
[Dr Frank Einstein (sonriendo, superior, atrapando en el aire la moleskine)]:
lo que acaba de decir también es relativo pero según mi teoría
de la relatividad la energía liberada por un cuerpo es igual a
su masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz
y también postula que a velocidades mayores a la de la luz la
masa se dilata y el tiempo se contrae…
[reportero (corriendo en círculos ¡a la velocidad de la luz!)]:
¡¡¡¡¡¡A veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerrr!!!!!
[reportero (jadeando, sudando y VISIBLEMENTE cansado)]:
No… es … cierto ¿Qué hay de la mecánica cuántica?
[Dr Frank Einstein (derrochando erudición)]:
Richard Feynman dijo que «quien cree comprender la
mecánica cuántica no la comprende en absoluto»
[reportero (desesperado. incorporándose)]:
¡¡¡Ahora sí que no entendí NI MADRES!!!
[Dr Frank Einstein (riendo)]:
Ni yo tampoco, pero ¿a poco no suena bien chido?
[reportero (angustiado y gritando)]:
¡Quiero salir!
[Dr Frank Einstein (sonriendo, sarcástico)]:
¿del clóset?
[reportero (gritando de nuevo)]:
¡Noooo! ¡de este … manicomio!
[Dr Frank Einstein (otra vez de erudito)]:
Imposible… «Dios no juega a los dados»
[reportero (intrigado)]:
¡Ah chingá! ¿Y eso que tiene que ver?
[Dr Frank Einstein (afirmando)]:
Nada pero también lo dijo ALBERT EINSTEIN
[reportero (molesto de nuevo)]:
Ya lo decía yo …
[Dr Frank Einstein (curioso)]:
¿usted también lo decía? No me diga… de seguro no fue el PRIMERO
que lo dijo…fue Albert Einstein quien lo dijo cuando se le preguntó
acerca del papel de la mecánica cuántica en los fenómenos físicos…
[reportero (concluyendo, inteligentemente)]:
Noooooooo… Ya decía yo que usted era ALBERT EINSTEIN
[Dr Frank Einstein (aclarando, preocupado)]:
Usted me confunde…
[reportero (afirmando, categórico)]:
Usted YA estaba confundido cuando yo llegué…
[Dr Frank Einstein (bajando la voz)]:
OK, OK me descubrió, es usted muy chingón, soy ALBERT
EINSTEIN pero por favor… no le diga a nadie…
[reportero (confundido o bien tratando de desesperar al dr… ya no sabemos)]:
¿que no diga qué?
[Dr Frank Einstein (aclarando)]:
Aquello que NO sabe… usted sabe…
[reportero (todavía confundido pero tratando de sacar ventaja)]:
OK… pero con una condición
[Dr Frank Einstein (curioso)]:
¿cuál?
[reportero (otra vez molesto)]:
¡¡¡¡¡¡QUE-ME-DIGA-CÓMO-CHINGAOS-SALIR-DE-A-Q-U-Í!!!!!!!!!!!!!!!
[Dr Frank Einstein (cavilando, erudito)]:
Dios no juega a los dados…
[reportero (ya encabronado)]:
¿Otra vez la pinche burra al trigo?
[Dr Frank Einstein (también encabronado pa no quedarse atrás]:
¡Déjeme acabar chingao!¡que se me va la hebra!
[Dr Frank Einstein ( ya con la hebra atrapada)]:
Como dijo Fray Luis de León: decibamus esterna die o sea Decíamos ayer:
Dios no juega a los dados … pero los loqueros sí juegan
a las cartas los viernes a las ocho de la noche y se DISTRAEN
(if-you-know-what-I-m-e-a-n…)
[reportero (con la mente en otra parte)]:
¿Y?
[Dr Frank Einstein (indulgente, explicando)]:
Podrá salir si, aprovechando ese descuido se introduce en
un «gusano de Einstein»
[reportero (todavía apendejado y por lo tanto coloquial)]:
¿que ech echo del gusano de Einstein?
[Dr Frank Einstein (explicando)]:
Un agujero negro, que le permitiría viajar en el tiempo y…
[reportero (sospechando algo)]:
¡Ah no! inche dotorcito pa mi que ahora usté es el que
quiere salir del fondo de su-maldito-clóset…
[Dr Frank Einstein (coqueto, amanerado y picarón]:
¡Ay noooo por Dios! solamente le estaba diciendo como
puede escapar mientras los loqueros juegan distraídos
[reportero (también muy coquetón y guñando un ojo)]:
¿Entonces? ¿el viernes por la noche?
[Dr Frank Einstein (entusiasmadísimo in crescendo)]:
¡Juega!
[reportero (aclarando el punto)]:
¡Ni madres!…que jueguen los loqueros mientras ud y yo
NOS DAMOS UNA ESCAPADITA
[Dr Frank Einstein (haciendo un juego de palabras)]:
De a CUERDO, ¡loooca!
[Dr Frank Einstein (acompañando al reportero a la puerta y gritando hacia afuera]:
¡El que sigue!
