Concurso #77
Esta bitácora convoca una vez más a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:
Instrucciones:
1) Suponer que esta imagen representa un instante de una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están presentes, qué hacen. No se trata de explicar la imagen, ni de escribirle un pie de foto, sino de tomarla como punto de partida para imaginar una historia propia.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.
El o los textos ganadores recibirán un trofeo virtual y serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar. La fecha límite para participar es el 25 de marzo. Quedan invitados.
Etiquetas: Concurso, Minificción
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Después de cumplir mi sueño al pie de la letra, ni una máscara sirvió para ocultar el autoengaño.
Proteo encontro una meta en la vida mucho antes que la mayoria de las personas. A una edad en la que los dias transcurren entre la irresponsabilidad y la convivencia trivial el descubrio que era lo que deseaba para si el resto de sus días. El momento especifico fue en su primera clase de educacion física de la primaria donde pudo contemplar a un compañero mucho mas corpulento que el en el patio del colegio. En ese momento el vio como su fornido compañero miraba a Edelmira una niña de ojos verdes que usaba desde cuarto de primaria el mismo short para su clase de educacion física. La diminuta prenda parecia romperse en cada movimiento que ella realizaba y a cada paso que daba los ojos se sus compañeros la seguian. Desde entonces el supo que queria volverse el blanco de las miradas lascivas de todos sus compañeros. A escondidas ensayaba sus gestos, poses y su forma de caminar ya que sabia muy bien que Fortino su padre lo mataria si se enterara de sus pretensiones. Con el tiempo logro a muy corta edad su independencia economica y una vez establecido, pago varios tratamientos hormonales y cirugias para conseguir su meta. Antes de terminar la transformacion durante la última cirugia un sismo provoco el desprendimiento de una lampara quirurgica que le provoco cortadas y quemaduras en le rostro. Cuando desperto no comprendia que pasaba. Y durante la narrancion de los hechos penso en el suicidio. Mientras convalecia comprendio que no podia quitarse la vida. Que su deseo de culminar el largo proceso de trransformacion era mas grande. Los cirujanos le explicaron que necesitaria varias cirugias en la cara para recuperar su apariencia,que nunca lo lograria al 100% pero que podia mejorar mucho. El haria lo que fuera necesario pero por el momento no podia esperar. Habian pasado años desde la secundaria hasta terminar su carrera. Años de ocultarse, años de ahorrar y de someterse a procedimientos y ahora que estaba a punto de conseguir esa sensacion de admiración, de acoso,de pasmosidad. Tenia nuevamente que volver a esperar. Una noche no pudo soportarlo, tomo el vestido Chanel entallado que habia comprado un año antes y la mascara de luchador de su hermano. «El gran Fortino Jr» y se dirigio al Club de moda «Rainbows Dream» donde fue la sensacion tanto por su apariencia freak como por su torneada figura bailo toda la noche disfrutando del ansiado momento. Pero no podia pensar como le iba a hacer para conseguir el dinero que necesitaba para operarse el rostro, en ese momento se le ocurrio una idea, la alegria invadio su rostro y pudo posar para que le tomaran una fotografía.
Decidimos darnos un segundo chance, después de todo había valido la pena tanta inversión de esfuerzo, dinero y agravios soportados. Se veía de maravilla, radiante, sonriente a tal grado que ni la máscara podía menguar su felicidad. Quién podría asegurar que 34 meses atrás había sufrido un demoledor accidente que le costó su amor propio: su maravillosa silueta de modelo. Pero ahora no solo empezaba a recobrar su autoestima perdida, sino que se le devolvía con intereses jugosos: la vaginoplastía era la punta del iceberg, ahora vendrán otras transformaciones para mi amado y ahora «esposa», Lalo.
Vestido blanco, argolla en el dedo, fidelidad y dedicación. Promesa de la unión eterna: por la mascarada comienza.
¿Cómo pudo ser? Fue como erguirme sobre la tierra. Una manifestación divina. Aun resuena el canto de los faisanes. Este sueño demente. Mirarme ahí en un sublime sitio con poca luz ataviado con aquel raro vestido blanco, no era una capa y una rara máscara en la cabeza, anillos en los dedos, un símbolo maldito colgado al cuello rodeado de imágenes difusas como espíritus. No puede ser, debió ser el canto de la noche, la luna llena… En Tenochtitlan nadie viste así… debió ser una premonición, pues para ser guerrero aquel atuendo descubre dentro de mi, aquella profunda sensación incómoda de ser una mujer presa en este cuerpo.
