Concurso #14
Una vez más, esta bitácora convoca a su concurso mensual. Los interesados pueden comenzar observando esta imagen:
Instrucciones:
1) Suponer que la imagen ilustra una historia.
2) Imaginar cuál es esa historia: qué está pasando allí, qué momento se anuncia, por qué, quiénes están allí, qué hacen.
3) Escribir la historia, en forma de cuento brevísimo (minificción), en los comentarios de esta misma nota.
El ganador de cada mes será elegido tomando en cuenta la opinión de quienes decidan opinar, y recibirá un trofeo virtual. (Los concursantes deben dejar una dirección válida de correo electrónico, para poder recibir su premio.) La fecha límite para hacer propuestas es el 24 de diciembre.
Quedan invitados… y, de una vez, muy felices fiestas.
17 comentarios
MADRES ADOLESCENTES.
Ella cree que está a punto de terminar su programa de prevención a los embarazos adolescentes. Espera a que le retiren el chip subcutáneo que le acompañó durante las pasadas dos semanas, en que padeció las penurias de ser madre de un bebé lloroncito, con cólico perpetuo y muy mal carácter. (Barry, su bebé, estaba programado para ser un bebé latoso.)
Y yo, que la miro detrás de este espejo que en realidad es un vidrio para que yo la vea y ella a mí no, debo entrar a decirle que la computadora central se averió, y que es imposible retirarle el chip ni apagar a Barry su robot de batería de energía solar eterna, y que el gobierno ya está programando una indemnización que seguramente hará felices a sus padres.
No envidio ni su suerte ni la mía.
Pequeña muñequita, será mejor que, aun sin tener vida, tus ojos no nos estén juzgando mientras lo hacemos por primera vez, ahora que por fin nos quedamos solos en casa.
Termitas gigantes otra vez, qué caray, no dejan dormir. Hormigas invasoras de muñecos y de la paz, no otra vez. Escarabajos ansiosos por matar a todo lo indefenso y lo que más quiero. No esta vez. Princesa tápate los ojos, no permitiré que te hagan daño ésta vez, tápatelos bien princesa no permitiré que te los toquen, no, no puedo dejar que veas cómo tu madre asesina a estos insectos gigantes, están cerca, están cerca de nosotros, no te preocupes por nada, no podrán tocarte, te lo prometo princesa, esta vez no, pronto te aseguro los mataré, ésta batalla será la definitva, no volverán a molestarte.
Logré escapar de mi prisión en esa estúpida muñeca de trazo soso y cursi. ¡Al fin tengo un cuerpo de móvil, de carne y hueso! Ahora, antes de irme, de escapar con esta nueva vida; sólo me resta cegarla, cerrando la puerta por donde escapé y por donde puedo regresar… no mires, recuerda no mirar…
Se detienen un momento. Te limpias las babas con un movimiento rápido de tu mano derecha. Miras al suelo. Le miras la cara como si recordaras que está ahí, como si fuera posible olvidarlo. Tu lengua se siente entumida, te preguntas si tienes los labios hinchados, si estás haciendo las cosas bien ?estás pensando en esto, realmente lo estás haciendo, es algo tan real como los incómodos puffs sobre los que están recostados y la mirada bovina que repentinamente ha puesto. “¿Qué miras?”, le preguntas. “Te miro a ti”, te contesta.Es uno de esos buenos días que parecen días y no el constante esfuerzo de permanecer. No insistes en las preguntas. Entonces ella se separa un momento y en un gesto que no olvidarás –sabes que lo recordarás en la senectud, coloca su mano sobre la muñeca que has dejado deliberadamente sobre la silla (es un adorno sobretodo para desconcertar, algo sobre lo siniestro y los oscuros hermanos gemelos). Ah, la juventud, te dices. Y consideras seguir.
MIEDO
No mires, mi hija, podria aprender a ser como nosotros…
Las vasventas
Las mujeres vasventas habitan el sur de las islas ZaHui, ubicadas en el punto medio entre el Pacífico mexicano y Asia, siguiendo la ruta que los mercaderes de ese continente establecieron con América septentrional. Una de cosas que las particulariza, según se cree, es el uso de faldones crinolizados que fabrican con hebras obtenidas de palapas y otras pla-tas costeras, las cuales recogen bajo los rayos del sol –además de su tamaño pigméico-.
Ellas y su isla seguirían en el anonimato si no es porque meses atrás se descubrió que el agujero de la capa de ozono se detuvo de manera extraña sobre el pequeño archipiélago, a donde se envió una expedición, cuyo único sobreviviente (la temperatura era tal en esa parte del plane-ta que sus compañeros murieron algunos insolados) consiguió que una de ellas lo acompañara.