Ostindustrie GmbH
De niño le temía a los monstruos, mi hermano gemelo se burlaba de mí por ello.
Por las mañanas llegaba el doctor y nos reunía a todos los gemelos ahí
para darnos a cada uno juguetes y dulces. Era muy considerado.
No sabíamos su nombre pero el nos pedía que le llamáramos el Tío Bueno.
El Tío Bueno era un hombre importante. Además de ser médico trabajaba
para el ejército alemán, vestía impecablemente, era muy disciplinado y
colaboraba con el Instituto Antropológico de Berlín.
Cuidaba mucho a sus pacientes y sobre todo a nosotros, los gemelos.
A algunos les aplicaba luces extrañas e inyecciones todo el tiempo.
A mí no me lo hacía, a mi hermano gemelo sí.
Aunque serio, no era una persona exenta de sentido del humor pues
muchas veces lo vi riendo mientras inyectaba a mi hermanito.
Un día mi hermano murió. Yo lloré mucho…
El Tío Bueno vino inmediatamente a consolarme. Me dijo que haría todo
lo posible porque estuviera yo pronto al lado de mi hermanito.
No pudo cumplirlo. Se ausentó de repente. Cuando pregunté por él a los
otros doctores me dijeron que estaba dictando unas conferencias en el
extranjero. Así de importante era.
Poco después llegaron los soldados y nos liberaron.
Ahora sé la verdad…
Ya no temo más a los monstruos. Los vampiros y los hombres lobo con
que tanto me asustaba mi hermano sé que no existen.
El verdadero monstruo lo tuve siempre más cerca de lo que pude
imaginar. Tenía forma humana, pero solamente la forma. También
tenía nombre y apellido: Joseph Menguele
Durante la segunda guerra mundial Joseph Menguele trabajó en Auschwitz para
la Ostindustrie GmbH una compañía de la SS RuSHA (Rass- und Siedlungshauptamt,
Oficina Central para la Raza y Repoblación) nazi. Su trabajo consistía en
hacer experimentos con seres humanos sobre todo con gemelos idénticos.
Si moría uno de los gemelos procedía a ejecutar al otro sin piedad para
realizar una «anatomía comparada», Los resultados de las pruebas así como
los cadáveres eran enviados al Instituto Antropológico de Berlín. Era obse
sivamente disciplinado. Todos los días contaba a los gemelos para saber con
cuántos disponía para sus experimentos. Les daba dulces y juguetes y les pedía
que le llamaran «Tío Bueno». Al terminar la guerra huyó de Alemania, probablemente
a Sudamérica donde falleció sin ser juzgado jamás por los crímenes de lesa
humanidad que cometió»
Efecto colateral
Asistí en cuanto lei el anuncio:
«Clínica del Dr. Jair Ocampo S. Odontólogo. Limpieza bucal por medio de rayos
ultravioleta»
Quizás me confundí con otro doctor más famoso con un nombre muy parecido.
El caso es que en cuanto me aplicó su extraña lámpara, aparte de un momento
literal de iluminación sentí lo que creí era una experiencia extracorporal pues
podía ver mi cuerpo exánime en el sillón pero al que no lograba ver era
al doctor. Me hice para atrás y di un respingo pues casi me quemaba el culo
con el filamento incandescente de tungsteno, al rojo vivo.
¿Luz ultravioleta? ¡Maldito charlatán! se trataba de un pinche foco común
y corriente y ahora yo o mi alma o una parte de mí se encontraba atrapado
dentro de ese foco.
Entonces comprendí lo que ocurrió: por algún efecto colateral extraño la
luz de la lámpara de este chiflado transfiere la parte viva de un ser humano
al foco de la misma y deja el cuerpo muerto sobre el sillón.
Pude ver cómo se llevaba mi cuerpo, ya sin vida, arrastrándolo fuera de la
habitación.
¿A donde se lo llevó?
¿Sabrá el idiota lo que ocurre dentro del foco?
Le ha sucedido lo mismo a uno de cada diez pacientes desde que me
ocurrió a mi.
¡Por favor hagan algo! Ya no cabemos dentro de este foco los más
insoportables son el vendedor de seguros y la gorda ninfómana
¡Auxilio! ¡Quiero Salir!
La lámpara palind romántica
Sevilla:
Luz azul, ¡Hala!
(Amigo, no gima)
Se van aves a Neuquén el visible
el visible Neuquén ¡ah!
Se van aves a la luz azul
Luz azul… ¡Alas!
Se van aves…
¡Aire!, ¡Feria!
Se van aves a la luz azul
Luz Azul…¡Alas!
Se van aves a Neuquén el visible
el visible Neuquén ¡Ah! Se van aves
Amigo… no gima a la luz azul
Allí ¿Ves?
La lámpara eléctrica de atípicos fenómenos esdrújulos
Cástulo fue a una consulta con el oculista, quien para curarle su extraño
mal le aplicó la luz de una lámpara recién adquirida sin saber los
efectos que podría tener en el habla del pobre paciente.