Instantes
Su primera cámara fotográfica le fué obsequiada cuando niña, era una caja negra donde la película se introducía a manera de cartucho y se giraba un disco para avanzar entre cuadro y cuadro cada vez que se que tomaba una foto.
Cada imagen que se imprimía consistía en una bitácora de cómo debieron suceder las cosas: la fotografía que reproducía a los hermanos abrazados alegremente cuando dos minutos antes se peleaban por cualquier cosa, los obsequios debajo del árbol de Navidad antes de abrirse y descubrir ropa en lugar de juguetes.
El tiempo fue pasando, las cámaras fueron cambiando de modelo pero no así su empeño de renovar la memoria, de jugarle bromas al olvido.
El papel fotográfico fue substituido por píxeles, en muros de Facebook, en tweets.
Todos, momentos entrañables, vacaciones inolvidables (cómo olvidarlas si hasta los detalles mas nimios se perpetuaban y repetían ad infintum), escenas coreografeadas con precisión para despertar envidia y admiración, lo mejor de todo es que esas imágenes lograban el engaño perfecto, hacerle creer a ella misma que su vida siempre fue feliz.
Era el momento de reconocerse triunfadora.Había ganado muchos combates anteriormente,aquel donde se peleó por la decisión importantísima de contraer matrimonio después de tres años de noviazgo, y la inolvidable pelea sobre, en la casa de quienes de los padres se la pasarán los domingos, otra donde se pusieron los puntos sobre las ies de los temas que no se tratan en la mesa con los familiares, o la otra acerca de qué color no le gusta al novio que use la mujer, tuvo rivales preciosas, enemigas, decepciones amorosas, etcétera.
Simplemente se trata de su momento histórico, se corona como la gran campeona. Brilla sobre su pecho el símbolo de su estrategia, amor y paz al igual que su sonrisa de alegría que le da sentir el triunfo.
Parada sobre su trono, mostrando el anillo del poder como el gran cesar, con el pulgar hacia arriba, nos dice :¡Gané!
La mujer muestra una vez más quién manda en el matrimonio.
Vanessa Cauich posó a la cámara después de ponerse la máscara. Al momento del flash recordó las palabras de su psiquiatra: «lo que te pasa es un proceso raro, pero explicable. Lo rechazado en la psique reaparece en otro lugar, parte del tanathos queda disponible para los objetos, y es precisamente ese «tanathos de objeto» el que se moviliza en la transferencia in altero en lo imaginario, en la máscara».
Vanessa agradeció la foto y se dirigió a la pista. Mareos. Desconcierto. Voces. Música. El piso que gira. La amenaza. Huir. Alguien la tomó de los brazos mientras todo disminuía su repentina velocidad. No supo cómo reaccionar cuando descubrió su mano llena de sangre y el cuchillo del pastel en el pecho de su reciente esposo.
Me gustó mucho tu relato, esta geniaL!!!!!!!
Muchas gracias Diana, me entusiasma mucho recibir buenos comentarios y me estimula para seguir participando en los siguientes concursos. Saludos.
Cheloyo17
LA CEBADA
Y ahí estaba, invitándome una cerveza.
Luchar contra las mujeres vampiro, los hombres lobo, los zombies; contra los malos, es desgastante. Largo tiempo luchando por la justicia, salvando al mundo de los malhechores. El enmascarado de plata se preguntaba si había chica para él, una compañera.
Y ahí estaba ella, bailando conmigo. ¿Cómo era posible que era capaz de combatir con un ejercito de las fuerzas del mal y tan tímido para hablarle a una chica?
Entonces sucedió, ella llegó hasta él, le invitó una chela muy helodia. En el baile se supieron juntos. Y desde entonces combatieron juntos por la justicia y la libertad.
[SACA LA CHELA]
¡DIABLOS, QUÉ CHASCO!
—¡No sabes con quién te casas! Apenas la conoces. Una noche no es suficiente para tomar la decisión más importante de tu vida —le dijo su mejor amigo antes de la boda.
