Concurso

Concurso #22

61 comentarios

Una vez más, esta bitácora convoca a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:

Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están allí, qué hacen.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.

El ganador de cada mes será elegido tomando en cuenta la opinión de quienes decidan opinar, y recibirá un trofeo virtual. (Los concursantes deben dejar una dirección válida de correo electrónico, para poder recibir su premio.) La fecha límite para hacer propuestas es el 24 de agosto.

Quedan invitados.

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61 comentarios. Dejar nuevo

  • Debieron suponerlo…

    No era suficiente con escapar del reino donde las sillas y las mujeres los rodeaban oprimiéndolos. No tenían salvación ante la lógica furia del mar. El hombre siempre muere sentado y las mesas siempre mueren de pie.

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  • ¡Qué limpies con el trapito mojado!. ¡Qué no pongas el vaso con cerveza que deja aureola!. ¡Qué la rayas cuando cortas el pan!. ¡Qué era la mesa de mi madre!. ¡Qué no entiendes!.

    Sí mi niña morena. Ya verás lo lustrosa que va a quedar cuando te envíe una postal desde la yankee a tu islita de reproches.

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  • Sea bienvenido a artefactos deslizantes Proteo, la casa de las nuevas formas. En ????…de Cristo diseñamos nuestro primer artefacto: un deslizador alfombrado que alcanzaba alturas insospechadas. Él único ejemplar se perdió en el desierto y el ladrón, aunque fue encontrado, nunca fue apresado. Ahora traemos otro artefacto, más grande, más ambicioso y a la vez mucho más arraigado a las principales ideas de nuestra compañia. Le llamamos la visión (o ilusión) del marinero y es capaz de deslizarse por el vinoso mar. Además, a diferencia del artefacto anterior, el mecanismo de propulsión es apenas un 1/16 del área total del vehículo y lo más importante, puede adaptarse a distintos contenedores.

    Venga, acá le muestro los contenedores intercambiables…

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  • Cuando me abandonaste…

    Al tomar la barca pensó que el océano iba a ser suficiente para separarlo del dolor.
    Nadie le dijo que Ariadna había amarrado el hilo a su alma.

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  • jojojo lo escribí en un cuadernito, y al transcribirlo me faltaron palabras :S, realmente no entré al blog para concursar, es sólo que hace unos días me llegó una convocatoria para un taller de narrativa acá en Guanatos, me estaba convenciendo de inscribirme o no. Pero bueno, esa es harina de otro costal, ahí va de nuez:

    Cuando me abandonaste….

    Al tomar la barca improvisada, pensó que el océano iba a ser suficiente para separarlo del dolor.
    Nadie le dijo que antes de que pudiera huir, Ariadna había amarrado el hilo a su alma.

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  • Raíces

    ¡Carajo! Otra vez a oscuras en el baño se dio en el pie contra la pinche maceta. Estaba harto de ella y la odiaba, quizás por eso le recordaba a ella, quizás por eso no se deshacía de ella. Es mi pasión había dicho ella cuando se largó para dedicarse a tocar la flauta con un grupo de rock en cuanto el último de los hijos emprendió su propio vuelo. No era que él extrañara su amor, muerto en algún olvidado instante del pasado, pero le molestaba el espacio desocupado en la cama, los cajones vacíos del lado izquierdo de la cómoda, la ausencia de feminidad el baño, tener que buscar una mujer que se le colgara del brazo -cual accesorio- para salvar la cara en los eventos sociales.

    Encendió la luz para examinarse el pie. Le dolía hasta el alma, y con la cruda hasta rabia sentía, pero de pronto su mirada se atoró inesperadamente en el espejo rodeado de una colección de figuritas que databa de la infancia de sus hijos ahora independientes. Recordó cuánto le disgustaban esas figuras de plástico y sus colores estridentes, mientras se observó detenidamente.

    ¡Qué fregado estaba! Canas, patas de gallo, flácida indiferencia. Lo peor de todo era la expresión: inexistente. Sus ojos estaban vacíos… muertos. ¿De verdad eran los espejos su alma? Aterrorizado dirigió la atención a su familiar lonja. Grasa acumulada reflexionó, sintiendo la calma que produce una mantra. Se prometió brevemente, ahora sí, hacer ejercicio y regresó a la cama donde soñó con la palabra acumulación.

    Con la mañana volvió a la vida automática: baño, afeitada, café, dientes, traje, corbata, portafolio. A punto de salir al trabajo, las figuritas del espejo irrumpieron en su mente. Acumulación. Corrió al baño con una bolsa de plástico y despejó el marco del espejo que no había visto en años. Contra todo pronóstico aventar la bolsa a la basura con las figuras plásticas le resultó tan fácil, que se animó a tirar la maceta. Lo colmó una desconocida sensación de alivio. Se sintió ligero. Se picó. Se reportó enfermo y se dirigió al estudio.