Al salir del consultorio el pobre individuo tuvo las siguientes
ideas:
La palabra «aguda» NO ES AGUDA;
la palabra «grave» ES GRAVE pero NO SE ACENTÚA
pero la palabra «esdrújula» es esdrújula y se acentúa de manera
correcta.
De esas hipótesis concluyó que las mejores palabras eran las esdrújulas
el pobre no lo sabía pero en su cabecita mejor dicho en su mesencéfalo
comenzó a formarse de súbito un ámbito poético, onírico, bucólico…y ¡esdrújulo!
Todo le parecía mágico,
le gustaba la música
Todo el día tarareaba:
Ya vamos llegando a Pénjamo…
Ya se miran ahí sus cúpulas…
Empezó por llamar oftalmólogo al oculista,
ámbito al ambiente; sótano al desván, tálamo a la cama, báculo al bastón
y…
etcétera a todo lo demás.
En resumen comenzó a presentar: síntomas esdrújulos
Este malestar tenía algunas ventajas. Un día mientras asistía a un partido
de fútbol en lugar de gritarle al juez la habitual ofensa:
¡pinche baboso, loco comemierda!
lanzóle al árbitro los siguientes epítetos:
¡misérrimo gasterópodo, psicópata coprófago!
Lo que significaba lo mismo pero no sonaba tan mal…
Cada vez estaba peor el pobre Cástulo y así, prefería llamarle:
período al periodo;
dínamo al dinamo;
pécari al pecarí…
y para pedir una tacita de café
pedía un estímulo cafeínico (de manera tácita)
Cuando su mal se acentuó
llegó al punto de llamarle:
méndigos a los menesterosos
y en un arranque de malestar
¡púlpitos a los pulpos pequeños!…
Su mal parecía ya no tener cura cuando comenzó a llamarle:
íconos a los iconos (¡Horror! él tan ortográficamente correcto)
Fue entonces que debido a lo GRAVE de su mal y a las crisis tan AGUDAS que experimentaba
su pobre cerebro, fue perdiendo poco a poco los acentos hasta que un día ya con un habla
sin acentuación alguna, se acercó a darle el pésame a una viuda durante un sepelio y
a grito pelado en lugar de decirle: LO SIENTO PoR USTED ES UNA GRAN PÉRDIDA, le espetó:
LO SIENTO POR USTED ES UNA GRAN PERDIDA.
Del bofetón que le dió la ofendida viuda, los acentos se le fueron hasta la antepenúl
tima sílaba de sus palabras por lo que atolondrado y bajo un notorio efecto de
sobreesdrujulación, solamente alcanzó a musitar DÉBILMENTE: «Últimamente…«
Ostindustrie GmbH
De niño le temía a los monstruos, mi hermano gemelo se burlaba de mí por ello.
Por las mañanas llegaba el doctor y nos reunía a todos los gemelos ahí
para darnos a cada uno juguetes y dulces. Era muy considerado.
No sabíamos su nombre pero el nos pedía que le llamáramos el Tío Bueno.
El Tío Bueno era un hombre importante. Además de ser médico trabajaba
para el ejército alemán, vestía impecablemente, era muy disciplinado y
colaboraba con el Instituto Antropológico de Berlín.
Cuidaba mucho a sus pacientes y sobre todo a nosotros, los gemelos.
A algunos les aplicaba luces extrañas e inyecciones todo el tiempo.
A mí no me lo hacía, a mi hermano gemelo sí.
Aunque serio, no era una persona exenta de sentido del humor pues
muchas veces lo vi riendo mientras inyectaba a mi hermanito.
Un día mi hermano murió. Yo lloré mucho…
El Tío Bueno vino inmediatamente a consolarme. Me dijo que haría todo
lo posible porque estuviera yo pronto al lado de mi hermanito.
No pudo cumplirlo. Se ausentó de repente. Cuando pregunté por él a los
otros doctores me dijeron que estaba dictando unas conferencias en el
extranjero. Así de importante era.
Poco después llegaron los soldados y nos liberaron.
Ahora sé la verdad…
Ya no temo más a los monstruos. Los vampiros y los hombres lobo con
que tanto me asustaba mi hermano sé que no existen.
El verdadero monstruo lo tuve siempre más cerca de lo que pude
imaginar. Tenía forma humana, pero solamente la forma. También
tenía nombre y apellido: Josef Mengele
Durante la segunda guerra mundial Josef Mengele trabajó en Auschwitz para
la Ostindustrie GmbH una compañía de la SS RuSHA (Rass- und Siedlungshauptamt,
Oficina Central para la Raza y Repoblación) nazi. Su trabajo consistía en
hacer experimentos con seres humanos sobre todo con gemelos idénticos.
Si moría uno de los gemelos procedía a ejecutar al otro sin piedad para
realizar una «anatomía comparada», Los resultados de las pruebas así como
los cadáveres eran enviados al Instituto Antropológico de Berlín. Era obse
sivamente disciplinado. Todos los días contaba a los gemelos para saber con
cuántos disponía para sus experimentos. Les daba dulces y juguetes y les pedía
que le llamaran «Tío Bueno». Al terminar la guerra huyó de Alemania, probablemente
a Sudamérica donde falleció sin ser juzgado jamás por los crímenes de lesa
humanidad que cometió»
Experimento fallido.