—Es amor a primera vista, Jorge…
—¿Y cómo lo sabes?
—Noto un temblor en las rodillas, un dolor punzante en el pecho. A veces, cuando abre los ojos puedo escuchar el mar. Y no dejo de pensar en ella a todas horas.
Minutos después, un beso certifica su amor y un cura los declara marido y mujer en un Casino de Las Vegas. Tras el banquete, llegan a la suite del hotel y se besan apasionadamente con la intensidad de un volcán en su punto álgido de ebullición.
—¡Espera, espera…!—dice ella antes de pasar a la acción—. Hay varias cosas que debo confesarte, cariño. En realidad no soy rubia. Llevo peluca. ¡Ah, y tengo treinta y tres años, no veintiséis! Por cierto, mis ojos no son azules, son marrones. Las cejas, postizas. ¡Y me parece que hay algo más que no te va a gustar! Estos pechos no son míos. El sujetador lleva relleno. Y en los glúteos se me está acumulando celulitis.
—¡Nadie es perfecto, amor mío!— dice él, mientras le brotan dos protuberancias en la frente y una cola empieza a sobresalir por la parte de atrás del pantalón.
«Cabellera contra cabellera»
Conan Casanova, el empresario de lucha libre femenil más importante de México, contrajo matrimonio con Guerrera de la Tercera Cuerda.
Después de la cena, la flamante novia enmascarada se puso de pie y cruzó el salón “Embajadores” del Hotel Presidente para ir al baño.
En los lavabos -mientras se acomodaba la máscara- Guerrera de la Tercera Cuerda se topó con Justiciera Voladora. Ambas se enfrentarían por primera vez en un cuadrilátero la siguiente semana.
Salieron del baño, fueron a la fuente de chocolate, platicaron por más de una hora, intercambiaron números telefónicos, se desearon buena suerte con un abrazo y volvieron a sus respectivas mesas.
Conan Casanova había bebido tanto que se lo tuvieron que llevar a rastras a la suite nupcial entre varios colosos del ring.
De pronto, el teléfono de Guerrera de la Tercera Cuerda sonó. Era un mensaje de Justiciera Voladora; un mensaje de texto que la hizo ruborizar, seguir bebiendo tequila y subir abrazada -y tambaleándose- a la habitación de su futura rival.
¿Para qué esperar una semana a enfrentarse máscara contra máscara si lo podían hacer esa noche caballera contra cabellera?
Justo cuando la moda desacomodaba un adelantito de mi pulido comportamiento, después de la recepción de la simulación de la boda, quisimos hacer en grande el compromiso de regalar sándwiches en el jardín y nos aventamos a rentar un espacio más grande; el lugar: la carpa del famoso antriuki “cirque”, lo más pop hace 6 años, obvio después de que muchos se enteren que se renta como salón de fiestas se aglomerará de botargas y pequeños mirreyes caprichosos, que le exijirán a papi cacique hacer su party ahí, y quizá también le alquilen jirafas al zoológico para darle un plus y acariciar tan bellos animalitos con las manitas embarradas de pastel. En fin, mi gordo quería un brunch, yo quería algo fuera de lo común, simplemente yo le advertí a ver qué pasa…Lo conservador no es lo mío, además si él estuviera tan convencido no experimentaría con reuniones con trasfondos significativos, a ver qué es eso de “simulacro de boda”. Como tanto le gustan los simbolismos me vestí para la ocasión, luzco las joyas con las que con mayor libertad me siento y las que me hacen sentir menos una lobuki: checa nomás mi pulserita, papahw, está tejida con recuerdos, y mi collar con la patita de la paloma, sí muy cerca del pecho porque estoy en paz conmigo, y el anillo de compromiso tan flojo, jamás me sentí con tanta soltura para poder perderlo; ah se preguntarán por qué la máscara… Pues verán, quería ponerme unos calzones, los suyos, y no poder sacármelos de la cabeza… Exacto, qué cliché, y se me ocurrió mejor combinarlo con… ¡Bah! Qué importa, pude haberme visto linda igualmente con una toalla blanca, jajaja; ahora hasta poso y río más de la cuenta, muero de ansias de subir las fotos a la red. Ahí está tu ensayo de fiesta, cómo chillas gordo(?ò_ó) ??
