Concurso #138
Las Historias convoca a su concurso #138 de minificción o microrrelato. Las personas interesadas en participar pueden comenzar observando esta imagen:
Instrucciones:
1) Suponer que la imagen representa un instante de una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, por qué, quiénes están presentes (o no), qué están haciendo. No se trata de explicar la imagen, ni de escribirle un pie de foto, sino de tomarla como punto de partida para imaginar una historia propia.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción, microrrelato; el nombre es lo de menos), en los comentarios de esta misma nota. Aunque no hay una regla estricta sobre la extensión de la minificción, se recomienda que los textos no rebasen las 200 palabras.
Quienes ganen el concurso recibirán un trofeo virtual y serán seleccionados considerando la opinión de quienes decidan opinar.
La fecha límite para participar es el 28 de noviembre de 2018. La invitación queda abierta.
Etiquetas: Concurso, microrrelato, Minificción
68 comentarios
-Papá, ¿sabes cuánto más va a durar este vuelo?
-No sé, hijo. ¿Te acuerdas cuando subimos? Eras muy pequeño.
Alguien sabe cuanto va a durar la vida, cada vuelo una experiencia, ¿En que momento aterrizara el avión? Vivamos al máximo este viaje
Realmente con solo preguntar lo necesario nos damos cuenta de que el tiempo.
¿El tiempo es nuestro dueño? -Eso solo cada uno es capaz de responder-
Y el decidir cómo utilizarlo es la clave del porque somos lo que somos y de lo que está a nuestro alrededor y así este nos demuestra si hemos tomado buenas decisiones en la vida o que podemos cambiar, siempre y cuando se está consciente de que se puede hacer.
Aunque a veces se cree que es muy tarde nada nos lo impide.” Solo uno mismo”.
de
-Sí, lo recuerdo. ¿sabes que extraño más de nuestro abordaje?
– No lo sé.
– Que todavía estabas en este mundo.
yo pienso que los viajes mas maravillosos y de muy buenos recuerdos son los que haces con la persona que es tu ejemplo a seguir y sin darte cuenta pasa el tiempo tan rápido que es incierto saber cuanto a pasado
–Regálale tu niña a Beni– dijo mi viejo.
–Ten una tú y regálala a quien tú quieras– le dije a mi viejo.
–¿No te ha hablado Gisel?
–Espero su mensaje.
Y me quedé viendo el celular como pretexto para recordar y como dando motivo de que mi padre dejara de importunarme.
El amor es engañoso y ruin. No busca el bien de las personas ni pretende la felicidad de nadie. Sólo es una herramienta biológica para perpetuar la especie. ¡Qué engaño infame es el amor! Sabe fabricar paraísos verdaderos por medio de la química y la anatomía. Estamos condenados a naufragar entre marejadas de pasión y necesidad sexual. Las personas le llaman amor porque tienden a idealizar las cosas, pero en realidad es la básica necesidad de un encuentro de sexos para complementar un nuevo ser. El amor es una simple y llana condición de burda sobrevivencia.
Solo somos unos pocos. Subirme a este avión es una de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida. La decisión ha sido vital y definitiva. Debía elegir entre formar parte de la tripulación que partiría, libre, rumbo al sol o quedarme encadenado a mi destino como esclavo del rey que ha unificado todas las naciones y los continentes en un solo reino.Los que componemos este singular pasaje no nos conocemos pero nos entendemos y apoyamos. Pronto la luz será tan intensa que dejaremos de ver, llegará un momento en que dejaremos de oír, y de respirar. No tardaremos mucho en dejar de ser. Pero los que resistimos, lo hacemos convencidos. Valen más unas horas de luz en libertad que una larga vida de oscuras cadenas.
Yo estaba nervioso, era la primera vez que viajaba en avión. El señor de a un lado es muy amable y paciente conmigo. Notando mi nerviosismo me va explicando el por que de los sonidos fuertes del avión, así como los procedimientos del mismo.
El despegue fue muy suave y la vista es hermosa. Ahora me está explicando por que de repente hay ciertos movimientos causados por la turbulencia, esto es normal algunas veces me dice. Lo curioso es que no puedo dejar de sentirme inquieto. A pesar de toda la explicación de que es normal que este nervioso, por parte de mi compañero de asiento al igual que el de la azafata, sigo inquieto.
¿Como es posible que sigamos viajando, si nos estrellamos antes de aterrizar? ¿Hacia donde nos estamos dirigiendo?
Buena historia.
Y con la luz del quirófano, molesta y cegadora, penetrandole ambos ojos se despertó de su languidecencia. Su sopor le llevaba por las nubes, su realidad lo obligaba a desperdirse de su destino onírico trayendolo subitamente a su fin.
ENSUEÑOS
El viaje resultó largo y tedioso, así que estaba a punto de quedarme dormido.
—¿Sueñan los muertos, papá? —pregunté.
—Yo no —dijo tajante y bostezó—. ¿Y tú?