    Bastaron tres días para llenar 24 bolsas negras de plástico con papel otrora acumulado y ahora triturado. Esto sin contar que el camión de la beneficencia local cargó con todos los muebles, gadgets varios, casetes, videocasetes, acetatos, cedés, devedés, revistas y libros acumulados e ignorados por años.

    La mesa de la abuela, empero, se quedó. Él había convivido con ella toda la vida. Además, cuando intentó ofrecérsela a la gente de la beneficencia, la palabra raíces se hizo presente en su mente y corazón, ineludible como un anuncio de neón.

    La miró sintiéndose ligero, renovado, con energía, libre de las ataduras de acumulaciones y recuerdos. Y sí, hasta joven también.

    Ese joven se acerca a la orilla del mar. Coloca la mesa que ha llevado a cuestas patas arriba en el agua. Camino a su pasión -el mar- la mesa le ha servido de escritorio, comedor, apoyo, silla, camastro, raíz. Ahora lo llevará a la aventura de vivir.

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  • Saludos a todos. Ni modo, la tecnología no siempre responde. Todas mis cursivas se fueron al mar, y mis sensibles guiones se convirtieron en tachones. No viene al caso ocupar espacio reintentándolo, sólo les transcribo de nuevo el primer párrafo usando otros recursos para facilitar un poco la comprensión. Mil disculpas.

    Raíces

    ¡Carajo! Otra vez a oscuras en el baño se dio en el pie contra la pinche maceta. Estaba harto de ella y la odiaba, quizás por eso le recordaba a Ella, quizás por eso no se deshacía de ella. «Es mi pasión» había dicho Ella cuando se largó para dedicarse a tocar la flauta con un grupo de rock en cuanto el último de los hijos emprendió su propio vuelo. No era que él extrañara su amor, muerto en algún olvidado instante del pasado, pero le molestaba el espacio desocupado en la cama, los cajones vacíos del lado izquierdo de la cómoda, la ausencia de feminidad el baño, tener que buscar una mujer que se le colgara del brazo, cual accesorio, para salvar la cara en los eventos sociales.

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  • Esthela Ceballos
    02/08/2007 7:01 pm

    ¿La huida?
    Roberto decide huir, en su pequeña lancha, de Cuba a Florida.
    No tiene salida, es lo mejor que puede hacer, trata de convencerse, pero su madre enferma lo necesita.
    Tal vez le haga más falta el dinero que su compañía. Se detiene un instante, piensa, decide continuar, no ha llevado ni comida ni agua-Lo voy a lograr, no importa cómo- de repente una tempestad…
    Despierta y el rostro de su madre le dice- Tal vez para la próxima eh?-.

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  • Lisa, Lisísima Caray....
    03/08/2007 11:29 am

    El mundo como siempre, patas arriba me atravesó hasta el océano de tus ojos. Maldita Sea… Voy a llegar tarde otra vez!!!

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  • A veces siento que es mejor estar aquí, fuera del ruido, alejado de los gritos, no preocupado por las insignificantes cosas que turban a las personas de mi pueblo. Me gustaría alargar estos momentos y navegar por horas, llenándome de la hemosura del agua pacífica que sin querer molesto con el ruido y rastro del motor de mi improvisada balsa.

    Deseo por momentos ponerme de pie, y dejar que el viento que hace el favor de rozarme con suave fuerza haga de mi lo que se le antoje, a fin de cuentas, lo peor que puede pasarme es caer al glorioso piso de agua mientras por instantes vislumbre el fascinante, de algodón azul rasgado cielo.
    Y sentir que el volumen apretado de las aguas se acurruque con mi cuerpo, y quedar así, por un largo tiempo.

    Pero bueno, ya voy llegando. Dios, si en la vida las personas pueden llegar a pedir un deseo, te dejo el mío: Ojalá algún día, antes que yo muera, pueda inventarse de alguna manera una lancha sin motor.

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  • Hay quien dice que hay más aventura sobre una mesa, que en el mar ¿Qué pasará si uso ambas?

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  • Caminito de la escuela.