Apenas soy perceptible, los odio a todos… ¿qué les pasa? se supone que deben estar al pendiente de mi, ¿que novia no es el centro de atención el día de su boda? son unos arrogantes… Siempre ha sido así, recuerdo cuando Miguel me presentó a su familia meses atrás, nunca hizo nada para remediarlo aunque se lo pedí constantemente; le sugerí que nos adelantáramos un poco a la noche de bodas, no lo pensó dos veces, nos metimos a un cuarto contiguo al salón principal; el mesero me advirtió que tuviera cuidado con el cuchillo del pastel de bodas, demasiado filoso; solo atine a empujarlo en el cuello, su traquea hizo un crujido y me salpique el rostro, me relamí, eche un vistazo rápido a la habitación, encontré restos de fiestas pasadas, ¿una máscara? quizás de un evento infantil…
La señorita María Guadalupe López Rivera cumplía quince años, la tradición familiar indicaba hacer una fiesta en grande, presentarla a la sociedad y mostrar ante los invitados que había dejado de ser una niña para empezar a ser mujer. Pese a ser muy joven todavía, María pensaba mucho sobre todas las cosas, tenía mucho sentido común y le parecía una pérdida de dinero y de tiempo tal fiesta. Además le aterraba la idea de bailar y ser distinguida entre las más de quinientas personas que ya les habían confirmado su asistencia a sus padres. María se encontraba resignada y sin escapatoria, ella sentía que no iba con su personalidad, creía que era más fiesta de sus padres que de ella, le parecía injusto pero no tenía cómo desquitar su impotencia, pensaba que era como ponerse una máscara y ser otra por el mero capricho de sus padres, entonces le vino esa idea a la cabeza. Y usó la máscara.
Espero me permitan algunas modificaciones y correcciones al texto que subí el sábado pasado, se incluye el título y se robustece el final, atento a sus comentarios.
Sólo el rostro y una maraña de cabello
Apenas soy perceptible, los odio a todos… ¿Qué les pasa?, se supone que deben estar al pendiente de mí, ¿que novia no es el centro de atención el día de su boda?, son unos arrogantes… Siempre ha sido así, recuerdo cuando Miguel me presentó a su familia meses atrás, nunca hizo nada para remediarlo aunque se lo pedí constantemente… ¡Se lo suplique!… Le sugerí que nos adelantáramos un poco a la noche de bodas, no lo pensó dos veces, nos metimos a un cuarto contiguo al salón principal; el mesero me advirtió que tuviera cuidado con el cuchillo del pastel, demasiado filoso; solo atine a empujarlo en el cuello, su traquea crujió y un chorro intermitente me empapó la cara, casi me ahoga; me relamí y descubrí mi torso desnudo, el vestido caía bajo mi cintura, por lo que se mantuvo intacto, ni una gota, sólo el rostro y una maraña de cabello; eche un vistazo a la habitación, encontré restos de fiestas pasadas: manteles sucios, botellas vacías, ¿una máscara?, quizá de una fiesta infantil…
Recurrencia
Y así es, siempre estoy preocupado por las mil tonterías que ya pasaron, que ya hice. Me olvido de planear lo que haré y siempre hago algo que me preocupará después.
Es tarde cuando sale el hombre con la másacara en la mano. Aún quedan algunos invitados sentados y la banda comienza a empacar sus instrumentos. El novio, sentado con la cuba en la mano, intenta no pensar en lo que pasará mañana ni en el quédirán los amigos no invitados. Ella, aburrida y todavía con ganas de bailar, arrebata la másacara de las manos del hombre y se la pone. Se convirtió en un ser nuevo: ya no es la mujer con un vestido blanco que carece de significado. De pronto, todo deja de existir; todas las miradas recaen sobre ella, pero no las siente. Sale de la fiesta con la cara cubierta e ignorando los gritos que su marido profiere. Sube a un taxi, desaparece. Trata de no pensar en el mañana ni en el quédirán los amigos que se quedaron en el salón, todavía con ganas de bailar y viendo cómo la banda empaca sus instrumentos.