—Yo sí —expresé con un escalofrío—. Pero ya voy a despertar.
al leer sus lineas me permití descansar de la razón , y pensé en quienes hacen poesía y así hilé lo siguiente:
poesía es un fluido que solo toca la superficie de aquellas mentes permeadas de razón, buscando un fisura para enseñar a soñar con lo imposible.
Tal vez algunos postulados de la física tengan razón. Nuestro universo es una ilusión en tres dimensiones y realmente somos un holograma. Si lo pensamos, ¿realmente no es así? Somos energía que surgió de una explosión y pasamos parte de nuestra vida definiéndonos como seres humanos, pero nuestra esencia es la energía y la muerte es la única forma de regresar al lugar de donde provenimos.
Cuando me estoy preparando para mi viaje, el cual creo será una nueva experiencia o aprendizaje sea el destino que elegí o la vida elija para mí, notó.
“A mi lado hay una persona extraña”. – Claro para mí, pero que es el padre, hijo o abuelo de alguien.
-Y por el momento se hará mi compañero y me pregunto”.- ¿Estará bien intentar conversar con él?
-¿Se sentirá a gusto o en confianza para platicar conmigo?-
-¿Pensara que estoy loco o no tendrá ningún problema con mi charla?
Y en un instante sin pensar más, me atreví…
-¿Hola como estas?
Sin esperar respuesta, seguí.
Yo estoy muy nervioso, es mi primer vuelo y no sé si lo disfrutare o no, pero de algo estoy seguro esto cambiara mi vida y ahora que noto la luz del sol entrando por la ventana y siento ese calor en mis manos, sé que es una buena decisión el despejarme de mi vida cotidiana y que cada instante que pase en ella, obtengo un mensaje importante.
Estoy vivo y disfrutare y seré feliz hoy y siempre porque así lo decidí.
Cuando de pronto él me responde sonriente -Bien dicho, “hay que disfrutar y vivir cada instante, tranquilo será un buen viaje ya que alguien más nos espera”.
Al leer ensueños pienso en lo fugaz que puede ser la vida, la muerte y los sueños y me pregunto cuál es en realidad el momento en que me encuentro, como saber si es realidad o un sueño, como poder diferenciar entre la vida y la muerte. ¿Estoy soñando?
Gracias por compartir sus sueños
Me encontraba listo para iniciar una nueva aventura en la cual dejaba a mi familia atrás cuando un hombre desconocido que se sentó a mi lado me observo pensante y nervioso el me comento que el alguna vez tuvo que tomar la misma.
diciéndome como consejo que es difícil la decisiones que tomamos pero que todo lo hacemos por amor a los seres que dejamos para cumplir alguna superación o sueño personal para darles lo que uno considera mejor para ellos.
¡Este es mi cuento favorito!
Tomarás el primer vuelo que encuentres. No importa el destino; entre más lejos, mejor. Actuarás lo más normal posible y, si el pasajero de al lado así lo quiere, charlarás de cosas banales. Llegarás a tu destino y comenzarás una nueva vida. Y nadie, absolutamente nadie, sabrá que tú fuiste quien tapó el baño de la oficina.
La luz de Alfa Centauri A entraba a bocajarro por la ventana de Prom y bañaba el interior del transbordador con una tibieza fuera de lo común. Evodio estaba a mi lado, como siempre, con su ternura silenciosa y gratuita, casi paternal. Era la última vez que sentiríamos el calor de la estrella y que su resplandor iluminaria nuestros rostros terrícolas. Mis ojos, sin embargo, se mantenían fijos en la palma de mi mano. En ningún momento, a partir del accidente, se me había ocurrido detenerme a contemplar el efecto de la dispersión luminosa subsuperficial. Estudiar tan minuciosamente los cálidos colores con que la luz atravesaba la piel de mis callos y los brillos que producía sobre los bordes de mis cicatrices me reveló con una fuerza asoladora cuán sólo y desamparado me sentía, y cuán atrás me había dejado la vida.
– Siempre es bueno dormir para acortar el viaje. – dijo el viejo.
– yo pienso que los viajes largos son buenos para los sueños. – respondió el joven.
Se cambiaron de lugar, no soportaron permanecer cerca de tan distante concepción del tiempo.
Envidia y Tolerancia
– ¿Por qué acepté cambiarle el asiento?
Se preguntaba en silencio una y otra vez, a cada milla que avanzaba el vuelo, no dejaba de inquirirse – ¿por qué acepté su 12C cuando ya tenía el 12A?
Le miraba estar ensimismado en su dispositivo, pasivo, zombificado seguramente con algún jueguito; teniendo un paisaje irrepetible tras la ventanilla, era increíble para él que aquel estuviese con la mirada agachada sobre algo electrónico. Su amabilidad le había jugado una mala pasada, debería aprender a no ceder en estos menesteres.
Continuaba pensando para sí:
– ¡Zopenco!, mira que dejar pasar la resolana. Estas generaciones nuevas van por mal camino; primero prohíben fumar en vuelos comerciales y ahora este tipo de actitudes. ¡Caray!
– Es usted, ¿verdad?
– ¿Perdón?
– El de las noticias. El del pan tostado.