    El júbilo por los daños del tsunami no podía durar para siempre. Esa mañana, el cielo lucía despejado y el mar dormía el ensueño del desvelo. Molesto por la calma, Facundo se levantó de su alacena, se dirigió al clóset y se lavó los dientes con el remo. Enseguida fue al baño, se sirvió un cenicero de café y se sentó cómodamente sobre el televisor a escuchar el canto de los gusanos mientras degustaba el saborcillo a vinagre. Luego salió por la ventana y se dirigió al corralón, desató los cabos de su mesa para seis sillas de eslora y enfiló mar afuera tan rápido como permitía el motor de licuadora de doce caballitos de mar de fuerza; se hacía tarde y recordaba que en la isla de escritores el prefecto no permitía la entrada a los alumnos después de las 231:30 de la madrugada. A medio camino se percató de que había olvidado su manual de ficciones breves en el horno de la estufa; en ese instante decidió cambiar el rumbo siete grados fahrenheit.

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  • “Al fin”

    Cuando decidió marcharse, descubrió que la lancha tenía un agujero tal en el piso que no había reparación posible.
    Así que estuvo ahorrando durante un par de años para comprar una nueva embarcación.
    Pero el frasco de las monedas aún no se llenaba cuando llegó carta de ella: No puedo esperarte más. Adiós.
    Esas palabras no pudo sacarlas de su cabeza. Salía de casa para ver a la culpable de su no partida. Entraba a casa para darse cuenta de que no había nada ahí que valiera la pena. Salía y entraba. Entraba y salía.
    Y de pronto, como una revelación, en una de tantas entradas a casa, se detuvo frente a la mesa. Acarició sus bordes, se movió para contemplarla desde distintos ángulos, se sentó debajo de ella, se paró encima y la arrastró hacia el embarcadero.
    Tomó el motor de la lancha, lo adoptó como dios le dio a entender y zarpó hacia donde ya no lo esperaban.

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  • Me voy de aquí porque ya no aguanto. Así: de forma inmediata y urgente. Huyo y me voy de mí mismo y no volteo, no miro atrás. Tal vez muera en el intento, quiero decir: ojalá.

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  • Y así es como Jacobo, el carpintero de Jalmimilulco, después de haber construido la villa de Jalmilulco,
    el kiosco, las bancas del jardín, las banquetas, los semáforos, los accidentes, las farolas y las putas,
    los cafés y los marxistas, el castillo, el rey y la reina con las faldas cortas, las nubes, la tormenta,
    las flores, el sol y la clorofila, las monedas y los falsificadores, los gitanos y los creyentes en el
    destino, todo en madera, simplemente se cansó y comenzó a babear, y cuando babeó lo suficiente para
    navegar en su baba, se hizo una mesa y se fue.

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  • El HOMBRE Y LA BALSA

    La vida siempre es un eterno viaje; la búsqueda de nuevos territorios.
    Y el hombre usa la balsa para atravesar el océano.
    Al final del viaje, la deja en la orillas, y va en busca de su destino.
    Un juego de círculos.
    Otro hombre toma la balsa y cruza, de nuevo, el océano.

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  • Cortex Limbico
    07/08/2007 1:04 pm

    Es increible lo que me dolió voltearte. No es que te compare con una mesa, ni con un barquito, es que cuando hago el amor contigo navego como si no hubiera nubes en el firmamento. La cama se hizo para dar vueltas y tu para darme vueltas a mi y yo, para darle vueltas al mundo.
    Es por eso que cuando huyo de ti, me siento terriblemente agobiado: náufrago digamos. Ahora que deje el martillo y le termine de hacer las patas a esta mesa, sabrás lo que es una huída mientras duermes. Te quedarás en esta isla solita y sin mi, pero con un hijo mío en tus entrañas.
    – Ya vengo, voy por unos verdes –

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  • Era tan grande la desesperación por volver a beber de sus labios,
    que tomó lo primero que tenía a mano, una mesa de caoba,
    le montó el motor y se fue.
    Olvidó la libretica de las direcciones y los teléfonos,
    y ahora que llegue a la costa, no podrá encontrar a su amada.

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  • Mientras me alejaba a la deriva aùn no podìa
    explicàrmelo. ¿Es que realmente pudiste llorar
    tanto? Alicia en el país de las maravillas parecìa
    esta mañana mucho más real, ya no era sólo un cuento
    perdido en mis màs oscuros recuerdos de infancia;
    hacía tanto tiempo que mi madre me lo contaba antes
    de ir a la cama…Y ahora estabas tú, creadora de
    océanos, intentando involucrarme de más. No, soy
    naviero, mis océanos se extienden mucho más allá del
    límite de tu isla negra. Hechicera, medusa
    encantadora, de piel suave y húmeda. Boca de profeta,
    Venus encarnada, pero ambos sabemos que hay en tu
    sexo lodo y veneno. Tal vez mañana despierte seco.

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  • Marco A. Velazquez Lozano
    07/08/2007 8:20 pm

    LA MESA DE NOE

    GENESIS-6 (Reina Valera 1960)

    6 – Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón.