De verdad. Esa pinche atracción que siempre tuve hacia los viajes, a intentar conocer lo que estaba más allá de mi cuadra insignificante comenzó cuando tenía como 6 años; una vez vi en una revista – ni siquiera era mía- del puesto de don Juan, que en los carnavales la gente usa máscara para ocultar quien es cuando echa su desmadre. Siempre quise ir a un carnaval. A Venecia. A Río de Janeiro. A Veracruz, chingá. Pero nunca salí ni siquiera de esta ciudad. Lo más parecido aquí son las fiestas del santito patrón. Por eso hoy me caso. A lo mejor con José viajo. Viajamos. Es trailero. Hombre de mundo. Y hoy, en mi fiesta, me pongo mi máscara. Para echar mi desmadre. Por que mañana nos largamos. Aunque sea a conocer otro pueblo jodido.
Aquel día me casaría; no sé para qué y quizá así lograría ser feliz, tampoco sé para qué.
Esa chica se veía tan genial, ¿la vería así el resto de mi vida?… justamente eso me pregunté antes de que ella llegara caminando al altar; en el momento en que miré a sus ojos con brillos destallantes olvidé mi pregunta para pensar solamente en la respuesta que habría de dar al padre.
Medio terabyte de memoria; recuerdo mi ebriedad y la escena de esa chica poniéndose una máscara que alguna persona ocurrente llevó para posar y dejarme tomar una foto que me ayudaría recordar que algún día tuve la noción de ser feliz. La chica con máscara y aparentemente feliz de una foto que encontré en mi baúl me refrescó la memoria; la asesiné la noche de mi boda… se veía tan contenta que me dí cuenta de que yo no la merecía ni ella a mí.
Porfin… el dia que tanto esperaba llegó, la quinceañera de mi pequeña Tania. Todo procedió como planeado. Todo, hasta que el DJ incompetente cambió súbitamente la música y efectos de luz y la gente empezó a actuar… raro.
eso mas los efectos de las bebidas creo una atmósfera terrible pero en un cierto caso divertida… bromas, chistes inconclusos, parecia que era concurso de disfraces pues una joven con el vestido maltratado y una mascara curiosa hacia una escena en medio de las mesas… un caos. ruido y pandemonio fue escalando y abruptamente se calló.
Como si alguien hubiera apagado un interruptor.
la gene se empezo a retirar en silencio y por suerte mi familia ya se habia ido a casa.
Solo hable un momento con el organizador y se gui a la multitud.
FALTA DE ATENCIÓN
Allí estaba ella, la dama de la fiesta, de nuevo, como siempre, tratando de llamar la atención. No había esperado ni cinco segundos después del último vals para quitarle la máscara al luchador y ponérsela sobre su propio rostro. Sorprendido, el luchador, no pudo sino cubrir su cara con un cartón de cervezas, quesque para que nadie lo viera, aunque ya todos sabían quien era.
Ella, la dama de la fiesta, daba vueltas alrededor de cada una de las mesas de los invitados, bailoteando y posando para fotos que rápidamente pasarían a ser «una más» dentro de las cientos de locuras que ya había realizado dentro de las fiestas. Precisamente era por eso mismo que ya no recibía la atención de antes. A pesar de ello, ella, tan versátil y creativa como siempre, ya tenía un plan B.
«Esperen a la medianoche, cabrones». Pensaba ella mientras un gesto maligno le cruzaba el rostro cubierto por la máscara.
Debajo de una mesa, una ametralladora esperaba lista para ser usada. A falta de atención, la dama de la fiesta utilizaría su plan B. Siempre había un plan B para cualquier fiesta y esta vez, se aseguraría de ser por siempre y para siempre el centro de atención.
En efecto. Espergencia celebraba sus quince años casi a sus treinta, y es que a la crisis ya nomás no se le veía nunca la cola. Lo grave era que sus papás, conservadores y grandes señores de la Bondojo, no quisieron quitarle la máscara a los quince como la tradición lo pide. Don Julián se esperó a tener marmaja para desenmascarar a su hija con chambelanes y etiqueta, aunque tuviese que ir a la vocacional y la facultado todavía con la cubierta de nacimiento.
La casa Noemí, con sala grande, estaba repleta de gorrones que, más que ir por el arroz, apostaban que, debajo de la máscara se asomaría una Espergencia barbuda como nomo. Otros decían, de plano, que era hombre, que por eso nunca tuvo prisa en quitarse el antifaz. Los más optimistas venían con flores en la víspera de una Espergencia cara de querubín. Sus papás, en el puro deseo paternal, sólo querían que viniera bien, con sus dos ojitos, dos orejas y sin dientes chuecos.