– …
– Lo sabía, es usted. ¿De verdad se le apareció Jesús en su desayuno?
– Por favor señor, déjeme en paz.
– No quiero molestarlo, es sólo que… Mi esposa tiene cáncer, ¿sabe? Ya es mayor, y el doctor dice que no aguantaría las quimios. De hecho yo voy pa’ ya pa’ Tatemaco a ver si un brujo me puede ayudar.
– …
– Ya acepté que todos nos vamos a morir. Lo que no quiero es que sufra mi viejita. Estamos juntos desde que yo tenía 20 años y ella 14, desde que vivíamos allá en el rancho. Nunca tuvimos hijos porque… Pues no sé. Dios no nos quiso dar hijos pero sí nos dio cáncer.
– Lo siento mucho señor.
– Por eso ayúdeme. Si el panecito de verdad es milagroso tal vez pueda quitarle el tumor a mi señora.
– …
– Por favor. Se lo suplico.
– ¿Está seguro?
– Sí.
– Muy bien. Observe mis manos.
– Esa luz…
– Su esposa acaba de fallecer.
– ¡Ah!
– …
– ¿Sufrió?
– No. Nada.
– Gracias, señor. Gracias.
Envidia y Tolerancia
– ¿Por qué acepté cambiarle el asiento?
Se preguntaba en silencio una y otra vez, a cada milla que avanzaba el vuelo, no dejaba de inquirirse – ¿por qué acepté su 12C cuando ya tenía el 12A?
Le miraba estar ensimismado en su dispositivo, pasivo, zombificado seguramente con algún jueguito; teniendo un paisaje irrepetible tras la ventanilla, era increíble para él que aquel estuviese con la mirada agachada sobre algo electrónico. Su amabilidad le había jugado una mala pasada, debería aprender a no ceder en estos menesteres.
Continuaba pensando para sí:
– ¡Zopenco!, mira que dejar pasar la resolana. Estas generaciones nuevas van por mal camino; primero prohíben fumar en vuelos comerciales y ahora este tipo de actitudes. ¡Caray!
PULSIONES
Lo descubrí después del despegue: dos dedos perdidos de repente. No sé cómo pudo ser ni el momento, pero me vi tullido. El horror desordenó mi mente y grité pidiendo socorro. Lloré, imploré, pero no recibí remedio de hombre ni mujer de ese vuelo.
Tiempo después, con el pretexto de descubrir lo sucedido, consulté con un científico célebre por resolver cuestiones difíciles, pero no supo ofrecerme conclusiones. Sólo he obtenido comprensión, como si estuviese loco. Y loco me vuelvo en mi objetivo de conseguir un buen entendimiento de mis textos. Desde ese vuelo, sólo puedo escribir términos libres de los signos prohibidos por el defecto de mis dedos huidos. Por eso, pido tu perdón si no he conseguido exponerte con rigor el motivo del destierro en este cuento de ñ, q, a y z: no tengo meñiques.
¡Impresionante, Patricia! A parte de la historia, que me parece genial, ¿has escrito un relato entero sin usar ni una sola «a»? Me declaro fan desde ya. ¡Bravo!
Impresionante!!!
Un Golem de Madera en Llamas
*Fijé mis ojos en la imagen por unos segundos.*
-¿Y eso qué es?
-Mmmm, es… la simulación exacta de unas llamas quemando un golem de madera…
*Me tuve que morder la lengua cuando estaba por decirle a mi hijo que deje de perder el tiempo con su teléfono.*
Mi padre era muy religioso, cristiano. Extrañamente era un gran tipo, era alegre, comprometido con su comunidad, ecuánime en sus decisiones. En el fondo siempre pensé que su único error era el nombre de dios que había escogido. Pero a él no le incomodaban los nombres de los dioses.
Nunca lo vi rezar. En cambio, tenía la costumbre de tomar palos en llamas de la chimenea y verlos quemarse de cerca. Movia la madera y la flama se alargaba sobre alguna de las superficies. La inclinaba hacia abajo y la llama se hacia fuerte deborando el combustible a la altura de su corona. Bailaban juntos hasta que no te quedaba claro quien estaba guiando a quien. En los ojos se reflejaba la llama con una curiosidad infiníta. De vez en cuando nos llamaba para mostrar acantilados amarillos y naranjas que enrojecen al tiempo que la llama se extingue.
-Te dan puntos extra por regresar de un espasmo…
-¿Espasmo?
-Sí, es el ultimo pedazo de flama que se ahoga por unas milésimas de segundo y que regresa anunciando que está por morir
Verlo jugar con el fuego me deja en claro que le estamos rezando a los mismos dioses.
Ay, he cometido un error imPerdonable. Vuelvo a subir el cuento, corregido.
PULSIONES
Me lo descubrí en un vuelo: dos dedos menos. No sé cómo fue ni el momento. Me vi tullido. El horror desordenó mi mente y grité exigiendo socorro. Lloré, rogué; no recibí remedio de hombre ni mujer, testigos de lo sobrevenido.