Acudí como voluntario para un experimento científico, implantarían en mis corneas un sistema avanzado que daría a mi iris y cristalino una brillantes artificial tal que me dejaría ver en la oscuridad.
¡Pero ahora estoy enloqueciendo!, me han encerrado en lo que parece un cuarto mal oliente sin ventanas, he recorrido con el tacto las paredes y parecen estar impregnadas de algo viscoso, bajo mis pies siento huesos, ¿Quizás sean osamentas humanas?, no veo nada, he perdido el total sentido de la vista, tengo un mal presentimiento…
La lámpara palind romántica
(amigo no gima a la luz azul)
por Palin D. Romero
Sevilla:
Luz azul, ¡Hala!
(Amigo, no gima)
Se van aves a Neuquén el visible
el visible Neuquén ¡ah!
Se van aves a la luz azul
Luz azul… ¡Alas!
Se van aves…
¡Aire!, ¡Feria!
Se van aves a la luz azul
Luz Azul…¡Alas!
Se van aves a Neuquén el visible
el visible Neuquén ¡Ah! Se van aves
Amigo… no gima a la luz azul
Allí ¿Ves?
Conversación entre el DR Frank Einstein y un reportero
Entra al laboratorio del Dr Frank Einstein un reportero. El Dr.
lo invita a sentarse y acerca una lámpara extraña
[Dr Frank Einstein (solícito)]:
Buenas tardes soy el Dr Frank Einstein
[reportero (mirando receloso su alrededor)]:
Buenas las tenga y mejor las pase yo soy un reportero
y vengo a hacerle una entrevista ¿esto es un consultorio
o un laboratorio?
[Dr Frank Einstein (sonriendo)]:
Eso es relativo
[reportero (intrigado)]:
¿¿¿¿¿¿??????
[Dr Frank Einstein (misterioso)]:
Depende del OBSERVADOR
[reportero (más intrigado aún)]:
¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿??????????!!!!!!!!!
[Dr Frank Einstein (orgulloso)]:
Para USTED que viene a CONSULTA es un consultorio, para
MÍ que LABORO aquí es un LABORATORIO
[reportero (decepcionado)]:
…
[Dr Frank Einstein (autoritario)]:
Póngase de inmediato: los lentes, la bata,
[reportero (intrigado)]:
¿Y el babero?
[Dr Frank Einstein (enfático)]:
Para las babas…
[reportero (haciendose el chistosito)]:
¿Con la figura de Topo Gigio?
[Dr Frank Einstein (enfadado)]:
¡Ay! ¡No mami blue!
[reportero (visiblemente preocupado)]:
¿No va a usar anestesia doctor?
[Dr Frank Einstein (cachondón)]:
¿a Anastasia? No la conozco
¿está buena? ¿me la presenta?
[reportero (más preocupado)]:
¡No manche Dr.! Está bien que es usted físico y
no químico pero la ANESTESIA es para que no me duela
la extracción dental, algo así como el éter por ejemplo
[Dr Frank Einstein (intrigado y misterioso)]:
¿cuál extracción dental? además…el éter NO existe…
[reportero (intrigado)]:
¿cómo que no?
[Dr Frank Einstein (orgulloso)]:
YO lo demostré por medio de un ingenioso experimento con
espejos donde…
[reportero (ya entendiendo)]:
¿con espejos? ¡no sea especulero!
No me refería a ESE éter…¡Ajá ya lo descubrí!
[Dr Frank Einstein (intrigado y volteando a todos lados)]:
¿Al éter? ¿dónde?
[reportero (apuntando con el índice al dr.)]:
No… ¡a usted! Es el doctor ALBERT EINSTEIN, FÍSICO ALEMÁN
[Dr Frank Einstein (negando con el índice al reportero)]:
¡Nooooooooooooooo! Yo soy el Dr. Frank Einstein,
el papá de la creatura, pregúntele a Mary Shelley
[reportero (dudando)]:
¡Ay sí!…¿muy chingón o qué?
[Dr Frank Einstein (presumiendo)]:
Pues más o menos buey… Con esta lámpara voy a demostrar
el efecto fotoeléctrico y me darán por ello el premio Nóbel de física.
[reportero (intrigado y tomando nota)]:
¿Qué es el efecto fotoeléctrico doctor?
[Dr Frank Einstein (bajando de nivel intelectual al del reportero y
muy preocupado por el altísimo riesgo de perder muchas de sus
valiosísimas neuronas)]:
Pa que me entienda, pendejete, cuando la luz choca con un objeto
y la energía llega a un cierto límite el exceso de ese límite se
desprende siguiendo mi fórmula en paquetes discretos denominados
«quantos»
[reportero (inquisitivo)]:
¿quantos?
[Dr Frank Einstein (chistosito lo cual es ya su costumbre)]:
¿cuantos? No sé…. no los he CONTADO…es relativo
[reportero (ya molesto, lanzando al aire su moleskine)]:
¡para usted TODO es RELATIVO!