El baile durar+oa las cuatro rondas reglamentarias pero Don Julián quiso adelantar un poco el ritual y, en un arrebato de jaiboles y guarachas, jaló a su hija al centro de la pista y, ante una orquesta paralizada y el aire y polvo suspendido en una sorpresa inmensa, las bocas abiertas de todo el barrio se reflejaron una a una en la cara plana de espejo que guardaba Espergencia bajo la máscara.
Weiiii, despierta! te has convertido en trending topic! eres famosa incluso hay un artículo sobre ti en el gráfico, te han bautizado como la Lady de la México! Esas fueron las palabras de mi hermana Aurora el domingo por la mañana, yo estaba con una cruda infernal, la recamara giraba sobre su propio eje y de entrada no comprendí las palabras de Aurora.
Verifique la hora en mi celular y lo que me sorprendió fue la cantidad de llamadas perdidas y mensajes, eso me inquieto de sobremanera no era habitual. Los gritos de Aurora que ya estaba sentada frente a la computadora, taladraban mi cerebro -¡weiiii, weiiii, mira! Me puse los lentes y me acerque a ella, estaba en el feis en donde se mostraba esta misma foto, había comentarios de alabanza, otros de repudio e incluso algunos que pedían se desenmascare a la Lady de la México, porque esa no es forma de actuar en la sociedad.
Mi mente empezó a recordar, la boda de la prima Chely, la ronda de tequilas, vodkas, cubas libres, la gorda que me gano el ramo, y que no me digan el venaoo ehh ehh! ah baile infernal, mi madre pidiendome que dejara de tomar, el duelo de caballitos con el primo Arturo, el dulce licor del 46, las mascaras de luchadores, los globos y sombreros, el santo el cavernario, blue demon y el bulldog, esta si era música! ¿qué ya se va el grupo? ¿qué no quieren tocar otra? muertos de hambre yo les pago hasta su risa, pero ya se las verán conmigo, el vuelo de la tercera cuerda y oh dios, ¿eran policias?, pero que me preocupo por eso debo estar presentable! seguramente vendrá la televisión, entrevistas y yo con estas fachas! ¡yasoy famosa!
La República del Sur creó el «reallity» de lucha libre doméstica. Así logró regular los pleitos de pareja a la par de buenos ingresos.
Día aciago
Como la boda era a las cuatro pensó que aún le daba tiempo de tomarse unas cervezas. La iglesia no estaba tan lejos. Todo empezó a torcerse cuando sacaron las cartas. Se pusieron a jugar al póquer y tenía una buena racha. Se encabezonó y pensó que tenía que ganar suficiente para pagar el banquete. Pasaban las horas yin poder levantarse de la silla. Cuando se hizo de noche supo que había perdido su oportunidad. La de los naipes y la otra.
Realmente está allí? Todos celebran a su alrededor, bailan, ríen, brindan por la felicidad de los novios. Yo detrás del lente de la cámara puedo distinguir los verdaderos sentimientos de la protagonista de la noche. No sabe que está haciendo, cómo llegó a aceptar tal propuesta, sabiendo que ella no pertenece a ese mundo de «vida de casada». Detrás de esa máscara puede dejar salir sus verdaderos instintos de mujer de la noche, nadie puede saber lo que oculta. Puede caminar, bailar, contonearse entre ellos sin que sepan, que eso es lo que realmente sabe hacer. La naturalidad al hacerlo la convierte en profesional pero todos creen que las copas se le han subido y nadie intuye la verdad. Esta vida que llevará de ahora en adelante no tiene mucho futuro. Ponerse la mascara en la hora feliz al final de la fiesta casi con el sol asomándose por las ventanas, cortinas abajo para evitar los rayos molestos del sol, fue descubrir que de todos los invitados nadie está allí por ella.
Dejará pasar las horas su cara siempre oculta y al final de la celebración, su verdadero yo aparecerá y se ausentará para siempre de ese instante de locura. Su sueño era su vestido blanco, ya cumplido, vuelve a su oficio.