Se sucedieron los meses y, en el intento de descubrir lo ocurrido, consulté con un científico célebre resolviendo cuestiones difíciles. No consiguió ofrecerme conclusiones. De él sólo obtuve un roce cortés, como si estuviese loco. Y loco me vuelvo en mi objetivo de conseguir un buen entendimiento de mis textos. Desde ese vuelo, sólo escribo términos libres de los signos excluidos, defecto de mis dedos huidos. Conforme lo dicho, solicito tu indulto si no he conseguido defender con rigor el motivo del destierro en este cuento de p, ñ, q, a y z: no tengo meñiques.
-¿Tu primer vuelo? -preguntó el anciano.
-¿Eh? Sí… -contestó el joven, nervioso, pálido; absorto en sus pensamientos. Y… ¿qué hay de usted?
-¿Yo?, ah… Es mi último vuelo.
En un universo concebido por muchos regido por el caos, realmente tiene un orden establecido. Al tiempo en que algo inicia algo termina, la vida y la muerte son la verdadera esencia del ser humano porque lo hace real. El sentimiento que se tiene por estas cuestiones lo diferencia de los animales además del raciocinio. Mientras que la vida es incertidumbre porque empieza y es desconocida, la muerte brinda una nada que aunque parece oscura y vacía, nos da la sensación de que no estaremos ahí para descubrirla.
Arturo no sabía que el hombre que viajaba a su lado era un sodomita. Le faltaban unas cuantas leguas para bajarse del avión y descubrirlo. En cuanto arribaran al aeropuerto, el hombre tomaría su maleta y correría al Aston para alquilar una habitación; Arturo lo había recomendado encarecidamente «Ahí me alojo siempre». Tan amable, tan cándido. Luego, se haría el encontradizo con él esa misma tarde, toparían en los pasillos del hotel, le invitaría a beber y perseguir mujeres. Pero nunca buscaba mujeres. Buscaría alcoholizar a el ingenuo joven en primer lugar.
Le gustaba revivir ésa escena emocionante: un virgen de músculos acerados, núbil de labios finos, una boca que apenas si emite improperios, todas las esperanzas pugnando salirse por sus ojos pizpiretos.
Entonces llega el lobo, con el arma fría bajo los pantalones y, con su bravura, somete a Narciso, la vanidad juvenil quebrada por la pasión del lobo.
El sodomita recordaba muy bien la sangre y el dolor de la primera vez.
Solo que Arturo no lo sabía cuando le ofreció cacahuates y lo miró con las pestañas negras enmarcándole las lágrimas que iba a llorar más tarde.
Brutal, Karen. Me recordó a una película con Joseph Gordon Levitt, no recuerdo el título pero nunca olvidé la crudeza.
Esperanza
– ¿Cómo estarán los niños? – Me preguntaba, meditabundo, mirando por la ventana de ese avión…Tal vez tengan la edad de este jóven. A lo mejor están casados y ya tengo nietos… ¡Cómo lamento ese día! Por no haber tenido el coraje de decirle al papá de Mariana que no se los llevara, qué yo era capaz de criarlos, mantenerlos, cuidarlos… ¡Claro! Era un adolescente imberbe, pero amaba a Mariana y ella a mí. Y, a ellos los amo con todo mi ser… Se los llevó muy chicos, lo recuerdo bien: Adolfo de dos años y Ricardito de brazos. Mariana y yo no pudimos hacer nada, destrozados observamos cómo nuestros papás acordaron separarnos para siempre. En vano mis búsquedas perennes, vuelo tras vuelo a lugares, donde según los investigadores, existe la esperanza de abrazarlos, besarlos…, ¡De decirles qué existo!
Vale la pena a pesar del tiempo no dejar de intentar, seguir buscando, insistiendo.
Si al final lo se busca es felicidad, sigamos con esperanza
Exacto. Sigamos con esperanza…
Una luz penetrante me impedía dormir. Ni con los ojos cerrados podía dejar de percibir su intensidad.
— ¿Señor, le molesta si bajo un poco la persiana?— pregunté a mi compañero de fila.
— Esa luz es para mí, joven—fue su breve respuesta.
—Cambiemos de asiento entonces. Estoy encandilado. ¿Señor? ¿Señor?
— ¿No vio usted a mi vecino de asiento?—pregunté a la azafata, intrigado.
— En esta fila siempre viajó usted solo— respondió la aeromoza, luego de revisar su lista de pasajeros.
Roberto se sabía viejo para emprender aquella aventura, pero de morir en el abandono a morir en el exilio optó por lo segundo. ¿Cuantos recuerdos caben en una maleta y cuantas ilusiones en un boleto de avión? La azafata amablemente le indicó su lugar, minutos después a su lado se sentó un hombre joven y apuesto cuyas facciones trajeron a su mente el rostro de aquel hijo que nunca regresó. Se humedecieron sus ojos, el joven apuesto interrumpió su lectura para cruzar su mirada con la de Roberto, y durante unos segundos los dos corazones latieron al mismo ritmo. Entonces el joven se abalanzó sobre Roberto y estrechándolo entre sus brazos murmuró: ¡Perdóname papá, perdóname!