Muchas le gritaban en un idioma desconocido para que se alejara de la isla, hasta que una se arrojó al agua y se aferró a él, apuntando la dirección que debía tomar para salvarlos a ambos luego de nadar hasta el barco. Ya en tierra, resultó que la piel de las vasventas tiene un grosor inaudito.
Se ha determinado que el brillo de la piel y su aspecto plástico se debe a los constantes collares de madreperla y nácar que penden de sus cuellos y que segregan, microscópicamente, cantidades de la 19-73, sustancia descubierta por Madame Alexander Fornijká en la bahía del Golfo de Cortés, Baja California Sur, México, en 2011.
La nieta de la investigadora Fornijká, Madelaine, nos explicó el extraño saludo que se prodigan las aborígenes del Pacífico medio: consta en llevar la palma de la mano izquierda a la cara de quien se saluda, colocando los dedos meñique, anular y medio en la frente del interlocutor, mientras con el índice y el pulgar se le pellizca ligeramente la nariz.
Es una niña aún y yo lo se que no se merece esa vida o mejor dicho esa «No vida», pues hace días que sigue en ese rincón en casa de la abuela , quien la viera no adivinaba el dolor de su alma, como poder verlo si ella sonreía como una niña jugando aun con su muñeca. Lo que nadie sabe, lo que nadie imagina es que ese pedazo entre sus manos es la representación plástica de lo que no pudo, de lo que no llego a ser. Su nombre es Blanca tiene 17 años, y hace tres días que ha perdido la razón. Completamente. Solo Dios sabe si alguna vez regrese y si es así seguro que no será ya una niña. Soy su novio, bueno lo solía ser, y es que en estos tiempos esa palabra es un poco difusa, Uds saben las relaciones son mas flexibles hoy en día. Que si la quiero? Claro que si, es solo que me había puesto entre la espada y la pared y decididamente me preferí, soy muy joven aún, bueno no tanto como ella pero es que ella había llevado una vida rosa sin preocupaciones, seguro que por eso se volvió loca, si hubiera llevado mi vida, si me hubiera entendido, sabría que en ocasiones tenemos que hacer las cosas aunque no nos gusten, aunque nos duelan.
Nota: Creo haber puesto este texto ayer y hoy ya no lo he visto, si por algún motivo fue borrado solo pido se me notifique para no volverlo a poner, en caso contrario debe ser mi conexión la que falló. Gracias.
Sus pequeños ojitos enrojecieron a través de los míos. Su padre se voló los sesos minutos antes. Que manera de terminar con el Incesto…
He descubierto una caja de Pandora….
Aquí es este ático de blancas paredes… apenas encendí las luces lo primero que encuentro es esta caja, una mecedora vieja y a ti sentada… como si estuvieras vigilante de lo que pueda salir de ella.
Tal vez ha pasado mucho tiempo desde que te quedaste aquí, sentadita, esperando un relevo.
Lo primero que ví salir fué el poder de la seducción y las mentiras, como con ellos manipulas y obtienes beneficios, mira que yo creí encontrar en esta caja los viejos abrigos y sombreros de mi abuela o fotografías, o cartas, no lo se, solo quería urgar en su pasado, pero creo mas bien que encontré sus secretos. Por eso apenas si puedo esbozar una sonrisa. Creo hasta me sonrojo. Como son secretos de familia, no puedo permitir los veas. Te prestaré mis gafas, que aunque parezcan para el sol, son para que no te dejes deslumbrar por esto, que aunque de primera impresión se ve divertido y tentador, tal vez no lo sea, no lo sé, aún no lo tengo claro. Quizá en algún momento te pida me los prestes para no dejarme deslumbrar también yo.
Creo yo también soy una caja de estas, mira que tengo mis secretos, mis métodos para seducir y hasta para mentir (sigo sonriendo y sonrojada).
Tal vez luego, dentro de mucho tiempo, alguien encuentre la caja en la que voy a guardar los mios y te pida los cuides como hasta ahora lo has hecho con esta, tal vez no causen ligeras sonrisa, sino tristeza…..
MIEDO
No mires, mi hija, podrias aprender a ser como nosotros…
El Milagro
– ¡Imposible, Increible!
Despues de quince minutos, ya no era tan increible, pero ella seguia obstinada en su visión.
– ¡Un milagro!