    7 – Y dijo Jehová: Raeré de sobre la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo; pues me arrepiento de haberlos hecho.

    8 – Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová
    …….

    13 – Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.

    14 Hazte una arca de madera de gofer; harás aposentos en el arca, y la calafatearás con brea por dentro y por fuera.

    15 Y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos su anchura, y de treinta codos su altura.

    16 Una ventana harás al arca, y la acabarás a un codo de elevación por la parte de arriba; y pondrás la puerta del arca a su lado; y le harás piso bajo, segundo y tercero.

    17 Y he aquí que yo traigo un diluvio de aguas sobre la tierra, para destruir toda carne en que haya espíritu de vida debajo del cielo; todo lo que hay en la tierra morirá.
    ———————————————-

    -Pero Dios, yo no me llamo Noe, ademas soy Cubano.
    -Bueno, entonces construye una mesa lo bastante grande para que puedas llevar a tu familia, consigue un motor fuera de borda y largate a Miami, que de todas formas esto es la misma vaina.

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  • Al final de todo hay un cielo y una última cena. Voy equipado, en el fondo, para conversar sobre este viaje.

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  • Mejor la ideología. Por eso me regreso. Por eso y por no aguantar la frivolidad. De Miami a la Habana. Habrase visto tal peculiaridad. Unos llegan en camión, yo me devuelvo en la mesa del bar. Tal vez a mi madre le ha de gustar. No le llevo nada del mall. Pero esta mesa se podrá usar. En ella comeremos nuestra yuca. Si hubiera recordado los cubiertos, que ahora yacen al fondo del mar, qué festín nos armaríamos en mi vieja ciudad.

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  • Se levanto, tomo la mesa y se perdio.

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  • EL PLAN
    Lloro a escondidas cuando regresas, cuando naufrago en la liviandad de tus apegos; cotidiana parodia de seguir a flote. Silencio la memoria, para que mis visitas aguerridas, no laceren tu presencia ni hastíen tu gremio; me enseñaste que el oscuro letargo decae sin pereza, para embriagarme de odio, apenas cruzas la puerta.
    Mascullo tu nombre frente a tu silueta, el maltrato aflora, mas se alebresta con un candor indulgente; neófita amante negocia y convence, tus golpes no apabullan venganza meditada.
    Me evaporo por horas con un encajoso ladrón, quien aliado a mi fuego, arde hasta satisfacerme. Y tú, tú no estás ciego ante mi rutina, sabes y te entusiasma, en esta tempestad tienes el capricho de mirarme compartida, de imaginar extasiado el auxilio que balbuceo en la penuria de la noche. Esta falta de sentido no espera iluminación, espera convencerlo que tu muerte es el único medio para salir de esta prisión.
    Hoy habrá de irse solo, mañana lo acompañare yo.

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  • el demonio de la baraja

    Y un océano sobre la mesa se enfriaba despacio. Debajo el crepitar silencioso de un demonio partiendo un queso anunciaba a Marcel y a Salvador la hora de cenar, a pesar de que estos dos señores eran alérgicos a los camarones.

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  • FE DE ERRATAS DE EL PLAN:
    En el segundo parrafo, en la ultima frase debe decir: Tus golpes no apabullan LA venganza meditada.
    En el siguiente parrafo, en la penultima frase debe decir:…de imaginar extasiado el auxilio que balbuceo en la penuria DE LA noche.
    Gracias

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  • ATLÁNTICA
    Levantó sus gafas oscuras, la incredulidad le brillaba en los ojos: a estribor, lo rebasó un moreno navegando en una mesa motorizada patas arriba.
    -¡Regresa! !¿Tan mal te va aquí?! -le gritó al fugitivo.
    Pero, entre un malagradecido inconforme y un ocaso naranja, decidió que era mejor disfrutar del espectáculo solar. Recargó la cabeza en el cojín de su cama bimotor, y su colcha de barras y estrellas.

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  • Heriberto
    15/08/2007 2:33 am

    A partir de ese dia y gracias al invento de Juan, cruzar la laguna y
    desayunar ya no sería un problema

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  • El sol y el viento me despertaron. Me di cuenta de que mi cama se había zafado de la litera. ¡Uff! ¡Qué suerte que el mago de los sueños me dejó un motor!
    No me imaginaba así un sueño húmedo.

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  • Y pensó Malil: navegué por la inmensidad del mundo en un plataforma
    ligera: mi alma. Guiado ocasinalmente por la brujula de la
    razon y las emociones me aproxime hacia el horizonte, el recorrido
    fue largo, perdí lo mío, mi famila y mis amigos, lo que creía era el
    impulso de mi vida. Cuando contemple por fin la paz comprendi que él
    único motor de mi vida había siempre mi voluntad.