Oye, ¿a dónde vamos? ¿Y Úrsula?
Darío, Úrsula ya no está. Fue la respuesta de Julio, acompañada de la más triste de las miradas.
¿Cómo?
Darío quedó sin aliento, sus oídos ensordecieron. Desconcertado, sintió que a su pecho entraba, violento, un témpano helado.
Úrsula era más que su esposa, era la persona que daba razón a su vida… su sonrisa…
Algún día se prometieron estar juntos siempre…
Todo era muy confuso; viajaba. Un triste y vago recuerdo de un hospital venía a su memoria.
En su dedo estaba la argolla que solía llevar desde aquella ceremonia. Allí fue donde brotó ese sentimiento de no concebir la vida sin ella, de no poder creer en un pasado sin Úrsula.
Ya no está…
Oye, ¿a dónde vamos? ¿Y Úrsula?
Darío, Úrsula ya no está. Fue la respuesta de Julio, acompañada de la más triste de las miradas.
¿Cómo?
Darío quedó sin aliento, sus oídos ensordecieron. Desconcertado, sintió que a su pecho entraba, violento, un témpano helado.
Úrsula era más que su esposa, era la persona que daba razón a su vida… su sonrisa…
Algún día se prometieron estar juntos siempre…
Ángel, me gusto tu historia romántica pero a la vez triste…
Ojos absurdos
Aquel rostro de aspecto lechoso y ojos negros me persiguieron con mil sonidos reverberando por paredes y techos, me jalaban y sacaban de mí mismo. De alguna manera aquellos ojos negros me resultaban absurdos en un rostro tan pálido. Desesperado y confuso llegué al aeropuerto con demasiada anticipación, caminé sin cesar tratando de evitar cualquier contacto, pero la mirada de aquel rostro me perseguía. Necesitaba mantenerme sereno, así qué abordé el avión con un sólo pensamiento en mente: recordar quien soy, o quien se supone que soy. Me senté y de inmediato caí en un profundo sueño. La sacudida me despertó, asustado quise levantarme para alejarme de aquel hombre de cara pálida y ojos oscuros sentado a mi lado. Pero no lo logré pues en ése preciso momento arrancándose parte del rostro sacó de allí un pequeño artefacto y apretó un botón. En medio de la confusión general y los gritos, mientras el avión caía en picada, su pálido rostro continuó mirándome mientras balbuceaba: te alcanzaré, no escaparas. Guardé su rostro en mí bolsillo, lo examinaré con más cuidado cuando llegue a casa; estoy seguro de que mañana, de nuevo en la estación, lo reconoceré.
El rostro lechoso de ojos negros me persigue.Mil sonidos reverberan, me jalan y sacan de mí mismo. Absurdos ojos negros en pálido rostro: Recordar quiero, quien soy. Quien se supone que soy. Arráncate el rostro, aprieta el infernal botón y el avión caerá en picada. Pálido rostro guardado en mi bolsillo, te reconoceré, mañana en la estación te reconoceré.
ha sido muy refrescante leer su pensamientos, por mi parte mi mirada se perdió en el resplandor de la ventana y pensé en quienes hacen poesía descansando por un rato de lo que llamamos razón, y así hilé lo siguiente:
poesía es un fluido que solo toca la superficie de aquellas mentes permeadas de razón, buscando un fisura para enseñar a soñar con lo imposible.
saludos y gracias a todos.
Lázaro se quedó largo rato viendo la foto, incluso al despegar poco le había importado la vista de la ciudad que dejaba atrás y aunque esto no es obligación de quien pide la ventanilla a él siempre le había fascinado la escena de ver encogerse los edificios de la capital.
El sujeto a su derecha llevaba rato observando sus movimientos, era un hombre serio de unos cincuenta, a Lázaro le parecía haberlo visto en otros lugares, incluso en otros tiempos, tal vez algún viejo encargado de los almacenes donde solía trabajar.
Se guardó la foto con recelo una vez que se empezó a sentir incómodo por la mirada del hombre quien parecía querer memorizarla.
-¿Su esposa? -preguntó con una voz rasposa.
-Lo fue – respondió Lázaro
-Es muy bella y usted parece seguir enamorado ¿Va a verla? -El hombre sonreía de manera gentil, al parecer a la gente mayor le gusta ver amores de jóvenes indecisos.
-Algo así –susurró.
-Disculpe me entrometa, es solo que usted me recuerda a mí, justo en esa edad estaba separándome de mi esposa -ajustó el cuerpo al asiento con intenciones de comenzar una larga anécdota de su pasado, a lo que Lázaro interrumpió de manera tajante:
-Ha muerto, no separamos hace un par de años y voy a su entierro.- dijo.
-Así hubiera sido más fácil, supongo –
Ambos se miraron un instante, un esbozo de sonrisa se dio en ambos y no se dijo nada mas durante el viaje.