[Dr Frank Einstein (sonriendo, superior, atrapando en el aire la moleskine)]:
lo que acaba de decir también es relativo pero según mi teoría
de la relatividad la energía liberada por un cuerpo es igual a
su masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz
y también postula que a velocidades mayores a la de la luz la
masa se dilata y el tiempo se contrae…
[reportero (corriendo en círculos ¡a la velocidad de la luz!)]:
¡¡¡¡¡¡A veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerrr!!!!!
[reportero (jadeando, sudando y VISIBLEMENTE cansado)]:
No… es … cierto ¿Qué hay de la mecánica cuántica?
[Dr Frank Einstein (derrochando erudición)]:
Richard Feynman dijo que «quien cree comprender la
mecánica cuántica no la comprende en absoluto»
[reportero (desesperado. incorporándose)]:
¡¡¡Ahora sí que no entendí NI MADRES!!!
[Dr Frank Einstein (riendo)]:
Ni yo tampoco, pero ¿a poco no suena bien chido?
[reportero (angustiado y gritando)]:
¡Quiero salir!
[Dr Frank Einstein (sonriendo, sarcástico)]:
¿del clóset?
[reportero (gritando de nuevo)]:
¡Noooo! ¡de este … manicomio!
[Dr Frank Einstein (otra vez de erudito)]:
Imposible… «Dios no juega a los dados»
[reportero (intrigado)]:
¡Ah chingá! ¿Y eso que tiene que ver?
[Dr Frank Einstein (afirmando)]:
Nada pero también lo dijo ALBERT EINSTEIN
[reportero (molesto de nuevo)]:
Ya lo decía yo …
[Dr Frank Einstein (curioso)]:
¿usted también lo decía? No me diga… de seguro no fue el PRIMERO
que lo dijo…fue Albert Einstein quien lo dijo cuando se le preguntó
acerca del papel de la mecánica cuántica en los fenómenos físicos…
[reportero (concluyendo, inteligentemente)]:
Noooooooo… Ya decía yo que usted era ALBERT EINSTEIN
[Dr Frank Einstein (aclarando, preocupado)]:
Usted me confunde…
[reportero (afirmando, categórico)]:
Usted YA estaba confundido cuando yo llegué…
[Dr Frank Einstein (bajando la voz)]:
OK, OK me descubrió, es usted muy chingón, soy ALBERT
EINSTEIN pero por favor… no le diga a nadie…
[reportero (confundido o bien tratando de desesperar al dr… ya no sabemos)]:
¿que no diga qué?
[Dr Frank Einstein (aclarando)]:
Aquello que NO sabe… usted sabe…
[reportero (todavía confundido pero tratando de sacar ventaja)]:
OK… pero con una condición
[Dr Frank Einstein (curioso)]:
¿cuál?
[reportero (otra vez molesto)]:
¡¡¡¡¡¡QUE-ME-DIGA-CÓMO-CHINGAOS-SALIR-DE-A-Q-U-Í!!!!!!!!!!!!!!!
[Dr Frank Einstein (cavilando, erudito)]:
Dios no juega a los dados…
[reportero (ya encabronado)]:
¿Otra vez la pinche burra al trigo?
[Dr Frank Einstein (también encabronado pa no quedarse atrás]:
¡Déjeme acabar chingao!¡que se me va la hebra!
[Dr Frank Einstein ( ya con la hebra atrapada)]:
Como dijo Fray Luis de León: decibamus esterna die o sea Decíamos ayer:
Dios no juega a los dados … pero los loqueros sí juegan
a las cartas los viernes a las ocho de la noche y se DISTRAEN
(if-you-know-what-I-m-e-a-n…)
[reportero (con la mente en otra parte)]:
¿Y?
[Dr Frank Einstein (indulgente, explicando)]:
Podrá salir si, aprovechando ese descuido se introduce en
un «gusano de Einstein»
[reportero (todavía apendejado y por lo tanto coloquial)]:
¿que ech echo del gusano de Einstein?
[Dr Frank Einstein (explicando)]:
Un agujero negro, que le permitiría viajar en el tiempo y…
[reportero (sospechando algo)]:
¡Ah no! inche dotorcito pa mi que ahora usté es el que
quiere salir del fondo de su-maldito-clóset…
[Dr Frank Einstein (coqueto, amanerado y picarón]:
¡Ay noooo por Dios! solamente le estaba diciendo como
puede escapar mientras los loqueros juegan distraídos
[reportero (también muy coquetón y guñando un ojo)]:
¿Entonces? ¿el viernes por la noche?
[Dr Frank Einstein (entusiasmadísimo in crescendo)]:
¡Juega!
[reportero (aclarando el punto)]:
¡Ni madres!…que jueguen los loqueros mientras ud y yo
NOS DAMOS UNA ESCAPADITA
[Dr Frank Einstein (haciendo un juego de palabras)]:
De a CUERDO, ¡loooca!
[Dr Frank Einstein (acompañando al reportero a la puerta y gritando hacia afuera]:
¡El que sigue!