Había costado mucho convencerla, hacerla bajar, vestirla. Al fin de cuentas cumplia 15 años y probablemente sería la única fiesta que tendría. Cuando estuvo lista, sus ojos brillaron de felicidad cuando la vió y se puso lentamente la máscara. Nadie vería entonces su cara deformada por el incendio y en cambio sí, a un rostro querido y casi amable. El monstruo y el dolor profundo de saber lo que se era, habían quedado atrás.
De lirios y delirios
Se soñaba todas las noches con ella, en un lago, nadando entre lirios acuáticos. Ella aparecía ataviada con un traje blanco extraño, como vestido de novia y portaba una máscara que le cubría por completo el rostro. No sabía ni quién era ni qué quería solamente soñaba que ella noche tras noche al final del sueño le pedía, le exigía que le diera de comer… Esa noche le sorprendió su llegada repentina a esa fiesta a la que fue invitado de forma anónima y a la cual no pudo negarse a asistir. Sorprendido por su llegada no reparó en la cara de asombro de los demás asistentes a quienes ella había escogido cuidadosamente desde la profunda oscuridad de ese lago con lirios, desde el sueño de cada uno de ellos para que fueran su cena precisamente esa noche.
En mi funeral.
Dulce.
Lo último que recuerdo es a Beatriz bailando en medio de la pista. Se veía hermosa con su máscara y su vestido de princesa; aunque sigo pensando que lo que la hacía lucir de ese modo era su sonrisa.
Sabor a derrota.
Por aquellos días veraniegos era un cóctel de emociones de pésima calidad: rabia, nostalgia, apatía, impotencia, melancolía, tristeza; todo mezclado perfectamente para justificar mi falta de voluntad, sin embargo acepté la invitación de Beatriz. Cumpliría 18 años.
Hambre de ser en mundo ajeno.
Salgo lo menos posible de casa. Disfruto más leer o ver películas hasta la madrugada que estar entre un motón de conocidos y desconocidos escuchando música que es poco de mi agrado; pero uno es vulnerable a la necesidad de alimentar y alimentarse del Otro.
Sed de calma.
Comencé a beber cuatro horas antes de irme a la fiesta con el pretexto de pasar el menor tiempo posible en ésta. Error. Sucedió lo contrario.
Mi madre llora.
Dice Beatriz que llegué al salón a las 9:30 p.m. Que me notó raro, como ansioso, pero que me comporte adecuadamente hasta la hora en la que me retiré: a las 03:30 a.m.
Mi madre sigue llorando.
Suponen que por andar de peleonero me metieron los dos tiros en la cabeza que me dejaron tirado afuera de la casa.
En mi funeral.
Hay diez personas. Beatriz acompaña a mi madre. Dejé de tener amistades cuando comencé a tomar alcohol entre semana. A veces me ponía violento. Tengo hambre, sed, miedo.
Animadora
Irrumpió en la fiesta. Portando un vestido blanco y una máscara como la del enmascarado de plata comenzó a contar chistes y a improvisar.
A todos los asistentes causó hilaridad y a todos, sin excepción, les robó el corazón…
…los riñones, el hígado, etcétera. Era la nueva forma en que los traficantes de órganos operaban: entraban en las fiestas, distraían y se llevaban su botín.
Hola a todos. Con este mensaje se cierra el concurso de minificciones de este mes. Los resultados aparecerán en breve. Gracias a todos por participar.
Noche de clásico
Entallados en trajes que debieron venirles bien cuatro o cinco años atrás, los compadres le ponían doscientos pesos al américa-chivas a pesar de que faltaban tres fechas. Si calificaban o salían campeones, no era tema de esa mesa, lo chingón era el clásico. Sepultadas sus bravatas bajo una rola de la banda el limón, aprovecharon para vaciar las cubas. Las risas los hicieron voltear. ¿Y esa loca? Angélica, con una máscara de luchador, bailaba sola a media pista. Si no agarras a tu hija se cae. Chingada madre, mira nomás esa borracha. Lo que hace el tequila, gritó el otro a la espalda de su compadre, quien ya avanzaba hacia la quinceañera a reparar honores y zanjar vergüenzas.
En una orilla del salón, del lado opuesto al conjunto musical y la mesa del pastel, Yadira fajaba jugosamente con el Yojan (Johann), mientras Angie, a quien no le alcanzó con el vestido, el maquillaje y ser la reina de la fiesta, pagaba la apuesta a ritmo grupero.