Le escribí las cartas más tiernas y sinceras que alguien le haya escrito, sin embargo, nunca recibí respuesta, así que tuve que recurrir a otros métodos para comunicarme con ella. Después de varias noches de insomnio llegué a la conclusión de que debía enviarle flores. Grande fue mi sorpresa cuando me enteré de la cantidad de rosas que le mandaban por día ¡Mierda! ¿Cómo podría acercarme? Creo que estoy decidido… Iré a verla nuevamente. No me importa que otra vez tenga que volar hasta el otro lado de la ciudad. Juro que se lo diré y esta vez hallaré las palabras exactas. Juro que la próxima vez que la vea seré tan directo que ella tendrá que susurrar aunque sea un «perdón». Lo tengo todo planeado: me pararé enfrente de ella y luego le escupiré a su lápida el gran amor que siempre le tuve.
Durante el vuelo se enteró que ese avión transportaba un arma explosiva con la misión de destruir una Nación entera. Ya no podía volver atrás, lo habían elegido sin decirle cual era su destino. Y ahora su copiloto se lo mencionaba. Desesperado ante el inminente desenlace, con un pase mágico convirtió a la máquina en un enorme crayón rojo y dando una pirueta escribió en el cielo diáfano la palabra: «HUYAN».
Siguió volando, con una de las alas enredó unas cuantas nubes hasta formar un cartel que decía «PAZ» y con un broche de rayos dorados la prendió en el firmamento. En su mente jugueteaba la idea que había salvado a muchos inocentes. No sabía que en otros lugares del planeta otros como él lo habían imitado. La Humanidad estaba protegida, los Ángeles existen… sólo hay que buscarlos entre los seres que nos rodean.
Manuel salió de su ensueño cuando escuchó la voz de su amigo que le susurraba: – «Prepárate, hemos llegado-»
NORMA H. GRILLO
RCA. ARGENTINA
—Gracias Papá por acompañarme.
—Te dije que me tienes para los momentos difíciles.
—Lo sé, es de mucha ayuda saber que tienes un respaldo que te cuida las espaldas.
—¿También el del asiento de este avión? ¿Con sus pocos grados de inclinación?
—Ja, ja, ja. Esa estuvo buena. Sin mencionar la mamá y su hijo que quiere vomitar allá atrás. ¿los escuchaste?
—Si!… Vamos anímate! Tu has pasado ya por situaciones como estas. Eso me tranquiliza. Acuérdate de las buenas competencias que tuviste antes de que te graduaras. ¿Recuerdas?
—Si pero era diferente. Ahora tengo la responsabilidad de una familia.
—Hijo apóyate de tus habilidades que has adquirido. ¿te falta alguna? Desarróllala!
—En estos momentos lo que quiero es sabiduría más que otra cosa.
—Ni te preocupes. La estas adquiriendo en cada nueva experiencia como esta. Mira que vista en la ventana!
—Es lo bueno de este confinamiento, ves las cosas desde lejos y meditas en automático.
—Señor—dijo la sobrecargo cerca de la tercia de asientos con algo de inclinación para llamar la atención—debo reasignarles a la señora y a su hijo estos dos asientos vacíos, ha pasado un pequeño accidente.
—Adelante! Sin problema.
—Platicamos luego papa, lo bueno es que andamos en tus territorios— pensó de nuevo Mateo.
–¿Qué lee, amigo?
–Un libro interesante y divertido: Los relámpagos de agosto. ¿Ha oído hablar de él?
–Por supuesto. Yo lo escribí.
–¿Cómo? ¿Usted es Jorge Ibargüengoitia?
–El mismo.
–No puede ser. Usted…
–Sí, sí. Ya sé lo que va a decirme. Pero le puedo asegurar que estoy tan muerto como usted.
¡Este es mi segundo cuento favorito!
¡Voto por este como ganador!
Plácido, me encanta tu texto. Es genial.
-¿Padre falta mucho para llegar?
– No Hijo, ¿Porqué?
– Quiero llegar a casa y abrazar a mi madre, darle un tierno beso en la mejilla …
-Claro, Hijo falta poco para llegar y le demostrarás tu cariño…
-Si, padre gracias….
Cuando me estoy preparando para mi viaje, el cual creo será una nueva experiencia o aprendizaje sea el destino que elegí o la vida elija para mí, notó.
“A mi lado hay una persona extraña”. – Claro para mí, pero que es el padre, hijo o abuelo de alguien.
-Y por el momento se hará mi compañero y me pregunto”.- ¿Estará bien intentar conversar con él?
-¿Se sentirá a gusto o en confianza para platicar conmigo?-
-¿Pensara que estoy loco o no tendrá ningún problema con mi charla?
Y en un instante sin pensar más, me atreví…
-¿Hola como estas?
Sin esperar respuesta, seguí.
Yo estoy muy nervioso, es mi primer vuelo y no sé si lo disfrutare o no, pero de algo estoy seguro esto cambiara mi vida y ahora que noto la luz del sol entrando por la ventana y siento ese calor en mis manos, sé que es una buena decisión el despejarme de mi vida cotidiana y que cada instante que pase en ella, obtengo un mensaje importante.