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  • ese es mi cuento espero sea util… Laura

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  • El anticuario, como el coleccionista, tiene que fijarse en los detalles: pequeñas diferencias en el estilo o la manufactura pueden significar una gran diferencia en precio. La calidad de la madera, la textura, las vetas; la aplicación de un tinte, de un barniz; si los ensambles son de caja y espiga, a media madera o de horquilla; si los herrajes son originales, si está firmado, si el que vende presenta como recibo original un papel amarillento fechado hace 187 años; todo cuenta para fijar el valor a la venta. Cuando Jean-Marc Castel pone los ojos sobre un mueble, casi se escucha el rumor de sus pequeños engranes interneuronales calculando apresuradamente los valores Q para la oferta y la demanda.
    “Esta gente no sabe lo que tiene entre las manos” comenta con frecuencia a sus colegas, quienes envidian su buena suerte y su olfato certero para atrapar al vuelo la oportunidad de una buena compra, como ésta del escritorio que ha descubierto en un hostalito de dos estrellas durante sus vacaciones en una isla del archipiélago de Bocas del Toro. Ha pagado por él cincuenta dólares, transporte incluído a la Isla Colón. De ahí planea llevarlo en ferry hasta Panamá y luego en barco hasta Marsella, o mejor aún, a Fort Lauderdale, donde podría colocarlo en consignación chez Bertrand. Al día siguiente, Castel espera con impaciencia en el muelle. Otea el horizonte buscando una barcaza, pero solo llegan lanchas de motor con su carga de tablas y surfeadores. Castel regresa a su habitación a negociar con Bertrand una comisión ventajosa para ambos. Hacia las cuatro de la tarde, regresa al muelle y nota con disgusto que la barcaza no ha llegado. Un joven descalzo se le acerca con paso resuelto.Castel lo mira un instante y le indica que se vaya con un ademán de la mano derecha, pero el chico le extiende un papelito arrugado que trae entre los dedos. “Firme de recibido” dice el muchacho, mientras saca, del bolsillo trasero de su pantalón, una enorme llave inglesa y varios desarmadores para desmontar el motor que ha propulsado el escritorio Art Deco en caoba que el director del hospital de la Fruit Company dejó en Cayo Carenero cuando la compañía cerró a causa de una epidemia de plátano en 1920 y que ahora vale un poco menos de lo que Jean-Marc pagó por él.

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  • El diluvio se llevo todo, los árboles, las flores, las casas y la tierra. Lo único que tenia era esa vieja mesa donde tantas veces comí, pero ella ya no estaba. Así que me imagine un motor y sacandólo de mis pensamientos lo puse en la mesa y así me hice de mi lancha. Hace tanto que no la veo, ya no puedo recordar sus ojos ni su voz; hace tanto que no pronuncio una palabra.
    Tengo aproximadamente cien días navegando, sin rumbo. Cien días comiendo cualquier cosa que pueda masticar. Me niego a creer que soy el único que sobrevivió a el terrible diluvio, porque me considero ciertamente un pecador, no debía pasarme esto a mí.
    – Tal vez solo es un sueño – pienso, pero desde hace cien días despierto invadido de soledad.

    Pero cada vez tengo más esperanzas, de que pueda encontrarlá otra vez. De pisar nuevamente la tierra, de volverla a enamorar. Y siempre tengo la certeza de que el día que la encuentre todo volverá a ser normal.

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  • Sueño.

    Había pasado mucho tiempo desde que los ultimos barcos chinos habian sido incautados. El procedimiento había sido feroz e inmediato. El aislamiento a China seguía firme despues de la 2a guerra comercial, pero el contrabando japonés de mecánica era imparable: sus motores eran de alto rendimiento y se daban los ahorros de la vida por ellos. A muchos, el embargo los había
    sorprendido con pocos recursos, de forma que algunos muebles tomaron una segunda vida.

    En esta segunda vida, no me limitaré a los espacios y comas que en mi se escribían – pensó el escritorio – ¡esta vez seré imparable! Esta era su oportunidad.Desafortunadamente para él, su dueño/escritor no sabía nadar y se limitaba a viajes cortos y esenciales. Así pues, el escritorio siguió soñando con piratas de alto vuelo, mientras surcaba pequeños lagos. Un día, un pintor que pasaba se durmió en él y se despertó con esta imagen.