Vaya, ahora hasta las apariciones de la virgen maria se hacen a domicilio y para un solo espectador: Lilith seguia con la misma cantaleta de ver la imagen de la guadalupana en los ojos vacios de su vieja muñeca. No debi pedirsela, aunque tenia ganas de quemar algo para alumbrar la casa; el plastico de la niñez arde más y mejor.
Fuck. La volví a cagar.
Y así pasaron los días, y así mi pelo se volvio cano, porque veia como esa vieja muñeca se convertia en el nuevo fetiche religioso y a mi amiga en su profeta, que ya no veia a la virgen sino a Jesus crucificado; llamaba a sus vecinos para fundirse en una sola fe, en un solo sentir, guiados por la luz que emanaba de los ojos de su tótem, de su avatar, de la sangre de cristo transmutada en plastico.
Mea culpa. Debi mejor debí pedirle su pequeño pony.
¡Esta juventud!
–¡Calla madre, me avergüenzas!
–¡Quita ahí, grosera! Perdónenla, no acepta que a mi edad siga yendo a mis clases de baile tahitiano. Como les decía: despúes del crucero bajamos a esa islita taaan preciosa y las ví bailando a las muchachas tan precioso que cuando estuvimos de vuelta en el barco me dije: «Llegandito a México me pongo a practicar ese baile tan sensual» y heme aquí…
Justo a tiempo
Un instante antes de morir, mi abuela me pidió sentar en la mecedora a su muñeca de colección favorita, una de falda hawaiana, cara blanca y lisa, tétrica, arcaica; ochenta años de antigüedad despertaban en una todos los miedos.
Con el temor habitual abrí la vitrina e hice lo que me pidió y me quedé contemplando a la muñeca en la silla: tan quietecita. Sentí una dicha enorme y sonreí.
Me quite las gafas para mirar –lo que nunca– directo a los ojos de mi abuela. Tomé asiento en la piesera del lecho de muerte, junto a la mecedora, sin dejar de ver el brillo menguante dentro de las cuencas de la madre de mi madre.
—Pensándolo bien, Mamá Luisa, se parece mucho a ti—. Estiré un brazo a la muñeca e inserte un dedo en la cuenca de cerámica, la bolita de vidrio cayó al interior y sentí con magnífica precisión la piel del vacío. —¿Lo ves? Es de porcelana —. Dije.
Gabriela entró burlándose a la habitación. Nunca había creído en asuntos sobrenaturales, y esta vez no tenía por qué ser diferente. Javier, temeroso, cruzó la puerta detrás de ella, respirando con dificultad.
–Inténtalo– Le susurró a Gabriela, para no despertar a su madre.- Estoy seguro de lo que sentí.
Había desenterrado la muñeca unas horas antes, por casualidad, al plantar un árbol como le pidió su madre. La lanzó a un lado, sin tomarle importancia, hasta que, al levantarla, escuchó un ruido en su interior. La volteó al derecho, y al revés, pero no notó nada extraño. La echó a la bolsa de basura, pero de nuevo escuchó el ruido hueco y acuoso. La sacó y, curioso, introdujo sus dedos por los huecos de los ojos. Nunca lo hubiera hecho. Debajo del plástico sintió la piel auténtica de una ser mal formado, y el ruido se hizo más intenso cuando aquel ser se retorció desafiante.
Llevó la muñeca a su habitación y le llamó a Gabriela que llegó a los pocos minutos.
–Hazlo– Le repitió Javier.
Gabriela, con una sonrisa incrédula, introdujo los dedos como Javier le había enseñado.
Fue el último error de su vida; su sonrisa se desvaneció.
El Deseo: Ahora
Y cuando haya Ud. vestido su muñeca El Deseo: Ahora © como su sueño del momento mejor le aconseje, retírele el seguro que se encuentra disimulado de manera discreta en la forma de sus lentes. No olvide Ud. observar con atención la pantalla que acompaña su muñeca para descubrir su primera mirada, el placer de la máquina al descubrirse por fin viva. Placer que, dicho sea de paso, durará el justo lapso antes de que se dé cuenta que ha comenzado a correr el plazo de vida improrrogable de veinticuatro horas. Entonces, para el placer y deleite de Ud., la tendrá a su entera disposición. Goce pues Ud. su paraíso de veinticuatro horas, improrrogables, compartiendo la agonía de descubrir en los ojos del otro su efímera condición de mortales.
Chidos todos los textos, realmente a mi en lo personal me gustaron todos, fueron originales, interesantes y sobre todo creo que sí cumplían con los requisitos, pero tengo una duda, ¿Quién fue el ganador? ¿¿¿Quién ganó ese codiciado trofeo virtual??? Alguien me podría decir…gracias