Estoy vivo y disfrutare y seré feliz hoy y siempre porque así lo decidí.
Cuando de pronto él me responde sonriente -Bien dicho, “hay que disfrutar y vivir cada instante, tranquilo será un buen viaje ya que alguien más nos espera”.
La vista es hermosa, me parece increíble que este apuesto joven a mi lado no lo disfrute como yo. Aun así está perfecto, porque es parte de este momento en el que me libero por unos segundos, veo hasta lo que mis ojos alcanzan, luego bajaré de esta ave de metal y pisare la indiferencia de la realidad.
La vista es hermosa, me parece increíble que este apuesto joven a mi lado no lo disfrute como yo. Aun así está perfecto, porque es parte de este momento en el que me libero por unos segundos, veo hasta lo que mis ojos alcanzan, luego bajaré de esta ave de metal y pisare la indiferencia de la realidad.
Por la ventana del avión se dibujaba Tebas. El abuelo le preguntó al nieto por qué aquella ciudad muerta hace milenios se veía tan viva incluso desde las alturas. El treintañero le dijo que no sabía, que su celular no respondía. Hacía unos minutos, en el auto que era impactado por un autobús, los dos no imaginaron que su partida les revelaría una verdad curiosa. Al llegar a tierra, todos, mexicanos, egipcios y japoneses fueron recibidos por el imponente dios Anubis.
voto por este cuento!
Primer lugar para Manuel Sauceverde y Plácido Romero. ¡Se rifaron!
Composición aérea
A Eulayo los viajes en avión lo ponen nervioso, no ha volado suficientes veces para agarrarles costumbre. Desde que se sentó, el joven a su izquierda no para de moverse inquieto de un lado a otro, le da pequeños codazos y sus chamarras rozan a cada instante. Eulayo lo voltea a ver de reojo con irritación, para que se dé cuenta lo molesto que es. El joven saca una tableta y el viejo cree que finalmente se calmará y lo dejará concentrarse en estar tranquilo. Pero el compañero hace ruido, parece que a pica algo sobre la tableta. Tac tac tac. Los golpecitos cada vez mas rápidos. Tac tac tac tac tac. ¿Qué podrá estar picoteando? Tac tac tac tac. El joven se voltea hacia la ventana, cubriendo con su cuerpo lo que hace. Eulayo está seguro de que se prepara una línea. Ya se la está metiendo, piensa, la juventud está dañada, en mis tiempos por lo menos se metían al baño… Pierde el temple y le toca la espalda para decirle:
– Las drogas matan, eh.
El joven lo mira muy extrañado, apaga el metrónomo de su tableta y guarda su cuaderno de canciones. Después de un rato, contesta:
– No todos los músicos somos drogadictos, eh.
Profesiones.
En ese momento, mientras miraba por la ventana del avión, me decidí por completo, apenas bajara iba a cumplir mi sueño. ¡Ni un día más en esa vida de tedio! ¡Ni un solo día más yendo a aburridos congresos con médicos petulantes! ¡Ni un solo instante más rodeado de pacientes! Había llegado la hora, estaba listo. Recuerdo que siempre que me preguntaban qué era lo que quería ser cuando fuera grande, y yo contestaba: Médico, y los últimos cinco segundos de mi vida hombre pájaro.
—Gracias Papá por acompañarme.
—Te dije que me tienes para los momentos difíciles.
—Lo sé, es de mucha ayuda saber que tienes un respaldo que te cuida las espaldas.
—¿También el del asiento de este avión? ¿Con sus pocos grados de inclinación?
—Ja, ja, ja. Esa estuvo buena. Sin mencionar la mamá y su hijo que quiere vomitar allá atrás. ¿los escuchaste?
—Si!… Vamos anímate! Tu has pasado ya por situaciones como estas. Eso me tranquiliza. Acuérdate de las buenas competencias que tuviste antes de que te graduaras. ¿Recuerdas?
—Si pero era diferente. Ahora tengo la responsabilidad de una familia.
—Hijo apóyate de tus habilidades que has adquirido. ¿te falta alguna? Desarróllala!
—En estos momentos lo que quiero es sabiduría más que otra cosa.
—Ni te preocupes. La estas adquiriendo en cada nueva experiencia como esta. Mira que vista en la ventana!
—Es lo bueno de este confinamiento, ves las cosas desde lejos y meditas en automático.
—Señor—dijo la sobrecargo cerca de la tercia de asientos con algo de inclinación para llamar la atención—debo reasignarles a la señora y a su hijo estos dos asientos vacíos, ha pasado un pequeño accidente.
—Adelante! Sin problema.
—Platicamos luego papa, lo bueno es que andamos en tus territorios— pensó de nuevo Mateo.
Cuando el vuelo aterrizó, Manuel se tomó un momento para disfrutar del calor del sol, cuyos rayos daban directo en su ventanilla; estiró los dedos y poco a poco sintió una calidez que le invadió todo el cuerpo. Por un instante pensó que esa calidez se debía a que por fin estaba en casa. Habían pasado nueve años desde que partió sin decirle a nadie a donde iría. Ni el mismo lo sabía; ese día sólo decidió mandar todo al diablo y escapar del dolor, la tristeza y los recuerdos que cada rincón de esa ciudad le traían; tomó una maleta, empacó lo necesario y abordó el primer vuelo que le pareció atractivo y que estaba a punto de salir.