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  • Para recordar(me)

    Siempre me dijeron que navegar a la deriva me haría olvidar mis raíces, mi gente, mis costumbres y quizá, eventualmente, lo que era -soy- yo. Sobre todo mi madre, que tomó mi decisión como una afrenta personal y me reprochó con la tiranía de quien se siente herido por la persona que más ama.
    – ¡Con el tiempo dejarás de recordar hasta mi propia cara! Y te apuesto mi cabeza que hasta las paredes de esta casa te resultarán ajenas! No habrá nada allá que te haga recordar lo que somos nosotros, lo que eres tú…
    – No te preocupes. Me llevo la mesa.

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  • – dunp –
    Basado en el sueño de Regina.

    Basado en el sueño de Regina.

    En aquel lugar de agua y raíces, el anciano dunp, con sombrero de paja, caña en mano y sentado en su canoa de cuatro patas, continuó con la historia de siempre.

    –Sí, así es pequeño. Allá vivíamos – dijo señalando con nostalgia hacia el cielo.
    –Pero estás loco dunp ¿Cómo es posible vivir entre aquellas nubes?
    – No, no son nubes. Nosotros pensábamos lo mismo de este lugar. Pasando aquellos cirros hay un lugar sólido, con materiales más fuertes que nuestra oximadera, le llamábamos tierra y le llamábamos roca.
    – ¿Y qué pasó? – preguntó poxod mientras colocaba en el anzuelo un nuevo gusano.
    – Hubo un gran movimiento, con relámpagos y truenos. El mundo se volteo y todos caímos al cielo.
    – ¿Caerse al cielo? –dijo el niño extrañado
    – Sí. Nos alejamos del suelo hasta caer aquí, dejando atrás nuestras casas, nuestra tierra, nuestra vida. Esta mesa – dijo golpeando a la canoa – es lo único que conservo desde entonces.
    – No te entiendo dunp, si que estás loco. Ándale déjate de fantasías y apurémonos, que ya va a ser de noche y aún no hemos pescado nada.

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  • SATISFACCIONES

    La creciente sorpresiva del río se llevó a mi hermano pequeño en su cuna, a mi abuela en su mecedora, y a mis padres haciendo el amor en la cama. Alcancé a subir al techo, desde donde los despedí agitando mi playera blanca al aire mientras me gritaban que cuidara la casa.
    Nunca supe quién era el viejo barbudo que la inundación trajo al techo conmigo. Se entercó con la idea de que le construyera un arca de tantos pies de largo, alto y ancho. No dejó de exigírmelo ni para dormir: su voz pastosa era irritante. Me visualicé escapando sobre la mesa en busca de mi familia, pero debía cumplir su encargo. Afortunadamente, con un ropero flotante construí algo que nos dejó satisfechos: por fin zarpó en su féretro náutico, dichoso de salvar parejas de insectos.

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  • Marco A. Velazquez Lozano
    19/08/2007 12:22 pm

    Me gusto el cuento de Fer llamado SATISFACCIONES, muy bueno.

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  • El último abandono.

    Sus ojos cerrados descansaban al fin, las manos parecían ser más delgadas de lo que en vida lo habían sido; el momento – aunque inoportuno – parecía reencontrarlos con esos lazos tan fuertes que los habían unido fortuitamente.

    Manejaba rápidamente, con la esperanza de los desposeídos, pero lleno de una tristeza que se apoderaba lentamente de su ser, temía lo posible e incluso lo imposible. Pensaba en esa llamada tajante que lo había devuelto a los momentos de un pasado escondido entre el olvido y el rencor, ahora fundidos en una antigua pasión. La fuerza de su cuerpo –e incluso la de voluntad- parecían no tener efecto alguno sobre la rapidez de aquella lancha que advertía lo que le esperaba, temerosa, lenta. Él cambió de posición sin percatarse, con el único fin de dar consuelo a la pierna derecha en donde sentía un pequeño cosquilleo, al que no otorgó importancia.
    Simplemente quería verla, amarla por vez última, sentir su cuerpo desnudo y frágil junto al suyo, tomar sus rizos, respirar su aire, besar sus pálidos labios y morderlos, creer que todo era nuevo y a la vez posible.
    Cuando llegó, sintió ese cálido aire, el olor de la comida lo invitó a saciar el hambre, pero ignoró incluso eso. Amarró su pequeño transporte con un nudo rápido y así, descalzo, corrió a la casa donde tantas veces la había hecho sentir amada al tiempo que algunos recuerdos inventados azotaban su cabeza.
    Un sonido grave y fuerte atormentó sus pensamientos, miró el reloj con cautela sabiendo que era el último consuelo, entonces supo que era verdad.
    Las campanas continuaron con la noticia.

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  • «Balsa escritorio» Por J. David Pedraza.