La lámpara palindromántica
o «amigo no gimas a la luz azul…»
Sevilla:
Luz azul, ¡Hala!
(Amigo, no gima)
Se van aves a Neuquén el visible
el visible Neuquén ¡ah!
Se van aves a la luz azul
Luz azul… ¡Alas!
Se van aves…
¡Aire!, ¡Feria!
Se van aves a la luz azul
Luz Azul…¡Alas!
Se van aves a Neuquén el visible
el visible Neuquén ¡Ah! Se van aves
Amigo… no gima a la luz azul
Allí ¿Ves?
Conversación con el Dr Frank Einstein
Entra al laboratorio del Dr Frank Einstein un reportero. El Dr.
lo invita a sentarse y acerca una lámpara extraña
[Dr Frank Einstein (solícito)]:
Buenas tardes soy el Dr Frank Einstein
[reportero (mirando receloso su alrededor)]:
Buenas las tenga y mejor las pase yo soy un reportero
y vengo a hacerle una entrevista ¿esto es un consultorio
o un laboratorio?
[Dr Frank Einstein (sonriendo)]:
Eso es relativo
[reportero (intrigado)]:
¿¿¿¿¿¿??????
[Dr Frank Einstein (misterioso)]:
Depende del OBSERVADOR
[reportero (más intrigado aún)]:
¡¡¡¡¡¡¡¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿??????????!!!!!!!!!
[Dr Frank Einstein (orgulloso)]:
Para USTED que viene a CONSULTA es un consultorio, para
MÍ que LABORO aquí es un LABORATORIO
[reportero (decepcionado)]:
…
[Dr Frank Einstein (autoritario)]:
Póngase de inmediato: los lentes, la bata,
[reportero (intrigado)]:
¿Y el babero?
[Dr Frank Einstein (enfático)]:
Para las babas…
[reportero (haciendose el chistosito)]:
¿Con la figura de Topo Gigio?
[Dr Frank Einstein (enfadado)]:
¡Ay! ¡No mami blue!
[reportero (visiblemente preocupado)]:
¿No va a usar anestesia doctor?
[Dr Frank Einstein (cachondón)]:
¿a Anastasia? No la conozco
¿está buena? ¿me la presenta?
[reportero (más preocupado)]:
¡No manche Dr.! Está bien que es usted físico y
no químico pero la ANESTESIA es para que no me duela
la extracción dental, algo así como el éter por ejemplo
[Dr Frank Einstein (intrigado y misterioso)]:
¿cuál extracción dental? además…el éter NO existe…
[reportero (intrigado)]:
¿cómo que no?
[Dr Frank Einstein (orgulloso)]:
YO lo demostré por medio de un ingenioso experimento con
espejos donde…
[reportero (ya entendiendo)]:
¿con espejos? ¡no sea especulero!
No me refería a ESE éter…¡Ajá ya lo descubrí!
[Dr Frank Einstein (intrigado y volteando a todos lados)]:
¿Al éter? ¿dónde?
[reportero (apuntando con el índice al dr.)]:
No… ¡a usted! Es el doctor ALBERT EINSTEIN, FÍSICO ALEMÁN
[Dr Frank Einstein (negando con el índice al reportero)]:
¡Nooooooooooooooo! Yo soy el Dr. Frank Einstein,
el papá de la creatura, pregúntele a Mary Shelley
[reportero (dudando)]:
¡Ay sí!…¿muy chingón o qué?
[Dr Frank Einstein (presumiendo)]:
Pues más o menos buey… Con esta lámpara voy a demostrar
el efecto fotoeléctrico y me darán por ello el premio Nóbel de física.
[reportero (intrigado y tomando nota)]:
¿Qué es el efecto fotoeléctrico doctor?
[Dr Frank Einstein (bajando de nivel intelectual al del reportero y
muy preocupado por el altísimo riesgo de perder muchas de sus
valiosísimas neuronas)]:
Pa que me entienda, pendejete, cuando la luz choca con un objeto
y la energía llega a un cierto límite el exceso de ese límite se
desprende siguiendo mi fórmula en paquetes discretos denominados
«quantos»
[reportero (inquisitivo)]:
¿quantos?
[Dr Frank Einstein (chistosito lo cual es ya su costumbre)]:
¿cuantos? No sé…. no los he CONTADO…es relativo
[reportero (ya molesto, lanzando al aire su moleskine)]:
¡para usted TODO es RELATIVO!
[Dr Frank Einstein (sonriendo, superior, atrapando en el aire la moleskine)]:
lo que acaba de decir también es relativo pero según mi teoría
de la relatividad la energía liberada por un cuerpo es igual a
su masa multiplicada por el cuadrado de la velocidad de la luz
y también postula que a velocidades mayores a la de la luz la
masa se dilata y el tiempo se contrae…
[reportero (corriendo en círculos ¡a la velocidad de la luz!)]:
¡¡¡¡¡¡A veeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerrr!!!!!
[reportero (jadeando, sudando y VISIBLEMENTE cansado)]:
No… es … cierto ¿Qué hay de la mecánica cuántica?