Y si bien no había sido tan complicado sobrevivir entre los casinos y las fuertes temperaturas que se registran en Las Vegas, ni la tristeza, ni el dolor habían desaparecido, lo seguían acechando hasta que nuevamente lo hicieron regresar. Esta vez tendría que enfrentarse a la realidad de que su madre había muerto y que sus hermanos le habían dado la espalda, dejándolo solo en ese momento lleno dolor y ansiedad. Ahora regresaría a donde creció y esperaba poder rehacer su vida.
Y en ese momento, antes de bajar del avión en su cabeza rondaba una sola idea, la de que tal vez podría volver a ver a esa chica con la que alguna vez jugueteo y de cuyo nombre no lograba acordarse.
A mi lado, como compañero de viaje, tenia a un niño de rostro fresco y feliz…Él tan joven y sano, yo tan viejo, acabado y achacoso. Decidí corromperlo con una golosina.
-Te propongo un cambio de lugar y te doy un chocolate-, le dije.
El niño aceptó con gusto. Le di la dulce barra envuelta en papel aluminio. Se levantó, me levanté, se sentó en mi lugar y me senté en su lugar.
Ahora desde mi nuevo lugar con mis nuevos ojos puedo contemplar a ese viejo feo que devora mi chocolate.
Mi madre me había mandado a vivir con mi progenitor. Otro estado, distinta vida. Eso eras mis pensamientos antes de que el señor sentado a la ventanilla del avión comenzara a hablar por celular. Fue muy repentino, todo estaba tranquilo, incluso casi me dormía (algo que no creí posible por mi temor a las alturas) y de repente un sonoro: “HOLA QUERIDA YA VOY EN EL AVIÓN ESPÉRAME POR FAVOR” por un momento creí que era sobre actuado, tanta felicidad no podía ser posible (al menos eso era lo que mi pequeño mundo me había enseñado). Pero conforme la llamada finalizó y pasaron los segundos, el señor comenzó a llorar. El que compartía asiento con él estaba tan desconcertado como yo, incluso más. Resulta que, José Manuel (el ruidoso) lleva casado por más de 10 años, y su esposa, Génesis, había padecido cancer hace algún tiempo. Por un momento creí que comenzaba a comprender la historia, imaginaba ya algo muy romántico, pero mis expectativas fueron destrozadas cuando me enteré que Génesis estaba en su lecho de muerte. José Manuel había viajado por trabajo pues su esposa lo incitó a cumplir con su compromiso a pesar de estar en cama. Antes de subirse al avión, el doctor se había comunicado con él para decirle que Génesis no pasaba el día. Así que José Manuel probablemente acababa de escuchar las últimas palabras de su amada. Después de esta historia, mi sufrimiento de diva adolescente que cambia de casa no resulta tan importante. Quise tomar esta foto para inmortalizar la fe, esa que te da fuerza para soportar un viaje de 4 horas.
ENCUENTRO
Quién se hubiera imaginado que Don Miguel de Cervantes Saavedra y Jorge Luis Borges se encontraran en un vuelo aéreo? Pues así fue, un día cualquiera se situaron en sus butacas para emprender un viaje no se dónde
.
Grande fue la sorpresa de ambos al mirarse y reconocerse. Don Miguel saludó inclinando su cabeza al estilo de ls nobles y Jorge Luis le respondió con un gesto displicente.
Dijo el primero . – Oh! Es usted el escritor argentino que espera el Premio Nobel.-
Jorge Luis respondió un poco fastidiado. – Yo se que lo merezco, sin dudas, pero en Suecia no deben saber que existo- En su tono de voz se reflejó un dejo de desprecio.
– Qué pena- manifestó el español- es usted un gran artista-
– Si, pero los argentinos tenemos un karma, somos más conocidos por el fútbol, Maradona, Messi, la carne, el tango y los políticos corruptos y otras nimiedades que no hacen a la cultura-
– Perdón, no se de qué me habla-
– No importa,-dijo Jorge Luis- nunca lo comprenderá. Sigamos disfrutando nuestro vuelo- y bostezó como para dar por terminada la charla.
Se estrecharon la mano y soltaron una ruidosa carcajada.
Ellos sabían que eran dos fantasmas, tan fantasmas como ese avión.
Tan fantasmas como ese Premio Nobel que el argentino nunca recibió.
¿Turbulencia o ventanilla?
Me alegra ver tu rostro, tanto, que me es fácil omitir tu sollozo.
Me recorre la zozobra, supongo que es difícil divisar con tal niebla.
Querido, ¡Estoy gritando! Arranca la triste soledad de tus ojos.
HOla, ¿Quién ganó el concurso 138?
He estado enfermo y no he podido presentar los resultados. 🙁
Primero la salud! Recuperate y felices fiestas a todos! saludos