    Recorro el Mediterráneo hasta llegar a Alejandría y Tebas;Para volver
    al Golfo la página catorce es escaparate y enciclopedia.

    libros,libros y más libros

    Maquinas del tiempo que permiten viajar a los lectores asalariados que
    van a china y de regreso, mientras se lia un cigarro y se da
    vuelta a la hoja flotante para navegar en una balsa escritorio.

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  • jesus gerardo alvaez
    21/08/2007 11:11 am

    El Niño, El mar y La Mesa

    Si una mesa sirve para pintar cuadernos, para tirar
    la comida encima, para usarlo de estrado y soñar que
    cantamos y hablamos ante un publico, cuan mayor razon
    para surcar el mar sobre las olas y alcanzar aquel
    lugar lejano al otro lado de oceano, luchando contra
    bestias marinas, bravos piratas,y el mismo mar que
    en su furia nos puede atrapar, porque no?? porque no
    voltear la mesa y simplemente subir y emprender el
    viaje ese viaje que se sueña, que se siente, que se
    palpa y que nos detienen en ocasiones, situaciones
    mundanas, porque no?? porque no el niño en su sueño
    se libera de este mundo y emprender el viaje??
    simplemente sueña y hazlo mi niño!!!!!

    Responder
  • Se lo dije…

    ¡Ah, mi padre y sus ocurrencias! Escapar de la isla volando, ¡pero a quién se le ocurre! Y con esas plumas de pajarraco y la cera y el hilo de nuestras ropas hacer las alas de buitre venido a menos. Allá él. Ya no están los tiempos para creerse cuentos de hadas, princesas, chicas que ascienden al cielo, lluvias de flores amarillas y demás cosas de las que tanto me hablaba. Quiero decir, sí, el laberinto le quedó muy bien, pero mi padre, ah, mi padre que no sabe que ahora con esto del calentamiento global no tardaban en derretirse los casquetes polares… pero allá él, que luego no diga que no se lo dije.

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  • MODERNIZACIÓN

    …uno debe adaptarse a los tiempos… se debe ser prágmático e informático como dicen por ahí, y efectivo y carismático para seguir en el mercado. La gente ya no quiere los camarones en vara, ni el pescado mosquéandose en las canastas, ya no quiere comer de pie ni ver su comida cayéndose al suelo o siendo arrebatada por las gaviotas. ¡No señores! la gente ya no quiere eso, por lo que, viendonos en la necesidá de cumplir sus deseos, mi compadre Chano y un servidor de ustedes, hemos pensado en hacer para el público, un fabuloso y temerario TODO INCLUIDO PLAYERO , que será un todo en uno. Ya no sólo seremos lancheros o vendedores ambulantes, seremos todo al mismo tiempo, edá compadre… Bueno, para empezar con este, este, este cambio pues, en lugar de lanchas usaremos mesas motorizadas, le brindaremos sombrita a los clientes amarrando una tela en las cuatro patas, pero sobre todo, le daremos nuestros sabrosos alimentos en la orilla sobre una mesa, sobre nuestra LANCHAMESA señores!…Pues, viendo la emoción de ustedes y aprovechando que pos aquí, el compañero Chano es carpintero, no perdamos más tiempo en esta imp, imp, implentación. Ah, y no se les olvide mandar a sus hijos mañana, pues necesitan saber que pueden lograr mucho moviendo la panza…

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  • Ejercicio 1

    Un naufrago flota a la deriva sobre una mesa de madera.

    Bajo de él, un tiburón sorprendido le dice a otro:
    – ¡Caray! ¡Hasta donde hemos llegado con esto del Fast Food

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  • Ejercicio 2

    En medio del océano navega un incomprendido sobre su canoa de cuatro patas; recuerda las últimas palabras de su esposa.
    – ¡Lárgate de aquí y llévate tus cosas! ¡No vuelvas a escribir tus cuentitos ni debajo de la mesa!

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  • Ejercicio 3

    – ¿Qué es lo que hace el compadre?
    – Déjelo, así se pone cuando anda borracho. Voltea la mesa y se sube a recordar sus viejos sueños de ser pescador.

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  • Marco A. Velazquez Lozano
    23/08/2007 1:16 pm

    Que impresión, ahora si que se desbordó la imaginación, solo falta que también Alberto quiera escribir su minificción (creo que no seria mala idea que antes de cerrar el concurso, Alberto escribiera algo, fuera de competencia, claro)

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  • ESCAPE DEL CUENTISTA HUÉRFANO

    Un techo para guarecerse, un soporte para comer mangos verdes y después escribir.
    Mi padre me heredó un motor sin barca. Antes del amanecer arrebaté a su segunda esposa lo más importante del comedor que él le regalara.