[Dr Frank Einstein (derrochando erudición)]:
Richard Feynman dijo que «quien cree comprender la
mecánica cuántica no la comprende en absoluto»
[reportero (desesperado. incorporándose)]:
¡¡¡Ahora sí que no entendí NI MADRES!!!
[Dr Frank Einstein (riendo)]:
Ni yo tampoco, pero ¿a poco no suena bien chido?
[reportero (angustiado y gritando)]:
¡Quiero salir!
[Dr Frank Einstein (sonriendo, sarcástico)]:
¿del clóset?
[reportero (gritando de nuevo)]:
¡Noooo! ¡de este … manicomio!
[Dr Frank Einstein (otra vez de erudito)]:
Imposible… «Dios no juega a los dados»
[reportero (intrigado)]:
¡Ah chingá! ¿Y eso que tiene que ver?
[Dr Frank Einstein (afirmando)]:
Nada pero también lo dijo ALBERT EINSTEIN
[reportero (molesto de nuevo)]:
Ya lo decía yo …
[Dr Frank Einstein (curioso)]:
¿usted también lo decía? No me diga… de seguro no fue el PRIMERO
que lo dijo…fue Albert Einstein quien lo dijo cuando se le preguntó
acerca del papel de la mecánica cuántica en los fenómenos físicos…
[reportero (concluyendo, inteligentemente)]:
Noooooooo… Ya decía yo que usted era ALBERT EINSTEIN
[Dr Frank Einstein (aclarando, preocupado)]:
Usted me confunde…
[reportero (afirmando, categórico)]:
Usted YA estaba confundido cuando yo llegué…
[Dr Frank Einstein (bajando la voz)]:
OK, OK me descubrió, es usted muy chingón, soy ALBERT
EINSTEIN pero por favor… no le diga a nadie…
[reportero (confundido o bien tratando de desesperar al dr… ya no sabemos)]:
¿que no diga qué?
[Dr Frank Einstein (aclarando)]:
Aquello que NO sabe… usted sabe…
[reportero (todavía confundido pero tratando de sacar ventaja)]:
OK… pero con una condición
[Dr Frank Einstein (curioso)]:
¿cuál?
[reportero (otra vez molesto)]:
¡¡¡¡¡¡QUE-ME-DIGA-CÓMO-CHINGAOS-SALIR-DE-A-Q-U-Í!!!!!!!!!!!!!!!
[Dr Frank Einstein (cavilando, erudito)]:
Dios no juega a los dados…
[reportero (ya encabronado)]:
¿Otra vez la pinche burra al trigo?
[Dr Frank Einstein (también encabronado pa no quedarse atrás]:
¡Déjeme acabar chingao!¡que se me va la hebra!
[Dr Frank Einstein ( ya con la hebra atrapada)]:
Como dijo Fray Luis de León: decibamus esterna die o sea Decíamos ayer:
Dios no juega a los dados … pero los loqueros sí juegan
a las cartas los viernes a las ocho de la noche y se DISTRAEN
(if-you-know-what-I-m-e-a-n…)
[reportero (con la mente en otra parte)]:
¿Y?
[Dr Frank Einstein (indulgente, explicando)]:
Podrá salir si, aprovechando ese descuido se introduce en
un «gusano de Einstein»
[reportero (todavía apendejado y por lo tanto coloquial)]:
¿que ech echo del gusano de Einstein?
[Dr Frank Einstein (explicando)]:
Un agujero negro, que le permitiría viajar en el tiempo y…
[reportero (sospechando algo)]:
¡Ah no! inche dotorcito pa mi que ahora usté es el que
quiere salir del fondo de su-maldito-clóset…
[Dr Frank Einstein (coqueto, amanerado y picarón]:
¡Ay noooo por Dios! solamente le estaba diciendo como
puede escapar mientras los loqueros juegan distraídos
[reportero (también muy coquetón y guñando un ojo)]:
¿Entonces? ¿el viernes por la noche?
[Dr Frank Einstein (entusiasmadísimo in crescendo)]:
¡Juega!
[reportero (aclarando el punto)]:
¡Ni madres!…que jueguen los loqueros mientras ud y yo
NOS DAMOS UNA ESCAPADITA
[Dr Frank Einstein (haciendo un juego de palabras)]:
De a CUERDO, ¡loooca!
[Dr Frank Einstein (acompañando al reportero a la puerta y gritando hacia afuera]:
¡El que sigue!
Todos los estudiantes y catedráticos de la facultad de medicina, estaban expectantes cuando el doctor Roger entró a la sala de operación, ésa donde él se jugaría su prestigio, si es que aún le quedaba algo de éste. La mayoría de los presentes, esperaban que fallara, muchos habían ido sólo para burlarse de su dudoso “nuevo procedimiento”, lo llamaron, loco, iluso, farsante. El doctor ignorando los murmullos, de alumnos y colegas, acomodo rápidamente sus instrumentos y el voluminoso aparato que le permitía desarrollar su nueva técnica.