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  • La barca del pequeño Nerón

    Subrepticiamente, el gran aventurero Nerón, aborda la barca y comienza a navegar, desafiando al imperioso mar verde olivo, en busca de territorios increíbles y de aventuras inefables. (¿Hijo, qué haces allá abajo? Acábate tu sopa)
    ¡Oh no, atrapado por un pulpo enorme de fideos! Mejor emprendo la retirada.

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  • Ya estoy preparado para dar vuelta el mundo. Llevo la mesa para los elefantes
    que los sostienen. Allí encontraran el lugar para descansar

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  • Finalmente la certeza de lo largamente sospechado ha
    caído como un peso muerto sobre todos nosotros:
    nuestro entrañable Rey ha muerto. Siempre lo estuvo.
    No importa lo que durante tanto tiempo sostuvieron
    esa ramera de Morgana y sus secuaces: Arturo yace
    rígido entre los silencios de algún lugar de la
    nebulosa Avalón con la promesa de su Retorno perdida
    para siempre en la historia y la nostalgia. La
    historia es de dominio público: las añejas riquezas
    del reino siguieron fluyendo a la isla con el
    compromiso que sólo aquellos que llegamos a amar al
    Rey con una cierta profundidad creímos hasta que
    los siglos y las esperanzas fueron erosionándose: el
    hechizo con que su hermanastra habría de velar el
    sueño de Arturo hasta la llegada del Momento.
    El hechizo, si lo hubo,se desgastó, o, lo más seguro,
    fue una patraña. Y ahora, con esperanzas, hados,
    hechizos, caballeros y demás parafernalia fenecida,
    solamente yo, el último de entre fieles y humildes
    desconocidos siempre a la sombra,de las viejas
    ruinas de Glastonbury he rescatado lo último que
    quedó del reino: una mesa que,sin ser redonda ni
    haber servido a gloriosos caballeros me servirá
    para rendir un tributo a la memoria del Buen Arturo:
    al término de mi camino hacia la isla de las nieblas
    eternas construiré un ataúd que será la digna prenda
    final conque nuestro otrora Rey emprenderá su viaje,
    esta vez definitivo en cuanto que no tendrá la
    malhadada promesa del regreso. Así sea.

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  • Hola a todos. Con esta nota queda cerrado el concurso de este mes. El número de textos concursantes es el más alto de los casi dos años que llevamos, lo que me sorprende y me alegra (y, Marco, creo que fue mejor que yo mismo no escribiera, y ni falta hizo).

    En pocos días estarán los resultados. Gracias y hasta pronto.

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  • MAURICIO AYALA
    25/08/2007 10:35 pm

    SIMPLEMENTE ARTE,IMAGINO MAS QUE UNA FOTO,UN DIBUJO COMICS USANDO LA MESA
    POR UN SUPER HEROE, PARA GANARLE CON TODA SU INVENCION AL MALO DE LA
    TIRA, PODRIA SER BATMAN PERSIGUIENDO A SU ETERNO ENEMIGO EL PINGUINO..
    EXELENTE.

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  • No recuerdo si me regañaron por andar votando por mí mismo, jajajaja. Bien, voto por el ejercicio 1 de Alberto Paz y por mi ejercicio, =P … el comentario de Marco A. Velázquez Lozano parece minificción por aquello del “se desbordó la imaginación”… saludos

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  • Hola a todos. El ganador del concurso de este mes fue Fer con su cuento «Satisfacciones», que se las arregla para insertar en muy poco espacio varias juegos muy interesantes con referencias y tradiciones. Además, obtienen menciones el texto de Humphrey Bloggart, el «Ejercicio 1» de Alberto Paz y el texto profuso del Sub. Muchas felicidades.

    Muchas gracias a todos por el concurso más poblado hasta el día de hoy. En pocos días aparecerá la convocatoria del siguiente.

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  • Saludos a todos. Gracias por el galardón; y también agradezco a los participantes de Las historias por obsequiarnos sus ficciones breves: es un deleite leer y releer sus textos. Hasta pronto, y suerte.

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  • Felicidades, Fer. Opino lo mismo sobre los deleites.

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  • […] honorífica del concurso mensual “¿Cuál es la historia?” publicado en la página de Alberto Chimal, escritor mexicano Publicado […]

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  • […] realizado para el concurso mensual “¿Cuál es la historia?” publicado en el blog de Alberto Chimal, escritor […]

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  • […] Texto realizado para el concurso mensual “¿Cuál es la historia?” publicado en el blog de Alberto Chimal, escritor […]

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  • […] Texto realizado para el concurso mensual “¿Cuál es la historia?” publicado en el blog de Alberto Chimal, escritor […]

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