Sólo había alguien en esa sala que deseaba con todas sus fuerzas que el doctor Roger y su nuevo procedimiento tuvieran éxito, se llamaba Erick Sánchez, y estaba recostado sobre la camilla, mirando despavorido la luz que surgía del voluminoso aparato.
— Vamos a comenzar — dijo el doctor Roger, y el silencio se apodero de la sala.
Yo soy el otro (A la memoria de mi mismo)
Ya estaba en la sala de operaciones, el doctor me preguntó por enésima vez si estaba de acuerdo con que procediera la operación, le dije que sí, me preguntó que si estaba conciente de que ya no escribiría nada nunca, le dije que sí que de eso se trataba, me preguntó la razón por la que quería que me extirparan el autor que yo llevaba dentro, le dije que ya estaba harto de la vida de escritor y de la maldita necesidad de escribir. Así que el doctor procedió con la operación, fue instantaneo todo, ni me di cuenta cuando morí, sólo escuché que el doctor alcanzó a decir: ¡no, creo que nos hemos equivocado de otro!
Qué loco el cuento Felipe aunque creo se puede recortar un poco, ahora entiendo por que los argentinos hablan así, jaja.
Me han gustado todos, muy buena colección la de este mes, voto por la serie de Hume y el de las flores antropofagas siderales, que buen viaje con ese último. Felicidades por el aniversario!!!!!
Buenas tardes. Con este comentario queda cerrado el concurso de este mes. Todos los interesados pueden mencionar y recomendar los cuentos que les parezcan mejores. Como siempre, se agradecen los enlaces que quieran poner, desde sus bitácoras y sitios, tanto a cuentos individuales como a la página del concurso. Saludos a todos; los resultados aparecerán pronto.
Me gusto el cuento 70 el del señor Javier Alfaro, tetrico y con suspenso.
Yo apoyo al 70 por que aunque es poco lo que escribio hiso que se pusiera interesante su historia.
Encontre esta página por azar, hay buenos cuentos para leer.
hay varios que llamaron mi atencion, como el de Felipe Huerta, la ironia de mary chile, pero me gusto un poco más el de Javier Alfaro con su Experimento fallido.
Prometo ser un visitante frecuente de esta agrable propuesta y talvez me anime a escribir algo.
Felicidades!
Armando, buenos días y bienvenido.
(Bienvenidos, de hecho, todos los lectores que están llegando por primera vez.)
Acá te esperamos. Suerte y hasta luego.
HOLA
A MI ME GUSTO EL NUMERO 70 , Y ME AGRADARIA LE DIESEN ESPACIO PARA QUE TERMINE LA HISTORIA ,YA QUE ME DEJO INTRIGADA .
Me gusto el 70
Por caza de letras llegué a este sitio.
Bastante interesante la propuesta de narrar una historia en base a una fotografía. Especialmente escalofriante intentar participar; demasiados y muy buenos relatos. No sé dónde quedaría parado mi intento, pero si la inspiración viene de visita algún día, tal vez eso no importe y me atreva a ser la voz de una imagen.
Me gustó e impresionó el texto de Adolf Eichmann y me divertí con el de Felipe Huerta H.
Seguiré leyendo.
El 61, el de las flores, es el único que exploró otro opción que no fuera la del doctor loco, me parecieron muy chidos la mayoría. ¿Para cuando el próximo concurso?
En este tercer aniversario, realmente me impresionaron los relatos o cuentos en base a la imagen que se uso como referencia, los textos de Adolf Eichmann y de Javier Alfaro me hicieron estremecer de manera distintan. el de Adolf con su historia recreo un sentimiento de rabia y trizteza, el de Javier me recreo la angustia, el temor hacia lo que se le avecina al personaje.
Felicitaciones por este año más de historias y a todos los que participarón realmente se desarrollaron muy buenos e interesantes cuentos.
«Aunque soy un visitante constante es la primera vez que me atrevo a dar un comentario, en mi opinio, el festejo y los relatos que realmente me gustaron lo ameritaban»
Buenos días a todos. Primero que nada, quiero agradecer a todas las personas que han llegado aquí por primera vez para este concurso o que se han animado por primera vez a dejar comentarios. No podría haber pedido nada mejor para el tercer aniversario de esta bitácora.
Ahora, los ganadores del concurso de tercer aniversario. Tenemos un empate:
Ganan mAmE con su cuento «El jardín de las delicias» y Charley Hume con «Experimentación» y «El buen escritor» (dos cuentos de su serie sobre la máquina), así que ambos recibirán un paquete de libros además de su trofeo virtual.
Reciben menciones, además, los siguientes textos: «De terror» por Gabriel B., «Intervención» por R. H. G., «Juicio final» por Ladidel, «Yo soy el otro» por Nicolás y «La lámpara eléctrica de atípicos fenómenos esdrújulos» por Felipe Huerta H.
Muchas felicidades a todos los premiados, y muchas gracias a todos los participantes y visitantes. Es por su causa que «Las historias» ha valido la pena en estos años.
Nos vemos mañana con el concurso de noviembre. Hasta entonces…